lunes, 28 de diciembre de 2020

BARBAROSA (y 3)

En el discurso al Politburó que he indicado, Stalin dijo: “La cuestión de guerra o paz ha entrado en una fase crítica para nosotros. Si concluimos un pacto de asistencia mutua con Inglaterra y Francia, Alemania retrocederá de Polonia y buscará un modus vivendi con los poderes occidentales. La guerra se evitaría, pero la situación podría volverse peligrosa para la URSS. Si aceptamos la propuesta de Alemania y concluimos con un pacto de no-agresión con ella. Desde luego invadirá Polonia y la intervención de Francia e Inglaterra en esa guerra será inevitable. La Europa occidental estará sujeta a serios levantamientos y desorden. Bajo esas condiciones tendremos una gran oportunidad de mantenernos lejos del conflicto y podemos planificar el tiempo adecuado para nuestra entrada en la guerra”.

“La experiencia de los últimos 20 años ha demostrado que en tiempos de paz el movimiento comunista no es lo suficientemente fuerte para llegar al poder. La dictadura del partido sólo será posible como resultado de una gran guerra. Nuestra elección es clara. Debemos aceptar la propuesta alemana y educadamente enviar a la misión anglo-francesa a su casa. Nuestra ventaja inmediata será tomar Polonia hasta las puertas de Varsovia, al mismo tiempo que la Galizia ucraniana…”

Resumiendo, Wolfgang Strauss indica que Stalin se esforzó por una guerra en toda Europea, una guerra de agotamiento que acabaría con todos los estados y sistemas europeos. Además, Stalin planificó entrar en la guerra bajo las ruinas de la Europa “capitalista” y luego dictar su sovietización por la fuerza militar (el término “sovietización” aparece repetidamente en su discurso). Mientras que aparentemente en este discurso confirma las intenciones agresivas de Stalin, la cauta Bushuyeva habla de Clausewitz en el efecto de que la guerra tiende a asumir sus propias direcciones y dimensiones, sin tener en cuenta lo que bando o el otro habían dicho o planificado.

En su articulo en el “Novy Mir” la amiga Bushuyeva escribe sobre el dolor que los rusos tendrían ahora sabiendo todo eso nuevo, sobre lo que habían creído durante décadas acerca de la “Gran Guerra Patriótica” y que ha sido falso. Y nos dice que de los jóvenes nacidos entre 1922 y 1925 y que fueron enviados a la guerra por Stalin, sólo 3 de cada 100 sobrevivieron al conflicto. Escribe Bushuyeva “La profundidad total de la tragedia que le sucedió a nuestros 5 millones de soldados en Junio de 1941, debe ser investigado. La maldad de los que dirigían la Unión Soviética y que habían pensado para otros, de repente por causas insondables, golpeó a nuestro propio país”.

“Sería fácil” sigue Bushuyeva “maldecir a esos que están “re-escribiendo” la historia y seguir creyendo en los mitos familiares y símbolos que apelan a nuestro orgullo patriótico, al patriotismo del pueblo ruso. “Sí, sería posible seguir como antes, si no hubiese una circunstancia peculiar. El hombre está constituido de tal forma en que la verdad, por dolorosa que sea, es más importante en el análisis final, que la niebla espúrea de vivir en la mentira y la ignorancia”. Pero por otro lado, Suvorov reconoce que muchos rusos le desprecian por sus revelaciones y nos dice “He retado a la cosa más sagrada a la que la gente de Rusia aún se aferra: “La Gran Guerra Patriótica”. He sacrificado cualquier cosa querida para mi al escribir estos libros. Hubiese sido intolerable haber muerto sin decirle a la gente lo que he descubierto. ¡Maldecid los libros! ¡Maldecidme! Pero incluso maldiciéndome a mi, tratad de entender”.

Tras la publicación del discurso de Stalin en el “Novy Mir”, los historiadores de la Universidad de Novosibirk, llevaron a cabo un gran trabajo de revisionismo de la situación que había en la pre-guerra, durante la guerra y la pos-guerra. Los resultados de ese seminario académico fueron publicados en Abril de 1995. La historiadora rusa I.V. Pavlova dijo de forma franca en su exposición que durante décadas, los historiadores del Partido Comunista trabajaron para enterrar los antecedentes, orígenes y desarrollo de la II Guerra Mundial, incluyendo el discurso de Stalin de Agosto de 1939, bajo una montaña de mentiras. Otro de los académicos participantes V.L. Doroshenko dijo que las nuevas evidencias mostraban que “Stalin provocó y desató la II Guerra Mundial”. Y sugirió que Stalin y su régimen deberían de haber sido juzgados en Nurenberg. Doroshenko añadió: “no por qué simplemente Stalin ayudó a Hitler, sino por qué era del interés de Stalin que la guerra empezase. Primero, para poder llegar al poder en toda Europa y segundo, por la ventaja inmediata de destruir Polonia y ocupar Galizia. Pero para Stalin el motivo principal era la guerra en sí misma… El colapso del orden europeo hubiese hecho posible para él, el establecer su dictadura sobre toda Europa”.

