viernes, 27 de noviembre de 2020


 LA EUROPA QUE PUDO SER

¡Europa, Europa! ¿Qué será de ella en 50 años? No quiero ni imaginarlo…

Si me paro a pensar en nuestro viejo continente, tengo claro que es muy heterogéneo tanto en idiomas, como en países, nacionalidades, geografía, etnias o clima. No nos hace falta más diversidad a la que nos quieren llevar a la fuerza los de siempre. También tengo claro que nadie ha tenido éxito en organizar el continente en un todo geopolítico coherente. Y eso a pesar de la demanda de líderes de estado, hombres de negocios o incluso habitantes normales de un espacio europeo pacífico y racional.

El siglo XIX vio varios intentos en ese sentido con el Sistema Continental Napoleónico, la Confederación Alemana y su gradual construcción de una unión aduanera y sistema monetario y la poco conocida Unión Monetaria Latina. Desde 1945, hemos visto la emergencia de la Unión Europea, con su moneda común y unión aduanera, como un poder económico serio.

Pero hay precedentes… El III Reich encaró asuntos muy parecidos. En Mayo de 1940, siguiendo los pasos de Hitler y su ocupación de Francia, hubo muchas opiniones diferentes entre los alemanes sobre qué debían de hacer con su nueva hegemonía en la Europa occidental. Werner Daitz, un asociado del ideólogo Socialista-Nacional Alfred Rosenberg y un oficial del NSDAP de la Oficina de Asuntos Exteriores, escribieron una memoria abogando por la creación de una Comisión del Reich encargada de la unificación económica de Europa. En ella se decía: “El bloque actual inglés en particular, se ha demostrado inviable para la construcción de un “Grossraumwirtschaft” (Gran Espacio Económico Europeo), bajo el liderazgo de Alemania como una medida económica de auto-defensa por parte de la Europa Continental”.

La reorganización del continente europeo, ese núcleo eterno de la raza blanca, asegurará por lo tanto la recuperación económica y la independencia que son esenciales. Esta cooperación económica deberá seguir el principio de: Europa para los europeos…

Si deseamos asegurar el liderazgo económico del continente europeo, lo cual es absolutamente necesario para fortalecer la economía del continente como núcleo de la raza blanca, entonces por razones comprensibles no debemos proclamarlo públicamente como el Gran Espacio Económico Alemán. Como principio, debemos hablar siempre de Europa para que el liderazgo alemán surja de forma natural desde el peso de Alemania en política, economía, cultura, tecnología y por su situación geográfica”.

Dejando de lado el asunto racial, uno puede ver muchos de los argumentos actuales que los eurócratas y dirigentes alemanes exhiben. Mientras que en la II Guerra Mundial se combatió para prevenir la hegemonía en Europa de Hitler/Alemania, hoy el tamaño de Alemania y las habilidades naturales de su población, la han llevado a un tipo de hegemonía suave dentro de la Unión Europea. Ha sabido obtener recursos del Este y Sur de Europa a través de su capital humano, asegurándolos como mercados cautivos de salarios bajos, con fabricación localizada en esos países y desarrollando la eurozona monetaria en consonancia con sus necesidades.

Dispongo de la colección completa de la revista Signal, diseñada para el público extranjero en la época del III Reich. Además de fotos excelentes y muy modernas para los estándares actuales, mostraban una mapa de Europa superpuesto con las zonas más importantes de guerras a través de los siglos. Los autores de ese montaje gráfico decían que la supremacía alemana mostraba una nueva era de paz para un continente tradicionalmente en guerra. 

Además la “Unión Europea” y la “Libertad” que ofertaban los ingleses, americanos y bolcheviques comunistas, fueron temas recurrentes, habituales, en la  propaganda de guerra alemana y que sólo podían llevar al comunismo, tal como está sucediendo hoy. En Francia, la “colaboración” con los alemanes, ya fuese económica o militar, fue frecuentemente justificada en nombre de “Europa”, y notablemente para esos franceses que fueron voluntarios a luchar en el frente del Este.

Algunos dicen que los alemanes nunca tuvieron un concepto claro de lo que querían que fuese Europa tras la guerra. Para la mayoría cualquier cosa como “Política Europea”, se redujo a una necesidad militar inmediata. No lo dudo, pero sí habían planes germanos comunes para toda Europa tras el conflicto. La agenda extranjera de Hitler indicaba:

1) La condición final de Europa será determinada al acabar la guerra
2) Se declarará el Gran Reich Germano
3) Anexión formal de las naciones germanas como Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica

Todo ello y más, abriría un largo periodo de desarrollo y guerra étnica contra los eslavos en el Este. A Francia y Rusia no se les permitiría a partir de ese momento, el recuperarse y ser de nuevo una amenaza para Alemania. La dispersada población alemana sería unida y su seguridad garantizada, la amenaza del bolchevismo aniquilada y empezaría un gran imperio autártico alemán, capaz de responder al comunismo y a los USA en su objetivo de ser una hegemonía global. Los detalles se este plan serían desarrollados a medida que el tiempo avanzase.

