martes, 2 de noviembre de 2021

GENERALES

El 1 de Septiembre de 1939, el brigadier George C. Marshall juró como el 15º Jefe del Estado Mayor, posición que ocupó hasta Noviembre de 1945. Cuando la ceremonia acabó, el general Marshall le confió a su ayudante de campo. “Hay suficiente madera muerta en el Cuerpo de Oficiales del Ejército, como para encender varios incendios forestales”.

Marshall tenía más razón de la que se podía imaginar. Si el ejército de los USA y su aviación hubiesen luchado codo con codo con el ejército francés en Mayo de 1940, los americanos hubiesen sufrido la misma suerte que los mismos franceses e ingleses: una derrota total en manos de la Wehrmacht. Este hecho era dolorosamente obvio poco más de un año después de que la II Guerra Mundial empezase.

En Febrero de 1943, 11.000 soldados alemanes aplastaron a 30.000 soldados USA del II Cuerpo del Ejército en el Paso de Kasserina, en Túnez. El Mayor General Lloyd Fredendall, el comandante USA, un fanfarrón, fue relevado y enviado de nuevo a Estados Unidos. No fue la primera vez que un imitador de general de verdad había fracasado en acción contra los alemanes, pero la experiencia endureció la intolerancia de Marshall ante los fracasos  de los oficiales en combate.

Eisenhower pensó que Marshall había escogido a Fredendall, un oficial sin experiencia de combate a pesar de que sirvió en la I Guerra Mundial, pero éste había sido seleccionado por el teniente general Lesley McNair, debido a la energía que demostró en los entrenamientos. Eisenhower condecoró a Fredendall por el exitoso desembarco del II Cuerpo en el Norte de África. Desgraciadamente, una vez que había sido seleccionado por motivos equivocados, los desastres en combate con un oponente capaz revelaron las deficiencias de Fredendall como comandante en situación real de lucha.

Sin embargo, la práctica de tolerar y aceptar a oficiales mediocres con amigos y patrocinadores en el nivel de las cuatro estrellas persiste hoy en día. Actualmente, el trabajo de encontrar líderes militares experimentados y con carácter, competencia e inteligencia es mucho más difícil que en la época de Marshall. Bajo los gobiernos de Bush y Obama, la adulación de los medios USA a los generales de cuatro estrellas transformó a generales como Petraeus, McChrystal, Mattis, Allen o Austin, en celebridades instantáneas. 

En vez de enfrentarse a temas difíciles, la política actual de los militares USA se enfoca más en políticas diseñadas para complacer a los medios, a los políticos o crear puestos de trabajo en sus estados o distritos, políticas que neutralizan la habilidad de los militares para castigar los bajos rendimientos o ligar la promoción a los méritos. Los resultados finales justifican la política divisiva de hacer avanzar a los individuos, frecuentemente mujeres o minorías, que están menos cualificadas y que de otra manera no serían “seleccionables”, reduciendo el número de individuos cualificados de una selección para puestos de responsabilidad. ¿Es esta situación una situación sin esperanza?  La historia nos responde con un enfático “NO”. Veamos...

Volviendo a la II Guerra Mundial, donde ya se adivinaban estas cosas, tras la derrota del II Cuerpo de Ejército USA, el general Sir Harold Alexander, enlace británico de Eisenhower, habló sobre Fredendall a sus aliados americanos “Estoy seguro que tienen mejores hombres que ese” Eisenhower estuvo de acuerdo. El mayor general George Patton, un hombre que sin el inicio de la guerra hubiese sido retirado como un oscuro coronel de caballería, sustituyó a Fredendall. 

Hablo del caso americano como paradigmático del descenso cualitativo del personal militar con mando. Pero es extensible a cualquier ejército del mundo con honrosas excepciones. La política lo impregna todo y hace que gente profesional, capaz y valerosa no tenga capacidad de mando o tome inoperantes decisiones sobre el terreno que solamente ayuden al político de turno o a nuestra política exterior decidida en oscuros conciliábulos. Lo estamos viendo en España y su conflicto inacabable con Marruecos, por ejemplo.

lunes, 1 de noviembre de 2021

  
YA NO SE HABLA DE AFGANISTÁN

Es curioso, pero detrás de la ignominiosa retirada de Afganistán (no estoy de acuerdo en la ocupación arbitraria de los países por nadie), se ha producido un silencio mediático absoluto. Afganistán ya no existe para Occidente. Curioso,

No olvidemos que bajo la égida de los USA, ese país fue el mayor productor del mundo de opio, morfina y sobre todo y como consecuencia, heroína. Siempre me llamaron la atención las imágenes que tenemos de ese país desértico, polvoriento y que la gran mayoría de nosotros consideramos un páramo seco. Sin embargo, si buscamos un poco veremos que también hay imágenes no tan populares, en la que se ve un Afganistán que parece Suiza y con unos prados verdes espectaculares llenos de adormideras o “amapolas sedantes”, es decir, opio.

