lunes, 15 de diciembre de 2014

SIONISMO Y III REICH 3/3 (Editado originalmente el 27/2/2012)

El servicio de seguridad de Himmler cooperó con el Haganah, la oculta organización militar sionista en Palestina. Las SS pagaron al oficial del Haganah Feivel Polkes, información sobre la situación en Palestina y por ayudar en la emigración a ese país. Mientras tanto, el Haganah se mantuvo bien informado sobre los planes alemanes por un espía que se infiltró en el cuartel general de las SS en Berlín. La colaboración SS-Haganah incluyó entregas secretas de armamento alemán a los judíos en Palestina para ser usadas en los enfrentamientos con los árabes palestinos. Con las secuelas de la “Kristallnacht” de Noviembre de 1938, las SS ayudaron rápidamente a la organización sionista para que regresase y continuase su trabajo en Alemania, a pesar de iba a ser con una supervisión más restringida. El soporte alemán al sionismo no era sin límites. Los dirigentes del gobierno y del partido estaban preocupados por las continuas campañas de los poderosas comunidades judías en los Estados Unidos, Inglaterra y otros países, para movilizar a “sus” gobiernos y ciudadanos afines, contra Alemania.

Mientras la judería mundial permaneció implacable y abiertamente hostil contra la Alemania Nacionalsocialista y mientras la gran mayoría de judíos en el mundo mostraban pocas ansias para establecerse en la “Tierra Prometida” sionista, un estado soberano judío en palestina no parecía resolver realmente la “Cuestión Judía” internacional. En vez de ello, los dirigentes alemanes razonaban que crecería en fuerza esta peligrosa campaña anti-alemana. El soporte alemán al sionismo fue limitado entonces a una patria judía en Palestina, bajo la supervisión británica, no un estado soberano judío. “Un estado judío en Palestina” decía el Ministro de Asuntos Exteriores a los diplomáticos en Junio de 1937 “no sería del interés alemán ya que no sería capaz de absorber a todos los judíos del mundo, sólo serviría como base adicional de poder para la judería internacional, del mismo modo que Moscú sirve como base del comunismo internacional”. Mostrando un cambio de la política oficial, la prensa alemana mostraba mucha más simpatía en 1937 por la resistencia de los árabes en Palestina a las ambiciones sionistas, al mismo tiempo que la tensión y el conflicto se incrementaban entre árabes y judíos.

Un documento circular  alemán de exteriores del 22 de Junio de 1937, avisaba que en vez de apoyar  la instalación de los judíos en Palestina “sería un error asumir que Alemania apoya la formación de una estructura estatal en Palestina bajo cierta forma de control judío. A la vista de la agitación anti-alemana de la judería internacional, Alemania no puede estar de acuerdo en que la formación de un estado judío en Palestina ayudará al desarrollo pacífico de las naciones del mundo”. Un memorando interno de la sección de asuntos judíos de las SS avisaba de que “la proclamación de un estado judío o de una Palestina bajo administración judía, podría crear para Alemania un nuevo enemigo, uno que podría tener una profunda influencia en la evolución en Oriente Próximo” Otro documento interno SS predice que un estado judío “trabajaría para dar protección especial a los judíos en cualquier país, y por ello dando protección legal a las actividades de la judería internacional”.

El 27 de Enero de 1939, el nuevo ministro de exteriores Joachim von Ribbentrop, avisaba en un boletín interno que “Alemania debe ver la formación de un estado judío como algo peligroso, ya que traería un incremento internacional del poder de la judería mundial”. Hitler mismo revisó este asunto a principios de 1938 y en vez de su habitual escepticismo de las ambiciones sionistas de que su política podía contribuir a la formación de un estado judío, decidió dar soporte a la emigración judía a Palestina con más vigor todavía. La posibilidad de sacarse de encima a los judíos, concluía Hitler, tiene más peso que los posibles peligros.

Mientras tanto, entre 1937/38 y 39, el gobierno británico imponía restricciones aún más drásticas a la inmigración judía a Palestina. En respuesta a ello, el servicio de seguridad de las SS logró una alianza secreta con la agencia clandestina sionista Mossad le-Aliya Bet (futuro Mossad), para introducir ilegalmente judíos en Palestina. Como resultado de esta intensa colaboración, varios convoyes de barcos lograron llegar a Palestina, salvando el bloqueo de los barcos de guerra británicos. 

