lunes, 8 de diciembre de 2014

LA "ESCUELA DE FRANKFURT" 3/4 (Editado originalmente el 18/1/2011)

(Extracto, con actualizaciones, de mi libro “¡No le llame negro, llámele subsahariano! Guía para evitar lo políticamente correcto”)

Erich Fromm y Julian Gumperz dirigieron los pasos y contactos adecuados para que la “Escuela de Frankfurt” fuese aceptada en los círculos social-científicos norteamericanos serios, ya que ambos tenían contactos previos en el país y hablaban inglés de forma fluida. Fueron muy selectivos con las instituciones a contactar y las personas específicas, concentrando sus esfuerzos en personas e instituciones que tuviesen que ver con la sociología o ciencias sociales. Enviaron cartas con copias de su “Zeitschrift für Sozialforschung”, donde se explicaban los estudios realizados sobre la autoridad y la familia, con una carta de acompañamiento en inglés escrita por Fromm y Gumperz. Algunos ejemplos de receptores de la misiva fueron Lewis Lorwin de la Brooking Institution, Pitirim Sorokin de la Universidad de Harvard, W.F. Ogburn de la Universidad de Chicago, etc.

Más allá y siguiendo con su presencia en América, la “Escuela de Frankfurt” avanzó en los “Estudios sobre los Prejuicios”: La “Personalidad Autoritaria” y la “Dinámica de los Prejuicios” indicaban como conclusión que los prejuicios, un desorden psicológico enraizado en la estructura de la “Personalidad Autoritaria”, podían ser erradicados sometiendo al pueblo americano a una psicoterapia colectiva, tratándolos como internos de un manicomio. A través de estos pensadores marxista-freudianos, los grandes medios de comunicación crearon al “hippie” que era el antagonista del orden social establecido. Fue el nuevo revolucionario socialista. 

El “hippie”, su estilo de vida, sus drogas y su psicodelia, sirvió muy bien a sus creadores y nunca se les fue de las manos. Como se ha dicho más arriba, el resultado fueron y son artículos en revistas, programas en radio, televisión o películas que martillean continuamente los mismos conceptos: la estupidez de los padres, los hijos que saben más que sus padres, la mujer dura y liberada que rechaza la maternidad y sobre todo ello, la responsabilidad del hombre blanco heterosexual de todos los males del mundo. Esa lucha psicológica interminable contra el hombre blanco heterosexual es el legado duradero de la “Escuela de Frankfurt” .

La idea de la “Personalidad Autoritaria”  de Adorno tiene su base en un cuestionario que Fromm utilizó a principios de los años 30 en Alemania para analizar a los trabajadores psicoanalíticamente y perfilar las personalidades, que Fromm definió como de tres tipos: Autoritaria, Revolucionaria o Ambivalente. Adorno cambió los perfiles en su libro y que iban desde la Personalidad Revolucionaria a Personalidad Democrática, ya que era más digerible para la audiencia de la posguerra en los Estados Unidos. Adorno definió nueve personalidades entre las que había:

Convencionalista – rígida adherencia a lo convencional, valores de clase media
Agresivo autoritario – gente que cree que hay que condenar, rechazar y castigar a aquellos que violan los valores convencionales
Proyectivo – alguien con disposición a creer que las situaciones graves o peligrosas suceden en el mundo
Sexual – exageradamente preocupado con cualquier asunto sexual.
A partir de estas personalidades hasta el total de nueve, se construyeron diversas escalas. Entre otras había:
Escala E: Etnocentrista
Escala PEC: Political and Economic Conservatism (Conservador política y económicamente)
Escala A-S: Anti-Semita
Escala F: Fascista

Utilizando la metodología de resultados de Rensis Lickerts, Adorno y sus colaboradores fueron capaces de lograr una definición empírica de lo que Adorno denominaba “un nuevo tipo antropológico” que era la “personalidad autoritaria”. Por ello, deducían que una vez que la tipología ha sido establecida estadísticamente, los comportamientos pueden ser explicados. Es evidente que este principio ignora que la mente humana y el comportamiento como resultado, es capaz de transformarse y desarrollarse.

Los resultados de este estudio podían ser interpretados de formas diametralmente diferentes. Uno puede decir que el estudio probaba que la población americana era generalmente conservadora, que no quería abandonar el sistema capitalista, que creía en una familia fuerte, que la promiscuidad sexual debería ser castigada, que el mundo de la posguerra era un lugar peligroso y que todavía recelaban de los judíos, de los negros, los orientales, etc., desgraciadamente cierto, pero corregible, en un entorno social de crecimiento económico y optimismo cultural. Por otro lado, uno podía coger esos resultados y determinar que los progroms anti-judíos aun hervían por debajo de la superficie, esperando a que un nuevo Hitler que los revitalizase. 

