miércoles, 8 de diciembre de 2021


HIMMLER 1945 (3)

“El temor de Himmler por liberar a las mujeres judías con su correcta designación era algo característico. Eso reflejaba las diferencias de opinión entre Hitler y Himmler que Schellenberg me indicó esa mañana. Incluso si Himmler ciertamente aún tenía poder en ese momento, probablemente no quería problemas por los judíos. Schellenberg también  indicó, de todas formas, que la posición de Hitler había sido completamente subordinada”. 

“Los temas de política general también aparecieron durante la conversación. Himmler dejó que su odio por los bolcheviques rondase libremente al estilo nazi. Recuerdo algunas declaraciones: ‘Los americanos verán que hemos servido como un muro protector contra el bolchevismo. Hitler estará e la historia como un gran hombre porque ha dado al mundo la solución socialista nacional, la única forma socio-política que se ha demostrado contra el bolchevismo…’ En todo ese tiempo sólo mencionó el nombre de Hitler en una ocasión”.

“Los soldados americanos y británicos se infectarán del espíritu bolchevique y causarán malestar social en sus países. Las masas alemanas están tan radicalizadas, cuando el socialismo nacional cae, fraternizarán con los rusos, cuyo poder se incrementará aún más como resultado. En Alemania habrá hambruna hasta Otoño e Invierno”.

"Aquí añadió, tras un momento de silencio, como para sí mismo ‘Habrán dificultades que no podrán se ignoradas; se necesitará una gran sabiduría para reconstruir el mundo. Los americanos han ganado su guerra; la competencia industrial alemana ha sido destruida para varias décadas. SE nos pide la rendición incondicional. Ni hablar. No tengo miedo a morir. En Francia, el orden ha reinado bajo nuestra ocupación, a pesar de que sólo 2.000 policías alemanes estaban destinados allí. Todos tenían trabajo, todos tenían suficiente para comer. Triunfamos en crear orden y condiciones saludables en el distrito portuario de Marsella, algo que ningún gobierno francés había logrado. Entiendo a la gente que lucha por la libertad de su país. Nosotros nunca hemos sido condescendientes en utilizar métodos como los ingleses que ayudaron a los maquis franceses, lanzando paracaidistas con los uniformes equivocados o en ropa civil”.

“El conocimiento de Himmler de la lucha partisana vino algo más tarde. Sus palabras compasivas sobre los paracaidistas, me hicieron pensar en Holanda y Rotterdam en particular. La mendacidad de su argumento fue típica en toda la conversación”.

“La reunión duró exactamente dos horas y media. A las cinco de la mañana, Himmler se marchó en su coche. Todo el tiempo, con la excepción de los veinte minutos que estuve en otra habitación, estuvimos hablando. Estuve a solas con él durante media hora, un judío libre cara a cara con el temido y despiadado jefe de la Gestapo, que tenía cinco millones de vidas judías en su conciencia. Himmler usualmente hablaba con calma y no estalló incluso si yo tenía duras objeciones. A pesar de que controlaba su calma exterior, su nerviosismo era cada vez más evidente. Habló mucho. Lo que se reproduce aquí corresponde solamente a la parte más importante de la conversación; sólo he tenido en cuenta mis propias palabras cuando son indispensables para entender el curso de la conversación y las negociaciones”.

“Sin duda, Himmler era tan inteligente como educado, pero no era un maestro en el arte de la simulación. Su cinismo fue particularmente evidente cuando habló de los desastres que él creía que pasarían. Las palabras que le dijo a Kersten al marcharse fueron típicas ‘La parte valiosa del pueblo alemán caerá con nosotros; lo que le suceda al resto no tiene importancia’. En contraste con Hitler, también era racionalista en su relación con los judíos. Hitler tenía una marcada aversión contra ellos. Himmler no actuó por sentimientos. Permitió matar a sangre fría mientras vio que le servía para sus objetivos y podía haber escogido otro camino si hubiese sido más ventajoso para su política o para sí mismo”.