Para este fin, Stalin quería estar en ese momento fuera de la guerra, pero solo con la intención de entrar en ella en el momento propicio. En otras palabras, el pacto de no-agresión liberó las manos de Hitler y motivó a Alemania a desatar la guerra con Polonia. Tal como firmó el pacto, Stalin estaba determinado a romperlo. Desde el principio no tenía intención de estar al margen del conflicto, al contrario, quería entrar como he dicho antes en el momento más ventajoso para él. He de reconocer que esos historiadores rusos demostraron mucho valor en abrir esa caja de truenos para Rusia y ese capítulo de su historia. Demostraron buscar la verdad de forma objetiva con mente abierta para enfrentarse a uno de los grandes tabúes del siglo XX, y mucho más que sus colegas cobardes y oficialistas de la Europa occidental y los USA.

En honor a la verdad, también hay excepciones por occidente. Recientemente, unos pocos historiadores han confirmado la veracidad de esta visión radical y revisionista de la historia de la II Guerra Mundial. Esto incluye al historiador alemán Max Klüver en su libro de 1986 “Präventivschlag 1941” (Ataque Preventivo 1941), y el académico austriaco Ernst Topitsch en “Stalins Krieg” (La Guerra de Stalin) de 1987. También el historiador USA R.H.S. Stolfi, se hace eco de la visión de Suvorov en su libro de 1991 “Hitler’s Panzers East: World War II Reinterpreted” (Los Panzer de Hitler en el Este: La II Guerra Mundial Reinterpretada), y el historiador alemán Dr. Joachim Hoffmann ha añadido mucho a esta discusión con su impresionante investigación de 1995, bajo el título “Vernichtungskrieg 1941-1945” (La Guerra de Aniquilación de Stalin). Hay que saber que en Alemania o Austria, el decir que Hitler hizo algo bien en su mandato está prohibido (aunque pueda ser verdad, eso no es relevante), luego decir que hizo un ataque preventivo y salvó a buena parte de Europa del comunismo, es meterse en un auténtico lio.  

Según Wolfgang Strauss, las nuevas revelaciones sobre el discurso de Stalin convenientemente suprimido de la historia durante tanto tiempo, y el tratamiento de este asunto por los jóvenes historiadores rusos, constituye una victoria para el revisionismo europeo y representa un gran punto de giro en la investigación histórica. Mientras tanto, Suvorov y otros historiadores continuan buscando evidencias históricas. Además del  trabajo de desenterrar archivos, Suvorov dice que en respuesta a su libro “El Rompehielos” y “Día M”, veteranos alemanes y rusos de la II Guerra Mundial, le han escrito para ofrecerle más pruebas de apoyo a su tesis. Suvorov trabajó sobre un tercer libro titulado “La Última República”, publicado hace ya tiempo en Rusia, donde refuerza su tesis. Por ahora sólo está en ruso…

 
BARBAROSA (2)

Como dije al principio, los alemanes capturaron una enorme cantidad de tropas y material soviético durante su entrada en territorio enemigo. La explicación es bien sencilla, los alemanes cortaron de golpe el plan soviético de asalto a Europa y esas tropas acantonadas y preparadas para el ataque lo demuestra.

Eso también desmonta lo que dice la historia oficial sobre la candidez de Stalin que creyó firmemente en Hitler. Esa imagen de un crédulo Stalin y un traidor Hitler es ampliamente aceptada en los USA y en Europa. Evidentemente Suvorov se burla de esa creencia y nos dice que fue exactamente al contrario. De hecho, Suvorov afirma que fue Hitler el que fatalmente se equivocó de cálculo con Stalin, como mínimo durante casi un año y medio, cuando ya era demasiado tarde.

Mientras que podemos decir que Hitler tuvo éxito en frustrar el gran plan de invasión de Stalin, el líder alemán infravaloró fatalmente la magnitud y la agresividad de la amenaza soviética. Suvorov afirma que “Hitler comprendió que Stalin estaba preparando un gran plan de invasión, pero se equivocó en su cálculo de la magnitud de esa preparación… No vio lo grande y próximo que estaba ese peligro”. En este punto puedo discrepar de Suvorov ya que sí creo que Hitler vio esa invasión y por eso actuó lo más rápido posible cuando pudo reunir y preparar a tres millones de hombres en tres ejércitos: Norte, Centro y Sur. En lo que sí estoy de acuerdo en que no tuvo la información de la magnitud de las fuerzas soviéticas. Y aquí el Abwehr dirigido por Wilhelm Canaris, tuvo una culpabilidad clara.

