Parece que el comunismo tiene bula social y sus desmanes no sólo son tapados o minimizados, sino que encima parece que tengan una categoría moral todos sus dirigentes y adlateres, que los demás no tenemos. Hay cantidad de tontos útiles en occidente (algunos los pagaron con su vida cuando fueron al paraíso del proletariado), que siguen con la cantinela de que en realidad el sistema era bueno, pero que Lenin, Stalin, etc., no lo aplicaron correctamente o les engañaron. Eso sólo se lo puede creer alguien débil mental o capaz de “comulgar con ruedas de molino”. De todas formas y quizás por la proximidad o cultura, siempre nos decantamos por hablar de la Unión Soviética y su tragedia y olvidamos a los chinos y la suya. Si bien es cierto que Lenin y Stalin mataron de hambre a millones de rusos, en el caso chino aún fue peor. Hubo una tragedia llamada suavemente el “incidente de Xiayang” y que sólo le costó la vida a 36.000.000 de chinos, de la que apenas se habla y que murieron de hambruna provocada.
Xianyang es una zona rural de la provincia china de Henan, donde se pueden ver campos de trigo y plantaciones de té. En esa región está la montaña de Rooster, que fue retiro veraniego de los misioneros occidentales y luego de los oficiales comunistas. Desde su pico se pueden ver parte de las llanuras centrales de China, que suben unos 1000 kilómetros hasta Pekín. En las últimas décadas, esta región que puede verse desde esta montaña, se ha convertido en uno de los centros del cristianismo en China y lo es por una reacción por la falta de ley y de raíces de la sociedad local. Henan es una provincia caótica y el cristianismo parece ofrecer algo de moral entre tanta inmoralidad.
Según la prensa ha habido muchos escándalos que han golpeado esta provincia china, incluso algunos llaman a sus pueblos “las aldeas del SIDA”, ya que muchas personas de la zona vendieron su sangre a las empresas que reutilizaban las jeringuillas infectadas. El nivel de crimen es alto y la policía local brutal, gestionando su zona como un reino de Taifas. Alguno puede preguntarse ¿otras zonas de China pueden tener también estos problemas?. Los lugareños dirán que en Henan es diferente ya que la vida tradicional fue borrada hace más de 50 años y desde entonces se ha convertido en una zona difícil, sin fundamentos sociales. Mucha gente en China no ha oído hablar de esto, pero en Xinyang todo el mundo lo sabe. Se llamó el “Incidente de Xinyang”, y fue la destrucción del área como si hubiese sido “la Ira de Dios en Día del Juicio Final”
Se dice que fue la peor hambruna de la historia de la humanidad y según cifras conservadoras mató a más de 36.000.000 de personas. Murieron de causas no naturales, sobre todo debido al hambre pero también por torturas del gobierno comunista y asesinatos de todos aquellos que se oponían a los planes maníacos del Partido Comunista Chino que causaron la catástrofe. El epicentro fue la provincia de Xianyang, donde una de cada ocho personas murieron de hambre. La gente moría en las cunetas de la carretera, miembros de las familias se devoraban entre ellos para sobrevivir, la policía bloqueaba a la gente para que no pudiese salir de sus pueblos y los ruegos desesperados eran ignorados por Mao Tse Tung y sus cortesanos. Es un capítulo que describe a una sociedad que había caído tan bajo que los efectos de la hambruna aún se sienten medio siglo después.
Hay un libro en China que habla de este asunto y se llama “Tombstone” de 2008 (en su versión en inglés), y ya es legendario en ese país. Es difícil encontrar a un intelectual chino que no lo haya leído aunque sigue prohibido en China y sólo fue publicado en Hong Kong. El libro utilizada información interna del Partido Comunista y llega a decir que “una tragedia sin precedentes en la historia del mundo para decenas de millones de personas hambrientas hasta la muerte y que llegaron al canibalismo, durante un período de buen tiempo para las cosechas, sin guerras y sin epidemias”
Creo que hay gente en China que quiere enfrentarse a su terrible pasado y ver cómo y por qué sucedió semejante locura entre muchas más. Y todo ello a pesar de que el partido que provocó la hambruna ¡sigue en el poder! Este hecho se olvida cuando los extranjeros se preguntan por qué los chinos no se han sumergido en su historia como los alemanes, los rusos o los camboyanos. En este sentido, el libro surge de información interna del partido para descubrir sus más negros secretos.