La inmigración judía, tanto legal como ilegal de Alemania, incluyendo Austria, a Palestina se incrementó enormemente en 1938 y 1939. Otros 10.000 judíos estaban preparados para salir en Octubre de 1939, pero el inicio de la guerra en Septiembre acabó con este esfuerzo. Sin embargo, las autoridades alemanas continuaron promocionando la emigración indirecta de los judíos a Palestina durante 1940 y 1941. Incluso tan tarde como Marzo de 1942, al menos un campo oficial sionista de entrenamiento oficialmente autorizado para emigrantes potenciales, seguía funcionando en la Alemania de Hitler.
La pieza central de la cooperación alemana-sionista durante la época de Hitler, era el llamado “Acuerdo de Transferencia”, un pacto que permitía que decenas de miles de judíos alemanes emigrasen a Palestina con sus riquezas. El acuerdo, conocido también como Haavara (transferencia, en hebreo), fue acordado en Agosto de 1933, siguiendo las reuniones entre autoridades alemanas y el Secretario Político de la Agencia Judía (el centro en Palestina de la Organización Sionista Mundial), Chaim Arlosoroff. 

Por medio de este sorprendente acuerdo, cada judío embarcado hacia Palestina depositaba dinero en una cuenta en Alemania. El dinero era utilizado para comprar herramientas de labrar alemanas, materiales de construcción, bombas de agua, fertilizantes, etc., que eran exportadas a Palestina y vendido allí por la empresa de propiedad judía Haavara, en Tel-Aviv. El dinero de la venta era entregado a los emigrantes judíos a su llegada a Palestina, en una cantidad que correspondía al depósito efectuado en Alemania. Los productos alemanes entraron en Palestina través de Haavara, que fue suplementada en poco tiempo después por el trueque, por el cual  las naranjas de  Palestina fueron canjeadas por madera alemana, coches, maquinaria agrícola y otros productos. El acuerdo sirvió para el deseo sionista de llevar a los colonos judíos y capital de desarrollo a Palestina, al mismo tiempo que servir al objetivo alemán de liberar el país de un grupo ajeno y no deseado.

Los delegados en el Congreso Sionista de Praga de 1933, debatieron con vigor las ventajas del “Acuerdo de Transferencia”. Algunos temían que el pacto minase el boicot judío internacional contra Alemania. Pero los dirigentes sionistas re-dirigieron el congreso. Sam Cohen, una figura clave tras el acuerdo de Haavara, indicó que el “Acuerdo de Transferencia” no era económicamente ventajoso para Alemania. Arthur Rupin, un especialista en emigración de la Organización Sionista que ayudó a negociar el pacto, indicó que el “Acuerdo de Transferencia” no interfería de ninguna manera con el boicot, ya que ninguna moneda nueva iría a Alemania como resultado del acuerdo”. 

En 1935, el Congreso Sionista celebrado en Suiza, apoyó sin fisuras el pacto. En 1936, la Agencia Judía (el sionista “gobierno en la sombra” en Palestina), tomó el control directo sobre el Haavara, que se mantuvo en funcionamiento hasta que el inicio de la II Guerra Mundial, forzó a su abandono.
Algunos dirigentes alemanes se oponían al acuerdo. Por ejemplo, el cónsul alemán en Jerusalén, Hans Döhle, criticó de forma dura el acuerdo en muchas ocasiones durante 1937. Indicó que le costaba a Alemania el intercambio internacional que esos productos le podrían reportar a Alemania si se vendiesen en cualquier otro lugar. El monopolio Haavara irritó a los hombres de negocio alemanes y árabes. El apoyo oficial alemán al sionismo le podía costar una pérdida de los mercados dominados por Alemania en el mundo árabe. En un boletín interno de la Oficina de Asuntos Exteriores alemana de Junio de 1937 se refería “al los sacrificios de intercambio” como resultado del Haavara. 

