lunes, 8 de diciembre de 2014

DIE GLOCKE-LA CAMPANA 1/2 (Editado originalmente el 13/11/2011)

“¿Cómo es posible que científicos alemanes de los años 40 entendieran exactamente hacia donde se dirigían sus investigaciones? Estaban aplicando ideas y principios de física del siglo XXI…” Igor Witkowski en su libro “The Truth about the Wunderwaffe”.

Gracias a este periodista militar polaco y a los escritores británicos Nick Cook y Geoffrey Brooks, conocemos algunos datos sobre el proyecto científico/militar más adelantado del III Reich: Die Glocke (La Campana). Cuando se analizan los datos aportados por estos investigadores y sobre todo del primero, se puede entender que este proyecto ultra-secreto, recibiese el epígrafe “Kriegsentscheidend” o “Decisivo para la Guerra”. Es decir, este proyecto no tenía restricciones de ningún tipo para su desarrollo en cuanto a recursos económicos, humanos o técnicos. Debía conseguirse a toda costa, costase lo que costase.

Así como con otros desarrollos científicos alemanes, se ha creado una cierta leyenda que puede estar basada en una realidad, en el caso de La Campana las descripciones son muy claras en cuanto a su diseño, funcionamiento y resultados. También se conoce al personal que estuvo implicado, las instalaciones donde se llevaron a cabo los experimentos y algunos restos físicos que corroboran la historia que destapó Witkowski. Algunos dicen que la historia de La Campana podría ser la base o inicio de los relatos sobre OVNIS alemanes. Witkowski nos dice que su conocimiento de este proyecto fue en el verano de 1997, cuando un oficial de la inteligencia militar polaca, con acceso a documentos secretos gubernamentales, fue quien puso sobre la pista al periodista. Pero dejemos que 
 el propio Witkowski explique la experiencia:

Entre otras cosas, me preguntó si había tenido conocimiento de un aparato desarrollado por los alemanes, cuyo nombre en código era “La Campana”. Hizo un dibujo del mismo que mostraba una base circular, sobre la cual había un objeto acampanado con un gancho de sujeción en la parte superior. Se suponía que estaba hecha de material cerámico, recordando a un aislante de alto voltaje. En su interior tenía dos cilindros metálicos

Según Witkowski, la descripción del objeto no despertó su interés, pero sí le impresionó la persona que se lo estaba explicando ya que tenía un profundo conocimiento y “no era un aficionado viviendo en un mundo de fantasía. De eso estaba seguro”. Lo que de verdad interesó al periodista polaco fueron las explicaciones sobre el funcionamiento de “La Campana”  y sus efectos que eran “absolutamente increíbles”  y por ello se decidió a continuar las investigaciones sobre ese extraño aparato alemán. 

Y algo que llamaba la atención es que aparte de bombas atómicas, de hidrógeno, bombas de  aire, cohetes avanzados, materiales de invisibilidad anti-radar, misiles guiados, cañones de sonido,  de viento y de vortex, raíles electromagnéticos, rayos láser, aviones con motores atómicos y todos los demás desarrollos de física exótica llevados a cabo por los científicos alemanes, sólo “La Campana” disfrutaba del epígrafe “Decisivo para la Guerra”. Otro punto importante para la veracidad de esta historia es ¿quienes estuvieron implicados en el desarrollo de “La Campana”? Cuando se unen los actores en una sola imagen, aparece una foto muy curiosa y sugestiva.

SS Obergruppenführer und General Dr. Ing. HANS KAMMLER: Máximo responsable de todos los proyectos secretos desde 1944 entre ellos “La Campana” y que a las órdenes de Martin Bormann y del Führer, procedió a la evacuación de todo este material al final de la guerra en un Junkers 390 de seis motores. No se sabe qué fue de él.

SS Obergruppenführer EMIL MAZUW: Coordinador y responsable directo del proyecto, del que se conoce muy poco a pesar de que tenía rango de general de las SS. Se sabe por documentos desclasificados que Mazuw estaba en lo más alto del escalafón SS. No se sabe qué fue de él.