“¿Qué motivos podría tener Himmler para hacer esas pequeñas concesiones que hizo en los últimos meses de la guerra a nosotros? No pidió nada a cambio. Ciertamente no creía en ser capaz de salvar su propia vida con concesiones. Era demasiado inteligente para ello. Sabía muy bien que su listado de pecados era muy largo. Quizás quería aparecer desde una luz más favorable que los demás también responsables de los crímenes de Alemania. La débil argumentación en su defensa fue sorprendente. En ese momento, todo lo que pudo utilizar en su defensa fueron mentiras. Sin lógica en las construcciones, sin grandeza en los pensamientos que hasta un criminal podría tener, incluso si su moralidad violase la conciencia legal de la gente normal. ¡Sólo mentiras y excusas!”.

“Sólo fue fue coherente con su punto de vista cínico de que el fin justifica los medios. Que él era uno de los culpables de los asesinatos masivos de judíos, aparecía indirectamente de sus propias palabras. Recuerdo con seguridad que dijo, refiriéndose al número de judíos en Hungría ‘He dejado 450.000 allá”. Ya que no dio más información, uno puede pensar de esas palabras que él admitía una parte sustancial de la responsabilidad por el destino de los otros judíos húngaros. El número que dio de judíos que había dejado atrás en Hungría era erróneo o como mínimo muy exagerado”.

“Durante la conversación, Himmler no dijo de forma explicita que la guerra estaba perdida para Alemania, pero lo dejaba intuir en todo lo que dijo. Después de que Himmler se marchase, dormimos durante unas horas, o por lo menos lo intentamos. Mi tensión interior disminuyó. El trabajo ahora era llegar a Berlín lo antes posible y luego a Estocolmo para discutir las medidas a llevar a cabo sobre la evacuación aprobada con el Ministerio de Asuntos Exteriores sueco y la Cruz Roja”.

“A las diez fuimos a Berlín en coche. En el camino, vi la imagen que está fuertemente impresa en mi memoria; la gente en la calle. Vehículos en caravanas. Un coche lleno de  viejos electrodomésticos puestos de cualquier manera antes de la huida. Entre la porquería mujeres, niños y gente mayor. Esta procesión rociaba de miseria humana de ciudad en ciudad, a la intemperie, lejos del frente. No se les permitía detenerse en ningún lugar; tras una corta parada para comer y beber, eran forzados a seguir su camino, perseguidos por el frente que avanzado y aviones en vuelos rasos. La misma imagen de miseria que hemos visto frecuentemente en fotos y en nuestras pensamientos: franceses, polacos, rusos, judíos huyendo de la soldadesca alemana, imágenes que eran acompañadas por el pueblo alemán aplaudiendo por la victoria”.

“Poco antes de Oranienburg, pasamos frente a largas columnas e hombres en ropa civil, seguido por guardias. Eran prisioneros del campo de concentración de Oranienburg, en ruta hacia el Norte, lejos del frente. Otra evacuación forzada porque los rusos avanzaban. ¡Mejor que obstruir las calles con esos transportes sin sentido, que agonizaba y ponía en peligro a las víctimas infortunadas, que entregar el botín!”. La proximidad del frente se hacia sentir. Se podía escuchar el retumbar de los cañones. Las calles estaban abarrotadas con vehículos de todo tipo. Nuestro coche fue detenido; debíamos llevar a heridos con nosotros. Pero nos permitieron seguir, la carretera estaba más libre y pronto llegamos a Berlín. Ahora vi la metrópolis a la luz del día. ¡Una visión fantasmagórica!. Un campo de ruinas de proporciones gigantescas”. 