Evidentemente y de alguna forma, las dificultades de la guerra en marcha llevaron a desarrollar una política europea alemana, haciéndola más realista y conciliatoria, particularmente tras el desastre de Stalingrado. Esto es evidente al cambiar los criterios para alistarse en la Waffen SS, el cuerpo militar de las SS, que se amplió a la mayoría de nacionalidades europeas, e incluso los racialmente cuestionables tártaros y bosnios musulmanes. Goebbels mandó directivas sobre esa época prohibiendo a los medios en Alemania el realizar comentarios contrarios sobre las otras nacionalidades europeas.

En Marzo de 1943, el Ministro de exteriores Von Ribbentrop propuso la creación de una “Confederación Europea”, incluyendo virtualmente a todos los estados europeos. El borrador de esta propuesta dice, entre otros, lo siguiente:

Los miembros de la Confederación son estados soberanos y se garantizan entre ellos la libertad y la independencia política…

Los estados de la Confederación concluirán una alianza para la defensa de Europa, cuyos planes se realizarán en tiempo y forma..

La economía europea será organizada por los estados miembros en base a un plan común y uniforme que habrán aceptado por acuerdo mutuo. Las barreras aduaneras entre vellos serán abolidas progresivamente…

Los miembros de la Confederación serían inicialmente: Alemania, Italia, Francia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Croacia, Serbia, Grecia y España. A ellos se les uniría cualquier estado de los territorios ocupados al que el Führer quisiera otorgar la independencia”. Curiosamente y como se puede ver, Holanda y Bélgica no se mencionan, lo que quizás tiene sentido ya que eran candidatos para ser anexionados al “Gran Reich Germano”, pero es que también ya lo eran Dinamarca y Noruega…

En la práctica, el punto de la propuesta era que Alemania estaría comprometida a no anexionarse unilateralmente a los países participantes tras la guerra, asegurándose la opinión pública en los países europeos aliados y neutrales. Los vagos compromisos a largo plazo para una alianza militar y económica podrían, quizás, eventualmente ser elaborados por comités de diplomáticos, antes que las comunidades europeas de la pos-guerra.

Ribbentrop aseguró al Führer que:

Si siempre nombramos a las personas adecuadas como representantes en esos estados, gente que vaya por la línea dura y que a pesar de su apariencia conciliadora, sigan el objetivo político concreto, no perjudicaremos en nada la formación de esa Confederación. De hecho, la formación del “Gran Reich Germano” al final de la guerra, será una cuestión en marcha

Pero en ese momento Hitler no tenía interés y no deseaba hacer ese movimiento sin una clara victoria del Eje. De otra manera, aparecerían las concesiones a la Confederación y eso sería admitir debilidad, algo que el Führer ni se planteaba.

A pesar de la crítica realista de Hitler al Plan Coudenhove-Kalergi y su Pan-Europa, puedo imaginar que en el caso de una victoria del Eje en la II Guerra Mundial, hubiese habido también una necesidad de burócratas internacionales que trabajasen pacientemente para unir algo coherente y con sentido en base a las directivas alemanas. Todo un cuerpo administrativo y multinacional con las ideas y objetivos claros. Seguramente hubiese sido mejor que lo que tenemos hoy. Pero la historia se escribe como se escribe y así estamos con el triunfo absoluto del Plan Kalergi que he citado y que viene de 1923. No nos quejemos por ello…

jueves, 26 de noviembre de 2020

UNA EXPLICACIÓN A LA DECLARACIÓN DE BALFOUR 

Todos sabemos que el Estado de Israel fue declarado como tal y con territorio asignado tras la llamada Declaración de Balfour, donde Inglaterra apoyaba a Israel para su definitivo asentamiento en Oriente Medio. La declaración viene de 1917 y para los palestinos fue una acto deshonesto y una traición por parte de Inglaterra. Pero me gustaría entrar en detalles sobre dicho documento. Podéis encontrar algún artículo que escribí hace ya tiempo sobre esta cuestión, pero ahora lo amplio 

La llamada Declaración de Balfour fue una carta muy breve, fechada el 2 de Noviembre de 1917, escrita por Lord Arthur Balfour, entonces secretario de exteriores británico, y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild un banquero sionista británico y miembro de esa  centenaria, multibillonaría y conocida familia judía, con residencia e intereses en varios países europeos. En la carta se expone el apoyo del gobierno británico para un hogar judío en Palestina (entonces un territorio bajo la égida inglesa). La carta dice lo siguiente:

Querido Lord Rothschild,

Tengo un enorme placer en trasladarle en nombre del Gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones de los judíos sionistas, que han sido presentadas, y aprobadas por el Gabinete. 

El Gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, y utilizará sus mejores esfuerzos en facilitar la consecución de este objetivo, siendo claramente entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina, o los derechos y el status político disfrutado por los judíos en cualquier otro país.