Almirante RHEIN: Figura poco conocida, pero responsable de la “FEP” o “Forschungen, Entwicklungen, Patente” (Investigación, Desarrollo y Patentes). Quizás la Kriegsmarine tenía interés en este desarrollo… No se sabe qué fue de él.

Profesor WALTER GERLACH: Premio Nobel por sus trabajos sobre polarización. Físico de primer nivel, especializado en física gravitacional y otros campos muy adelantados a su época como comportamiento del plasma de mercurio o la transmutación de elementos. Curiosamente, después de la guerra jamás volvió a trabajar en física gravitacional. Nick Cook dice que fue “por algo que le asustó más allá de la razón”. Aunque es una especulación, podría ser cierto por dos razones: por los resultados del uso de “La Campana” que podrían asustar a un ser humano racional o bien por la “ley del silencio” tras la guerra ya que las SS ajusticiaron a sesenta científicos y sus asistentes, antes de que este proyecto  pudiese caer en manos aliadas o soviéticas. Sólo se salvaron el propio Gerlach y Kurt Debus.

Dra. ELISABETH ADLER: Matemática de la Universidad de Königsberg. Poco conocida y tampoco su especialidad en matemáticas que la hizo participar en el proyecto “La Campana”. Gerlach ya era un excelente matemático y físico y por ello la intervención de la Dra. Adler debió ser por un tipo de matemáticas no convencionales que la doctora dominaba. Sus conocimientos justificaban su intervención. Si supiésemos en qué tipo de matemáticas era experta la Dra. Adler, se podría saber la naturaleza de la física que se investigaba con “La Campana”. No se sabe qué fue de ella.

Dr. OTTO AMBROS: responsable de la preparación de la guerra química en el Ministerio de Armamento de Albert Speer. El efecto de “La Campana” sobre organismos vivos fue denominado “Ambrosismo” en honor a uno de los científicos que no era del equipo directo de investigación de “La Campana”, pero que tenía conexión con el proyecto: el Dr. Otto Ambros. Fue responsable de la IG Farben para supervisar la construcción de la enorme planta “Buna” para caucho sintético en Auschwitz. Al parecer esta planta también era un complejo para el enriquecimiento de uranio. Esto tiene sentido con el Dr. Ambros ya que “La Campana” requería en algunos aspectos, la utilización de isótopos radioactivos.

Dr. KURT DEBUS: Uno de los más interesantes ya que después de la guerra fue trasladado a los USA dentro de la Operación Paperclip, y acabó siendo director del Kennedy Space Flight Center en Cabo Cañaveral con Wehrner von Braun en la NASA. El Dr. Kurt Debus no era un científico en cohetes, sino que estaba interesado en física muy avanzada (incluso para nuestros estándares actuales), como la separación de los campos magnéticos, medición de alto voltaje y medición de los parámetros de descarga de alto voltaje. Fue el responsable de la potente fuente de energía para “La Campana”

Dr. HERMANN OBERTH: Científico especializado en cohetes y padre de los cohetes modernos. No se sabe exactamente el trabajo de Oberth con “La Campana”, pero se sabe que del 15 al 25 de Septiembre de 1944, hizo un aparente “viaje de negocios” con otros técnicos involucrados como Herbert Jensen, Edward Tholen y la enigmática Dra. Adler desde Praga a Breslau y a la región donde “La Campana” se estaba probando. ¿Es posible que la presencia de Oberth nos indique que Alemania tenía dos programas”espaciales” en marcha. Uno abierto al público con las V1 y V2 y otro secreto con “La Campana”, donde Oberth desarrolló su trabajo? Oberth nunca trabajo para la base de cohetes de Peenemünde, donde sí trabajó Wehner von Braun. Oberth era el mejor especialista teórico  sobre los problemas y soluciones para un viaje espacial tripulado de larga duración.

Por todo ello, se puede deducir que “La Campana” debía representar algún tipo de desarrollo revolucionario en sistema de propulsión espacial muy avanzado, que no se basaba en el ineficiente combustible por reacción química de los cohetes convencionales. Quizás esto explica también que la Kriegmarine estuviese implicada ya que habría que construir naves presurizadas para las tripulaciones y se requeriría el conocimiento de la marina en la construcción de cascos de submarino herméticos.

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