El libro original que tenía 1800 páginas y en dos volúmenes y empezaba con 14 casos provinciales para analizar, seguido de seis capítulos sobre “política” y ocho capítulos de “análisis”. El libro empieza con el “Incidente de Xinyang”, alternándolo con los casos provinciales y los de política y análisis. Incluye entrevistas con las víctimas y los responsables de la hambruna. Lo que explica no resulta desconocido ya que hubo escritores occidentales como Jasper Becker y su libro de 1966 “Hungry Ghosts: Mao´s Secret Famine” (Fantasmas del Hambre: La Hambruna Secreta de Mao), que ya hablan de ello y además la información de demógrafos, especialistas locales, historiadores e investigadores chinos que han ido extrayendo los hechos básicos.
El punto principal de la historia es probar sin duda alguna que en el Partido Comunista, desde los jefes de poblado hasta Mao Tse Tung, sabían exactamente lo que pasaba, pero estaban demasiado embrutecidos por la ideología para cambiar las cosas hasta que morían millones de personas. La hambruna creció bajo el deseo de Mao de acelerar el desarrollo de China y forzarla a entrar en la utopía comunista de que sólo unos pocos en el liderazgo del partido habían pensado o deseado como posible. Cuando los comunistas llegaron al poder forzaron una brutal reforma de la tierra que mató a millones de propietarios y enemigos imaginarios, pero redistribuyeron la propiedad a los campesinos, una medida inmensamente popular que consiguió que Mao fuese visto como alguien con buena voluntad entre los chinos.
De todas formas, luego Mao comenzó a presionar por un desarrollo más rápido conocido como el “avance temerario”. El libro muestra como otros dos líderes influyentes en el partido Liu Shaoqi y Chu En Lai, se opusieron a este “avance temerario”. Tan pronto como 1951, Liu se opuso a la agricultura colectivizada como “errónea, peligrosa y fantasiosa”. Sin embargo en 1957, Mao lanzó una campaña “Anti-Derechista”, una ola de terror que barrió a mucha gente y que aterrorizó a personas de su círculo íntimo. Esto le permitió seguir con la colectivización, que le daba la vuelta a la reforma agraria y le quitaba la tierra a los campesinos. En vez de campesinos trabajando la tierra, lo hizo el estado directamente para controlar absolutamente la producción. El entusiasmo cayó y con él la producción.
El problema dio un giro mortal cuando Mao empezó a rodearse de oficiales oportunistas que jaleaban que las comunas habían creado las “Cosechas Sputnik”. Henan, donde los primeros comuneros habían sido formados en 1958, a finales de ese mismo año empezaron a pedir unas exageradas cesiones de 1.000 kilos de trigo por cada “mu” de tierra (un “mu” es un sexto de acre), cifras fantasiosas que desafiaban al sentido común y la ciencia. Los gobernadores locales empezaron a superarse unos a otros, tratando de ofrecer las mayores cosechas, que debían entregar a los silos de grano estatales. A menudo no eran más que montones de cáscaras con una fina capa de grano, pero los oficiales escépticos como Chu y Liu, aprobaban estos resultados mágicos durante los viajes de inspección. Los oficiales locales empezaban a enviar toda la cosecha del poblado a los silos para tratar de cubrir esos objetivos imposibles, dejando a los habitantes sin nada para comer.
Añadido al problema estaban las aparentemente inofensivas “cocinas comunales”, en las cuales todos comían. Las cocinas tomaron un aspecto siniestro por un plan sin sentido para incrementar la producción de acero fundiendo todos los utensilios de cocina de la gente. De ese modo las familias no podían cocinar y tenían que comer en las cantinas, dándole al estado el control absoluto sobre el suministro de alimentos. Al principio la gente se atracaban de comer, pero cuando la comida comenzó a escasear, las cocinas controlaban quién vivía y quién moría.