Según Suvorov, los historiadores no explican correctamente por qué Hitler decidió atacar a la URSS en un momento en que UK no estaba conquistada, lo que le llevó a una peligrosa guerra en dos frentes. Esos historiadores oficiales simplemente se refieren a las ganas que tenía Hitler de obtener su “Lebensraum” o “Espacio Vital”. Suvorov aclara que Stalin no le dio otra opción a Hitler. La movilización secreta de la URSS fue de tan enorme dimensión que era muy difícil ignorarla. Era tan enorme que no podía ser disimulada, por ello la única opción para Hitler fue lanzar un ataque preventivo lo antes posible. Hitler golpeó dos semanas antes a Stalin. Era el único recurso del que Hitler disponía. Stalin no necesitó a Churchill, Roosevelt o el gran espía Richard Sorge, para prevenirle de un posible ataque alemán. Él ya había hecho sus propios preparativos para enfrentarse a Alemania. Pero como paradoja, al haber preparado Stalin sus tropas para una ofensiva y con esa mentalidad, no hizo nada por la defensa de la URSS.

Los alemanes disfrutaron de la ventaja temporal de la sorpresa, ya que lanzaron ese ataque dos semanas antes de que el Ejército Rojo estuviese completamente a punto para su ataque. La sorpresa fue mayor ya que Stalin no creía que los alemanes se atreverían a abrir un segundo frente en el Este, mientras todavía estaban luchando contra los ingleses. También contribuyó al espectacular avance inicial el valor y la profesionalidad de los soldados alemanes. La derrota soviética al inicio de la guerra (entre Junio y Septiembre de 1941), fue debido al hecho que el ejército alemán lanzó su ataque sorpresa justo en el momento en que la artillería soviética aun estaba movilizándose hacia la frontera, junto al aprovisionamiento de munición. La artillería no estaba preparada para una guerra defensiva y el 22 de Junio no estaba preparada para la ofensiva.

Debido al hecho de que Alemania no disponía de los recursos naturales para una guerra prolongada, Hitler debía someter a la URSS en cuatro meses es decir, antes del invierno. Aquí su cálculo falló. Durante el Verano y Otoño de 1941, Hitler golpeó muy duramente pero no destruyó la enorme máquina militar comunista. Algo que ayudó y mucho a Alemania en su ataque fue el poder disponer de los enormes recursos militares almacenados por el Ejército Rojo y que cayó en sus manos. En la Operación Barbarosa, Hitler lanzó 17 divisiones de tanques. Tras tres meses de combates, sólo quedaban una cuarta parte de esos tanques, mientras que las fábricas de Stalin no solo producían muchos más tanques, sino que de calidad superior.

Durante esos meses de ataque y victorias, los alemanes destruyeron el 75% de la capacidad militar de la URSS, y por ello y sin duda alguna eliminando la amenaza inmediata sobre Europa. Entre Julio y Noviembre de 1941, las fuerzas alemanas conquistaron 303 fábricas de municiones soviéticas, que producían anualmente más del 85% de toda la producción de municiones de la URSS. Sin embargo y tiene razón, Suvorov nos dice que eso no fue suficiente “El ataque de Hitler ya no podía salvar por más tiempo a Alemania. Stalin no sólo tenía más tanques, artillería y aviones, tenía más soldados y más oficiales, y además puso su industria en economía de guerra y pudo fabricar armamento en las cantidades que quiso”. El 29 de Noviembre de 1941, el Ministro de Armamentos Fritz Todo, informó a Hitler que desde el punto de vista de armamentos y economía de guerra, Alemania ya había perdido la guerra.

Stalin ganó porque un residual 25% de la gigantesca economía de guerra soviética, incluyendo un 15% de su producción de municiones, la mayor parte en fábricas en los Urales y Siberia, estaba intacta. Luego, con sólo una fracción de su poder inicial, Stalin todavía fue capaz de ganar batallas decisivas como Estalingrado, Kurks y Berlín y derrotar a las poderosas fuerzas alemanas y de sus aliados del Eje. También contribuyó a la victoria soviética la entrada en guerra de los USA, la ayuda muy sustancial americana por el Acta de Préstamo y Arriendo que la URSS jamás pagó y, por supuesto, el legendario estoicismo y dureza del soldado soviético. A pesar de que Hitler golpeó primero, es sabido que la URSS al terminar la guerra controló Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia y la Alemania del Este. 

Llegados a este punto, hemos de recordar que Hitler retrasó varias veces la “Operación Barbarosa” y Suvorov nos indica “Imaginemos que Hitler retrasa una vez más su ataque a la URSS, y Stalin ataca a Europa el 6 de Julio de 1941… Imaginemos qué hubiese pasado si Hitler se hubiese convertido en la víctima del devastador ataque preparado por Stalin. En ese momento, Stalin no hubiese tenido sólo un 15% de su capacidad de producción del Comisariado de la Industria de Municiones, sino el 100%. En ese caso, ¿cómo hubiese acabado la II Guerra Mundial? En ese escenario, no es ilógico suponer que en Noviembre-Diciembre de 1941, las fuerzas soviéticas hubiesen alcanzado el Atlántico, conquistando Berlín, París, Amsterdam, Roma, Estocolmo y Madrid. 

