El servicio de seguridad de Himmler cooperó con el Haganah, la oculta
organización militar sionista en Palestina. Las SS pagaron al oficial
del Haganah Feivel Polkes, información sobre la situación en Palestina y
por ayudar en la emigración a ese país. Mientras tanto, el Haganah se
mantuvo bien informado sobre los planes alemanes por un espía que se
infiltró en el cuartel general de las SS en Berlín. La colaboración
SS-Haganah incluyó entregas secretas de armamento alemán a los judíos en
Palestina para ser usadas en los enfrentamientos con los árabes
palestinos. Con las secuelas de la “Kristallnacht” de Noviembre de 1938,
las SS ayudaron rápidamente a la organización sionista para que
regresase y continuase su trabajo en Alemania, a pesar de iba a ser con
una supervisión más restringida. El soporte alemán al sionismo no era
sin límites. Los dirigentes del gobierno y del partido estaban
preocupados por las continuas campañas de los poderosas comunidades
judías en los Estados Unidos, Inglaterra y otros países, para movilizar a
“sus” gobiernos y ciudadanos afines, contra Alemania.
Mientras la judería mundial permaneció implacable y abiertamente
hostil contra la Alemania Nacionalsocialista y mientras la gran mayoría
de judíos en el mundo mostraban pocas ansias para establecerse en la
“Tierra Prometida” sionista, un estado soberano judío en palestina no
parecía resolver realmente la “Cuestión Judía” internacional. En vez de
ello, los dirigentes alemanes razonaban que crecería en fuerza esta
peligrosa campaña anti-alemana. El soporte alemán al sionismo fue
limitado entonces a una patria judía en Palestina, bajo la supervisión
británica, no un estado soberano judío. “Un estado judío en Palestina”
decía el Ministro de Asuntos Exteriores a los diplomáticos en Junio de
1937 “no sería del interés alemán ya que no sería capaz de absorber a
todos los judíos del mundo, sólo serviría como base adicional de poder
para la judería internacional, del mismo modo que Moscú sirve como base
del comunismo internacional”. Mostrando un cambio de la política
oficial, la prensa alemana mostraba mucha más simpatía en 1937 por la
resistencia de los árabes en Palestina a las ambiciones sionistas, al
mismo tiempo que la tensión y el conflicto se incrementaban entre árabes
y judíos.
Un documento circular alemán de exteriores del 22 de Junio de 1937,
avisaba que en vez de apoyar la instalación de los judíos en Palestina
“sería un error asumir que Alemania apoya la formación de una estructura
estatal en Palestina bajo cierta forma de control judío. A la vista de
la agitación anti-alemana de la judería internacional, Alemania no puede
estar de acuerdo en que la formación de un estado judío en Palestina
ayudará al desarrollo pacífico de las naciones del mundo”. Un memorando
interno de la sección de asuntos judíos de las SS avisaba de que “la
proclamación de un estado judío o de una Palestina bajo administración
judía, podría crear para Alemania un nuevo enemigo, uno que podría tener
una profunda influencia en la evolución en Oriente Próximo” Otro
documento interno SS predice que un estado judío “trabajaría para dar
protección especial a los judíos en cualquier país, y por ello dando
protección legal a las actividades de la judería internacional”.
El 27 de Enero de 1939, el nuevo ministro de exteriores Joachim von
Ribbentrop, avisaba en un boletín interno que “Alemania debe ver la
formación de un estado judío como algo peligroso, ya que traería un
incremento internacional del poder de la judería mundial”. Hitler mismo
revisó este asunto a principios de 1938 y en vez de su habitual
escepticismo de las ambiciones sionistas de que su política podía
contribuir a la formación de un estado judío, decidió dar soporte a la
emigración judía a Palestina con más vigor todavía. La posibilidad de
sacarse de encima a los judíos, concluía Hitler, tiene más peso que los
posibles peligros.
Mientras tanto, entre 1937/38 y 39, el gobierno británico imponía
restricciones aún más drásticas a la inmigración judía a Palestina. En
respuesta a ello, el servicio de seguridad de las SS logró una alianza
secreta con la agencia clandestina sionista Mossad le-Aliya Bet (futuro
Mossad), para introducir ilegalmente judíos en Palestina. Como resultado
de esta intensa colaboración, varios convoyes de barcos lograron llegar
a Palestina, salvando el bloqueo de los barcos de guerra británicos.