“Las fachadas de los edificios medio destruidas, el interior quemado. Otra intacta y habitable. Incluso antes de la batalla de Berlín, dos tercios de la ciudad se dijo que había sido destruida completamente, y que tres millones de personas aún seguían viviendo allí. Cómo y dónde es incomprensible. Durante todo el viaje a través de la ciudad no vi una sola tienda real. Frente a algunas casas, gente pobre y mal vestida estaban haciendo cola para comprar alimentos.

Había muy poco tráfico, pocos transeúntes  y raramente un tranvía. Condujimos hasta la embajada sueca. El elegante barrio de Tiergarten había sido borrado. ¡Sólo la columna de la Victoria estaba intacta!. Tratamos de vernos con el Conde Bernadotte, pero no le encontramos en la embajada. Sabíamos que el Conde Bernadotte estaba cerca de Berlín porque quería verse con Himmler poco después de reunirse con nosotros. Fuímos hasta el edificio de la Gestapo al Oeste de Berlín y hablamos con uno de los empleados de Schellenberg, que controlaba los transportes de la Cruz Roja en nombre de Alemania. Dijo que sabía dónde estaba el convoy sueco: la evacuación de los escandinavos se había completado y estaban de camino a Alemania. Trató de ver al Conde Bernadotte para desviar la columna a Ravensbrück”.

sábado, 4 de diciembre de 2021

 HIMMLER 1945 (2)

“Traté de disuadirle de nuevo de que tratase de defenderse a sí mismo: Han sucedido muchas cosas que no pueden ser arregladas, empecé, pero si tiene que haber un puente entre nuestros pueblos en el futuro, al menos todos los judíos que están hoy vivos en las áreas gobernadas por Alemania, deben seguir vivos. Por lo tanto, solicitamos la puesta en libertad de todos los judíos de los campos que están cerca de Escandinavia o Suiza, con lo que pueden ser evacuados a Suecia o Suiza y con referencia a los otros campos, que deje a los prisioneros donde están y sean bien tratados, dándoles comida suficiente y que los campos sean transferidos a los aliados sin resistencia a medida que el frente vaya aproximándose a esos campos”.

“Kersten apoyó de forma vigorosa mis deseos. Le pregunté a Himmler que diese en número de judíos aún vivos en los campos de concentración, y dio las cifras siguientes: Theresienstadt 25.000, Ravensbrück 20.000, Mauthausen 20.000/30.000 y un pequeño número en otros campos. También dijo que habían 150.000 judíos en Auschwitz cuando el campo cayó en manos soviéticas, otros 50.000 en Bergen-Belsen y 6.000 en Buchenwald, cuando esos campos fueron entregados a los ingleses y americanos. Yo sabía que esas cifras eran incorrectas y especialmente en el caso de Auschwitz, exageradas”.

“Himmler dijo que en Hungría dejó detrás a 450.000 judíos. '¿Qué tipo de agradecimiento he recibido por ello?' preguntó de forma hipócrita. 'Los judíos disparaban a nuestras tropas en Budapest'. Objeté que si se habían dejado atrás a 450.000 judíos, los 850.000 originales habían sido deportados y con un destino incierto. Los judíos que habían quedado en Hungría no podían haber sabido qué era lo que se había preparado para ellos y eso explicaba su reacción. Himmler ignoró esas objeciones; evidentemente argumentó de acuerdo con el famoso verso de Verlaine ‘Ese monstruo es terrible, si le atacas se defenderá”.

“Himmler continuó: era mi intención entregar los campos sin resistencia, como yo había prometido. Entregué también Bergen-Belsen y Buchenwald, pero se nos recompensó muy mal. En Berger-Belsen, uno de los guardias fue atado con cuerdas y fotografiado junto a varios prisioneros que habían muerto hacía poco. Y esas imágenes están siendo difundidas en todo el mundo. También entregué Buchenwald sin resistencia, pero los tanques americanos que se aproximaban de repente comenzaron a disparar. El hospital, que consistía en casetas ligeras de madera, se incendiaron y los cuerpos fueron fotografiados. Se está llevando a cabo una propaganda de atrocidades con esas fotos”.

