jueves, 29 de julio de 2021

 COMPARACIONES ODIOSAS

Aunque aún de forma tímida, en Inglaterra empiezan a haber más voces que dicen que Churchill no fue un buen líder en la guerra e incluso lo comparan con Adolf Hitler, diciendo que no fue mejor que el Führer. Evidentemente, sabéis que nunca he tenido una buena opinión del británico y creo que su presencia en la guerra fue una desgracia para Inglaterra. Yo discrepo en esa comparación con Hitler, ya que fueron dos personas muy diferentes, con motivos muy diferentes y si bien Churchill seguía el “diktat” de personas muy poderosas por encima de él, en el caso del Führer, ni de lejos, era así. Uno trató de buscar lo mejor para Alemania y otro lo peor para Inglaterra. 

Ese movimiento de gente académica y bien situada culturalmente que opina lo que he dicho sobre Churchill, es algo más serio de lo que parece. Ante ello, hay reacciones como la del historiador inglés Sir Anthony Sheldon que dijo que era una “desgracia” lo que se decía de Churchill, tras el ataque al personaje por parte de grupos de izquierda, que lo acusaban de que había sido un “racista”. 

Sin embargo, Sir Anthony Sheldon, también ex-vicerector de la Universidad de Buckingham indica “No sé de dónde ha salido eso de que Churchill fue equivalente a Hitler. No sé cómo ha empezado” y continua diciendo que “Quiero decir que hemos de juzgar algo menos y entender un poco más. Churchill fue un buen hombre, que lo hizo increíblemente muy bien frente a la maldad. Me imagino, conociendo a la familia Churchill de cuando yo estaba en la Universidad de Buckingham, la angustia que causan estas opiniones. Es una desgracia”.

Sir Anthony Sheldon, no menciona quién ha comparado al líder británico de la II Guerra Mundial con su equivalente alemán. Pero seguramente se refiere al escritor y político hindú Dr. Shashi Tharoor, quien en una ocasión describió a Churchill como “como una de los más malditos gobernantes del siglo XX, que encaja en la compañía de Hitler, Mao y Stalin”. Estos comentarios realizados en 2017, han sido “recogidos” y utilizados por activistas de izquierda que buscan oportunidades para aplastar la reputación de Churchill diciendo que era un racista. Incluso en la estatua de Churchill en la Plaza del Parlamento aparecieron pintadas al respecto. Parece que esos activistas olvidan que Stalin o Mao también lo fueron, al margen millones de asesinados… pero esto no cuenta, son minucias.

Sí es cierto que Sir Anthony Sheldon concede que hubo problemas con el colonialismo, añadiendo que “Mucho de la historia ha sido visto de una cierta manera, ignorando otros aspectos del Imperio Británico”. El nieto de Churchill, el antiguo ministro conservador Sir Nicholas Soames, dijo en el periódico “The Mail”, que los ataques a su abuelo fueron alimentados por “la forma en que son dirigidos los estudiantes". Y comparando a Chamberlain con su abuelo dijo “Creo que hay mucho malentendido sobre Churchill y los estudiantes necesitan comprender las circunstancias en las él llegó a Primer Ministro durante la guerra. Todo está muy matizado. Los crímenes atribuidos a Churchill fueron en realidad en tiempos del Imperio. Él simplemente trataba de salvar a su país y por lo tanto, el derecho a ser educados para ahora vivir las vidas que viven”

Entiendo que el nieto quiera defender a su abuelo, pero no cuela y la frase final es de traca. ¿Realmente cree que los estudiantes de ahora viven la vida como quieren o están contentos con la Inglaterra de hoy?. Si los abuelos y bisabuelos de estos chicos hubiesen visto en qué se iba convertir su país y la pérdida del Imperio por parte de Churchill, hubiesen dado la vuelta en sus barcazas de desembarco y luchado contra la URSS.

martes, 27 de julio de 2021

VIDAS PERDIDAS EN EL MAR 

Hace poco y por casualidad, ví de nuevo la película “Titanic”. He de reconocer el gran trabajo de maqueta e imágenes que hacen revivir hasta cierto punto lo que debió de ser aquel barco británico “insumergible” y su presencia arrogante en el mar. No conozco detalles del acontecimiento, pero entiendo que no debió de ser muy diferente a lo presentado en la pantalla. Eso sí, colocan una historia de amor de por medio… Se hace hincapié también en el número de muertos y desaparecidos de aquella tragedia marítima de 1912, que totalizaron 1.523. Sin duda no debió ser fácil en aquellas aguas heladas escapar de la muerte. Se dice que fue la mayor tragedia en el mar.

También otra tragedia marítima se contabiliza como de las peores y fue el hundimiento del “Lusitania” en 1915, llevándose la vida de 1.198 personas a bordo. Sin desmerecer la tragedia del “Titanic” y la del “Lusitania” y hablando de muertos, me parece que esos desastres se quedan cortos con respecto otras tragedias en el mar e incluso en tiempos más recientes como 1945.

