El ataque de Junio de 1941 a la Unión Soviética por parte del ejército alemán, ha dado lugar a multitud de opiniones de si fue correcto, si fue un error, si se perdió el tiempo en Grecia por culpa de Mussolini, si estuvo mal planificado, etc. Los especialistas militares, historiadores y aficionados a la milicia, han hecho multitud de análisis y han trabajado diferentes escenarios de lo que podía haber pasado si… Todo ello muy interesante, pero en algo son unánimes: se sigue culpando a Hitler del ataque. Hay una opinión sin fisuras y sin críticas de que Stalin fue la víctima de una agresión que no provocó.
Sin embargo, comienzan a aflorar otros análisis realizados tras la apertura de millones de documentos secretos soviéticos sobre aquel dramático verano de 1941. Voces autorizadas, sobre todo desde Rusia, comienzan a poner en duda la versión oficial que ha circulado sin discusión en los últimos 70 años. Esta nueva lectura de la historia, repito fundada, defiende que quizás Hitler se adelantó a la amenaza que se cernía sobre Europa…
En mi caso, lo cierto es que al margen del Pacto Ribbentrop/Molotov para ocupar Polonia, sin olvidar las ocupaciones militares soviéticas de las repúblicas bálticas, el ataque y ocupación de Finlandia y la ocupación de la Bukovina del norte en Rumania, siempre me llamó la atención que en las primeras fases de la invasión alemana en cualquiera de los tres grupos de ejército en los que estaba dividida la ofensiva, la cantidad brutal de prisioneros que capturaron era totalmente desproporcionada al espacio conquistado y sobre todo a un país, teóricamente, sorprendido por el ataque. Parecía increíble la enorme cantidad de tropas, ejércitos enteros, y fuerzas aéreas soviéticas acantonadas junto a las fronteras con Europa ¿Por qué? ¿Qué hacían allí exactamente? ¿Tenían alguna orden concreta?
Viktor Suvarov, militar y antiguo miembro la plana mayor del ejército soviético durante el periodo del presidente Leónidas Breznev y autor de tres libros de primer orden sobre el ejército soviético, Los Liberadores, Inteligencia Militar Soviética y Dentro del Ejército Soviético ofrece otra visión, sustentada, de lo que sucedió en aquel verano de 1941. Este militar de alto nivel al igual que los alemanes Wolfgang Strauss, respetado analista político y el historiador Ernst Nolte, así como el francés François Furet defienden que el anticomunismo militante de Hitler era comprensible en aquel momento ante el incremento de la amenaza que representaba la Unión Soviética y su comunismo para Europa y la humanidad. Esto encaja con el anticomunismo de otros movimientos europeos en Alemania, España, Italia y otros países de la zona durante los años 20 y 30 que, en esencia, fue una respuesta al claro objetivo bolchevique de dominio sobre Europa. Como defienden estos especialistas fue una batalla para decidir que tipo de mundo y vida iba a prevalecer en Europa: la civilización burguesa-cristiana o la ateísta e internacionalista del Comunismo.
Es interesante el análisis que hace Strauss y que ya había hecho previamente Suvorov, de tres discursos realizados por Josef Stalin en diferentes fechas. Por ejemplo el del 19/8/1939, justo antes del inicio de la II Guerra Mundial, donde indica que una alianza con Alemania es más beneficiosa e interesante para la Unión Soviética que una alianza con Francia e Inglaterra (Pacto Ribbentrop-Molotov). Un segundo discurso de fecha 5/5/1041, un mes y medio antes del ataque alemán, a los graduados de las academias militares que la guerra que pendía sería ofensiva por parte de las tropas soviéticas y que sería una guerra justa ya que haría avanzar el socialismo en el mundo. Y finalmente su tercer discurso del 6/11/1941 en plena ofensiva alemana en el que Stalin defendió la importancia decisiva de matar alemanes. Este fue el discurso que ayudó a “inspirarse” al escritor Judío-Soviético Ilya Ehrenburg para realizar su notoria contribución al esfuerzo de guerra por la vía de una mortal propaganda anti-alemana.
