lunes, 8 de diciembre de 2014

DE NUEVO CON LOS BOMBARDEOS SOBRE ALEMANIA (Editado originalmente el 6/11/2011)

Una pregunta nos asalta cuando pensamos en la II Guerra Mundial, en sus innumerables episodios, y concretamente en los terribles bombardeos aliados sobre Alemania ¿estaban justificados por la actuación de Hitler en la guerra?

Christophen Hitchens dice que sí y sobre todo en respuesta a un libro de Pat Buchanan titulado “Churchill, Hitler y la Guerra Innecesaria” que recomiendo encarecidamente (hoy sólo en versión en inglés). Hitchens defiende que la clara evidencia de la “Solución Final” contra los judíos, fue una razón de peso para eliminar dudas sobre la sabia decisión aliada de destruir las ciudades alemanas. Tengamos en cuenta que Hitchens es ateo, troskista, gay en sus años de juventud y recién neocon norteamericano y abraza sin dudar la “Ley del Talión” del “ojo por ojo”: si los alemanes mataron a mujeres y niños, los ingleses estaban moralmente justificados para matar a mujeres y niños alemanes.
Sin embargo y de acuerdo a historiadores británicos, Churchill ordenó el inicio de los bombardeos sobre Alemania el primer día que ocupó su oficina de primer ministro, es decir el primer día de la batalla de Francia, el 10 de Mayo de 1940. Tras la caída de Francia, Churchill le escribió a Lord Beaverbrook, ministro de producción aeronáutica “Cuando observo cómo ganar la guerra, veo un solo camino seguro para conseguirlo… un absoluto y devastador ataque exterminador por aviones pesados desde nuestro país sobre la Alemania nazi”.

El historiador Paul Johnson dice que “los bombarderos ingleses fueron utilizados en una escala enorme y en incremento para aterrorizar y matar a civiles alemanes en sus casas”. Johnson sigue “el uso del bombardeo de terror fue una medida de la desesperación británica”. Su colega A.J.P. Taylor dice “los británicos asustaron a los alemanes primero en teoría y luego en la práctica. Una nación que clamaba haber luchado por una causa moral, se glorificaba por extensión por sus actos inmorales”
.
Volviendo a Hitchens, la cronología es decisiva y demoledora para su tesis. A finales de 1940, aún faltaba un año para las deportaciones masivas de los ghettos polacos hacia los campos de Sobibor y Treblinka. Churchill ordenó el bombardeo masivo indiscriminado de las ciudades alemanas y sus civiles, mucho antes de que los nazis iniciasen la llamada “Solución Final” en 1942. Según la lógica y la moral de Hitchen los alemanes se merecían ese castigo mortal. Según la teoría de la guerra justa, la matanza deliberada de civiles en guerra está prohibida. Los nazis fueron colgados en Nuremberg por ello ¿los aliados cometieron los mismos crímenes de guerra por los que ajusticiaron a los nazis?. Cuando recordamos que los jueces de Stalin se sentaron junto a los jueces americanos e ingleses en Nuremberg y uno de ellos fue Andrei Vishinky, ejecutor de los brutales y falsos juicios  de Moscú de 1938, la respuesta sin duda es SÍ.

Hitler fue seguramente culpable de iniciar una guerra agresiva en 1939, pero no podemos olvidar que el Ejército Rojo de Stalin se unió a los nazis en la guerra contra Polonia y además atacaron inmediatamente las tres repúblicas bálticas, Finlandia y la Bukovina del norte en Rumania, provocando decenas de miles de muertos. Sin embargo, en Nuremberg los comunistas se sentaron para juzgar a sus cómplices nazis y tuvieron la temeridad de acusar a los nazis de la matanza de Katyn, que habían cometido los propios rusos. Los americanos lucharon codo a codo con los soldados británicos en una guerra justa y moralmente justificada de 1941 a 1945, pero tenían como aliados al monstruo comunista que tenía las manos manchadas de sangre de millones de inocentes asesinados mucho antes de la II Guerra Mundial. Por ello, tener a los jueces comunistas de Stalin sentados junto a los americanos e ingleses, le dieron a ese juicio una hipocresía que no puede ser borrada, ni olvidada jamás.

Por ejemplo, en ese supuesto juicio el Almirante Erich Raeder fue sentenciado a cadena perpetua por la invasión de la neutral Noruega. Lo barcos de Raeder llegaron 24 horas antes que los de los británicos, en una operación dirigida por Churchill. Los ingleses planeaban violar la neutralidad de Noruega y controlar los puertos noruegos para negar el acceso alemán al hierro sueco, que se transportaba a Alemania desde ellos. Por triunfar donde Churchill fracasó, el almirante Raeeder fue condenado como criminal de guerra y enviado a prisión.

El Tribunal Internacional Militar en Londres decidió que en Nuremberg sólo los crímenes del Eje serían perseguidos y entre esos crímenes habría uno nuevo recién inventado que fueron “los crímenes contra la humanidad”. Este decreto fue  puesto en marcha el 8 de Agosto de 1945, 48 horas después de que los americanos lanzasen la bomba atómica sobre Hiroshima y 24 horas antes de que lanzasen la de plutonio sobre Nagasaki. Curiosamente, los aliados decidieron de forma juiciosa no perseguir a los nazis por sus bombardeos sobre Londres y Coventry. Fue una decisión comprensible y en la que el general Curtis LeMay tuvo mucho que ver, ya que LeMay dijo al finalizar la guerra “hemos destrozado y achicharrado hasta la muerte a más gente en Tokio en la noche del 9 al 10 de Marzo, que los que se evaporaron en Hiroshima y Nagasaki juntas”.

Después de la guerra una sola y solitaria voz en el Senado de los Estados Unidos, se alzó para decir que lo que sucedió en Nuremberg fue “la justicia del vencedor”. Diez años después, un joven colega declaró que lo que había dicho Robert A. Taft en su “Perfil en Valentía”, hablando de la justicia “post-facto” era verdad. El joven senador era John F. Kennedy.

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