En ese año terrible para Europa, tres barcos alemanes fueron hundidos: el “Wilhelm Gustloff", el “General Steuben” y el “Goya”. Eran barcos que transportaban civiles, militares y heridos que huían de la acometida soviética hacia la zona alemana desde el Báltico. Fueron hundidos por submarinos soviéticos en esos últimos y caóticos meses de la guerra. El primer barco, el “Wilhelm Gustloff” de 25.000 toneladas de desplazamiento, había sido un transatlántico de lujo utilizado por la organización alemana “Kraft durch Freude” (La Fuerza por la Alegría), llevando de vacaciones a trabajadores alemanes durante los años 30’s a muchos lugares del extranjero como Canarias, Azores, Francia, España, Italia, etc. (igual que en la Unión Soviética…).

El 30 de Enero de 1945 salió del puerto de Gotehafen, con más de 5.000 refugiados, sobre todo mujeres y niños y 1.600 soldados. Pasadas las 21:00, tres torpedos del submarino soviético S-13 impactaron en el barco. Los barcos de acompañamiento pudieron rescatar a 900 personas en las aguas heladas. 5.400 murieron allí. 

El segundo barco, “General Steuben”, estaba sobrecargado con soldados heridos y refugiados cuando fue hundido el 19 de Febrero de 1945, con una pérdida total de 3.500 personas. Recordemos que en el “Titanic” murieron 1.523… Fue el mismo submarino que hundió el “Wilhelm Gustloff” y casi en el mismo lugar, hundiéndose en sólo siete minutos. 

El hundimiento del “Goya” el 16 de Abril de 1945, tres semanas antes del final de la guerra en Europa, se reconoce como el mayor desastre en el mar en términos de vidas. Este barco de transporte de de 5.230 toneladas, había salido del puerto de Hela cerca de Danzig, con un total de 7.000 refugiados y soldados heridos. En este caso, el submarino soviético L-3, disparó dos torpedos partiendo al barco en dos con sus bodegas llenas de gente. El mar irrumpió rápidamente ahogando a los refugiados entre gritos de horror. Se hundió en cuatro minutos. Solo hubo 183 supervivientes. 

Entre los tres hundimientos nos vamos a casi 16.000 muertos. No había ninguna razón objetiva ni militar para matar cobardemente a todas estas personas. Fue una de las mayores atrocidades de la guerra.

Pero hay más… por ejemplo el barco “Cap Arcona”, un barco de pasajeros de 27.650 toneladas que evacuaba a prisioneros de campos de concentración. El 3 de Mayo de 1945, una semana antes del fin de la guerra, y cuando salía del puerto de Lübeck, aviones de la RAF lo hundieron con 5.000 personas a bordo. Solo se pudo rescatar a 500. Un destino similar sufrió otro barco alemán, el “Thielbeck”, llevando a bordo a 2.800 prisioneros del campo de concentración de Neuengamme. De nuevo la RAF llevó a cabo este ataque, hundiéndolo el mismo 3 de Mayo, con todos a bordo. No se salvó nadie.

A veces es bueno recordar estas tragedias y no supeditarte a las que explican los medios como cotorras.

jueves, 22 de julio de 2021

 
EL PAPEL USA EN LA II GM (y 3)

Tras Pearl Harbor y la declaración de guerra alemana, los USA tuvieron que apostar por el éxito del Ejército Rojo. Esto, sin embargo, no justificaba la política de apaciguamiento y tragaderas que siguió a las conferencias de Teherán y Yalta. 

Cuando miro mucho más atrás, antes de que las manos USA estuviesen atadas diplomáticamente por involucrarse en el conflicto, no había realmente ninguna obligación moral o política de los USA u otras potencias occidentales, en defender a la URSS contra posibles ataques de Alemania y Japón. La forma más esperanzadora de capear la amenaza totalitaria hubiese sido, para las potencias occidentales, el haber mantenido una política de no inmiscuirse.

En ese caso, los dos regímenes totalitarios se hubiesen peleado hasta el fondo. Pero los defensores de esa política elemental de sentido común, fueron acusados de apaciguadores, simpatizantes fascistas y mucho más. Las repetidas indicaciones de que  las ambiciones de Hitler eran continentales y no más allá, que él deseaba e intentaba un movimiento hacia el Este, no hacia el Oeste, fueron desestimadas. Incluso después de lo que el general Deane llamó “la extraña alianza” y que ya había concluido, aún había margen de maniobra. Los USA, podían haberse distanciado de Stalin como Stalin hizo con los USA. Hay pruebas suficientes de que las posibilidades de negociar una paz razonable con un gobierno no-nazi alemán, hubiesen justificado el intentarlo, pero la  formula de la “rendición incondicional” lo hacía imposible.

Con un optimismo ciego que ahora nos puede parecer sorprendente y fantástico, los hombres responsables de conducir la política exterior USA apostaron todo a la creencia imposible de que el gobierno soviético sería cooperativo en un mundo pos-guerra ideal. El publicista Randolph Bourne, un caústico y afilado crítico de la participación USA en la I Guerra Mundial, dijo que esa guerra era como un elefante… llevaba al jinete a donde el elefante deseaba ir, no a donde el jinete deseaba ir. Era un buen reflejo de la situación.