Cualquiera de las dos interpretaciones que se escoja es política, no científica y por ello Horkheimer y Adorno creían firmemente que todas las religiones, judaísmo incluido, eran el “opio del pueblo”. Su objetivo no era la protección de los judíos ante los prejuicios, sino la creación de una definición de autoritarismo y anti-semitismo que pudiera llevar a forzar “la reeducación científicamente planificada” de los norteamericanos y europeos alejándolos de los principios de la civilización cristiana que la “Escuela de Frankfurt” despreciaba. En sus teorías escritas de ese período Horkheimer y Adorno forzaron su tesis hasta límites delirantes en su obra de 1947 “Elementos del Anti-Semitismo” afirmando: “ya que el capitalismo es inherentemente fascista, la filosofía cristiana por sí misma es la fuente del Anti-Semitismo”. Cristo es convertido en un hechicero deificado y por ello en el cristianismo la intelectualización de lo mágico, es la raíz del mal.

Hannah Arendt, teórica política nacida en Alemania, ayudó en estos principios delirantes popularizando la investigación sobre la “Personalidad Autoritaria” en su obra “Los Orígenes del Totalitarismo”. Arendt añadió su famosa retórica sobre la “banalidad del mal” en su escrito “Eichmann en Jerusalén” diciendo que: “incluso alguien con aspecto de simple librero puede convertirse en una bestia nazi, bajo las condiciones psicológicas adecuadas y por ello cada “gentil” es sospechoso psicoanalíticamente”. Esta versión extrema de Hannah Arendt de la tesis de la “Personalidad Autoritaria”, es la filosofía sobre la que opera la actual “Cult Awareness Network”, un grupo que trabaja con el departamento de Justicia de los Estados Unidos y la Liga Anti-Difamación de la Órden B’nai-B’rith, entre otras. Utilizando el método estándar de la “Escuela de Frankfurt”, el CAN identifica grupos políticos o religiosos que son sus enemigos políticos y los redenomina “cultos” para poder justificar acciones contra ellos.

Posteriormente, en 1964, la misma Hannah Arendt participó de forma activa en el ataque contra el Papa Pío XII publicando un destructivo ensayo en el New York Herald Tribune titulado “The deputy: Guilt by Silence”, donde le recriminaba al Papa su no ayuda a los judíos durante la guerra. El ataque de la Arendt se basaba en una información que le suministró Karl Jaspers (psiquiatra y filósofo alemán) sobre la obra del desconocido Rolf Hochhuth llamada “El Vicario”, y que atacaba a este Papa. Hoy se sabe que fue el KGB, desde su departamento “dezinformatsiya”, en una misión llamada “Operación Asiento-12” para destruir el Vaticano desde dentro infiltrándose y manipulando los datos que microfilmaban. Su máximo responsable fue el legendario general Iván Agayants. Nunca sabremos si Hannah Arendt actuó de buena fe o a sabiendas. Lo cierto es que atacar al papado siempre ha sido “Políticamente Correcto” para los comunistas.

Con todo esto en mente y hablando con amigos míos norteamericanos, estos tienen claro que mientras unos patriotas trataban de contener la amenaza que suponía la Unión Soviética en esos años, un grupo de subversivos culturales de élite, buscaban el control del aparato de formación de la opinión, sin disparar un tiro. Sus sucesores se están moviendo en teorías de “Deconstrucción”. Las teorías cambian, pero siempre son los mismos y el objetivo también.

Otra nueva teoría que desarrolló el instituto en su nueva ubicación fue la aplicación social de la llamada “Teoría Crítica”. Este nombre es un juego de palabras ya que lo fácil es preguntar ¿de qué teoría hablamos?. No había teoría alguna. La idea era conseguir y aplicar una crítica destructiva de cada estamento social de la cultura occidental, con la esperanza de demoler esa sociedad. La “Teoría Crítica” está en la base de los Gay Studies, Women Studies, Black Studies y otros departamentos de estudios de las universidades actuales norteamericanas. Esos departamentos son el hogar de lo “Políticamente Correcto” como arma social. Por ello, la “Escuela de Frankfurt” es muy importante para el marxismo ya que en realidad no cree en el futuro. Sólo cree en la destrucción. La destrucción del capitalismo, la sociedad burguesa, nuestros valores y todo ello con un nihilismo absoluto. Es un ataque real a la civilización occidental. Obviamente la “Escuela de Frankfurt” nunca definió la “Teoría Crítica”, sino sólo contra qué iba. Horkheimer ya dijo que “la lógica no es independiente del contenido”, por ello un argumento es lógico si destruye la cultura occidental y es ilógico si la apoya. 