Le estaré muy agradecido si pone esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista"

La opinión pública liberal británica de aquel entonces, sintió que Occidente tenía una responsabilidad de permitir un hogar judío debido a las injusticias históricas sufridas por los judíos, que ellos consideraban que habían sido culpa de Occidente. Las consecuencias de la II Guerra Mundial y el Holocausto, intensificó la presión para ese hogar judío mientras crecía, al mismo tiempo, el apoyo al movimiento sionista y la creación del Estado de Israel. En 1920, se asignó la administración temporal de Palestina de acuerdo al sistema de “mandato” diseñado en el Tratado de Versalles de 1919. A Inglaterra se le confió el trabajar por y en Palestina para las poblaciones tanto árabes como judías. 

Los árabes se sintieron traicionados por la declaración, ya que Inglaterra había prometido a los líderes árabes la completa autonomía desde el Mar Rojo hasta el Golfo Arábigo, en compensación por su cooperación en la caída del Imperio Otomano. Inglaterra garantizó “el montaje de gobiernos nacionales y las administraciones derivadas de su autoridad para el ejercicio libre de la iniciativa y elección de las poblaciones indígenas”.  

Sin embargo, cuando la guerra tuvo un giro negativo en 1917, Balfour escribió a los líderes sionistas británicos con la esperanza de asegurar el apoyo judío para los aliados. Chaim Weizmann, la figura líder en el movimiento sionista británico y también Rothschild, fueron forzando para alcanzar ese objetivo. Como tal, ni los derechos de la población autóctona de Palestina, ni las promesas hechas a los líderes árabes se confirmaron… La controversia por la Declaración de Balfour también se sustenta en parte por la vaguedad de sus palabras, que algunos dicen que fue deliberada, dejando el compromiso británico para un estado independiente judío, abierto a la interpretación.

La Declaración de Balfour no declara explícitamente el apoyo a un solo estado judío en Palestina, sino más bien a un hogar para el pueblo judío donde vivirían junto a los palestinos y otros árabes, que habían vivido allí desde hacía muchos siglos. La segunda parte de la declaración que trata sobre la protección de los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes, también ha sido vista como un reconocimiento de la autonomía árabe y derechos, una aprobación comparable con la otorgada a los judíos.
La Declaración de Balfour y los objetivos sionistas tras la misma, pavimentó el camino para una inmigración masiva de los judíos de todo el mundo hacia Palestina y más tarde la Nakba, la catástrofe de 1948, cuando cientos de miles de palestinos murieron o fueron forzados a abandonar sus hogares para permitir el establecimiento del Estado de Israel. 

En la época de la Declaración de Balfour, los habitantes no-judíos de Palestina constituían alrededor del 90% de la población. La población judía pasó de 50.000 a 600.000 en el momento en que Israel declaró la independencia, tres décadas después de la declaración. Mientras que los sionistas estaban buscando un hogar y el derecho a la autodeterminación judía, la creación directa de un estado judío contradecía los principios básicos de ese derecho, costándole a los palestinos los suyos.


domingo, 22 de noviembre de 2020

Hola a todos.

Un lector del blog me indicó que envía comentarios pero no son publicados. He ido mirando fechas y efectivamente desde hace unas tres semanas no aparecen comentarios nuevos por parte de los lectores.

Intentaré ver qué sucede, pero si esto continua abandonaré Blogger. Os iré informando y gracias por vuestra paciencia.

Saludos

jueves, 12 de noviembre de 2020


PALABRAS A EVITAR…

Cuando hablamos, independiente del idioma en el que nos expresemos, pueden haber palabras desagradables, fuera de lugar e incluso prohibidas. Sabéis que edité el libro “No Le Llame Negro, Llámele Subsahariano”, donde explicaba el origen de la “Corrección Política”, así como incluía un listado de palabras que ahora no está bien visto e incluso prohibido usar y las de nuevo uso, según esta nueva dictadura democrática, para no herir los sentimientos de ciertos grupos que no creo que fuesen conscientes de algo así.

Las palabras son como un campo de minas en el que nos han hecho entrar unos poderes que no hemos votado, pero que mandan y mucho. En el caso del idioma alemán la cosa se dispara hasta cotas increíbles con su pasado Socialista Nacional. Por si fuera poco, el idioma alemán ya es enrevesado con sus declinaciones, tres “géneros”, palabras larguísimas, verbos que aparecen al final de frases de forma aleatorias, etc., con que añadan eso y verán.

Pero toda esa complejidad no es nada frente a lo que he dicho más arriba. Este otro problema es más sutil, más ladino y se convierte en una trampa lingüística, tanto para alemanes como para extranjeros en la que se cae fácilmente. Y es mucho peor que des un paso en falso que un mero desliz en un artículo. Si uno menciona “Solución Final” (Endlösung) para un problema que haya solucionado, o bien uno está haciendo una “Selección” (Selektion), frente a varias alternativas, se verá rápidamente en un auténtico lio muy serio y no es broma.

La razón es muy simple, esa palabras están malditas por el uso que se hizo de ellas en la Alemania de Hitler y hoy son completamente tabú en Alemania. Para los oídos modernos alemanes, “Endlösung” estará siempre asociada a la política de Hitler para la “Cuestión Judía”, mientras que “Selektion”, es ahora palabra non grata ya que su uso se refiere a la práctica en los campos de concentración de “seleccionar” a los internos que iban a ser ejecutados.