El personal de las cocinas guardaban los cucharones, y por lo tanto disfrutaban del mayor poder en la distribución de alimentos. Podían dar un rico estofado o meramente un líquido con unas pocas rebanadas de verduras flotando en la superficie. Estos puestos estaban ocupados por familiares o personas de la máxima confianza del partido. A principios de 1959, la gente moría en grandes cantidades y los oficiales del partido recomendaron urgentemente que se desmontaran las comunas.
Creo que hay gente en China que quiere enfrentarse a su terrible pasado y ver cómo y por qué sucedió semejante locura entre muchas más. Y todo ello a pesar de que el partido que provocó la hambruna ¡sigue en el poder! Este hecho se olvida cuando los extranjeros se preguntan por qué los chinos no se han sumergido en su historia como los alemanes, los rusos o los camboyanos. En este sentido, el libro surge de información interna del partido para descubrir sus más negros secretos.
El libro original que tenía 1800 páginas y en dos volúmenes y empezaba con 14 casos provinciales para analizar, seguido de seis capítulos sobre “política” y ocho capítulos de “análisis”. El libro empieza con el “Incidente de Xinyang”, alternándolo con los casos provinciales y los de política y análisis. Incluye entrevistas con las víctimas y los responsables de la hambruna. Lo que explica no resulta desconocido ya que hubo escritores occidentales como Jasper Becker y su libro de 1966 “Hungry Ghosts: Mao´s Secret Famine” (Fantasmas del Hambre: La Hambruna Secreta de Mao), que ya hablan de ello y además la información de demógrafos, especialistas locales, historiadores e investigadores chinos que han ido extrayendo los hechos básicos.
El punto principal de la historia es probar sin duda alguna que en el Partido Comunista, desde los jefes de poblado hasta Mao Tse Tung, sabían exactamente lo que pasaba, pero estaban demasiado embrutecidos por la ideología para cambiar las cosas hasta que morían millones de personas. La hambruna creció bajo el deseo de Mao de acelerar el desarrollo de China y forzarla a entrar en la utopía comunista de que sólo unos pocos en el liderazgo del partido habían pensado o deseado como posible. Cuando los comunistas llegaron al poder forzaron una brutal reforma de la tierra que mató a millones de propietarios y enemigos imaginarios, pero redistribuyeron la propiedad a los campesinos, una medida inmensamente popular que consiguió que Mao fuese visto como alguien con buena voluntad entre los chinos.
De todas formas, luego Mao comenzó a presionar por un desarrollo más rápido conocido como el “avance temerario”. El libro muestra como otros dos líderes influyentes en el partido Liu Shaoqi y Chu En Lai, se opusieron a este “avance temerario”. Tan pronto como 1951, Liu se opuso a la agricultura colectivizada como “errónea, peligrosa y fantasiosa”. Sin embargo en 1957, Mao lanzó una campaña “Anti-Derechista”, una ola de terror que barrió a mucha gente y que aterrorizó a personas de su círculo íntimo. Esto le permitió seguir con la colectivización, que le daba la vuelta a la reforma agraria y le quitaba la tierra a los campesinos. En vez de campesinos trabajando la tierra, lo hizo el estado directamente para controlar absolutamente la producción. El entusiasmo cayó y con él la producción.
El problema dio un giro mortal cuando Mao empezó a rodearse de oficiales oportunistas que jaleaban que las comunas habían creado las “Cosechas Sputnik”. Henan, donde los primeros comuneros habían sido formados en 1958, a finales de ese mismo año empezaron a pedir unas exageradas cesiones de 1.000 kilos de trigo por cada “mu” de tierra (un “mu” es un sexto de acre), cifras fantasiosas que desafiaban al sentido común y la ciencia. Los gobernadores locales empezaron a superarse unos a otros, tratando de ofrecer las mayores cosechas, que debían entregar a los silos de grano estatales. A menudo no eran más que montones de cáscaras con una fina capa de grano, pero los oficiales escépticos como Chu y Liu, aprobaban estos resultados mágicos durante los viajes de inspección. Los oficiales locales empezaban a enviar toda la cosecha del poblado a los silos para tratar de cubrir esos objetivos imposibles, dejando a los habitantes sin nada para comer.