“Cuando entregué a 2.700 judíos a Suiza en el Otoño pasado, eso también fue utilizado en una campaña de prensa contra mí. Se dijo que yo sólo había liberado a esa gente para tener una coartada. No necesito una coartada, yo sólo hice lo que pensé que era necesario para mi gente y me he mantenido en ello, y nunca me he convertido en alguien rico. Nadie ha sido más apedreado con porquería como yo lo he sido en doce años. Nunca me ha preocupado, incluso en Alemania cualquiera puede escribir lo que quiera sobre mí. Pero lo publicado sobre los campos de concentración está siendo usado como agitación contra nosotros, y eso no me alienta exactamente a seguir entregando los campos. Hace pocos días, por ejemplo, tenía un campo en Sajonia evacuado a la fuerza, mientras las columnas blindadas americanas se aproximaban ¿por qué debería actuar yo de forma diferente?”.

“Temí que Himmler repetía excusas sobre la publicación de los horribles descubrimientos en los campos de concentración, que trató de calificar como ‘propaganda de atrocidades’ y que sería seguida por sus demandas para de que esas publicaciones se paralizasen como contraprestación a nuestras demandas. Sin duda bajo los años de la propaganda de Goebbels, Himmler creyó que los judíos controlaban el mundo de la prensa, como decía la mentirosa propaganda nazi y, quizás, creía que yo como representante de los judíos, aunque habíamos dejado claro que había venido como persona privada, podía influenciar a la prensa de los aliados y países neutrales”.

“Para prevenir una solicitud directa, le interrumpí y le hablé de la libertad de prensa en los países democráticos: en un país democrático, no sólo el gobierno tiene el poder de prevenir publicaciones no deseadas. A largo plazo, los hechos tras ellos son decisivos. La liberación de 2.700 judíos el año pasado, recibió una respuesta favorable en la prensa mundial, como lo hizo el hecho de que esos liberados de Theresienstadt estaban en relativa buena salud. Tengo la impresión de que Theresienstadt es el mejor campo. Continuar con la liberación de prisioneros es la única política correcta, sin importar lo que escriba la prensa. No solamente el pueblo judío está interesado en salvar a los judíos supervivientes. El gobierno sueco ha expresado su interés también contactando con el Dr. Kersten y yo he autorizado este viaje. La aceptación de nuestros deseos también deja una impresión beneficiosa en los gobiernos y población de los países aliados. Y ante la historia, salvar a los judíos que quedan es imprescindible. Continuar con estas evacuaciones forzosas sólo será en detrimento para Alemania. Las calles deberán ser acordonadas y el suministro ha de ser ordenado, etc.”.

“Himmler remarcó que Theresienstadt no era un campo en el estricto sentido de la palabra, sino una ciudad habitada exclusivamente por judíos, que era administrada por ellos y donde ellos debían de hacer todo el trabajo. Dijo que ‘Esta organización fue creada por mi y mi amigo Heydrich y queríamos que todos los campos fuesen como ese’, dijo hipócritamente”.

“Continuamos con una larga discusión. Resalté la necesidad de las medidas de rescate propuesta, apoyadas por Kersten. En particular, repetidamente enfatizamos que la evacuación de los prisioneros de Ravensbrück a Suecia debería ser aprobada”. 

“Yo no confié en las promesas de Himmler. Por otro lado, creí que las promesas formuladas con cierta precisión deberían ser mantenidas, aunque solo fuese por la razón de que los compañeros de Himmler estarían interesados en mantener estas promesas. También se temía que las últimas semanas de la resistencia alemana podría ser particularmente crítica para esos prisioneros. Las publicaciones sobre Buchenwald podían inducir a los líderes nazis, tanto el mismo Himmler o el grupo Hitler-Kaltenbrunner, de arrasar los campos restantes, para eliminar cualquier traza y testigos vivos de sus crímenes. Los últimos días de la agonía mortal del III Reich eran decisivos”. 