Hace ya mucho que la guerra terminó. Tenemos una perspectiva histórica objetiva, independientemente de nuestros pensamientos personales. Y la frase “Estamos luchando para que no tengamos que vivir en un mundo totalitario”, deja en evidencia su futilidad trágica y absoluta. ¿En qué tipo de mundo vivimos hoy? Creo que muy diferente al mundo que hubiésemos tenido si la cruzada no se hubiese llevado a cabo, si a Hitler se le hubiese permitido ir hacia el Este, si Alemania hubiese dominado la Europa del Este y Japón Asia del Este. Ya no hay una atmósfera de “esto es de dónde venimos”, una reminiscencia de una época donde había especulaciones incómodas de dónde habría un nuevo movimiento expansionista. Pero sí, los USA han sido expansionistas, lo fue también la URSS y hoy China es el  nuevo poder expansionista dificilísimo de controlar. Vean África o los millones de chinos ya instalados en occidente, subvencionados por Pekín y sin limitación alguna en nuestros países. Traten de hacer eso en China...

No estoy blanqueando a los USA, pero la diferencia después de la guerra fue que la URSS reemplazó a Berlín y Tokio. Hubo un solo centro de agresión dinámica en vez de dos, con la concentración de poder en ese único centro, que sobrepasaba de largo la combinación alemana-japonesa. Y por dos razones esa diferencia fue a peor, no a mejor. Primero, uno puede contar las gritas y conflictos de interés entre Alemania y Japón, pero que fueron muy difíciles de aparecer en el imperio centralizado de Stalin. Segundo, la expansión soviética fue ayudada por sus casi inagotables recursos propagandísticos, que nunca fueron igualados por alemanes o japoneses. Y toda una red clientelar de académicos, filosofos, intelectuales en universidades USA y Europa que daban soporte al marxismo. Todo el esfuerzo y éxito soviético de redes de espionaje en USA y Canadá es sobradamente conocido.

Ante ello, ¿cómo se sostienen esos ideales frecuentemente invocados por los partidarios de la Segunda Cruzada? Y ¿qué hay de la frase de Cordell Hull “los procesos ordenados en las relaciones internacionales” o de paz y seguridad internacional en general? ¿La carrera armamentística demostró y aún demuestra sobradamente, nuestra confianza en una era de paz y buenos sentimientos. Desde luego, no fue un buen resultado para Occidente.

Como dice el dicho “el fruto cosechado con las semillas de la ilusión, siempre es amargo”

domingo, 18 de julio de 2021

 EL PAPEL USA EN LA II GM (2)

En su alarmante discurso por la radio del 27 de Mayo de 1941, Roosevelt declaró “Vuestro gobierno sabe qué términos impondrá Hitler si resulta victorioso. No estoy especulando sobre este asunto… Planean tratar a los países de Latinoamérica como ahora tratan a los países de los Balcanes. Planean estrangular a los Estados Unidos de America y el dominio de Canadá”.

Pero esta llamativa acusación nunca fue respaldada de pruebas concretas y contundentes. 

No se ha encontrado ninguna confirmación en los archivos alemanes que estuvieron a disposición de los poderes victoriosos. Ha habido una exageración grotesca de la supuesta estrecha colaboración entre los poderes de Eje. El general George C. Marshall, lo señala en su informe “Report on the Winning of the War in Europe and the Pacific”, publicado tras el final de la guerra. Este informe, basado en dossieres de la Inteligencia americana y el interrogatorio de mandos alemanes capturados, contiene la siguiente afirmación “No se ha encontrado todavía ninguna prueba en el Alto Mando Alemán sobre un plan estratégico…”.

“Cuando Italia entró en la guerra, los objetivos estratégicos de Mussolini contemplaron siempre la expansión de su imperio, bajo la estela de los éxitos militares alemanes. El Mariscal de Campo Keitel, revela que la declaración de guerra italiana, era contraria a los acuerdos con Alemania. Tanto Keitel como Jodl estaban de acuerdo en que era algo no deseado. Ni tampoco hay pruebas de una estrecha colaboración estratégica entre Alemania y Japón. El Cuartel General Alemán reconoció que Japón buscaba un pacto de neutralidad con Rusia, pero esperaba que los japoneses pudieran someter fuertemente a las fuerzas británicas y americanas por tierra, mar y aire en el extremo oriente”.

“En ausencia de cualquier prueba de lo contrario, se cree que Japón también actuó unilateralmente y no de acuerdo con un plan estratégico unificado. No sólo los socios europeos del Eje fueron incapaces de coordinar sus planes y recursos y decidieron en sus naciones el cómo proceder de la mejor manera si no que su socio en extremo oriente, Japón, también trabajaba por su cuenta. El Eje, como hecho, solo existió sobre el papel”.

Entonces, bajo el juicio del general Marshall, el Eje no representó una liga sólida y potente, con un plan claro para conseguir el dominio del mundo, incluyendo el subyugar el continente americano. Fue una asociación de poderes con ánimos expansionistas en Europa y en extremo oriente. Poco más que eso y sin coordinación clara. Creo que Hitler fue demasiado buen amigo de sus supuestos socios y toleró acciones absurdas de los mismos en vez de usar la potente flota y aviación italiana para controlar el Mediterráneo y que Japón hubiese abierto un segundo frente contra la URSS en el Pacífico en 1941.

Desde luego los USA no tuvieron otra alternativa que luchar tras Pearl Harbor y las declaraciones de guerra alemanas e italianas. Pero el ataque a Pearl Harbor no hubiese sucedido con absoluta seguridad, si los USA hubiesen sido menos inflexibles y no hubiesen apoyado la causa China. Si esa inflexibilidad estaba justificada, a la luz de los acontecimientos posteriores es, como mínimo, altamente cuestionable. Y todo ello sabiendo que los USA sabían de ese ataque y no lo evitaron.