En Diciembre de 1937, en un memorándum interno del Ministro del Interior alemán, se hacía referencia al impacto del “Acuerdo de Transferencia” diciendo que “No hay duda que el acuerdo de Haavara ha contribuido muy significativamente al rápido desarrollo de Palestina desde 1933. El acuerdo ha dado no solo la más importante fuente de dinero (¡de Alemania!, añado), sino también el grupo de emigrantes más inteligente y finalmente ha llevado al país las máquinas y los productos industriales esenciales para el desarrollo” En ese memorándum se dice también que “La principal ventaja del pacto, fue la emigración de un gran número de judíos a Palestina, el objetivo más deseable para Alemania. También se indica los problemas citados por el cónsul Döhle y otros. De todas maneras, las ventajas desde el punto de vista alemán, superaban a los problemas. Sólo una persona podía resolver la discusión: Hitler. Éste revisó personalmente la política en Julio y Septiembre de 1937 y de nuevo en Enero de 1938, y cada vez decidió que se mantuviese el acuerdo Haavara. El objetivo de sacarse de encima a los judíos justificaba los problemas, según el Führer.

El Ministro de Economía del Reich ayudó a organizar otra compañía comercial, llamada Agencia de Inversión y Comercio Internacional, a través de la cual los judíos en otros países podían ayudar a los judíos alemanes a emigrar a Palestina. Casi un millón de dólares se canalizaron a través de Intria a los judíos alemanes en Palestina. Otros países europeos que también deseaban que los judíos emigrasen, cerraron acuerdos con los sionistas, basado en el modelo Haavara. En 1937 Polonia autorizó el la compañía Hafilin (Intercambio en hebreo) para la emigración. A finales del verano de 1939, Checoslovaquia, Rumania, Hungria e Italia firmaron acuerdos similares. El estallido de la guerra en septiembre de 1939, impidió la aplicación a gran escala de estos acuerdos.

Pero ¿Cuales fueron los éxitos en la aplicación del Haavara? Entre 1933 y 1941, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través del Haavara y otros acuerdos alemanes-sionistas, o lo que es lo mismo un 10% de la población judía en Alemania y que conformaban el 15% de la población judía total en Palestina en 1939. La cifra total de dinero transferido desde Alemania a Palestina a través del Haavara entre Agosto de 1933 y finales de 1939 fue de 40 millones de dólares. 

Esta cantidad incluye 13,8 millones de dólares entregados por el Reichsbank, como parte del acuerdo. Se estima que otros 70 millones de dólares adicionales fueron a Palestina a través de los acuerdos comerciales alemanes y transacciones bancarias internacionales. Estos fondos alemanes tuvieron un enorme impacto en un país subdesarrollado como Palestina en los años 30. Muchas grandes industrias fueron montadas con el dinero alemán, incluyendo la compañía de aguas Mekoroth o la textil Lodzia. La influencia del dinero y mercancías gestionados por Haavara, produjo una explosión económica en la Palestina judía y fue un factor esencial en la creación del estado de Israel. En un boletín interno de la Oficina de Asuntos Exteriores alemana de Enero de 1939 ya indica que “la transferencia de propiedad judía fuera de Alemania a través del Haavara, ha contribuido en buena manera en la construcción de un estado judío en Palestina”.

Antiguos dirigentes del Haavara en Palestina confirmaron esta visión en un detallado estudio del “Acuerdo de Transferencia”, publicado en 1972: “la actividad económica hecha posible por la influencia del dinero alemán y las transferencias del Haavara a los sectores privados y públicos, fueron de la mayor importancia para el desarrollo del país. Muchas nuevas industrias y empresas comerciales se establecieron en la Palestina judía y numerosas compañías que eran de la máxima importancia incluso en la actualidad en la economía del Estado de Israel, deben su existencia al Haavara. El Dr. Ludwig Pinner un dirigente del Haavara en Tel-Aviv durante los años 30, comentó más tarde que los inmigrantes contribuyeron decisivamente en el desarrollo económico, social, cultural y educacional de la comunidad judía en Palestina.

Se puede decir sin temor a equivocarse que el “Acuerdo de Transferencia” fue el ejemplo más claro de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el III Reich hizo más que cualquier otro gobierno durante los años 30, para apoyar la emigración y el desarrollo judío en Palestina.

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