“Himmler quiso reunirse con su adjunto el Dr. Brandt para consultar. Yo fui a una habitación contigua con Schellenberg. Durante nuestra ausencia, Himmler dictó dos cartas dirigidas a Kersten. Cuando volví a la sala después de unos veinte minutos, Himmler dijo ‘Estoy preparado para liberar a 1.000 mujeres judías del campo de concentración de Ravensbrück, y usted las podrá recoger a través de la Cruz Roja’. La liberación de mujeres de Ravensbrück ha sido aprobada por el ministerio de exteriores sueco. Unos 50 judíos internados en campos noruegos han sido liberados y entregados en la frontera sueca”.

“El caso de los 20 suecos convictos por una corte germana y que están en la prisión de Grini, será examinado de forma benévola y si es posible liberados. La cuestión de la liberación de los noruegos capturados será también revisado de forma benévola. Un gran número de judíos en Theresienstadt, sobre todo holandeses, serán liberados cuando la Cruz Roja los pueda recoger. Pero las judías de Ravensbrück no deben ser llamadas judías; podemos, digamos, llamarlas mujeres polacas. Desde luego, no sólo su visita debe ser mantenida en absoluto secreto, sino también la llegada de judíos a Suecia. Con respecto al cese de las evacuaciones forzadas y la entrega de los campos a los aliados, haré todo lo que pueda para cumplimentar esta solicitud”.

viernes, 3 de diciembre de 2021

 HIMMLER 1945 (1)

De Enero a Mayo de 1945, acabó el III Reich, aunque no la II Guerra Mundial que continuó hasta Agosto de ese mismo año en el Pacífico. Creo que es un momento muy interesante para analizarlo y el movimiento de algunos de los jerarcas del régimen de Hitler. Quiero comentar acerca de Himmler en esos meses y sus intentos de negociar una paz con los aliados, en unos momentos dificilísimos para Alemania.

A principios de ese año fatídico para Europa, Heinrich Himmler sabía perfectamente que el III Reich había perdido la guerra militarmente. Sin embargo, no se rindió y tenia la esperanza de “ser capaz de salvar algo para Alemania”, tal como dijo en una conversación con su círculo más íntimo. Estaba convencido que los aliados occidentales no aceptarían una hegemonía soviética en Europa y, antes o después, buscarían un entendimiento con Alemania para detener el avance del Ejército Rojo y empujar a los soviéticos fuera de los territorios que habían conquistado.

Es evidente y conociendo a los aliados, que esa esperanza era totalmente utópica, pero que había sido alentada por los agentes aliados que desde hacía tiempo suministraban desinformación sobre los planes aliados. Canaris y su Abwehr fueron traidores y culpables de estas informaciones falsas. Sin informar a Hitler sobre ello, Himmler comisionó a un terapeuta finés, Felix Kersten, que viajaba con frecuencia a Suecia, para iniciar contactos allí con un representante del Congreso Mundial Judío. Himmler calculó que como pago por la libertad de prisioneros judíos de los campos de concentración, dicho Congreso induciría a los anglo-americanos a realizar ciertas concesiones a Alemania que representarían el primer paso al esperado alto el fuego en el frente occidental.

Llevando a cabo algo así, Himmler asumió un riesgo muy considerable. Si Hitler, que hacia un tiempo que no confiaba en él, hubiese sabido que el Reichsführer estaba negociando con judíos a sus espaldas, sería arrestado en su siguiente visita a Berlín y fusilado por alta traición. En Febrero de 1945, Kersten se encontró en Estocolmo con un alto delegado del Congreso Mundial Judío, Hillel Storch, al que le entregó una lista de propuestas de Himmler. El punto más importante era la puesta en libertad de algunos de los judíos aún prisioneros, que serían llevados luego a Suecia o Suiza.