El preludio diplomático a Pearl Harbor, también incluyó esas fatales decisiones USA como la imposición de un bloqueo comercial a Japón en Julio de 1941, la frialdad a las aperturas del príncipe Konoye y el fallo, en el momento crítico, de hacer más contribuciones positivas para evitar la guerra, que las de la nota de Hull del 26 de Noviembre de 1941.

La guerra con Alemania fue también de largo el resultado de la iniciativa de la Administración de Roosevelt. El trato destructivo que fue el Acta de Préstamo y Arriendo con la URSS, la congelación de los activos alemanes en USA, la participación de la Marina americana, con mucho secretismo y doble lenguaje, en la Batalla del Atlántico, etc., fueron acciones que se alejaban de la neutralidad, a pesar del Acta de Neutralidad, que el presidente había jurado defender.

A veces se dice que la gradual participación de los USA en una guerra no declarada, estaba justificada porque la victoria alemana y japonesa, hubiese amenazado la seguridad y bienestar de los USA, incluso si la invasión de ese hemisferio no se hubiese contemplado. Este argumento hubiese sido fácil de defender si la guerra se hubiese luchado, no como una “cruzada de un mundo libre contra un mundo esclavizado”, si no como un frío intento de mantener un equilibrio razonable de poder en Europa y Asia.

Si la diplomacia USA de antes y durante la guerra hubiese tenido ese objetivo en mente, alguna de las graves torpezas de la Segunda Cruzada, se habrían evitado. Si se hubiese contemplado el principio cardinal de que la política de la URSS y su tiranía, era más peligrosa política y psicológicamente que las de Alemania y Japón, el rumbo de la política USA hubiese sido seguramente diferente. Hubiese habido una consideración más favorable al punto de vista expresado por el senador Truman, cuando sugirió que deberían dar a poyo a Rusia si Alemania estaba ganado y a Alemania cuando Rusia estaba ganando.

El gran dilema de la guerra fue que los USA no podían contar con la victoria sin la URSS y ciertamente no podían esperar ganar la paz con la URSS. Pero había al menos una solución parcial a este dilema. Hubo alguien del cuerpo diplomático USA que sugirió “Deberíamos de haber hecho la paz con Alemania y Japón cuando estaba muy debilitados para representar una amenaza contra nosotros y fuertes todavía para convertirse en socios útiles en una coalición contra la URSS”. Estoy de acuerdo como posibilidad.

Pero este realismo que cito, no tenía esperanza alguna en un ambiente de cruzada. El efecto de la política USA fue crear un enorme aspirador en Europa y Asia, y dejar a la URSS con su poderoso arsenal militar en ambos continentes. Luego los USA de forma tímida comenzaron a ofrecer cierta resistencia cuando los líderes soviéticos comenzaron a actuar como cualquiera hubiese esperado de ellos, según su filosofía y política. Hubo un periodista británico que dijo lo siguiente sobre la situación creada tras la Segunda Cruzada “¿Sabes? Hitler realmente ganó la guerra en la persona de Stalin”.

Roosevelt declaró en su discurso del 27 de Mayo de 1941 “Aceptaremos solamente un mundo consagrado a la libertad de hacer lo que se desee y libre de terrorismo”. La guerra hacia la que dirigió su país con mano firme, fue aparentemente para lograr ese mundo… El argumento de que “nosotros no podemos vivir en un mundo totalitario”, con imágenes  de alemanes cruzando el océano Atlántico, era algo que a muchos americanos no les impresionaba ya que ese supuesto enemigo, ni siquiera había alcanzado las costas de las Islas Británicas. En 1940-41 parecía claro que una Alemania dominando Europa y un Japón militarista, extendiendo su hegemonía en Asia, hubiesen sido unos vecinos molestos y hubiesen querido imponer cambios desagradables en la forma de vida americana.

Estos peligros totalitarios eran reales hasta cierto punto. Pero era una falacia desastrosa imaginar que esos peligros podían ser exorcizados con la guerra y hacer la paz con otro estado tiránico, la URSS, que se vería potenciada. En fallo de no ver el papel agresivo y desintegrador que una URSS victoriosa llevaría a cabo en unas destrozada Europa y Asia, fue la principal torpeza en la cruzada intervencionista USA. 

Aquellos que secretamente o abiertamente simpatizaban con el comunismo al menos actuaban de forma lógica. Pero la mayoría erró en su ignorancia y buenos pensamientos sobre los motivos soviéticos y sus intenciones reales. Fueron culpables de un error colosal de juicio y perspectiva de no ver la importancia de lo que había en juego.

sábado, 17 de julio de 2021

 EL PAPEL USA EN LA II GM (1)

Los Estados Unidos fueron, de largo, el gran socio en los llamados aliados. Numéricamente lo fue la URSS, aunque cualitativamente lo fueron los USA. Pero cuando analizo datos y veo resultados ante el enorme esfuerzo realizado, me pregunto si valió la pena. No hablo en términos políticos, sino de personas y países y las consecuencias que aún hoy vivimos.