Desde la publicación de su libro y otros previos relacionados con el mismo asunto, los académicos rusos han encontrado evidencias adicionales en los antiguos archivos soviéticos que confirman la tesis de Suvorov y obliga a una radical re-escritura de la historia de la II Guerra Mundial. Es evidente que muchos documentos fueron destruidos por los comunistas para blanquear su imagen de víctimas y no de agresores, pero también han salido a la luz documentos reveladores. Uno de los más importantes de esos documentos censurados y escondidos, es el texto completo del discurso secreto de Stalin del 19 de Agosto de 1939. Durante décadas, los líderes comunistas negaron que Stalin hubiese hecho ese discurso, insistiendo en que no hubo ninguna reunión del Politburó en esa fecha. Otros incluso dijeron que ese discurso fue una falsificación. 

La historiadora rusa T.S. Bushuyeva encontró una versión del texto entre los documentos secretos de los Archivos Especiales de la URSS y la publicó junto a un comentario en el influyente periódico ruso “Novy Mir” (Nº 12 de 1994). El escritor alemán Wolfgang Strauss lo indicó así como otros descubrimientos recientes de los historiadores rusos de nueva hornada y en Abril de 1996 lo publicó en en la revista mensual alemana “Nation und Europa”. Evidentemente, no conozco a ningún historiador en la Europa occidental que haya hablado de ese texto de Stalin hasta el momento. Hemos de tener en cuenta que este discurso se hizo mientras los oficiales soviéticos estaban negociando con representantes ingleses y franceses, sobre una posible alianza militar con UK y Francia, y mientras que los alemanes y los soviéticos negociaban a su vez un posible pacto de no-agresión entre sus países. Cuatro días después de este discurso de Stalin, el Ministro de Exteriores alemán von Ribbentrop, se reunió con Stalin en el Kremlin para firmar ese pacto de no agresión.

domingo, 27 de diciembre de 2020

 
BARBAROSA (1)

En algunos artículos os he hablado del ataque alemán contra la URSS en Junio de 1941. Desde siempre me llamó la atención la gran cantidad de prisioneros soviéticos que las tropas alemanas capturaron en las primeras jornadas de la entrada en territorio ruso. Era algo llamativo para mí y que con el tiempo me quedó confirmado por el libro de Viktor Suvorov “El Rompehielos”. La URSS preparaba un asalto militar con su Ejército Rojo de toda la Europa Occidental para mediados de Julio de 1941. Esos millones de soldados soviéticos estaban acantonados y preparados en la frontera germano-soviética de la antigua Polonia. Alemania se adelantó medio mes antes a esa invasión comunista realizando su ataque preventivo el 22 de Junio de 1941. 

Cuando Hitler lanzó su “Operación Barbarosa”, los líderes alemanes lo justificaron como un ataque preventivo de esa invasión soviética que comento. Pero tras la guerra los militares supervivientes más importantes y los líderes políticos alemanes fueron llevados al cadalso en Nuremberg, entre otras cosas, por planificar y llevar adelante una “guerra agresiva”, contra la Unión Soviética. Como era de esperar, el “tribunal” rechazó los argumentos alemanes de que su ataque fue preventivo.

Desde entonces los historiadores, miembros del gobierno y los trabajos escritos de referencia en los países aliados como USA, UK o la URSS, mantuvieron férreamente que Hitler traicionó a los líderes comunistas y lanzó su traicionero ataque sorpresa, motivado por su codicia por los recursos rusos y ucranianos y su “Lebensraum” (Espacio Vital), como parte de su enloquecida “conquista del mundo”. Como aparece en su muy bien investigado y argumentado libro que es “El Rompehielos”, Viktor Suvorov (nombre real Vladimir Bogdanovich Rezun), desmonta uno a uno todos los clichés que han repetido como cacatúas los aliados a lo largo de 80 años. Y ese estudio debería provocar una relectura seria de la historia de la II Guerra Mundial.