Tras la entrega de la lista por parte de Kersten, Hillel Storch sugirió que Himmler recibiese a un representante del Congreso para negociar. Himmler aceptó la propuesta y aseguró que el negociador judío tendría un viaje seguro. Por razones desconocidas, Hillel Storch no viajó a Alemania, pero comisionó un judío “nacido alemán” Norbert Masur, para hacer la negociación. Él y su familia habían emigrado a Suecia en 1938, donde trabajó de forma exitosa en negocios y pronto jugó un papel importante en la comunidad local judía.

Acompañado por Kersten, Masur voló en el atardecer del 19 de Abril de 1945, con documentación falsa que el médico personal de Himmler, Dr. Brandt había firmado, desde Estocolmo a Berlín. Un coche de la Gestapo llevó a los dos hombres desde el aeropuerto de Templehof a la casa de campo de Kersten en Hartzwalde, a unos 70 kilómetros al Norte de Berlín. En la mañana del 20 de Abril, uno de los oficiales del círculo de Himmler, el General de Brigada SS Walter Schellenberg, recibió a Masur y le habló sobre el estado de la guerra.

Himmler estaba en Berlín celebrando el 56 cumpleaños del Führer. Luego todos excepto Masur y Kersten, fueron a Berlín a recoger a Himmler.

Debido a que las calles bombardeadas no permitieron un viaje rápido, Himmler acompañado de Schellenberg y el Dr. Brandt, llegaron a Hartzwalde sobre las 2.30 de la madrugada. Su entrevista con el judío Masur duró unas dos horas y media. Luego el Reichsführer se marchó ya que por la mañana del 21 de Abril tenía una entrevista con el conde Folke Bernadotte, presidente de la Cruz Roja Sueca.

A su regreso a Suecia, Masur escribió un folleto titulado “En Jude talar mes Himmler” (Un judío habla con Himmler), que fue publicado en 1945 por la editorial Albert Bonniers Förlag, en Estocolmo. Por razones históricas de primera magnitud, quiero incluir la traducción de ese folleto del idioma sueco justo cuando llega Himmler a Hartzwalde para reunirse con Masur:

“A las 2.30 escuchamos un coche entrando en el jardín. Kersten salió y a los pocos minutos Heinrich Himmler entró seguido de Schellenberg, el Dr. Brand y Kersten. Himmler saludó con un“Buenas noches” y no un “Heil Hitler” y me explicó que era un placer para él que yo estuviese allí. Nos sentamos en la mesa y se sirvió café para cinco. Himmler iba elegantemente vestido, su uniforme a medida estaba adornado con insignias y medallas. Se veía bien arreglado, daba una sensación vívida a pesar de la hora intempestiva y  estaba externamente calmado. Se veía mejor que en las fotos. Quizás su aspecto sin descanso y su mirada algo penetrante era un signo de sadismo y dureza. Si no hubiese conocido su pasado, no hubiese creído que ese hombre era el responsable la mayor matanza de la historia”.

“Himmler empezó a hablar inmediatamente. En nuestra generación, dijo, entre otras cosas, nunca hemos tenido paz. Yo tenía catorce años cuando estalló la I Guerra Mundial. Y tan pronto como terminó, la guerra civil empezó en Alemania y los judíos jugaron una papel principal en el levantamiento espartaquista. Los judíos entre nosotros eran un elemento extraño que siempre causó problemas. Habían sido expulsados de Alemania en varias ocasiones, pero siempre volvían. Tras llegar al poder, quisimos resolver esta situación de una vez por todas y planee una solución humana a través de emigración. Negocié con organizaciones americanas para alcanzar una rápida emigración, pero ni siquiera las naciones consideradas como amistosas con los judíos, no les permitían entrar”.

“Yo objeté que quizás sería mas conveniente para el pueblo alemán el no tener minorías entre ellos, pero en cualquier caso no corresponde ganar laboriosamente conceptos legales para que la gente que vive en el país en donde sus padres y abuelos ya habían vivido, fuesen repentinamente expulsados de su patria. Sin embargo, los judíos se sometieron a su predicamento y trataron de emigrar, pero en unos pocos años los Socialistas Nacionales, querían acabar con una situación que había crecido generación a generación y eso era imposible”.