Pero la solución llegó con la aparición hace ya unos años del nuevo diccionario que examina que papel juegan esas palabras en la psique colectiva alemana. El diccionario llamado "Wörterbuch der ‘Vergangenheitsbewältigung'" (Diccionario de Términos del Pasado), examina más de 1000 palabras y frases, desde “Anchluss” referida a la anexión de Austria al Reich en 1938, hasta “Wehrmacht” el nombre del ejército alemán de entonces. E indica cómo el sentido y el uso de los términos ha ido desarrollándose desde el final de la II Guerra Mundial. 

El profesor de Estudios Germanos, Georg Stötzel, que es co-autor del diccionario junto a Thorsten Eitz, explica cómo las palabras han desaparecido del idioma tras el final de la guerra “Hay muy pocos términos asociados con los nazis que continuan en uso con el mismo sentido tras 1945”. De hecho, tan pronto como  a finales de los años 40’s, intelectuales alemanes como Dolf Sternberger y Wilhelm Süskind, ya escribieron ensayos examinando los nuevos términos tabú Socialista Nacionales.

Para muchos, el simple poder de las palabras y sus asociaciones las hacen literalmente imposibles de decir. Eso se aplica a las víctimas de esa Alemania “los supervivientes simplemente no pueden escuchar la palabra “Lager”, que es el término alemán para campo de concentración. Otra razón para evitar estas palabras nazis en público es el hecho de que un conferenciante, por ejemplo, corre el riesgo de ser acusado de simpatizante de Hitler. Generalmente, eso ya es suficiente para que esa persona aparezca en los medios alemanes en primera plana. El arzobispo católico de Colonia, Joachim Meismer fue “crucificado” cuando utilizó la palabra “Entartete” (degenerado) en una charla sobre arte. Esta palabra es tabú, especialmente en ese contexto, por ser usada por los nazis para condenar el arte moderno de aquel momento. 

Como puede uno imaginarse, la Iglesia Católica es una de las instituciones a la que se compara enseguida con el III Reich, un fenómeno lingüístico que examina el libro de Eitz y Stötzel. Otros grupos que no dudan en comparar a sus oponentes con Hitler o Auschwitz, son los medioambientales o pacifistas “Estos grupos creen que tienen el derecho moral para hacer comparaciones explícitas con los nazis” nos indica Stötzel.

Estas comparaciones captan al instante la atención de los medios y frecuentemente su condena también. El controvertido arzobispo Meisner fue también objetivo de críticas cuando hizo una comparación entre la píldora abortiva y Zyklon B. Otros católicos han acuñado el término “Babycausto” de analogía con “Holocausto”, para condenar el aborto.  Mientras tanto lo alemanes defensores de los derechos de los animales, llamaron la atención en una campaña contra la comida industrial bajo el nombre “Holocausto en su Plato”.

Pero la verdad es que no hace falta usar esos términos de 1933 a 1945 para meterse en problemas en Alemania. Simplemente usando las mismas técnicas retóricas del Dr. Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich y otros lideres, uno puede meterse en agua hirviendo. El antiguo Vice-Canciller Franz Müntefering, lo experimentó de la forma más dura en 2005 cuando describió a los hostiles inversores extranjeros como “Langostas”. Müntefering que pertenecía al ala izquierdista del Partido Social Demócrata, fue criticado por comparar a las personas con animales, algo muy problemático debido al uso nazi de mostrar a los judíos como parásitos e insectos. El historiador Michael Wolffsohn escribió en su ensayo que “60 años después, se sigue comparando a la gente con animales y plagas que han de ser destruidas”.

Es muy interesante que los grupos presuntamente admiradores de la Alemania de Hitler en la actualidad, tengan el máximo cuidado en el uso de términos del III Reich. Los partidos de extrema derecha como el NPD, flirtea con esa época mientras evita el uso de esos términos tabú. Stötzel nos dice que “Uno puede reconocer la implicación pero no se les puede acusar de usar terminología nazi”. 

Por ejemplo, el político del NPD, Holger Apfel, habló de la ambición de su partido para ganar escaños en el “Reichstag”, utilizando el término de antes de 1945 para el gobierno alemán, en vez del moderno “Bundestag”. Actualmente “Reichstag” solo puede ser usado en alemán políticamente correcto para referirse al histórico edificio, no la institución que alberga. De forma similar, los políticos de la extrema derecha, les gusta referirse a los estados de la antigua Alemania del Este como “Mitteldeustchland” (Alemania Central), un término en el que la actual Polonia está comprendida en la parte Este de Alemania.

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

OTRO LIBRO SOBRE EL FÜHRER, Y VAN…

No hay duda de que hay una gran cantidad de libros sobre la figura de Adolf Hitler, lo he dicho en otros artículos. Y no sólo libros también hay artículos, reportajes, columnas, programas, etc. Mucha de esta información ha sido elaborada por renombrados historiadores. Dudo que haya otra figura histórica con un tratamiento en los medios tan intenso y continuado como él. Por eso, hoy quiero hablar del libro de 2019 titulado “Hitler: A Global Biography” de Brendan Simms, historiador de origen irlandés, de la Universidad de Cambridge y profesor de Historia de las Relaciones Internacionales.

