viernes, 5 de diciembre de 2014

VALKIRIA 2/3 (Editado originalmente el 23/7/2014)

Esta solicitud algo inusual a sus hombres había sido la consecuencia de una llamada telefónica que recibió durante la reunión en Berlín del general Friedrich Olbricht, creía recordar. Le solicitó una de sus compañías para una misión especial.  Esta solicitud que rechazó explícitamente, señalaba que había interés en dispersar a sus fuerzas. Tras la reunión con sus hombres, recibió dos informes que le inquietaron.

El primero era del primer teniente Dr. Hagen, miembro de su equipo, que le informó que mientras iba hacia los cuarteles, había visto al Mariscal de Campo Brauchitsch, con su uniforme al completo, conduciendo su coche por las calles de Berlín. Esto era raro ya que el Mariscal de Campo ya estaba retirado del servicio activo. Dadas las circunstancias, su presencia en uniforme parecía algo destacable. Más tarde quedó claro que el oficial que había visto el Dr. Hagen no podía haber sido Brauchitsch. Probablemente era uno de los conspiradores.

El segundo informe desconcertante era el del Teniente Coronel Wolters, que había sido agregado a su regimiento como oficial de enlace por el Centro de Mando. Le dijo que no creyese que él estaba ahí como chivato. Esa aclaración era algo que estaba fuera de lugar y nadie había pedido. No sólo era incongruente y molesto, despertó precisamente la sospecha que trataba de evitar: allí pasaba algo. La reunión que tuvo con sus oficiales había despertado los recelos de Wolters. Y para evitar responsabilidades, sencillamente se fue a casa, algo totalmente inconcebible para un oficial en servicio activo.

Remer tenía sus dudas de que lo que le había explicado el general von Hase se ajustase a los hechos. También dudaba de otra versión de la historia según la cual las SS habían asesinado a Hitler. Estas dudas le convencieron de que tenía que determinar los hechos por sí mismo. Decidió llamar a todos los puestos de mando que pudo. Era un reconocimiento básico, algo que podía hacer cualquier oficial antes de encomendarse a sus tropas. No es necesario decir que este tipo de pensamiento y acción es algo totalmente diferente a lo que dicen los que denigran al Reich y su obediencia ciega de los militares, como si fuesen robots. Entre otras cosas, decidió enviar al Primer teniente Dr. Hagen, que se había presentado voluntario, al Comisionado de Defensa del Reich en Berlín, Dr. Goebbels. El Dr. Hagen había trabajado con el Dr. Goebbels en el Ministerio de Propaganda, y Remer consideraba que si despachaba con Goebbels, le llegaría información de primera mano sobre la situación militar y política. Como consecuencia de sus dos cargos, Ministro y Comisionado, Goebbels también era el jefe de la División “Grossdeutschland” en Berlín, que la formaban soldados de todas las provincias del Reich.

Una hora y media después de haberse dado la orden “Valkiria”, su regimiento ya en orden de combate, se desplazó hasta las zonas que debían ser selladas según las órdenes. Las unidades de guardia normales como la del Memorial de Guerra o la del Bendlerblock, se mantuvieron en sus puestos. A las 16:15, el teniente Arends, el oficial en jefe en Bendelerbock, le dijo a Remer que se le había ordenado sellar todas las entradas al edificio. Un tal Coronel Mertz von Quirnheim, al que Arends no conocía, le había dado esa orden. También Arends había recibido la orden del general Olbricht, de que abriese fuego a cualquier unidad SS que se aproximase.

Tras inspeccionar personalmente a sus tropas en sus nuevas posiciones, sobre las 17.00 Remer regresó una vez a ver al Comandante de la Ciudad, general von Hasse, para informarle de que había llevado a cabo sus órdenes. A esa hora se le dijo que trasladase su puesto de mando al Centro de Mando de la Ciudad, justo detrás del Memorial de Guerra. Remer ya había montado su puesto de mando, bajo el teniente Gees, en el cuartel de Rathenow, con el que mantenía contacto telefónico. Luego, von Hase le dio otra misión adicional: sellar completamente un bloque de edificios al norte de la estación de tren de Anhalt, mostrándole el punto en el mapa de la ciudad.