Pensemos que uno 200.000 norteamericanos murieron en el conflicto y más de 600.000 fueron heridos. Seguramente fue un peaje pequeño en comparación con otros países combatientes, pero después de la guerra hubo una cantidad enorme de crímenes atribuibles a shocks y desajustes tras las experiencia en combate de muchos ex-soldados. Muchos volvieron con secuelas mentales irreparables. También hubo una destrucción enorme de recursos naturales en madera, petróleo, mineral de hierro y otros metales y minerales, entre muchas otras cosas. Los USA emergieron de la guerra con una deuda impagable y todo eso nunca ha sido explicado en la historia de esa nación, ni en la historia en general. 

La gran pregunta ¿fueron esas pérdidas humanas y de material justificables o evitables? Desde el punto de vista militar, desde luego, la cruzada contra el Eje (y sobre todo contra Alemania), fue una victoria. Italia, Alemania y Japón fueron aplastados completamente. El poder USA en tierra, mar, aire y fábricas produciendo a tope, fue una contribución indispensable a esa derrota del Eje. 

Pero la guerra, no lo olvidemos, no es una prueba deportiva, en la cual la victoria es un fin en sí misma. Sólo puede ser justificada como el objetivo a alcanzar con un final deseable y positivo, y eliminar una amenaza intolerable a la seguridad nacional. Cuando uno preguntaba por los frutos de la victoria, incluso poco después del final de la guerra, las respuestas sonaban huecas y no convincentes. Imagínense las respuestas ahora cuando vemos el mundo que hemos heredado de aquellos vencedores en el mundo occidental…  

Consideremos los primeros resultados en términos de los objetivos confesados por los USA: la Carta del Atlántico y las 4 Libertades (el discurso de Roosevelt de 1941). No duden de que el fracaso fue absoluto e indiscutible. El presidente USA Wilson fracasó también en hacer prevalecer sus 14 puntos de paz tras la I Guerra Mundial. Pero ese fracaso puede ser considerado como un éxito brillante cuando uno investiga y compara entre los principios de la Carta del Atlántico y las 4 Libertades y las realidades del mundo de la posguerra. 

Tras la I Guerra Mundial, hubo algunos plebiscitos razonables, al mismo tiempo que arbitrariedades y arreglos territoriales injustos. Lo he comentado en algún artículo anterior. Pero el método utilizado para cambiar las fronteras tras la II Guerra Mundial, fue el de expulsar a poblaciones enteras con una bolsa y equipaje y muchas veces con muy poco equipaje… Ninguna guerra en el historia ha matado a más gente y ha dejado un legado  humano de miseria, raíces rotas, indigentes, desposeídos, etc.

Cerca de 14 millones de alemanes o de origen alemán, fueron trasladados desde el Este de Alemania en la línea Oder-Neisse, desde los Sudetes en Checoslovaquia y de pequeños asentamientos alemanes en Hungría, Yugoslavia y Rumania. Millones de polacos fueron expulsados del territorio llamado Línea Curzon y asentados en otras partes de Polonia, incluyendo las provincias robadas a Alemania. Cientos de miles de finlandeses abandonaron partes de Finlandia en manos de la URSS en las dos guerras de agresión que sufrió de la Rusia comunista. Al menos un millón de europeos del Este de variadas nacionalidades como polacos, rusos, ucranianos, yugoslavos, letones. lituanos o estonios, se convirtieron en refugiados que huían de la URSS y su tiranía. 

Ninguna de estas drásticas operaciones quirúrgicas de las fronteras europeas fue consultada libremente con las personas afectadas. Es evidente que cada uno de estros cambios hubiese sido rechazado por una gran mayoría en un plebiscito honesto. La mayoría de la población de la Polonia del Este o los estados bálticos, no deseaban ser ciudadanos sociéticos. Probablemente en la Prusia Oriental. Silesia y otros territorios étnicamente alemanes, preferían un gobierno alemán que no soviético o polaco. ¡Qué burla que se hizo de la primera de las cláusulas de la Carta del Atlántico! “No habrá incremento territorial” o “no habrán cambios territoriales con los que no estén de acuerdo de forma libre las personas afectadas” o bien “el derecho de todas las personas para escoger la forma de gobierna bajo la cual vivirán”. Todo una farsa.

El resto de clausulas no tuvieron mejor suerte. Las restricciones impuestas a la industria , el comercio y las navieras de origen alemán y japonés, no estaban en línea con la promesa que decía “para promover el disfrute de todos los estados, grandes o pequeños, vencedores o vencidos al acceso, en igualdad de condiciones, al comercio y las materias primas del mundo”. Roosevelt y Churchill cantaron el famoso “Adelante Soldados Cristianos”, durante su encuentro del 10 de Agosto de 1941, a bordo de un buque de guerra británico anclado en las afueras de Newfoundland.

En el enorme conflicto entre las potencias del Eje y el Imperio Británico y la URSS, los USA eran aún, oficialmente, neutrales. Sin embargo, y violando tanto las leyes internacionales y las promesas repetidas a la población americana. Roosevelt ya había involucrado a los USA en la guerra. En ese encuentro con Churchill, comprometió públicamente a su país para “la destrucción final de la tiranía nazi”. Pocas semanas antes, y bajo sus órdenes , los USA ya habían ocupado Islandia.

Churchill y Roosevelt anunciaron la “Carta del Atlántico”, que proclamaba “el derecho de la gente para escoger la forma de gobierno bajo la que querían vivir”. Los líderes aliados nunca fueron sinceros en sus promesas. Inglaterra ya las estaba violando en el caso de la India y otros dominios imperiales y más tarde ambos las traicionarían en el caso de Polonia, Hungría y otras naciones europeas entregándoselas al tirano de Moscú. La terrible destrucción de la guerra y la paz vengativa, no ayudaron a asegurar “para todos, mejoría en los niveles de trabajo, avance económico y seguridad social”. 