Cada vez que se lanza un nuevo libro sobre dicho personaje, se convierte en un auténtico fenómeno en Alemania. Antes de la publicación de este libro, se publicó en la revista “Der Spiegel” una entrevista con el autor en la cual resume su tesis principal: el empuje fundamental de Hitler tanto a nivel en la propia Alemania como en su política exterior, surgió de su relación amor-odio con lo que el profesor denomina “Anglo-America”. No era tanto el comunismo y la URSS lo que le llevó a la guerra, sino el pulso con Inglaterra y los USA y su temor al capitalismo internacional.

El libro explica que las experiencias de Hitler durante los años de la Gran Guerra 1914-1918, fueron muy formativas con respecto a ese temor arriba indicado. “Admiración y respeto aparecen debidos a sus experiencias en la guerra. Hitler se refirió muchas veces a la dureza de los ingleses, tal como la experimentó en el frente” nos dice el libro. Según el autor, incluso el anti-semitismo de Hitler no aparece al principio por un profundo odio a los judíos, sino por la constatación de que el “capitalismo mundial” establecido en los los USA, estaba dominado por los judíos en posiciones de poder.

Sin embargo, el autor Ian Kershaw y sus dos mastodónticos volúmenes sobre Hitler se centra en la interacción de Hitler y el pueblo alemán. Según este autor, Hitler fue capaz de actuar de esa manera porque los alemanes consideraron la fundación de la ideología Socialista-Nacional a su propia iniciativa. Como si hubiese surgido del mismo pueblo. Sin embargo, antes y después de Kershaw, otros biógrafos de Hitler alemanes y de otros países enfocan sus trabajos en aspectos diferentes sobre este capítulos de la historia.

Por ejemplo, el periodista alemán Joachim Fest escribió sobre Hitler un libro de unas 1000 paginas, que se convirtió en un fenómeno de ventas y se consideró durante largo tiempo como el estándar sobre el personaje. Luego se demostró que Fest había cometido varios errores en su investigación, parcialmente debido a que Fest se basó en el libro de Albert Speer, Ministro de Producción y Armamento.

El cómo Hitler y su gabinete político ha de ser interpretado es una larga disputa entre dos tipos de historiadores. Unos los llamados “internacionalistas” que ven a Hitler como un líder potente e importante, cuyo pensamiento e ideología tuvieron una influencia decisiva en los que sucedió en los años 1933 hasta 1945. Y por otro lado los llamados “estructuralistas”, que están más interesados en la cooperación y oposición de grupos competidores dentro del sistema Socialista-Nacional, que en el peso político de Hitler mismo.

El saber cómo el Socialismo-Nacional pudo funcionar bajo Hitler y sus colaboradores fue el objetivo de otras interpretaciones controvertidas. Por ejemplo, diferentes análisis han investigado la estabilidad psicológica de Hitler… Y en eso llega el libro que cito en el artículo escrito por Brendan Simms y que provoca reacciones encontradas y variadas. Hay publicaciones como “The Guardian”, que critican el peso excesivo de la tesis que defiende que Hitler actuó solamente debido a su obsesión con Inglaterra y los USA. “News Network” critica al autor por defender que Hitler era “mentalmente estable”, actuando como una “persona racional” y dicen “Simms le acepta como una persona dirigida por una ideología con una superestructura intelectual definida y no como una sociópata narcisista y profundamente inseguro”.

“National Review” fue algo más gracioso en todo esto diciendo que la obsesión de Hitler en la que se centra Simms con los USA llega demasiado lejos, pero que vale la pena leer el libro a pesar de sus defectos. Y añade que es más una contribución al debate que una interpretación final de la figura de AH. No es, como admite Simms, “El Hitler completo”. Y escribe al inicio del libro que “el presente libro no es un trabajo definitivo sobre el tema, pero no será el último” Y algo más tarde nos dice de forma clara que “La biografía de Hitler y quizás de la historia del III Reich, debe de ser revisada”.

Simms insiste de forma casi religiosa en la fijación de Hitler sobre la política, sociedad y cultura “Anglo-USA”, pero también hay otros aspectos chocantes en su interpretación de la historia. Según su visión, Francia y también la URSS, jugaron solamente un papel subordinado en el desarrollo histórico de los acontecimientos del momento, ya que Hitler no veía a esas naciones como competidoras. Según Simms, durante mucho tiempo Hitler no vio a la URSS como una amenaza.

También entra en otro punto. Simms cree que Hitler tenía una visión muy negativa de su propio pueblo, incluso después de 1933. “Continuó sin pensar demasiado en el pueblo alemán como un conjunto. Era dolorosamente consciente de su pobreza e ignorancia”. Incluso dos años antes del inicio de la guerra, Hitler fue consciente de que la competencia con ambas naciones, Inglaterra y USA, con referencia a sus estándares de vida, estaba perdida. “En Mayo de 1937, Hitler admitió la derrota” escribe Simms en su libro.