Tal como llevaba a cabo las órdenes, se dio cuenta que el bloque designado de edificios era la Oficina Central de Seguridad del Reich. Lo poco claro, sin mencionar la decepción, de esta orden sin sentido sólo reforzó sus sospechas. Se preguntaba por qué no se le había dado la orden de poner una guardia simplemente en la Oficina Central de Seguridad del Reich. Evidentemente, Remer, sin discusión iba a llevar cabo incluso esa orden. Así, en su tercera visita al General von Hase, le preguntó directamente “Herr general, por qué recibo ordenes tan extrañas? ¿Por qué no se me ha dicho que vigile simplemente la Oficina Central de Seguridad del Reich?” von Hase estaba nervioso y excitado. N siquiera respondió a las preguntas de Remer. Alguien puede preguntarse cómo un joven oficial como Remer podía tomarse esas libertades con un general, pero ha de entenderse que esos jóvenes oficiales estaban endurecidos en el combate, eran líderes en la lucha y no tenían demasiado respeto por los oficiales que se pavoneaban en la retaguardia, lejos del peligro

Mientras estaba en el despacho de von Hase, escuchó una conversación entre el general y el primer oficial de su estado mayor, de que Goebbels había sido arrestado y que su custodia iba a pasar a él. Remer consideró que era un deber desagradable ya que intentaba contactar con Goebbels a través del Dr. Hagen. Remer saltó de su asiento y le dijo al General von Hase “Herr General, creo que no soy la persona para esa misión. Como usted sabe, he estado con la División “Grossdeutschland” y he llevado sus emblemas durante años. Esta misión sería muy poco caballerosa para mi, por lo que usted sin duda ya sabe el Dr. Goebbels por su capacidad como Gauleiter de Berlín, es al mismo tiempo el jefe de la “Grossdeutschland”. Hace sólo dos semanas hice un discurso ante él como nuevo comandante del Regimiento de Guardia. Por ello, considero inapropiado que yo, en particular, reciba la orden de arrestar a mi jefe”. Posiblemente von Hase simpatizó con sus argumentos y ordenó entonces que la policía militar arrestase al Dr. Goebbels y lo mantuviese bajo su custodia.

Sobre las 17:30 el teniente Dr. Hagen pudo al final reunirse con el Dr. Goebbels en su residencia privada en el nº 20 de la Hermann Göring Strasse, junto a la Puerta de Brandenburgo, tras haber intentado en vano verle en el Ministerio de Propaganda. Goebbels no tenía ni idea del peligro que corría. Sólo después de que el Dr. Hagen le señalase los vehículos de la guardia que pasaban por allí, Goebbels empezó a ser consciente de la situación. Exclamó “¡Eso es imposible! ¡Qué debemos hacer!” a lo que el Dr. Hagen sugirió “Lo mejor es que convoque a mi comandante aquí” Goebbels le preguntó “¿Su comandante es de total confianza?” el Dr. Hagen le dijo sin dudar “¡Daría mi vida por él!”.

Remer salió de la Oficina del Comandante de la Ciudad, y por fin vio la situación clara tras el contacto del Dr. Hagen con Goebbels. El Dr. Hagen había regresado conduciendo hasta el cuartel, dio instrucciones a Gees y fue directo al puesto de mando de Remer que estaba con la guardia reforzada. Para evitar sobresaltos, no entró en el edificio pero informó a su adjunto el teniente Siebert y al teniente Buck de la situación, diciéndoles que informasen a Remer sin demora. El informe decía lo siguiente: “¡Hay una situación completamente nueva! ¡Es posiblemente un golpe militar! ¡No se sabe nada más! ¡El Comisionado de Defensa del Reich les pide que vayan a verle lo antes posible! Si no están en 20‘ asumirá que han sido retenidos a la fuerza. En ese caso, él alertara a las Waffen SS. Para evitar al guerra civil, ha ordenado a la Leibstandarte, de permanecer en su puesto".

Cuando Remer supo esto de su adjunto, decidió ver de nuevo al general von Hase. Aún creía en el general, incluso en ese momento e hizo repetir el mensaje al teniente Buck de Goebbels, en presencia de von Hase. Remer no quería parecer un intrigante. Como oficial veterano le gustaba poner todas las cartas sobre la mesa. von Hase rechazó de forma clara su solicitud de cumplir con la convocatoria del Comisionado para la Defensa del Reich, Dr. Goebbels y por lo tanto Remer debía clarificar la situación en interés de todos los interesados.

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