La idea más actual tras analizar la información que hay y la mucha que queda (14 millones de documentos soviéticos de toda la guerra, secretos hasta hace poco), nos hacen ver los claros preparativos de Stalin para la guerra en aquel verano de 1941. El Plan Estratégico aprobado por Stalin en la conferencia del 15/5/1941, con el general del estado Mayo Zhukov, y el Comisario de Defensa Timoshenko sobre un rápido y calculado ataque, no dejan lugar a dudas:
“Las divisiones blindadas y cuerpos motorizados lanzarán su ataque desde Brest y Lviv sustentados por destructivos ataques aéreos. El objetivo es conquistar Prusia Oriental, Polonia, Silesia y el Protectorado checo separando Alemania de los Balcanes y de los campos petrolíferos de Rumanía. Lublin, Varsovía, Kattowice, Cracovia, Breslau y Praga serán los objetivos a atacar”
“Un segundo y rápido ataque se llevará a cabo sobre Rumanía, con la captura de Bucarest. El exitoso cumplimiento del objetivo, en breve, la destrucción de la mayor parte del ejército alemán al este de los río Oder, Narev y Vístula, es un requisito necesario para obtener el objetivo principal que es derrotar a Alemania en una rápida campaña. Los principales contingentes de las fuerzas armadas alemanas serán rodeadas y destruidas por nuestros tanques en avances rápidos”
Este increíble documento soviético del plan de movilización del 15/5/1941, confirma el carácter agresivo del plan de Stalin. Palabras como “ataque rápido” (vnyyzapni udar), “movimientos de despliegue” (razvertyvaniye) y “guerra ofensiva” (nastupatel’naya voyna), son palabras que no indican el carácter pacificador o defensivo de los planes comunistas. Es un plan de guerra en toda regla, donde el objetivo era Alemania y el dominio de Europa a partir de la dominación de ese país. De las 303 divisiones reunidas en el frente oeste, 172 fueron destinadas para la primera oleada de ataque. Se calculó un mes para permitir el despliegue total, del 15 de Junio al 15 de Julio. Según el historiador Mikhail Melitiukhov “Esta información nos permite suponer que el ataque tenía que empezar a mediados de Julio de 1941”
Toda esta información merece que se analice en profundidad el discurso arriba citado de Stalin el 5/5/1941 a los graduados de las academias militares. En este discurso, Stalin justificaba el cambio de su política exterior en relación a la decisión de atacar a Alemania. Es curioso como desde el punto de vista comunista, una guerra de agresión es una guerra justa, ya que permite la expansión del socialismo en el mundo y destruir el capitalismo. Y mucho más indicativo en este discurso fueron los esfuerzos de Stalin para disipar el “mito de la Wehrmacht invencible”. Según él, el Ejército Rojo era lo suficientemente potente para aplastar a cualquier enemigo, incluso a la “aparentemente invencible Wehrmacht”
Sin embargo, comienzan a aflorar otros análisis realizados tras la apertura de millones de documentos secretos soviéticos sobre aquel dramático verano de 1941. Voces autorizadas, sobre todo desde Rusia, comienzan a poner en duda la versión oficial que ha circulado sin discusión en los últimos 70 años. Esta nueva lectura de la historia, repito fundada, defiende que quizás Hitler se adelantó a la amenaza que se cernía sobre Europa…
En mi caso, lo cierto es que al margen del Pacto Ribbentrop/Molotov para ocupar Polonia, sin olvidar las ocupaciones militares soviéticas de las repúblicas bálticas, el ataque y ocupación de Finlandia y la ocupación de la Bukovina del norte en Rumania, siempre me llamó la atención que en las primeras fases de la invasión alemana en cualquiera de los tres grupos de ejército en los que estaba dividida la ofensiva, la cantidad brutal de prisioneros que capturaron era totalmente desproporcionada al espacio conquistado y sobre todo a un país, teóricamente, sorprendido por el ataque. Parecía increíble la enorme cantidad de tropas, ejércitos enteros, y fuerzas aéreas soviéticas acantonadas junto a las fronteras con Europa ¿Por qué? ¿Qué hacían allí exactamente? ¿Tenían alguna orden concreta?
Viktor Suvarov, militar y antiguo miembro la plana mayor del ejército soviético durante el periodo del presidente Leónidas Breznev y autor de tres libros de primer orden sobre el ejército soviético, Los Liberadores, Inteligencia Militar Soviética y Dentro del Ejército Soviético ofrece otra visión, sustentada, de lo que sucedió en aquel verano de 1941. Este militar de alto nivel al igual que los alemanes Wolfgang Strauss, respetado analista político y el historiador Ernst Nolte, así como el francés François Furet defienden que el anticomunismo militante de Hitler era comprensible en aquel momento ante el incremento de la amenaza que representaba la Unión Soviética y su comunismo para Europa y la humanidad. Esto encaja con el anticomunismo de otros movimientos europeos en Alemania, España, Italia y otros países de la zona durante los años 20 y 30 que, en esencia, fue una respuesta al claro objetivo bolchevique de dominio sobre Europa. Como defienden estos especialistas fue una batalla para decidir que tipo de mundo y vida iba a prevalecer en Europa: la civilización burguesa-cristiana o la ateísta e internacionalista del Comunismo.