En 1950, cinco años después del final de la Segunda Cruzada “todos los hombres de todas las tierras” no estaban viviendo “sus vidas en libertad y lejos del miedo” ni estaban “todos los hombres atravesando el alta mar y océanos sin obstáculos”. La octava y última claúsula de la Carta del Atlántico dice algo totalmente naif “Para que los amantes de la paz no soporten la aplastante carga de los armamentos”. Pero esa carga fue más aplastante de lo que había sido antes de la cruzada. Los “amantes de la paz” dedicaron ingentes cantidades de dinero de sus salarios en impuestos para la preparación de la guerra. Al final, todas las promesas de la Carta del Atlántico se evaporaron en la fantasmal niebla atlántica.

Ni siquiera las 4 Libertades de Roosevelt tuvieron importancia apreciable e. La construcción del mundo de la posguerra. Me gustaría recordar qué eran esas cuatro libertades del presidente americano: Libertad de Expresión, Libertad de Religión, Libertad del miedo y Libertad de Deseo. Pero una de las consecuencias principales de la guerra fue la enorme expansión del poder del comunismo en la Europa del Este y en Asia. Difícilmente puede argumentarse que el comunismo y el socialismo hayan contribuido para aumentar la libertad de expresión, religión, miedo o deseo de los pueblos bajos sus garras asesinas. 

La suerte del cardenal húngaro Arzobispo Mindzenty, uno de los líderes  religiosos de Hungría y de los muchos sacerdotes que fueron arrestados y asesinados en los países satélites de la URSS. Ello ofrece una prueba elocuente de los que fue el comunismo. Por ello, no hay una relación visible entre la Carta del Atlántico y las 4 Libertades y el tipo de mundo que emergió tras la guerra. Woodrow Wilson luchó por sus 14 puntos tras la I Guerra Mundial. No tengo noticias ni pruebas de que Roosevelt ofreciese objeción alguna a las muchas y constantes violaciones comunistas y propias contra sus propuestas de la guerra y pos-guerra.

Algunos argumentan de que ambos documentos aliados trataban sobre la supervivencia nacional de UK y USA. Sin embargo, no hay prueba alguna de que Alemania y Japón hubiesen trabajado o preparado sobre una supuesta invasión contra los USA o el continente americano.

viernes, 16 de julio de 2021

 
OPINIONES CONTRA LA CORRIENTE OFICIAL 

Hoy quería comentar un libro, que ya tiene algunos años, pero que es de rabiosa actualidad, y que se titula “Human Smoke. The Beginnings of World War II, the End of Civilization”, del autor Nicholson Baker y de la editorial Simon & Schuster. Muchos han tildado el libro como “libro mendaz” y fue perseguido incluso por los neoconservadores. Cualquiera puede pensar que el amigo Baker ha escrito en su libro una defensa del III Reich y su Führer. Sin embargo es exactamente al contrario: cualquiera que lo lea verá que Baker no tiene simpatía alguna por Hitler.

¿Entonces, dónde está el pecado del autor? Pues que en vez de escribir un libro histórico estándar, presenta en cada página un hecho por separado, generalmente tomado de periódicos y medios de aquel  momento histórico. Un gran número de estos hechos muestran a Churchill y Roosevelt bajo una luz desfavorable y en el caso concreto de Churchill, queda claro que las verdades inconvenientes tenía de ocultarse para que continuase la veneración a ese personaje devastador.

De todas formas y de forma razonable uno puede pensar que la causa aliada en la II GM seguía criterios de moralidad, los ataques a no combatientes estaban estrictamente prohibidos. Sin embargo, la política seguida por Churchill no podía estar más lejos de este principio. Como Primer Lord del Almirantazgo en la I GM, supervisó el bloqueo del hambre para acabar con la población alemana y con ello quería minar la máquina de guerra germana desde dentro. “El bloqueo británico” escribió Churchill “trata a Alemania como si fuese una fortaleza y trata de matar de hambre a la población hombres, mujeres, ancianos y heridos hasta la insumisión”. El Armisticio de Noviembre de 1918, no trajo el fin del bloqueo.

Churchill siguió con él hasta que los alemanes firmaron el Tratado de Versalles en 1919. Churchill dijo el 3 de Marzo de 1919 “Mantenemos el bloqueo con rigor… Es repugnante para Inglaterra el uso de esta arma de hambre, que recae mayoritariamente en mujeres y niños y también a ancianos, débiles y pobres hasta que toda lucha haya terminado, y no más allá de lo necesario para asegurar los términos justos por lo que henos luchado”. Esta inhumanidad no ha sido ni la excusa de una necesidad militar. Si los alemanes hubiesen rechazado la firma, hubiesen estado sin esperanza alguna ante un intento británico y francés de acabar con ellos. 