La
inmigración judía, tanto legal como ilegal de Alemania, incluyendo
Austria, a Palestina se incrementó enormemente en 1938 y 1939. Otros
10.000 judíos estaban preparados para salir en Octubre de 1939, pero el
inicio de la guerra en Septiembre acabó con este esfuerzo. Sin embargo,
las autoridades alemanas continuaron promocionando la emigración
indirecta de los judíos a Palestina durante 1940 y 1941. Incluso tan
tarde como Marzo de 1942, al menos un campo oficial sionista de
entrenamiento oficialmente autorizado para emigrantes potenciales,
seguía funcionando en la Alemania de Hitler.
La pieza central de la cooperación alemana-sionista durante la época
de Hitler, era el llamado “Acuerdo de Transferencia”, un pacto que
permitía que decenas de miles de judíos alemanes emigrasen a Palestina
con sus riquezas. El acuerdo, conocido también como Haavara
(transferencia, en hebreo), fue acordado en Agosto de 1933, siguiendo
las reuniones entre autoridades alemanas y el Secretario Político de la
Agencia Judía (el centro en Palestina de la Organización Sionista
Mundial), Chaim Arlosoroff.
Por medio de este sorprendente acuerdo, cada
judío embarcado hacia Palestina depositaba dinero en una cuenta en
Alemania. El dinero era utilizado para comprar herramientas de labrar
alemanas, materiales de construcción, bombas de agua, fertilizantes,
etc., que eran exportadas a Palestina y vendido allí por la empresa de
propiedad judía Haavara, en Tel-Aviv. El dinero de la venta era
entregado a los emigrantes judíos a su llegada a Palestina, en una
cantidad que correspondía al depósito efectuado en Alemania. Los
productos alemanes entraron en Palestina través de Haavara, que fue
suplementada en poco tiempo después por el trueque, por el cual las
naranjas de Palestina fueron canjeadas por madera alemana, coches,
maquinaria agrícola y otros productos. El acuerdo sirvió para el deseo
sionista de llevar a los colonos judíos y capital de desarrollo a
Palestina, al mismo tiempo que servir al objetivo alemán de liberar el
país de un grupo ajeno y no deseado.
Los delegados en el Congreso Sionista de Praga de 1933, debatieron
con vigor las ventajas del “Acuerdo de Transferencia”. Algunos temían
que el pacto minase el boicot judío internacional contra Alemania. Pero
los dirigentes sionistas re-dirigieron el congreso. Sam Cohen, una
figura clave tras el acuerdo de Haavara, indicó que el “Acuerdo de
Transferencia” no era económicamente ventajoso para Alemania. Arthur
Rupin, un especialista en emigración de la Organización Sionista que
ayudó a negociar el pacto, indicó que el “Acuerdo de Transferencia” no
interfería de ninguna manera con el boicot, ya que ninguna moneda nueva
iría a Alemania como resultado del acuerdo”.
En 1935, el Congreso
Sionista celebrado en Suiza, apoyó sin fisuras el pacto. En 1936, la
Agencia Judía (el sionista “gobierno en la sombra” en Palestina), tomó
el control directo sobre el Haavara, que se mantuvo en funcionamiento
hasta que el inicio de la II Guerra Mundial, forzó a su abandono.
Algunos dirigentes alemanes se oponían al acuerdo. Por ejemplo, el
cónsul alemán en Jerusalén, Hans Döhle, criticó de forma dura el acuerdo
en muchas ocasiones durante 1937. Indicó que le costaba a Alemania el
intercambio internacional que esos productos le podrían reportar a
Alemania si se vendiesen en cualquier otro lugar. El monopolio Haavara
irritó a los hombres de negocio alemanes y árabes. El apoyo oficial
alemán al sionismo le podía costar una pérdida de los mercados dominados
por Alemania en el mundo árabe. En un boletín interno de la Oficina de
Asuntos Exteriores alemana de Junio de 1937 se refería “al los
sacrificios de intercambio” como resultado del Haavara.