Viktor Suvorov no era ni es un ruso cualquiera. Fue entrenado como oficial del ejército soviético en Kalinin y Kiev, más tarde tras pertenecer al personal de servicio y completar sus estudios en la Academia Militar Diplomática en 1974, sirvió como oficial del Servicio de Inteligencia Soviético (GRU), trabajando cuatro años en Ginebra bajo la tapadera de la diplomacia. Desertó en 1978 y se le otorgó el asilo diplomático en Inglaterra. Su libro “El Rompehielos” que escribió con la abundante información y documentos clasificado a los que tuvo acceso, fue publicado en ruso (en Francia) en 1988. Luego se editó en muchos otros idiomas. Como era previsible, causó mucha sensación en la comunidad de la inteligencia militar aliada, especialmente en Europa ya que documenta con extremo cuidado la naturaleza ofensiva soviética cerca de la frontera alemana en 1941

Suvorov hace hincapié en la importancia central del estratega y planificador de Stalin, Boris Shaposhnikov, Mariscal y Jefe del Estado Mayor. Su obra más importante fue “Mozg Armii” (El Cerebro del Ejército), y que durante décadas fue obligatoria su lectura para cada oficial del ejército soviético. No solo Stalin le respetaba su alto nivel militar sino que, curiosamente, le apreciaba como persona, algo inédito en el sátrapa soviético. Fue el único hombre al que Stalin se dirigía públicamente siempre con su nombre de pila (Boris Mikhailovich). Stalin se dirigía a todos los demás por su apellido familiar, por ejemplo “Camarada Zinoviev”. La admiración de Stalin era conocida por el hecho de que siempre guardaba una copia del libro de Shaposhnikov, en su mesa de despacho.

El plan de movilización de Shaposhnikov, llevado a cabo por Stalin mostraba un claro y lógico programa a dos años vista (Agosto de 1939 a verano de 1941), y que debería inexorablemente y con ese propósito, culminar en una guerra. Según Suvorov, Stalin anunció su decisión de llevar a cabo el plan al Politburó en una reunión del 19 de Agosto de 1939, cuatro días antes de la firma del pacto de no agresión germano-soviético. Como añadido, en esa misma reunión con el Politburó que se hizo poco después de que Stalin llevase a cabo sus purgas terribles de políticos y militares “poco fiables”, ordenó al general Zhukov el atacar y derrotar en un ataque relámpago, al 6º Ejército japonés en Khalkhin-Gol, en Mongolia. Trece días después del discurso de Stalin, las tropas alemanas entraron en Polonia y dos días después de ello, 3 de Septiembre, Inglaterra y Francia le declararon la guerra únicamente a Alemania.

Una vez Stalin se decidió por embarcarse en ese enorme proceso de movilización, el régimen comunista reestructuró la economía nacional, dirigiendo todo el enorme potencial humano y físico de la URSS para la guerra. Esta acción de Stalin solo nos puede llevar a una conclusión lógica: la movilización de la URSS en 1939 quería decir guerra. Tengamos en cuenta que en 1938, más de un millón y medio de hombres servían en el Ejército Rojo o el 1% de toda la población. Eso podemos considerarlo como el ratio de hombres en una economía normal, pero como parte de ese programa a dos años de Stalin-Shaposhnikov, se cuadruplicó a más de cinco millones de soldados.

En ese periodo (Agosto de 1939 a Junio de 1941), Stalin puso en marcha 125 nuevas divisiones de infantería, 30 divisiones motorizadas, 61 divisiones de tanques y 79 divisiones de aviación, lo que nos lleva a un total de 295 divisiones disponibles, organizadas en 16 Ejércitos completos. El plan mencionado también movilizó a seis millones de hombres adicionales en el verano de 1941, para que fuesen distribuidos en las divisiones de infantería, tanques y aviación. Entre Julio de 1939 y Junio de 1941, Stalin incrementó en número de divisiones blindadas de 0 a 61, con varias docenas más en preparación. En Junio de ese mismo año, la “neutral” URSS, había preparado más divisiones blindadas que la suma de las de todo el resto del mundo. Esa fuerza tan poderosa sólo podía ser usada para operaciones ofensivas. Esas operaciones ofensivas solo hubiesen sido la culminación del plan a dos años y hubiesen sido lanzadas contra Alemania y la conquista de Europa occidental.

En Junio de 1941, Hitler puso en la batalla diez cuerpos motorizados y cada cual, por promedio, disponía de 340 tanques ligeros y medios. En su contra, Stalin tenía 29 cuerpos motorizados y cada cual, por promedio disponía de 1.031 tanques ligeros, medios y pesados. Mientras que es verdad que no todos esos cuerpos motorizados soviéticos estaba a su capacidad máxima, un solo cuerpo mecanizados ruso era militarmente más potente que dos cuerpos mecanizados alemanes. Cuando Hitler entró en Polonia en Septiembre de 1939, Alemania sólo disponía de 6 divisiones blindadas. Si esa fuerza acorazada tan escasa la quieren ver como la prueba definitiva de la intención de Hitler de conquistar el mundo (o al menos Europa), la pregunta es ¿qué podemos pensar de la preparación por parte de Stalin de 61 divisiones de tanques entre 1939 y 1941, y muchas más en preparación?

