BARBAROSA (y 3)
En el discurso al Politburó que he indicado, Stalin dijo: “La cuestión de guerra o paz ha entrado en una fase crítica para nosotros. Si concluimos un pacto de asistencia mutua con Inglaterra y Francia, Alemania retrocederá de Polonia y buscará un modus vivendi con los poderes occidentales. La guerra se evitaría, pero la situación podría volverse peligrosa para la URSS. Si aceptamos la propuesta de Alemania y concluimos con un pacto de no-agresión con ella. Desde luego invadirá Polonia y la intervención de Francia e Inglaterra en esa guerra será inevitable. La Europa occidental estará sujeta a serios levantamientos y desorden. Bajo esas condiciones tendremos una gran oportunidad de mantenernos lejos del conflicto y podemos planificar el tiempo adecuado para nuestra entrada en la guerra”.
“La experiencia de los últimos 20 años ha demostrado que en tiempos de paz el movimiento comunista no es lo suficientemente fuerte para llegar al poder. La dictadura del partido sólo será posible como resultado de una gran guerra. Nuestra elección es clara. Debemos aceptar la propuesta alemana y educadamente enviar a la misión anglo-francesa a su casa. Nuestra ventaja inmediata será tomar Polonia hasta las puertas de Varsovia, al mismo tiempo que la Galizia ucraniana…”
Resumiendo, Wolfgang Strauss indica que Stalin se esforzó por una guerra en toda Europea, una guerra de agotamiento que acabaría con todos los estados y sistemas europeos. Además, Stalin planificó entrar en la guerra bajo las ruinas de la Europa “capitalista” y luego dictar su sovietización por la fuerza militar (el término “sovietización” aparece repetidamente en su discurso). Mientras que aparentemente en este discurso confirma las intenciones agresivas de Stalin, la cauta Bushuyeva habla de Clausewitz en el efecto de que la guerra tiende a asumir sus propias direcciones y dimensiones, sin tener en cuenta lo que bando o el otro habían dicho o planificado.
En su articulo en el “Novy Mir” la amiga Bushuyeva escribe sobre el dolor que los rusos tendrían ahora sabiendo todo eso nuevo, sobre lo que habían creído durante décadas acerca de la “Gran Guerra Patriótica” y que ha sido falso. Y nos dice que de los jóvenes nacidos entre 1922 y 1925 y que fueron enviados a la guerra por Stalin, sólo 3 de cada 100 sobrevivieron al conflicto. Escribe Bushuyeva “La profundidad total de la tragedia que le sucedió a nuestros 5 millones de soldados en Junio de 1941, debe ser investigado. La maldad de los que dirigían la Unión Soviética y que habían pensado para otros, de repente por causas insondables, golpeó a nuestro propio país”.
“Sería fácil” sigue Bushuyeva “maldecir a esos que están “re-escribiendo” la historia y seguir creyendo en los mitos familiares y símbolos que apelan a nuestro orgullo patriótico, al patriotismo del pueblo ruso. “Sí, sería posible seguir como antes, si no hubiese una circunstancia peculiar. El hombre está constituido de tal forma en que la verdad, por dolorosa que sea, es más importante en el análisis final, que la niebla espúrea de vivir en la mentira y la ignorancia”. Pero por otro lado, Suvorov reconoce que muchos rusos le desprecian por sus revelaciones y nos dice “He retado a la cosa más sagrada a la que la gente de Rusia aún se aferra: “La Gran Guerra Patriótica”. He sacrificado cualquier cosa querida para mi al escribir estos libros. Hubiese sido intolerable haber muerto sin decirle a la gente lo que he descubierto. ¡Maldecid los libros! ¡Maldecidme! Pero incluso maldiciéndome a mi, tratad de entender”.