Añadido al problema estaban las aparentemente inofensivas “cocinas comunales”, en las cuales todos comían. Las cocinas tomaron un aspecto siniestro por un plan sin sentido para incrementar la producción de acero fundiendo todos los utensilios de cocina de la gente. De ese modo las familias no podían cocinar y tenían que comer en las cantinas, dándole al estado el control absoluto sobre el suministro de alimentos. Al principio la gente se atracaban de comer, pero cuando la comida comenzó a escasear, las cocinas controlaban quién vivía y quién moría.
El personal de las cocinas guardaban los cucharones, y por lo tanto disfrutaban del mayor poder en la distribución de alimentos. Podían dar un rico estofado o meramente un líquido con unas pocas rebanadas de verduras flotando en la superficie. Estos puestos estaban ocupados por familiares o personas de la máxima confianza del partido. A principios de 1959, la gente moría en grandes cantidades y los oficiales del partido recomendaron urgentemente que se desmontaran las comunas.
La oposición llegó hasta lo más alto con uno de los más famosos líderes comunistas, Peng Dehuai, liderando la oposición. Sin embargo, Mao contraatacó con una importante reunión en Lushan en Julio y Agosto de 1959, que convirtió lo que era un desastre controlado en una las mayores catástrofes de la historia. En esa conferencia, Mao purgó a Peng y sus seguidores, acusándoles de “oportunistas de derechas”. Los temerosos asistentes regresaron a sus provincias tratando de salvar sus carreras en el partido, duplicando el ataque de Mao a Peng a nivel local. En un sistema como el chino, esos de abajo imitan a los de arriba pero de una forma más ruda y feroz.
Los oficiales lanzaron campañas para encontrar el grano que supuestamente los campesinos escondían. Naturalmente el grano no existía, pero quien dijese lo contrario era torturado hasta la muerte. Ese Octubre la hambruna llegó a su máximo en Xinyang, acompañada del asesinato de los escépticos de las políticas de Mao. Incluso los propios oficiales del partido golpearon a un colega opuesto a las comunas. Le arrancaron el pelo y le golpearon día tras día hasta matarlo. Mucha gente fue colgada con cuerdas y quemada. A otros les abrían la cabeza a golpes. Muchos fueron puestos en el centro de un círculo y empujados y pinchados con bayonetas durante horas hasta su muerte. Hasta un tercio de la población murió en muchas poblaciones.
Vale la pena conocer este episodio terrible cuando oímos a gente cantar alabanzas de los regímenes soviéticos y chinos que mataban a su gente de hambre, para embrutecerles y que no pudiesen pensar en otra cosa que en comer
Los oficiales lanzaron campañas para encontrar el grano que supuestamente los campesinos escondían. Naturalmente el grano no existía, pero quien dijese lo contrario era torturado hasta la muerte. Ese Octubre la hambruna llegó a su máximo en Xinyang, acompañada del asesinato de los escépticos de las políticas de Mao. Incluso los propios oficiales del partido golpearon a un colega opuesto a las comunas. Le arrancaron el pelo y le golpearon día tras día hasta matarlo. Mucha gente fue colgada con cuerdas y quemada. A otros les abrían la cabeza a golpes. Muchos fueron puestos en el centro de un círculo y empujados y pinchados con bayonetas durante horas hasta su muerte. Hasta un tercio de la población murió en muchas poblaciones.
Vale la pena conocer este episodio terrible cuando oímos a gente cantar alabanzas de los regímenes soviéticos y chinos que mataban a su gente de hambre, para embrutecerles y que no pudiesen pensar en otra cosa que en comer
No hay comentarios:
Publicar un comentario