A mediados de 1941, el Ejército Rojo era la única fuerza militar en el mundo con tanques anfibios. Stalin disponía de 4.000 de esos ingenios para su guerra ofensiva. Alemania ninguno. En Junio de 1941, los soviéticos habían incrementado sus cuerpos de paracaidistas de 0 a 5 (y esta es una fuerza de ataque, no de defensa) con más de un millón de hombres, y sus regimientos de artillería de campaña de 144 a 341, en ambos casos más que todos los países del mundo juntos.

Al inicio de la guerra en Septiembre de 1939, Alemania disponía de 57 submarinos, un hecho que se cita muchas veces como prueba de las intenciones agresivas de Hitler. Pero se olvida recurrentemente que la URSS disponía de 165 submarinos en ese momento. Esos submarinos, nos dice Suvorov, no eran navíos inferiores, sino de una calidad similar. En Junio de 1941, la marina soviética tenía más de 220 submarinos en servicio y otros 91 en construcción. Stalin mandaba la flota de submarinos más grande del mundo, una fuerza que fue creada para una guerra agresiva.

Cuando Hitler entró en Polonia nadie en Alemania o en la Europa occidental pensó que aquello era el inicio de una “guerra mundial”. Incluso la declaración de guerra de UK y Francia contra Alemania dos días después, 3 de Septiembre de 1939, no lo convirtió en una “guerra mundial”. Solo fue mucho más tarde, que la campaña alemana contra Polonia fue vista como el inicio de la II Guerra Mundial. Sin embargo, en Moscú se entendió perfectamente que sí era el inicio de una guerra mundial. Historiadores como A.J.P. Taylor, David Hoggan y el mismo Suvorov, señalan que Hitler no quería ni planificó un conflicto que abarcase  toda Europa en 1939. Fue la declaración de guerra de UK y Francia contra Alemania la que ayudó a transformar un conflicto local entre Alemania y Polonia, en una guerra Europea.

Consecuentemente, Hitler no autorizó la conversión de su economía nacional en una economía de guerra. El jefe de la inteligencia soviética informó con precisión a Stalin de que la industria alemana no estaba preparada para una guerra a gran escala. De hecho, Alemania no puso su economía para la guerra hasta principios de 1942, dos años después de la URSS. Y mientras la producción de armas en la URSS llegó a su pico en el verano de 1941, Alemania no lo alcanzó hasta 1944, tres años después.

El amigo Suvorov presenta pruebas abrumadoras que demuestran cómo Stalin preparó un ataque masivo contra Alemania para el verano de 1941. El autor indica que la fecha elegida era el 6 de Julio de 1941. Por ello, la URSS había desplegado esa fuerza inmensa en la frontera alemana, además de aeródromos, paracaidistas, millones de armas  y munición escondidas y preparadas, gasolina y otros suministros necesarios. En Abril de 1941, el Ejército Rojo ordenó un despliegue masivo de artillería y munición para ser usada antes del Otoño, cuando las lluvias comenzasen el país. El almacenar todo eso a principios de 1941, quería decir que el ataque se iba producir ese mismo año. Otro escenario atentaría al sentido común.

Suvorov nos dice también a propósito de lo anterior que el transporte en 1941 hasta la frontera de millones de botas, munición, repuestos, millones de soldados, miles de tanques y aviones, no podía ser un error o un cálculo equivocado, sino el resultado de una política pensada y diseñada para un ataque de “liberación” de la Europa Central y Occidental. Un proceso así solo puede llamarse movilización. Una movilización secreta de la URSS que produjo la II Guerra Mundial. La decisión final para empezar la guerra la tomó Stalin el 19 de Agosto de 1939. El ataque soviético se diseñó en dos frentes: el primero hacia Oeste y Noroeste directo hacia Alemania y el segundo, igualmente poderoso hacia Suroeste contra Rumania para capturar rápidamente los pozos de petróleo. 

Se habían previsto 3 escalones estratégicas que llevarían a cabo el ataque. El primer escalón consistiría en 16 ejércitos y varias docenas de cuerpos y divisiones como soporte auxiliar y formado por hombres bien entrenados para aplastar las líneas alemanas y penetrar en territorio germano. El segundo escalón estratégico, consistiría en 7 ejércitos de tropas algo inferiores (incluyendo prisioneros del Gulag), que aseguraría y expandiría los avances del primer escalón. El tercer escalón, consistiría en 3 ejércitos, formados mayoritariamente por hombres del NKVD, que asegurarían la ocupación soviética. Aplastarían cualquier resistencia rodeando y asesinando a la élite política, civil y militar de Alemania, algo que ya se había hecho en las desdichadas Repúblicas Bálticas y en el Este de Polonia (como la masacre de Katyn). 