Tras la publicación del discurso de Stalin en el “Novy Mir”, los historiadores de la Universidad de Novosibirk, llevaron a cabo un gran trabajo de revisionismo de la situación que había en la pre-guerra, durante la guerra y la pos-guerra. Los resultados de ese seminario académico fueron publicados en Abril de 1995. La historiadora rusa I.V. Pavlova dijo de forma franca en su exposición que durante décadas, los historiadores del Partido Comunista trabajaron para enterrar los antecedentes, orígenes y desarrollo de la II Guerra Mundial, incluyendo el discurso de Stalin de Agosto de 1939, bajo una montaña de mentiras. Otro de los académicos participantes V.L. Doroshenko dijo que las nuevas evidencias mostraban que “Stalin provocó y desató la II Guerra Mundial”. Y sugirió que Stalin y su régimen deberían de haber sido juzgados en Nurenberg. Doroshenko añadió: “no por qué simplemente Stalin ayudó a Hitler, sino por qué era del interés de Stalin que la guerra empezase. Primero, para poder llegar al poder en toda Europa y segundo, por la ventaja inmediata de destruir Polonia y ocupar Galizia. Pero para Stalin el motivo principal era la guerra en sí misma… El colapso del orden europeo hubiese hecho posible para él, el establecer su dictadura sobre toda Europa”.
Para este fin, Stalin quería estar en ese momento fuera de la guerra, pero solo con la intención de entrar en ella en el momento propicio. En otras palabras, el pacto de no-agresión liberó las manos de Hitler y motivó a Alemania a desatar la guerra con Polonia. Tal como firmó el pacto, Stalin estaba determinado a romperlo. Desde el principio no tenía intención de estar al margen del conflicto, al contrario, quería entrar como he dicho antes en el momento más ventajoso para él. He de reconocer que esos historiadores rusos demostraron mucho valor en abrir esa caja de truenos para Rusia y ese capítulo de su historia. Demostraron buscar la verdad de forma objetiva con mente abierta para enfrentarse a uno de los grandes tabúes del siglo XX, y mucho más que sus colegas cobardes y oficialistas de la Europa occidental y los USA.
En honor a la verdad, también hay excepciones por occidente. Recientemente, unos pocos historiadores han confirmado la veracidad de esta visión radical y revisionista de la historia de la II Guerra Mundial. Esto incluye al historiador alemán Max Klüver en su libro de 1986 “Präventivschlag 1941” (Ataque Preventivo 1941), y el académico austriaco Ernst Topitsch en “Stalins Krieg” (La Guerra de Stalin) de 1987. También el historiador USA R.H.S. Stolfi, se hace eco de la visión de Suvorov en su libro de 1991 “Hitler’s Panzers East: World War II Reinterpreted” (Los Panzer de Hitler en el Este: La II Guerra Mundial Reinterpretada), y el historiador alemán Dr. Joachim Hoffmann ha añadido mucho a esta discusión con su impresionante investigación de 1995, bajo el título “Vernichtungskrieg 1941-1945” (La Guerra de Aniquilación de Stalin). Hay que saber que en Alemania o Austria, el decir que Hitler hizo algo bien en su mandato está prohibido (aunque pueda ser verdad, eso no es relevante), luego decir que hizo un ataque preventivo y salvó a buena parte de Europa del comunismo, es meterse en un auténtico lio.
Según Wolfgang Strauss, las nuevas revelaciones sobre el discurso de Stalin convenientemente suprimido de la historia durante tanto tiempo, y el tratamiento de este asunto por los jóvenes historiadores rusos, constituye una victoria para el revisionismo europeo y representa un gran punto de giro en la investigación histórica. Mientras tanto, Suvorov y otros historiadores continuan buscando evidencias históricas. Además del trabajo de desenterrar archivos, Suvorov dice que en respuesta a su libro “El Rompehielos” y “Día M”, veteranos alemanes y rusos de la II Guerra Mundial, le han escrito para ofrecerle más pruebas de apoyo a su tesis. Suvorov trabajó sobre un tercer libro titulado “La Última República”, publicado hace ya tiempo en Rusia, donde refuerza su tesis. Por ahora sólo está en ruso…