“Himmler continuó: La guerra nos trajo el contacto con las masas de judíos proletarizados del Este y eso nos trajo la aparición y crecimiento de nuevos problemas. No podíamos tener a un enemigo como ese a nuestras espaldas. Las masas judías estaban infectadas con epidemias muy graves, especialmente tifus. Yo mismo perdí a miles de mis mejores hombres de las SS por esas enfermedades. Y los judíos ayudaron a los partisanos”. 

“Cuando le pregunté cómo los partisanos podían haber recibido ayuda de los judíos que estaban encerrados en grandes guetos, Himmler contestó: Los judíos pasaban información a los partisanos. También dispararon a nuestras tropas en el gueto de Varsovia’. Esa era la versión de Himmler de la lucha heroica de los judíos en el gueto de Varsovia. ¡Qué terrible distorsión de la verdad! Traté cautamente de disuadir a Himmler de la desafortunada idea de defender la política alemana contra los judíos, porque ese intento de defensa le forzaba a él a decir una mentira tras otra. Pero eso fue imposible. Parecía una necesidad para él realizar esa explicación defensiva frente a un judío”.

“Continuó. Para poder contener las epidemias, nos vimos obligados a construir crematorios donde podíamos quemar los cuerpos de la gran cantidad de gente que cayó víctima de esas enfermedades. ¡Y ahora nos quieren poner la soga!. Fue su más desagradable intento de retorcer la verdad. Yo estaba en shock por cómo explicó las notorias instalaciones crematorias para los cuerpos, que sólo pude quedarme en silencio”.

“La guerra en el Este fue increíblemente dura, dijo Himmler, no queríamos una guerra con Rusia. Pero de repente descubrimos que Rusia tenia 20.000 tanques y nos vimos forzados a actuar. Era un asunto de ganar o perder. La guerra en el frente del Este puso a nuestros soldados ante su mayor prueba. Una naturaleza inhóspita, frío amargo, extensiones sin fin, una población hostil y partisanos a nuestra espalda en todos lados. El soldado alemán sólo podía actuar con severidad. Si un solo disparo salía de un pueblo, uno estaba forzado a quemar todo el pueblo. Los rusos no son oponentes normales, no podemos entender su mentalidad. Rechazan rendirse incluso en las situaciones más desesperadas. Los judíos sufrieron por la severidad de esta lucha”.

“La conversación giró hacia otro tópico: los campos de concentración”.

“Esos campos tuvieron su mala reputación por su nombre desafortunado. Esas fueron las palabras introductoras de Himmler. Deberían haber sido denominados como campos de re-educación. No sólo judíos y prisioneros políticos estuvieron internos en ellos, también criminales a los que no soltamos hasta que habían cumplido su condena. Como resultado, en 1941, un año de guerra, Alemania tuvo la tasa más baja de criminalidad en décadas. Los prisioneros tenían que trabajar duro, pero también todo el pueblo alemán. El tratamiento en los campos de viñas fue severo, pero justo”.

“Le interrumpí. ¿Pero no se puede negar que ocurrieron severas fechorías en los campos? Él contestó que debo admitir que algo de eso sucedió, pero castigué a esos que fueron culpables".

“A pesar de que yo quería seguir la conversación, con la vista puesta en la liberación de judíos y otros prisioneros, no pude y no quise contener mis sentimientos cuando él habló del “trato justo” en los cambios de concentración. Fue una satisfacción para mí el ser capaz de decirle al menos varias cosas sobre los crímenes que habían sido cometidos en esos campos sobre el sufrido pueblo judío. En ese momento, me sentí el más fuerte de los dos. Y pienso que Himmler sentió la debilidad de su posición”.