Como avión de su fuerza aérea, la URSS usaría el Su-2, un bombardero de ataque que se había producido y desplegado de forma masiva. Stalin ordenó la fabricación de 10.000 unidades más, y entrenar también a 150.000 pilotos. Con un peso de 4 toneladas, el Su-2 tenía una velocidad máxima de 486 km/h, un radio de acción de 1.200 km y una carga de bombas de 400 a 600 kg. Similar, pero superior al “Stuka” alemán. El Su-2 se parecía mucho al japonés Nakajima B-5N2, que fue el avión principal del ataque a Pearl Harbor.

 

martes, 1 de diciembre de 2020

 

NUEVO LIBRO

Os presento mi nuevo libro titulado "Tragedia Europea", que es un compendio de los mejores artículos de mi blog. El libro los presenta siguiendo el criterio de Antes/Durante/Después de la II Guerra Mundial. Al lector le permitirá reflexionar sobre lo que pasa hoy en día...

¡Disfrutadlo!

 

 VÁMONOS A VER CINE BÉLICO

Ya he comentado más de una vez que me gusta ver películas bélicas de los 60 y 70. Películas como ¿Arde París?, El Día Más Largo, La Batalla de las Ardenas, Doce del Patíbulo, U-47, Patton, Un Puente Lejano, etc. Podéis observar que son películas del teatro de operaciones europeo en la mayoría de los casos, aunque también aprecio El Puente sobre el río Kwai y otras del frente del Pacífico.

Reconozco que son películas muy lentas y de efectos simples en comparación con las actuales, pero me siguen gustando a pesar de las muchas inexactitudes, por no decir falsedades históricas, que en ellas se muestran. Quiero verlas como pequeñas joyas de un tiempo que se fue aunque, como he dicho, planteen temas totalmente ficticios en muchas de ellas.

Las he visto en varias ocasiones todas ellas y en el caso del Día Más Largo, por ejemplo, creo que es una buena película de acción sobre el famoso desembarco en Francia. El elenco de actores es bueno y muy del momento, cumpliendo la misión de entretener con éxito al público o eso creo yo. Evidentemente es en glorioso blanco y negro y su aspecto de algo genuino gana mucho en ese formato. Una cosa que aprecio de la película es que los alemanes hablan en alemán en vez de otro idioma con acento alemán. De nuevo le da más verosimilitud. Como en todas estas producciones, siempre hay un oficial que no cree ya en el liderazgo y victoria de Hitler, en este caso el actor Curd Jurgens. Este suele ser el personaje alemán “bueno”. Y no debe extrañarnos porque cuando se estrenó la película, 1962, era el momento en que Alemania se integró en la OTAN y había que lavar un poco su imagen y que no todos los militares habían sido “nazis” furibundos. Aparece también el típico sacerdote católico bromista y simpático que también sale en otras películas de Hollywood.

Una escena muy recordada es cuando el oficial alemán que pasea su precioso perro pastor cada día hasta que el 6/6 ve la flota que se acerca amenazadoramente. Evidentemente, sus superiores en el cuartel general no le hacen caso hasta que ya es tarde y los aliados han consolidado sus cabezas de playa. Normalmente estas películas muestran a los alemanes como auténticos tontos de baba robóticos.

Si me voy al Pacífico el contraste es muy fuerte. Hollywood muestra a los japoneses de forma diametralmente opuesta a los alemanes y se ve claramente en la película El Corazón Púrpura (1944), sobre el raid de Doolittle sobre Tokio. Varios pilotos son capturados y son enfrentados a un jurado por crímenes de guerra. Si parto de la base que bombardearon a civiles, sin duda son culpables. La película explica ese juicio totalmente ficticio, históricamente hablando.

Lo que me interesa son los clichés que la película muestra. Los aviadores son presentados como heroicos uno es polaco, otro italiano y el otro judío. En aquel momento en los USA estos orígenes movían a la chufla y a motes raciales insultantes, pero en la película todo es un mundo de amor y paz para empatizar con esos aviadores. En el juicio, los japoneses tratan de saber dónde se halla el portaaviones del cual han partido y el interrogador es el general Mitsubi (actor Richard Loo, en realidad chino) y Loo entra en la piel de un japonés malvado y sin escrúpulos. Insulta, maltrata, amenaza, etc., a los americanos angelicales que se muestran espantados. Mientras, el corresponsal alemán presente en ese juicio falso sonríe… 

El líder de los tres, el actor Dana Andrews, muy popular en aquel entonces en este tipo de películas interpretando papeles heroicos, hace un discurso vibrante lleno de desafío hasta el final. Curiosamente, acaba soltando la promesa de que las fuerzas aéreas USA, quemarán las ciudades japonesas, lo que es una confesión por adelantado de un crimen de guerra. Por supuesto que no podemos buscar la imparcialidad en ese juicio y por ello el juez comienza a gritar “¡Ha caído Corregidor! ¡Ha caído Corregidor!” Con la fortaleza en sus manos, Manila ya pertenece a los japoneses. El espectador USA de entonces que asiste a esa escena, cae en un frenético fervor patriótico cuándo aparecen imágenes de soldados americanos de todos los cuerpos, preparando sus armas para darle su merecido a los japoneses. Para esa audiencia es como los Orwellianos “dos minutos de odio” y que justifican cualquier acción de represalia.