Este principio forma parte de la educación en escuelas y universidades de nuestros hijos.
Ya en 1915, Nahum Goldmann en “Der Geist des Militarismus” (Stuttgart und Berlin, Deutsche Verlag-Anstalt, 1915), está en línea con el pensamiento citado más arriba y dice “Así, el primer cometido de nuestro tiempo es la destrucción: todas las esferas y formaciones sociales que el antiguo sistema había creado deben ser eliminadas, los individuos deben ser arrancados de su entorno habitual; ninguna tradición debe considerarse sagrada; la edad sólo es signo de enfermedad. El lema es: lo que fue, ha de desaparecer. Las fuerzas que ejercen esta tarea negativa serán el capitalismo en el terreno económico-social y la democracia en el terreno intelectual-político”. Es difícil no apreciar que la línea de esta filosofía de Goldmann está muy cerca de los principios marxistas y nihilistas de la “Escuela de Frankfurt” a partir de 1923.

Por eso mismo, uno de los objetivos básico de la “Teoría Crítica” era la necesidad de romper la familia y su estructura. Los pensadores del Instituto creían que “incluso una rotura parcial de la autoridad del padre en la familia, permitirá incrementar la preparación de una nueva generación que aceptaría los cambios sin problemas”. La “Generation Gap” de los 60 y el “Gender Gap” de los 90, son dos acciones exitosas de la “Escuela de Frankfurt”, para transformar la cultura occidental en su utopía marxista. Esa transformación deseada se basa en la “Teoría Matriarcal”, es decir, transformar la cultura occidental en una dominada por el matriarcado y el feminismo. Ya lo plasmó Wilhelm Reich en su “Psicología de Masas del Fascismo”, que el matriarcado era la única forma de familia en la “sociedad natural”. Multiplicando las acusaciones de “fascismo potencial”, Theodor Adorno atacó prácticamente a toda institución social establecida diciendo que: “toda jerarquía está basada sobre la arrogancia y sobre la sumisión, la familia es una fábrica de la ideología reaccionaria, el padre un ser superior con el cual el niño está obligado a identificarse de un modo masoquista, etc.”.

Eric Fromm, fue muy activo en la defensa de la teoría matriarcal. Defendió la idea de que todos los sentimientos de amor y altruismo eran al final derivados de la necesidad de amor maternal por el extenso periodo de embarazo y cuidado tras el nacimiento de un ser humano. Fromm afirmaba que ‘El amor no depende de la sexualidad, como Freud suponía. De hecho el sexo estaba más ligado al odio y la destrucción. La masculinidad y la feminidad no eran reflejos de diferencias sexuales esenciales como creían los románticos. En vez de ello, derivaban de las diferencias en las funciones de la vida, que eran en parte determinadas por la sociedad’. Como puede imaginarse, este dogma fue el precedente de los pronunciamientos radicales feministas  que aparecen actualmente en los medios masivos de difusión. Para estas radicales de hoy, hombre o mujer, son el resultado del adoctrinamiento, llevado a cabo por el patriarcado machista en detrimento de las mujeres. La naturaleza parece no tener nada que ver en estos conceptos marxistas.

Si hurgamos en la historia constataremos que la base de este pensamiento proviene del mismo Engels, el cual afirmaba que la primera oposición de clases que se manifiesta en la historia, coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la unión conyugal. Su obra “Los Orígenes de la Familia, Propiedad privada y el Estado” ya promueve el matriarcado. Su colega Marx se sumaba a esta afirmación y añade el concepto “La Comunidad de las Mujeres”  en el Manifiesto Comunista, y entre los dos decían que el comunismo remediaría esta situación. La mujer y el hombre serían iguales en el sentido de que ambos tendrían el mismo status de trabajadores en la sociedad y estarían en función de ésta. 

De esta manera, el comunismo permitiría que la mujer trabajara en la industria, haciendo desaparecer el matrimonio monogámico y destruyendo a la familia tradicional, fomentando el amor libre y predicando la igualdad del hombre y la mujer hasta el punto de considerarlos intercambiables. Por ello, la “Ideología de Género”, tan del agrado de la “Escuela de Frankfurt”, conduce finalmente a la desaparición de la familia, que ya nos es motivo de complementariedad, sino de oposición. La intención siempre ha sido intentar demostrar, apoyado por una corriente feminista muy activa, que las diferencias entre los sexos, no son naturales, sino que aparecen durante la historia como construcciones sociales: es decir son únicamente culturales y por ello deben cambiar.

La “Escuela de Frankfurt” recomendaba, entre otras cosas, lo siguiente:
√ La creación de la ofensa por racismo u orientación sexual
√ Cambios sociales continuos para crear confusión
√ La enseñanza del sexo y la homosexualidad a los niños
√ Socavar la autoridad de profesores y escuelas
√ Inmigración masiva, promoción del mestizaje y destruir la identidad nacional de las naciones
√ La promoción de la bebida y el ocio
√ Vaciar las iglesias por la vía de burla al culto o acusaciones a sacerdotes
√ Un sistema legal que ataque a la víctima de un delito y no al delincuente
√ Dependencia del Estado o sus beneficios
√ Control y e infatilización de los contenidos en los medios
√ Promover la destrucción de la familia

¿Nos suena familiar todo esto ahora mismo en España y en todo Occidente?

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