Ello explica el interés por ese país por parte de los imperios de turno. Los musulmanes, hace 1.300 años quisieron llevar su religión islámica a Afganistán, pero tardaron más de dos siglos en llegar a Kabul y convertir a las numerosas tribus de la zona. Gengis Khan tampoco lo tuvo fácil en 1220. Inglaterra también pasó lo suyo con sus guerras anglo-afganas de 1839 a 1842 la primera, también llamadas “Desastre en Afganistán”, y de 1878 a 1880 la segunda que como resultado se llegó al Protectorado de Afganistán y el control del opio. 

Al margen de la I y II Guerra Mundial, donde ese país dependía de UK, en 1979 el Ejército Rojo entró en Afganistán (tras reírse de la huida USA de Vietnam), para mantener el gobierno comunista contra los islámicos y, por supuesto, el control del opio. En 1988 y tras desastres, descontrol y coste económico descomunal para la URSS, Gorbachov decidió retirar a sus tropas del país. Los talibanes, tras la retirada soviética, tomaron el poder apoyados por los USA. Esos mismos talibanes eran y son un movimiento religioso que entre sus acciones se cuenta su lucha contra las drogas y contra el comunismo y lo primero que hicieron fue interrumpir el tráfico de drogas desde Afganistán.

Billones de dólares en heroína, opio y morfina que se transportaban a través de Asia Central, Rusia, Irán, Pakistán, Turquía y el sudeste asiático, se redujeron de forma drástica. Eso había que solucionarlo. Tal como estaban retirando los escombros de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, los USA enviaron a sus tropas al país hasta su huida este mismo año de 2021. Actualmente, la economía afgana basada en la droga está en peligro de nuevo.

Pero de todo esto no se habla en los medios occidentales y han puesto su foco hasta ahora en las mujeres afganas occidentalizadas y el sometimiento al que están sometidas por los talibanes. Eso es todo en Kabul. Pero el problema de Afganistán no es que esas mujeres no puedan ir a la peluquería o hacerse las uñas, ni siquiera que se hayan cerrado estudios de danza o tiendas de moda. Lo que de verdad les importa es que las bodas o fiestas familiares ya no se verán amenazados por drones o bombarderos B-52. O las torturas a gran escala de la policía secreta comunista dirigida por Amrullah Saleh, que fue un aliado clave y auténtico hombre fuerte del gobierno y que fue eliminado por los talibanes. Los medios occidentales, volviendo a las mujeres, simplemente ignoran a las mujeres de los países del golfo o Arabia Saudí. Esas no existen porque son países aliados de los USA, con bases en sus territorios.

Sin embargo la pregunta es, tras esta sorprendente retirada ¿Qué pasó con los billones de dinero de la droga obtenidos por el régimen de Kabul soportado por los USA y sus socios aliados? ¿Dónde están los pallets con millones de dólares en billetes de 100, que salieron de Washington para financiar el régimen de Kabul? Ese fenómeno de la física también se vio en el Irak ocupado por los USA. Estas montañas de dinero “desparecieron” entre los aliados árabes y los propios USA.

No tengo la menor duda de que Irak y Afganistán han sido uno de los grandes robos de dinero de la historia moderna. Mucha de esta historia sórdida ha sido documentada por la propia agencia anticorrupción del gobierno USA, la SIGAR, que ha librado una valiente batalla para combatir el delito en Afganistán durante las dos décadas de guerra. Muchos de los traficantes de droga escaparon de Afganistán via vuelos US/UK/Francia. Otros, enemigos de los talibanes, sobre todo jefes mafiosos de bandas Tajik y

Uzbecos, han obtenido refugio en las vecinas Uzbekistán y Tajikistán.
La oposición más potente a los talibanes vino de la Alianza Norteña Tajik, en el Valle de Panjshir, al Norte de Kabul. Este grupo aliado de los USA, dominó el tráfico de drogas hasta que fueron expulsados del negocio por los talibanes. Ahora están tratando de volver con el apoyo secreto de Francia, India y los USA.

Pero en Afganistán quien está tomando el relevo de los occidentales es China y es quien se quedará con todo el negocios de la droga, aparte de todo lo demás y ¡sin disparar un solo tiro! Mientras tanto, la gran máquina del dinero USA-Afganistán se ha detenido y secretamente se ubica en terrenos, edificaciones, negocios y bancos suizos…