Durante la guerra, hubo millones de americanos que pensaron que ante esos pequeños amarillos, estaban peleando literalmente con una especie de sub-humanos. Esta ilusión se creó  en películas como El Corazón Púrpura que he citado y muchas otras como A Través del Océano con Humphrey Bogart. Juegos de sombras tétricas y diabólicas en los rostros japoneses fueron clave para verlos como seres implacables y malvados. También ayudaron otros medios a conseguir esa imagen. La revista Life hizo una notoria descripción de los japoneses presentándolos como hordas de ratas devoradoras. He de reconocer que al menos a los alemanes, según Hollywood robóticos seguidores de su líder enloquecido que quería conquistar el mundo, no se les mostró como alienigenas sub-humanos.

Hubo numerosas películas anti-alemanas durante e incluso antes de que los USA entrasen en guerra. Pero la actitud de Hollywood hacia el comunismo y la URSS fue muy diferente y de admiración. Las películas El Chico de Stalingrado (1943) y Canción de Rusia (1944) y otras, informaron a los incautos americanos de la feliz vida en la utopia marxista y su resistencia hasta la muerte ante los invasores alemanes. Hay dos películas que destacan: Estrella del Norte y Misión en Moscú. El guión de la primera fue escrito por Lillian Hellman, que más tarde mintió bajo juramento negando que hubiese pertenecido a CPUSA (Partido Comunista USA). De nuevo aparece Dana Andrews, acompañado por Anne Baxter como protagonistas. La música es de Aaron Copland y la letra de Ira Gershwin. Esta película es propagando pro-soviética a lo grande, sin disimulo alguno.

Misión a Moscú está basada en las memorias del embajador USA en dicha ciudad, Joseph E. Davies. La música es de Max Steiner. Podemos ver a trabajadores rusos y miembros de granjas colectivas, entregando sus corazones, esfuerzo y vida a la Madre Patria bajo el benevolente “ojo que todo lo ve” del líder. Esta película fue promocionada por el mismísimo presidente Roosevelt, y llevada a los altares por el crítico de cine más importante entonces, Bosley Crowther, naturalmente del New York Times. Cualquiera se quejaría de esa falsa y babosa basura comunista y que mostraba algo podrido y siniestro sobre la cultura y objetivos de la gente que dirigía y dirige Hollywood, como propietarios, productores y directores, pero ¿a quién le importaba o importa? ¿Creemos de verdad que algo ha cambiado hoy? ¿Qué no son los mismos?

Regresemos al Día Más Largo y sus matices. Los civiles franceses de Normandía se muestran jubilosos ante sus casas arrasadas y por ser liberados del yugo alemán. La verdad histórica es que estaban atemorizados y con razón ya que murieron más civiles franceses en Normandía por los brutales bombardeos aliados, que ingleses muertos en la Batalla de Inglaterra de 1940. Se muestra a los soldados americanos yendo a la batalla con bravura, con los ojos brillantes y con un cierto toque de humor. No hay la menor alusión a reclutas acobardados, meados y cagados encima ante su casi segura muerte en el frente, posibilidad de ceguera, parálisis, quemaduras o bien con miembros amputados. En esas versiones de Hollywood sobre la guerra todo eso, sencillamente, no existió, no sucedió.

La película quiere dar la impresión a la gran mayoría de la población, de que la II Guerra Mundial se  ganó en el frente del Oeste y, principalmente, por ingleses y americanos. Nunca se le dice al espectador que las tropas alemanas que defendían las costas normandas en la primera embestida aliada, eran de segunda categoría. Las mejores divisiones alemanas, cerca de 200, estaban luchando en el frente del Este, contra el comunismo. Ahí sí se ganó la II Guerra Mundial y no por los ingleses y americanos, sino por los soviéticos y fue perdida por los alemanes. 

Luego siguió la orgía de violaciones y matanzas por parte del Ejército Rojo. Cientos de miles de mujeres alemanas fueron violadas, tanto niñas como ancianas y muchas violadas en grupo hasta su muerte por las hordas asiáticas comunistas. Ilya Ehrenburg, el despiadado propagandista soviético, sobre el cual ya escribí un articulo en este blog, urgió a los violadores soviéticos a llevar a cabo esa repugnante acción. Y también colaboró el notorio escritor y homosexual británico Christopher Bradshaw-Isherwood, que rezó públicamente por los soldados soviéticos y su robusta virilidad. 

Hoy todo eso ha sido “olvidado” de los datos históricos, de la verdad. Nunca sucedió en las versiones de Hollywood. Otro de los episodios “olvidados” de la “última guerra buena”… ¿Y cuántos más habrán?