Pero la relación de Hitler con el reino “Anglo-USA” fue muy contradictoria. Por ejemplo, según dice Simms que en los años previos, Hitler se expresó casi envidioso “un asunto principal de su interés fueron los USA, que él empezó a ver como un estado modelo, más que Inglaterra”. Según Simms, parece que Hitler admiraba la posición geográfica y sus ventajas. Y también porque era una nación llena de expatriados alemanes. Por eso, dice Simms, Hitler forzó por el “espacio vital” para los alemanes en la parte Este del continente europeo.

Simms añade que durante mucho tiempo, Hilter “solo”estaba interesado en hacer de Alemania un “gran poder” en Europa, pero nada más. Quería crear un contrapeso frente a los USA como poder mundial “El objetivo de Hitler no era la dominación mundial, sino la supervivencia de la nación” remata Simms.

El autor concluye “La estrategia completa de Hitler consistió hasta el final, en usar la amenaza del bolchevismo que buscaba ejercer influencia política en Alemania, Europa y, sobre todo, en “Anglo-USA”

Personalmente creo que es un libro interesante aún sin estar de acuerdo en varios de los planteamientos que hace el autor. Sin embargo y como siempre, Hitler fue un personaje histórico poliédrico, de difícil análisis simple. Por eso, no habrá jamás un solo y único libro que ofrezca “El Hitler Completo”, por lo tanto hay que recurrir a muchos autores y muchos libros con diferentes enfoques, para acercarse al máximo al personaje y su época. De lo que no se puede dudar fue de su influencia a todos los niveles en el mundo y que hoy, 80/90 años después de todo aquello, sigue siendo del máximo interés de académicos, escritores y personas normales en nuestra sociedad. Y así será por muchos años…

viernes, 6 de noviembre de 2020



A VUELTAS CON EL LUSITANIA 

Los Estados Unidos que sin duda alguna es un país muy interesante y con grandes cosas, también tiene su historia oculta. Entre esas cosas ocultas está en buscar siempre un motivo para entrar en guerra, una excusa. Lo he dicho en este mismo blog en varias ocasiones: el hundimiento del Maine en Cuba y el inicio de la guerra España-USA, el hundimiento del transatlántico Lusitania para  entrar en la I Guerra Mundial, Pearl Harbor para entrar en la segunda, el cruce del paralelo 38 por parte del Corea del Norte para involucrarse en la Guerra de Corea, el incidente de la Bahia de Tonkin para entrar en Vietnam, la Torres Gemelas y la entrada en Irak, entre otros La historia va demostrando que los USA siempre estaban detrás de esas acciones hostiles contra sus intereses y eso iniciaba la guerra contra el enemigo de turno.

Hoy me gustaría volver con el tema del Lusitania y los USA. Ya he escrito sobre el asunto en otro artículo también en este blog. El hundimiento de ese barco el 7 de Mayo de 1915, le costó la vida a casi 1.200 personas y como ya sabemos, catapultó la entrada de los USA en la I Guerra Mundial. Se suponía que era una pacífico barco de pasajeros y sin duda lo era, pero también cargaba un enorme arsenal de armas hacia Inglaterra de forma secreta y violando la neutralidad americana en la guerra europea. El barco de la compañía Cunard que iba de Nueva York a Liverpool, fue hundido a ocho millas de la costa irlandesa por un submarino alemán.

La carga que llevaba ya ha sido confirmada por buceadores que descubrieron hace ya un tiempo la oscura mercancía del Lusitania. Se estimó en alrededor cuatro millones de balas de la marca americana Remington de calibre militar. Esa carga encontrada a bordo sugiere que los alemanes tenían razón al denunciar que el barco y lo que llevaba a bordo, lo convertía en un blanco militar legítimo. Los británicos tras mantener testarudamente que era un simple barco de pasajeros, acusaron rápidamente a los alemanes de una matanza de civiles en alta mar. Este desastre sirvió para levantar el sentimiento anti-alemán, sobre todo en los USA, desde donde venían 128 de las 1.198 víctimas. Unas 100 víctimas eran niños, muchos de ellos de menos de dos años.

El Secretario de Estado USA Robert Lansing, escribió más tarde que el hundimiento le dio la “convicción de que al final serían los aliados de Inglaterra”. Se le dijo a la población americana, de forma falsa, que se había dado a los niños alemanes un día de fiesta en la escuela para celebrar el hundimiento del Lusitania. El desastre inspiró una gran cantidad de carteles pidiendo venganza por las víctimas. Uno muy famoso mostraba a una madre joven hundiéndose en las aguas con su bebé en los brazos y la frase “Alístate”. Tras una gran ruido mediático pro-guerra, los americanos se unieron a los aliados. Esa decisión e intervención cambió el equilibrio de la balanza contra Alemania.