Es interesante el análisis que hace Strauss y que ya había hecho previamente Suvorov, de tres discursos realizados por Josef Stalin en diferentes fechas. Por ejemplo el del 19/8/1939, justo antes del inicio de la II Guerra Mundial, donde indica que una alianza con Alemania es más beneficiosa e interesante para la Unión Soviética que una alianza con Francia e Inglaterra (Pacto Ribbentrop-Molotov). Un segundo discurso de fecha 5/5/1041, un mes y medio antes del ataque alemán, a los graduados de las academias militares que la guerra que pendía sería ofensiva por parte de las tropas soviéticas y que sería una guerra justa ya que haría avanzar el socialismo en el mundo. Y finalmente su tercer discurso del 6/11/1941 en plena ofensiva alemana en el que Stalin defendió la importancia decisiva de matar alemanes. Este fue el discurso que ayudó a “inspirarse” al escritor Judío-Soviético Ilya Ehrenburg para realizar su notoria contribución al esfuerzo de guerra por la vía de una mortal propaganda anti-alemana.
La idea más actual tras analizar la información que hay y la mucha que queda (14 millones de documentos soviéticos de toda la guerra, secretos hasta hace poco), nos hacen ver los claros preparativos de Stalin para la guerra en aquel verano de 1941. El Plan Estratégico aprobado por Stalin en la conferencia del 15/5/1941, con el general del estado Mayo Zhukov, y el Comisario de Defensa Timoshenko sobre un rápido y calculado ataque, no dejan lugar a dudas:
“Las divisiones blindadas y cuerpos motorizados lanzarán su ataque desde Brest y Lviv sustentados por destructivos ataques aéreos. El objetivo es conquistar Prusia Oriental, Polonia, Silesia y el Protectorado checo separando Alemania de los Balcanes y de los campos petrolíferos de Rumanía. Lublin, Varsovía, Kattowice, Cracovia, Breslau y Praga serán los objetivos a atacar”
“Un segundo y rápido ataque se llevará a cabo sobre Rumanía, con la captura de Bucarest. El exitoso cumplimiento del objetivo, en breve, la destrucción de la mayor parte del ejército alemán al este de los río Oder, Narev y Vístula, es un requisito necesario para obtener el objetivo principal que es derrotar a Alemania en una rápida campaña. Los principales contingentes de las fuerzas armadas alemanas serán rodeadas y destruidas por nuestros tanques en avances rápidos”
Este increíble documento soviético del plan de movilización del 15/5/1941, confirma el carácter agresivo del plan de Stalin. Palabras como “ataque rápido” (vnyyzapni udar), “movimientos de despliegue” (razvertyvaniye) y “guerra ofensiva” (nastupatel’naya voyna), son palabras que no indican el carácter pacificador o defensivo de los planes comunistas. Es un plan de guerra en toda regla, donde el objetivo era Alemania y el dominio de Europa a partir de la dominación de ese país. De las 303 divisiones reunidas en el frente oeste, 172 fueron destinadas para la primera oleada de ataque. Se calculó un mes para permitir el despliegue total, del 15 de Junio al 15 de Julio. Según el historiador Mikhail Melitiukhov “Esta información nos permite suponer que el ataque tenía que empezar a mediados de Julio de 1941”
Toda esta información merece que se analice en profundidad el discurso arriba citado de Stalin el 5/5/1941 a los graduados de las academias militares. En este discurso, Stalin justificaba el cambio de su política exterior en relación a la decisión de atacar a Alemania. Es curioso como desde el punto de vista comunista, una guerra de agresión es una guerra justa, ya que permite la expansión del socialismo en el mundo y destruir el capitalismo. Y mucho más indicativo en este discurso fueron los esfuerzos de Stalin para disipar el “mito de la Wehrmacht invencible”. Según él, el Ejército Rojo era lo suficientemente potente para aplastar a cualquier enemigo, incluso a la “aparentemente invencible Wehrmacht”
Hola Felipe, ¿noto que éste artículo y el anterior 1/2 son los mismos? A mi parecer fue un error de edición; falta la parte 2/2.
ResponderEliminarAt. REM
Hola Unknown, lo miro. Gracias y lo siento!
ResponderEliminarFelipe Botaya