Baker no lo menciona, pero la joven generación que creció bajo esas condiciones terribles tuvo una afinidad sin fisuras con el movimiento Socialista-Nacional. El historiador de la Universidad de California, Peter Loewenberg, en su artículo "Psychohistorical Origins of the Nazi Youth Cohort” (ver: American Historical Review, Diciembre 1971, pag. 1457-1502), ha documentado perfectamente este fenómeno. La política de Churchill hizo que surgiera el fenómeno de Hitler y que luego Churchill mismo lo quisiera destruir. Baker puntualiza que en el libro del líder británico “The Aftermath”, publicado en 1929, dice que si Alemania no hubiese capitulado en 1918, una campaña masiva contra el pueblo alemán se hubiese llevado al final de la guerra. 

Pero lo que pasó no era nada comparado con lo que hubiese pasado si los alemanes hubiesen seguido luchando hasta 1919, nos dice Churchill. Gases “muy malignos”, hubiesen acabado con toda resistencia. “Miles de aviones hubiesen aplastado sus ciudades”.

No es ninguna sorpresa que cuando se inició la II GM en Septiembre 1939, y que hizo volver a Churchill al gabinete, éste trajo de nuevo el bloqueo del hambre contra Alemania. Herbert Hoover, ex presidente USA, protestó de forma enérgica: ¿era una táctica de guerra aceptable el matar de hambre a mujeres y niños? Churchill no hizo caso de la protesta y siguió con su bloqueo.

Hemos de reconocer que Churchill fue capaz de aumentar su reputación de ferocidad. En la I GM los bombarderos no se habían utilizado en campañas de terror contra la población. Los teóricos militares tras la guerra, como Giulio Douhet ya dijo que la siguiente contienda se caracterizaría por los bombardeos masivos. Churchill fue un ardiente defensor de ello y cuando llegó a ser Primer Ministro durante la guerra, instituyó la política del bombardeo contra civiles. Baker cita en su libro que el oficial del ministerio del Aire británico James Spaight, reconoció que fue Inglaterra y no Alemania quien empezó con esa política inmoral y condenada durante la guerra por el valiente obispo George Bell.

Fue durante la segunda noche como Primer Ministro que James Spaight escribió… “Hemos empezado a bombardear objetivos tierra adentro en Alemania antes de que los alemanes bombardeen objetivos dentro de Inglaterra”. La última entrada en el libro de Baker es del 31 de Diciembre de 1941, cuando la campaña de bombardeos había alcanzado los salvajes ataques sobre Hamburgo y Dresden, pero la esencia de la política siguió. Pero Churchill no era el único que abogaba por los bombardeos masivos: es política tenía una gran aceptación popular. Baker lo conecta con los comentarios sedientos de sangre del izquierdista e hispanista Gerald Brenan, que escribió “Cualquier mujer o niño alemán muerto es una contribución a la seguridad y felicidad futura de Europa”.

Roosevelt también se pasaba las leyes de la guerra por el Arco del Triunfo. Mucho antes del ataque japonés a Pearl Harbor, ese “Día de la Infamia” 7 de Diciembre de 1941, Roosevelt esperaba que los chinos bombardeasen las ciudades más grandes de Japón. Debido a la construcción de las casas en madera y muy juntas, las ciudades japonesas podían quedar arrasadas. Los bombardeos americanos sobre Tokio y otras ciudades  niponas, demostraron que Roosevelt sabía de lo que hablaba

Baker demuestra en su libro que Roosevelt estaba ansioso por enfrentase a los japoneses. La flota del Pacífico en Pearl Harbor estaba allí para provocar y su almirante en jefe, James O. Richardson, protestó por ello en varias ocasiones. Roosevelt le contestó relevándole de su puesto…

Todo ello nos lleva en el libro de Baker a que las ofensas morales no sólo se quedaban en las violaciones a las leyes de guerra por parte de Churchill y Roosevelt. Desde el momento en que Hitler subió democráticamente al poder en Enero de 1933, estaba claro que veía a los judíos como su peor enemigo. Hitler deseaba expulsarlos de Alemania, y a los que deseaban emigrar se les animó a hacerlo. Los que se quedaron vieron que su situación era cada vez más precaria. Roosevelt no hizo nada por ayudarles. Rechazó el aplicar presión para relajar las cuotas rígidas de inmigración a los USA, para poder permitir refugio a los judíos que lo buscaban desde Alemania.

Debo decir en su defensa que el sistema nacional de cuotas en su origen fue muy popular, y si Roosevelt lo hubiese querido cambiar hubiese sido su suicidio político. Pero también es cierto que no buscó alternativas temporales para acoger a los judíos, en vista a concederles la ciudadanía USA con el tiempo. No hizo ningún esfuerzo por acoger e instalar a esa población en algún lugar. Churchill, a pesar de haber expresado sus simpatías por los judíos y el sionismo, tampoco fue mucho mejor que Roosevelt.

Las cosas empeoraron tras la “Noche de los Cristales Rotos” en Noviembre de 1938. Hitler dejó claro en su discurso ante el Reichstag en Enero de 1939, de que si la guerra estallaba contemplaba una drástica acción contra los judíos. Evidentemente, estas palabras pueden interpretarse de muchas maneras. Con todas estas circunstancias ¿no era un imperativo moral evitar la guerra para asegurar la evacuación de los judíos desde partes de Europa que podían caer en manos alemanas? Y más allá, una vez iniciada la guerra ¿no era imperativo acabar la guerra lo antes posible?