Los alemanes insistieron que el Lusitania, el barco más rápido entonces del Atlántico Norte, fue usado para romper el bloqueo que Berlín trataba de imponer alrededor de Inglaterra desde el inicio de las hostilidades en Agosto de 1914. Churchill era el Primer Lord del Almirantazgo británico y durante años se ha sospechado que sabía muy bien lo que sucedió en el ataque y sus circunstancias y eso no se lo comunico a su pueblo. Se sabe a través de una carta confidencial poco antes del hundimiento, que unos ataques de submarinos alemanes serían bien recibidos… Dijo “es más importante atraer barcos neutrales a nuestras costas, con la esperanza de involucrar a los USA contra Alemania. Por nuestra parte queremos que el tráfico y cuanto más mejor y si alguno se mete en problemas, mejor todavía””.

El periodista de la revista Vogue Hombre en los USA Hampton Side, fue testigo del descubrimiento de los buzos y dijo “Son balas que fueron fabricadas expresamente para matar alemanes en la I Guerra Mundial. Balas a bordo del Lusitania que los mandatarios británicos de Whitehall y mandatarios americanos en Washington sabían y han negado desde largo tiempo atrás”. El descubrimiento puede ayudar a explicar por qué el Lusitania se hundió en 18 minutos por un simple torpedo en su casco. Varios supervivientes dijeron haber escuchado una segunda explosión que sin duda, fue debida a la munición a bordo. 

El propietario de los derechos sobre los restos del Lusitania, Gregg Bemis, dijo “ esos cuatro millones de balas de calibre militar no eran para un cazador aficionado. Ahora que lo hemos encontrado, los británicos no pueden negar por más tiempo que había munición a bordo. Eso nos hace preguntarnos qué más había en el barco. Había literalmente, toneladas y toneladas de alimentos en un barco sin refrigeración que se habían marcado, sospechosamente, como queso, mantequilla y ostras. Siempre he creído que habían explosivos muy potentes en las bodegas, que explotaron con un simple torpedo y eso fue lo que hundió rápidamente el Lusitania”.

domingo, 1 de noviembre de 2020


NEGANDO

¡Vamos a imaginar!

Imaginemos a Hitler en el poder durante lustros, imbatible en un guerra que ganó y muriendo a finales de los años 50’s, siendo sustituido en el poder tras un gran funeral, por diferentes acólitos periódicamente y que supieron disolver los excesos del Führer. Imaginemos entonces un “SN” reformador que llega al poder en los 80’s y desmonta el sistema SN sólo para hacer caer del poder al III Reich, que casi se vino abajo solito por el  caos económico y político absolutamente podrido.

Imaginemos a una menguante “Federación Alemana”, sufriendo 10 años de convulsión antes de que un exoficial de las SS, llegue al poder, primero como Primer Ministro y luego como Presidente. En 15 años de liderazgo de este oficial, Alemania volvió a una estabilidad económica gracias, sobre todo, a una subida estratosférica del precio del carbón.

Lo soviéticos lo hicieron.

Podría ser algo desagradable dicho de forma suave, hasta incluso tolerable. Las SS, a pesar de sus cosas, atrajo gente ambiciosa como la carrera de éxito de ese Presidente en la división de espionaje exterior, lo que quiere decir que él no estaba manchado por los crímenes del pasado. Mejor una Alemania estable que caótica. Cualquier país grande tiene sus propios intereses en seguridad y los holandeses, checos, daneses y polacos pondrían a salvo su ganada independencia si se uniesen a ese Presidente SS en vez de insistir en las maldades SN.

Es lo mismo en Rusia con Putin. Sería un error acusar a los rusos actuales de los crímenes de la época de Stalin. Rusia no va a desaparecer y polacos, bálticos y otros no deberían de provocar al Kremlin sin necesidad. La NKVD y luego la KGB tuvieron una historia terrible, pero el papel de Putin parece completamente anodino en todo ello a pesar de que fue un agente soviético en la Alemania Oriental. Pero esa situación sólo se mantendrá si los líderes occidentales actuales no mostrasen interés alguno en las atrocidades de los soviéticos en países de detrás del telón de acero. Pero si ese Presidente SS, ese presidente putativo de una Alemania post-SN, empieza a jugar con la negación del Holocausto, todas las alarmas empezarían a sonar.

Vladimir Putin se acercó peligrosamente a todo esto en Rusia. Afirmó que el Pacto Ribbentrop-Molotov fue legal. No vio la necesidad de pedir perdón a las miles de víctimas del stalinismo de los países bálticos. Pero los medios rusos fueron más lejos y siguieron con la cantinela falsa de que los alemanes y no los soviéticos, fueron los que mataron a más de 22.000 oficiales polacos capturados en Katyn en 1940. Esa mentira de la época de Stalin, tragada pistola en mano en la Polonia de la post-guerra, agravó ese crimen aún más. Se enterró solemnemente en 1990 con el apoyo del Kremlin y admitiendo de soslayo que, como mucho, fue un acto de guerra que ya había prescrito, nada más

Las falsedades no están en revistas y medios fuera del sistema o de muy poca tirada. Los periódicos rusos como “Rossiiskaya Gazeta” o el de larga tirada “Komsomolkaya Pravda” y también la televisión, comenzaron con esta historia falsa y se siguió repitiendo incluso en  la popular “Nezavisimaya Gazeta, en su suplemento de fin de semana sobre temas militares. Y esto no vino en respuesta a una provocación polaca, pero sí en el momento en que el gobierno de Varsovia estuvo haciendo todo lo posible para calmar las relaciones con Moscú. 

