domingo, 14 de diciembre de 2014

LA DESTRUCCIÓN DE ALEMANIA TRAS LA GUERRA 4/5 (Editado originalmente el 24/2/2012)


En un artículo aparecido en “Peabody Magazine” de Nueva York, el 4 de Enero de 1943 y titulado “Breed war starin out of Germans”, el profesor de antropología Ernest Albert Hooton, proponía un programa político para aplicar en Alemania. Además de varias manipulaciones genéticas, las “cuales destruirían el nacionalismo y las ideologías agresivas alemanas”, Hooton recomendaba: “Durante un período de 20 años o más, hay que utilizar el grueso del ejército alemán en unidades de reconstrucción de las áreas destruidas de las naciones aliadas”. En un artículo canadiense, este programa fue descrito bajo la fórmula simplista de “No Alemania, por lo tanto no más guerra alemanas”. 

El novelista de “novela negra” Rex Stout hizo un artículo titulado “Odiaremos - o nosotros perderemos”, que apareció en el New York Times. También el periodista William S. Shirer escribía su punto de vista y rogaba por la idea de una culpa colectiva y su conclusión aparecía en el título de su escrito: “Ellos son culpables-castiguémosles”.
 
Como muestran estos ejemplos y muchos más que van más allá de las capacidades de este blog, hubo muchas ideas entre los británicos y los americanos, que abogaban por la extinción o la neutralización científica de Alemania. Mucho antes del cese de hostilidades ya había un acuerdo generalizado de que era necesario acabar con las investigaciones científicas alemanas. La forma de hacerlo incluía la apropiación de patentes alemanas, la explotación de las ideas y desarrollos, la captura de los científicos y la prohibición o total supervisión de los laboratorios alemanes e instituciones científicas. 

Los aliados pusieron en marcha estas medidas sin piedad. El principal valedor de estas medidas fue el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Morgenthau Jr. “uno de los líderes judíos” según se proclamaba en la época. Convenció a Roosevelt de ser “duro” con los alemanes. Morgenthau consideraba que la ración diaria de 2000 calorías para los trabajadores alemanes era muy elevada. 

Roosevelt estaba muy complacido con estas “sugerencias de mejora” y estaba de acuerdo en la aplicación de la dureza con el pueblo alemán. La frase de Roosevelt resume esta idea: “debemos ser duros con los alemanes y quiero decir con el pueblo alemán, no sólo los nazis. O se debe castrar al pueblo alemán o les debemos tratar de una forma que ya no querrán reproducir gente que quieran continuar como en el pasado”. Morgenthau, al que Roosevelt apoyaba sin fisuras, consiguió mano libre para determinar la política sobre Alemania. Propuso el llamado “Plan Morgenthau” que era una solución final para los alemanes. 

Alemania debería ser un país sin industria, y poca población solo agraria. Se decía que era un “plan para evitar una tercera guerra mundial causada por los alemanes”. Incluía la desmilitarización, restituciones, reparaciones, educación, propaganda, descentralización política, supervisión de la economía por el ejército, control del desarrollo de la economía alemana, programa agrario, el castigo de los criminales de guerra y la rotura de la nueva Alemania. El 30 de Septiembre de 1944, el periódico alemán “Völkische Beobachter”, señaló las medidas en detalle: “Toda la industria del acero, las plantas químicas y las fábricas de gasolina sintética, serán robadas y llevadas a otros países (...). 

La educación de los niños será puesta bajo el control de las Naciones Unidas y las escuelas permanecerán cerradas hasta que se encuentren suficientes profesores judíos. También, los nuevos libros de escuela deberán ser aprobados por Washington. Londres y Moscú. Según el Plan Morgenthau, los estudios universitarios serán prohibidos a la juventud alemana, los edificios de las escuelas técnicas alemanas serán cerrados y sus bibliotecas y centros de investigación serán divididos entre America, Inglaterra y la Unión Soviética”.
 
Según el “Plan Morgenthau”, Alemania no sólo debía ser desarmada totalmente sino que su  base industrial debía ser desmantelada o destruida. Las minas y fábricas de carbón serían sepultadas bajo las aguas. Con referencia a las reparaciones, Morgenthau tenía planes muy detallados: Debería haber menos pagos para cumplir que a través de materias primas, minerales y la devolución de la propiedad de los territorios ocupados, cesión de territorio alemán y los derechos de propiedades privadas de la industria a los países que habían invadido y transfiriendo instalaciones industriales y equipo, por una fuerza laboral esclava de trabajadores alemanes en esos países extranjeros y la confiscación de cualquier propiedad alemana fuera de Alemania. 

Roosevelt compartía esta visión de Morgenthau de la culpabilidad compartida por todo el pueblo alemán y creía que Alemania debía ser tratada de la forma más despiadada después de la guerra. Por ello no sorprende que el “Plan Morgenthau” de devastación, fuese el plan oficial de la 2ª Conferencia de Quebec en Septiembre de 1944 aprobado por Churchill y Roosevelt.

No hay comentarios:

Publicar un comentario