Churchill rechazó todos los esfuerzos para lograr una paz acordada y con términos aceptables para todos, así como tampoco trabajó en la búsqueda de un lugar de asentamiento judío. Continuó con el bloqueo del hambre, una acción que sólo podría exacerbar las políticas alemanas más extremas. Una vez más Herbert Hoover, protestó señalando que el bloqueo dejaba a los niños de Varsovia en peligro de muerte por hambre. En Varsovia, Hoover dijo, la tasa de mortandad entre los niños era diez veces superior a la tasa de nacimientos, y los cuerpos son abandonados en las calles… “”¿Ha avanzado la causa aliada hoy como consecuencia de la hambruna entre los niños?” preguntó Hoover. 

Churchill, por supuesto, hizo oídos sordos a Hoover y a las protestas: ninguna consideración humanitaria le apartaría de la lucha a muerte con Alemania. Defensores de Churchill como Lukacs, argumentaron que no tenía otra opción. Evidentemente, esto no es verdad y menos viniendo de un miembro de la Escuela de Frankfurt… 

Dicen que Hitler buscaba dominar Europa y si no se hubiese declarado la guerra en 1939, o si se hubiesen aceptado las ofertas de paz, Inglaterra pronto hubiese tenido que combatir desde una posición débil o aceptar la supremacía alemana. El amigo Baker a pesar de que no comenta las intenciones del Führer, deja claras sus simpatías por pacifistas como Rufus Jones y Jeanette Rankin.

domingo, 11 de julio de 2021

 
MOTÍN DE SOLDADOS NEGROS USA EN LA II GUERRA MUNDIAL

Se siguen descubriendo cosas y acontecimientos curiosos y sangrantes sobre la II Guerra Mundial, de cuyo resultado así estamos como estamos. En este caso, un historiador australiano llamado Ray Holyoak, de la Universidad de Cook, ha sacado a la luz unos documentos ocultos que explican que soldados de raza negra de los USA, utilizaron ametralladoras y armamento pesado para atacar a sus superiores blancos en el asedio a una base americana en Queensland en 1942. Esta información jamás había llegado al gran público.

La investigación del amigo Holyoak comenzó ante una información curiosa que indicaba que el congresista Lyndon B. Johnson (vicepresidente y presidente tras el asesinato de Kennedy), había visitado durante tres días Townsville en 1942. El profesor se preguntaba ¿para qué había ido allí?. Lo que descubrió eran las pruebas detalladas del mayor motín en el ejército USA.

El amigo Holyoak dice “Durante 80 años hubo un rumor continuo en Townsville de que había habido un motín de soldados negros. Durante el último año y medio he encontrado documentación de primera mano con pruebas de que eso ocurrió en 1942”. Pensemos que durante la II Guerra Mundial, Townsville era una base crucial para todas las campañas en el Pacífico contra Japón, incluyendo la batalla del Mar del Coral, donde fue hundido el super acorazado japonés Yamato. 

Unos 600 soldados negros fueron trasladados hasta la ciudad para construir unos aeródromos. Según el historiador, esos soldados, pertenecientes al Batallón 96 del Cuerpo de Ingenieros de los USA, fueron estacionados en una base en las afueras de la ciudad, conocida como Kelso. Ese fue el lugar de un asedio que duró 8 horas, y que estalló por burlas raciales y violencia.

Nuestro historiador y su documentación de los archivos de la policía de Queensland y la Brigada de Townsville, nos detalla lo que pasó aquella noche “Tras varios abusos por parte de dos oficiales blancos, hubo varios cabecillas negros que decidieron ametrallar las tiendas de los oficiales blancos”. 

Según lo hallado, los soldados cogieron ametralladoras y armas antiaéreas y abrieron fuego contra las tiendas, donde los oficiales estaban bebiendo. Se dispararon más de 700 cartuchos. Al menos hubo un muerto y docenas heridos de gravedad y se avisó a tropas australianas para que bloqueasen las carreteras a los amotinados. Holyoak también descubrió un informe escrito por Robert Sherrod, un periodista USA que estaba con las tropas.

Nunca se llevó a la prensa ese informe, sino que fue entregado en mano a Lyndon B. Johnson en un hotel de Townsville y eventualmente archivado en los Archivos Nacionales de los USA. Holyoak dice “Creo que en el momento fue censurado. Tanto el gobierno australiano como el USA, no querían saber los detalles de este asunto. Las políticas raciales de entonces realmente excluían a la gente de color”. Tanto el Departamento de Defensa australiano como el Memorial de Guerra australiano, dijeron que llevaría meses el investigar el incidente, y añadieron que no disponían de detalles para entregar al gran público.

Sin embargo la historiadora de Townsville la Dra. Dorothy Gibson-Wilde, dijo que los hallazgos validan los rumores de los últimos 80 años y añade que “siempre que se hablaba de ello, la gente solía decir ‘No puede ser verdad. Nadie ha oido nada sobre ello’, y de hecho se mantuvo en secreto muy bien”. 

El amigo Holyoak que pasó dos años investigando sobre los oficiales y soldados involucrados y por qué esta información se había mantenido en secreto durante tanto tiempo, tenía claro que si se hubiese sabido entonces hubiese sido como un reguero de pólvora, y los soldados negros USA destacados en diversos frentes bien podían haberse amotinado, con las consecuencias fácilmente imaginables en el prestigio y capacidad de combate USA.

Y no olvidemos que los aliados, con los USA a la cabeza, eran los buenos…