Los medios rusos, al menos en teoría, pueden imprimir lo que quieran. Pero es difícil no concluir que este brote de revisionismo histórico pro-URSS venía, como mínimo, con la bendición tácita oficial. La mejor forma de disipar todo esto sería que el Kremlin y el ministro ruso de asuntos exteriores, apareciesen públicamente con una declaración diciendo que desde el lado oficial ruso, no debería existir ninguna duda de que la policía secreta soviética, NKVD, siguiendo órdenes directas de Beria y Stalin, llevó a cabo la masacre de Katyn. El no hacerlo nos sugiere un cinismo atroz y lo que es peor una simpatía nauseabunda por la NKVD y los perpetradores directos de ese crimen.

Parecía que todo iba a arreglarse entre Rusia y Polonia cuando una nueva catástrofe se abatió sobre Polonia el 10 de Abril de 2010, cuando el presidente polaco Lech Kaczynski, su esposa y parte del gabinete del gobierno murieron en un accidente aéreo, cuando se dirigían precisamente a celebrar el 70 aniversario de la matanza de Katyn. A día de hoy no se ha podido demostrar que fuese un atentado. 

A pesar de todo y la postura del Kremlin y del mismo Putin, hoy ya no hay dudas de que fue un crimen soviético.


MUNICH 1938

En este pasado mes de Septiembre se cumplió el 82 aniversario del vuelo del Primer Ministro británico Neville Chamberlain a Alemania para reunirse con Hitler en hasta tres ocasiones. El 30 de septiembre acordaron, con Italia y Francia, que la región de los Sudetes, de habla alemana en Checoslovaquia, fuese cedida a Alemania. Desde entonces, hablar del Pacto de Munich se ha usado para indicar o dar ejemplo, de una maldición política. Pero, como siempre, la historia de ese pacto está muy lejos de que lo siempre se ha dicho. De forma continua, “Munich” ha sido incomprendido y malinterpretado, con consecuencias desastrosas.

Al margen de las consecuencias de Munich, todas esas invocaciones a ese pacto sirven para reescribir la historia, algo a lo que están muy dadas las democracias europeas. Chamberlain fue un líder democrático que sabía que su pueblo, lógicamente, no quería la guerra en 1938, sólo 20 años después de la terrible I Guerra Mundial y en la cual murieron  más de seiscientos mil soldados ingleses y más de un millón seiscientos mil fueron heridos de diversa consideración. No era un buen recuerdo.

A pesar de ello, Chamberlain no estaba solo en el pensamiento de que no quería llevar a cabo una queja o buscar problemas con Alemania. Y la población de los Sudetes no deseaba estar bajo la égida de Checoslovaquia. Si bien era cierto que el resentimiento alemán por el infame y esclavizante Tratado de Versalles llevó a Hitler democráticamente al poder, hay otra verdad incómoda: entre las dos guerras, los liberales americanos y británicos creían sin fisuras que los asentamientos territoriales post 1918, habían sido absolutamente injustos. 

El líder y comentarista de izquierdas inglés H.N. Brailsford, especialista en asuntos internacionales, escribió en 1920 que de todo el diseño fronterizo del Tratado de Versalles “la peor ofensa fue la sumisión de tres millones de alemanes al gobierno checo”. La experiencia parecía mostrar que el nacionalismo era la gran fuerza del momento y que necesitaba ser apaciguada, una palabra usada por vez primera debemos recordar, por aquellos que abogaban hacerlo.

Churchill denunció el Pacto de Munich en un discurso altivo “Ese es solamente el primer sorbo, la primera prueba amarga de una copa amarga que será entregada a nosotros año tras año, excepto que por una recuperación suprema de salud moral y vigor marcial, nos levantemos de nuevo y tomemos nuestro lugar por la libertad como en los viejos tiempos”. Pero él hablaba como alguien despreocupado por cualquier simpatía por la autodeterminación nacional, pero no hay duda de que era un gran orador… 

Sin embargo y a pesar de las heroicas palabras de Churchill tras el pacto, no podemos obviar que el acuerdo de Munich fue aprobado y debidamente firmado el 30 de Septiembre de 1938, por los presidentes y primeros ministros de Francia (Éduard Daladier), Alemania (Adolf Hitler), Italia (Benito Mussolini) e Inglaterra (Arthur Neville Chamberlain), tras la solución acordada entre todos para dar solución definitivamente a la crisis de los Sudetes y el interés real de esa población alemana de integrarse en el III Reich. 

No fue un capricho de Hitler que forzó por la fuerza. Checoslovaquia era un país que no existía y que fue creado en Versalles en 1919. Había sido una región perteneciente al desaparecido Imperio Austrohúngaro tras la Gran Guerra y los Sudetes y otras zonas habían sido Alemania.