En Diciembre de
1937, en un memorándum interno del Ministro del Interior alemán, se
hacía referencia al impacto del “Acuerdo de Transferencia” diciendo que
“No hay duda que el acuerdo de Haavara ha contribuido muy
significativamente al rápido desarrollo de Palestina desde 1933. El
acuerdo ha dado no solo la más importante fuente de dinero (¡de
Alemania!, añado), sino también el grupo de emigrantes más inteligente y
finalmente ha llevado al país las máquinas y los productos industriales
esenciales para el desarrollo” En ese memorándum se dice también que
“La principal ventaja del pacto, fue la emigración de un gran número de
judíos a Palestina, el objetivo más deseable para Alemania. También se
indica los problemas citados por el cónsul Döhle y otros. De todas
maneras, las ventajas desde el punto de vista alemán, superaban a los
problemas. Sólo una persona podía resolver la discusión: Hitler. Éste
revisó personalmente la política en Julio y Septiembre de 1937 y de
nuevo en Enero de 1938, y cada vez decidió que se mantuviese el acuerdo
Haavara. El objetivo de sacarse de encima a los judíos justificaba los
problemas, según el Führer.
El Ministro de Economía del Reich ayudó a organizar otra compañía
comercial, llamada Agencia de Inversión y Comercio Internacional, a
través de la cual los judíos en otros países podían ayudar a los judíos
alemanes a emigrar a Palestina. Casi un millón de dólares se canalizaron
a través de Intria a los judíos alemanes en Palestina. Otros países
europeos que también deseaban que los judíos emigrasen, cerraron
acuerdos con los sionistas, basado en el modelo Haavara. En 1937 Polonia
autorizó el la compañía Hafilin (Intercambio en hebreo) para la
emigración. A finales del verano de 1939, Checoslovaquia, Rumania,
Hungria e Italia firmaron acuerdos similares. El estallido de la guerra
en septiembre de 1939, impidió la aplicación a gran escala de estos
acuerdos.
Pero ¿Cuales fueron los éxitos en la aplicación del Haavara? Entre
1933 y 1941, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través
del Haavara y otros acuerdos alemanes-sionistas, o lo que es lo mismo un
10% de la población judía en Alemania y que conformaban el 15% de la
población judía total en Palestina en 1939. La cifra total de dinero
transferido desde Alemania a Palestina a través del Haavara entre Agosto
de 1933 y finales de 1939 fue de 40 millones de dólares.
Esta cantidad
incluye 13,8 millones de dólares entregados por el Reichsbank, como
parte del acuerdo. Se estima que otros 70 millones de dólares
adicionales fueron a Palestina a través de los acuerdos comerciales
alemanes y transacciones bancarias internacionales. Estos fondos
alemanes tuvieron un enorme impacto en un país subdesarrollado como
Palestina en los años 30. Muchas grandes industrias fueron montadas con
el dinero alemán, incluyendo la compañía de aguas Mekoroth o la textil
Lodzia. La influencia del dinero y mercancías gestionados por Haavara,
produjo una explosión económica en la Palestina judía y fue un factor
esencial en la creación del estado de Israel. En un boletín interno de
la Oficina de Asuntos Exteriores alemana de Enero de 1939 ya indica que
“la transferencia de propiedad judía fuera de Alemania a través del
Haavara, ha contribuido en buena manera en la construcción de un estado
judío en Palestina”.
Antiguos dirigentes del Haavara en Palestina confirmaron esta visión
en un detallado estudio del “Acuerdo de Transferencia”, publicado en
1972: “la actividad económica hecha posible por la influencia del dinero
alemán y las transferencias del Haavara a los sectores privados y
públicos, fueron de la mayor importancia para el desarrollo del país.
Muchas nuevas industrias y empresas comerciales se establecieron en la
Palestina judía y numerosas compañías que eran de la máxima importancia
incluso en la actualidad en la economía del Estado de Israel, deben su
existencia al Haavara. El Dr. Ludwig Pinner un dirigente del Haavara en
Tel-Aviv durante los años 30, comentó más tarde que los inmigrantes
contribuyeron decisivamente en el desarrollo económico, social, cultural
y educacional de la comunidad judía en Palestina.
Se puede decir sin temor a equivocarse que el “Acuerdo de
Transferencia” fue el ejemplo más claro de la cooperación entre la
Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto,
el III Reich hizo más que cualquier otro gobierno durante los años 30,
para apoyar la emigración y el desarrollo judío en Palestina.
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