Hace poco vi un reportaje americano sobre la República de Weimar, el gobierno alemán formado tras el armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial. Fue un gobierno que ha entrado en la leyenda, sobre todo por los socialistas y comunistas, como una auténtica maravilla de libertad y orden y donde podía expresarse cualquier tipo de ocurrencia o aberración, llamada cultura, entre la gente con el beneplácito de ese gobierno.
Denominar gobierno de orden y libertad quizás sea muy temerario y, sobre todo, falso. Pensemos que en el periodo que fue desde 1919 hasta 1933, hubo 4 presidentes y 14 cancilleres (incluyendo a Hitler en 1933). Es decir, en 15 años hubo un promedio de 3,75 años por presidente y poco más de un año por canciller. Un desastre, se mire como se mire si alguien tiene un mínimo de sentido común. Seguramente la República de Weimar ha sido el ejemplo palmario del descontrol político llevado a su máxima expresión. Sin embargo, goza de una salud excelente en los medios progresistas. Lo pintan como si hubiese sido el Paraíso Terrenal.
Evidentemente, algo que caracterizó a esa república fue el caos continuado de todo tipo que empezó con la revolución alemana de 1918, tras el fin de la I Guerra Mundial y finalizó en 1933, con la llegada democrática de Hitler al poder. Todo ello trufado con una inflación galopante absolutamente disparatada. Los partidarios de la República de Weimar, buscaron inmediatamente la destrucción de la cultura, la moral, la política y la religión en la Alemania de posguerra en los años 20's. Esos partidarios acérrimos, que no representaban ni el 2% de la población alemana, fueron los que dirigieron Alemania con mano firme e implacable, hacia los más oscuros túneles del comunismo durante ese periodo de caos.
En Noviembre de 1918, tras el cese de la I Guerra Mundial y concretamente el día 7 de ese mes, Kurt Eisner puso en marcha la República Comunista en Munich, capital de Baviera. Se abrieron escuelas y campos marxistas para los jóvenes. El asesor de escuelas, Kurt Loewenstein, describió cual era el objetivo de esa nueva educación marxista: “La lucha contra la iglesia y contra la formación religiosa no es una lucha teórica sobre doctrinas teóricas, sino la lucha de un nuevo sistema social contra este moribundo sistema social”. Yo soy europeo y católico aunque me considero un mal católico por muchas razones que no vienen al caso, sin embargo el mensaje de Loewenstein apuntaba a un objetivo que yo, personalmente, no puedo tolerar en Europa. Kurt Eisner fue asesinado el 21 de Febrero de 1919 en Munich por Anton von Arco auf Valley, militar de origen judío.
El mismo caso se dio en Berlín, donde Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, trataron de llevar a cabo la revolución comunista en 1919, creando el Partido Espartaquista (luego Partido Comunista de Alemania). Esa revuelta fue frustrada y sofocada por el ejército y miembros de los Freikorps. Afortunadamente, los cabecillas y cientos de seguidores fueron capturados y encarcelados. Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht y otros sicarios fueron fusilados el 15 de Enero de 1919.
Además de todos estos movimientos comunistas que incordiaban la vida en Alemania, El armisticio alemán a las fuerzas aliadas de 1918 y el fin de la Alemania Imperial, trajo a dicho país un bloqueo naval inglés que causó una hambruna terrible, mientras que los términos de la rendición incluyeron muchas amputaciones territoriales al país, al mismo tiempo que la imposición de durísimas reparaciones de guerra (Tratado de Versalles), completamente alejadas de la realidad y el sentido común, creando un gran resentimiento totalmente lógico entre la población. Esa misma desdichada población fue abandonada por la república frente a las protestas laborales internas, hiperinflación monstruosa, desempleo altísimo, y los levantamientos violentos de los socialistas y comunistas, que derivaron en peleas callejeras muy sangrientas.
Esa población de menos del 2% que vivía en Alemania y a la que se les habían concedido derechos liberales en 1869, habían llegado desde la Rusia zarista hasta Alemania, especialmente después de fracasado golpe de estado comunista de 1905, donde el Zar se equivocó al no ajusticiar a Lenin en vez de simplemente desterrarlo hacia Europa y que viviese como un sátrapa en Suiza hasta 1917. Hay numerosas estadísticas que demuestran el influjo de esa minoría durante esos años y documenta su preferencia por las zonas urbanas y no rurales o marinas. Parece que las labores físicas y el campo en sí, no eran de su agrado. El mar tampoco era su elección. En 1925, esa minoría controlaba el 58% de todo el comercio del país.
En Berlín mismo, desde 1925 y en Plena República de Weimar, esa minoría representaba el 47,9% de los médicos, 50,2% de los juristas y un 37,5% de los dentistas. Las vocaciones intelectuales estaban también copadas por esa minoría como médicos de cabecera, directores de teatro y profesores en la facultad de medicina. Es grupo sólido y bien compactado, ha sido y es en todas partes el “continuo agitador”. Estos iconoclastas daban apoyo a los derechos a abortar, libertad sexual absoluta y se burlaban de la cultura alemana. Los editores de libros, revistas y periódicos también formaban parte de esa minoría apoyando desde los medios cualquier idea en esa línea destructora contra la cultura alemana en particular y contra la europea en general.
Desde luego no es nuevo conectar a esa minoría con el comunismo y sabemos de su amplísima participación y origen en esa doctrina política inhumana y terrible. En un libro que leí hace tiempo se dice que: Karl Marx debe ser acusado por el hecho de que aparte de los movimientos laborales normales, comenzó a desarrollar un esfuerzo con el objetivo de darle un vuelco absoluto al orden establecido en todos los países y el cual se ha convertido en el peligro más grande que ha amenazado la cultura del mundo” ¿nos suena todo esto en España?…
La revolución comunista de Octubre de 1917 en la desdichada Rusia, fue llevada a cabo en su inmensa mayoría por miembros de esa minoría. Es un hecho incontestable. Es un hecho también que esa minoría le declaró la guerra a Alemania tan pronto como Marzo de 1933, tras acceder Hitler al poder. Es un ejemplo de su gratitud por la aceptación alemana de su presencia y la obtención de la ciudadania de pleno derecho que había comenzado, como he dicho más arriba, en 1869. Sus gritos de guerra parecían preceder a su temor por la posible limitación de presencia en la vida intelectual, social y política de Alemania. Parece que ya en Abril de 1933, la población alemana y sus dirigentes fueron conscientes de la situación de autoridad ejercida por esa minoría y comenzaron a aplicar limitaciones a la misma.
Lo que esa Alemania de 1933 vio con toda claridad fue la excesiva introducción de foráneos en la vida del país, sobre todo en la ciencia, la política y la cultura. Esos foráneos fueron apartando, durante la República de Weimar, a los ciudadanos originales de cargos relevantes que fueron ocupados por miembros de ese grupo. Fue un proceso que adoptó formas amenazantes ya que afectó a la alegría y salud de los ciudadanos alemanes, con el espíritu desintegrador del bolchevismo.