Es curioso como después de la II Guerra Mundial si algún país fue
realmente derrotado y despojado de su potente imperio, éste fue
Inglaterra. Pero no quiero tratar aquí de mi media patria, sino de cómo
ha ido cambiando la vida en las islas y la sociedad que se ha creado a
partir de los 70 con especial relevancia. Me estoy refiriendo a la
aplicación de lo “Políticamente Correcto” o “PC” en Inglaterra a unos
niveles que superan a los Estados Unidos, primer usuario social de lo
“PC” que se ha ido exportando al resto del mundo.
La generación de entreguerras e incluso la posterior al último
conflicto (entre las que me hallo), han sido las que han visto una mayor
alteración de Inglaterra y su forma de vida. Recuerdo perfectamente un
sentido nacional profundo, un orgullo, una filosofía de las cosas, un
estilo de vida, unos valores, etc., que hoy han cambiado hasta límites
irreconocibles. Creo que no ha habido un país que haya cambiado tanto en
ideas y comportamiento en tan poco espacio de tiempo. Y eso chirría,
provoca fisuras culturales y sociales. No voy a discutir la evolución
normal de las cosas, ha pasado mucho tiempo desde Cromwell o la Reina
Victoria soy consciente, pero hay evoluciones que han sido provocadas
por algún tipo de ingeniería social, con objetivos concretos,
perfectamente engrasada y en poco tiempo.
No puedo, ni podemos olvidar que Inglaterra ha pasado de ser un
imperio que dominaba una cuarta parte del mundo, a ser un país con poco
peso internacional y con una casta política que ha perdido las ganas, la
valentía y la capacidad para gobernar. Un país sujeto absolutamente a
los Estados Unidos y su política exterior. No pienso en la época
gloriosa del imperio, tampoco es un lamento, ya que como he dicho más
arriba las cosas evolucionan y en la historia ha habido muchos imperios
que han desaparecido, entre ellos el español. El Imperio Británico no
iba a ser diferente. Para mí las razones de este final distan de la
otros imperios, donde la espada fue la causa más generalizada. No ha
sido el caso de Inglaterra.
Como he comentado, la aplicación de lo “PC” en todos los órdenes de
la vida y sobre todo en la cultura y la educación han tenido un efecto
desastroso en las nuevas generaciones de británicos y en sentimiento
hacia su país. Como indiqué en mi libro “No le llame negro, llámele
subsahariano”, la filosofía de lo “PC” es de origen marxista y trata de
la negación de aceptar la realidad utilizando eufemismos, cambiando,
borrando o ignorando la historia y que como consecuencia provoca un
análisis deshonesto, arbitrario y falso de cualquier asunto. Es una
herramienta de manipulación muy peligrosa. Hay que reconocer que lo “PC”
sabe disfrazarse muy bien, hasta el punto que puede ser difícil su
detección.
Los estúpidos eufemismos que lo caracterizan, aparentemente inocuos,
atacan al sentido común hasta eliminarlo. Por ejemplo en la frase “por
su seguridad”. Esta frase “PC” esconde un ánimo de control, sumisión y
humillación de los ciudadanos en pos de un aparente mundo mejor, pero
presentándolo como un bien para cualquiera. Esta frase se usa en toda
Europa y en Inglaterra por supuesto. O cuando se define al ejército como
“fuerzas de paz”, tratando de presentar al ejército como una especie de
cuerpo pacífico, cuando de hecho su función es matar y conquistar. Me
parece bien, creo en el ejército y no lo discuto, pero que no me tomen
por tonto, ni atenten contra mi sentido común.
En Inglaterra y por decantación en Europa, el continuo intento de
suavizar y dulcificar la cruda realidad de la vida en nombre del
liberalismo, es el esfuerzo para suprimir las verdades incómodas para la
mente “PC”. Es la ingeniería social que trata de hundir el
cristianismo, pidiendo un nivel igual a religiones foráneas, ajenas y
peligrosas para nuestra historia y cultura. La distorsión selectiva de
la historia es un caso grave en Inglaterra (y en España y su selectiva
Memoria Histórica), tan querida por el New Labour, denigrando el pasado
de Inglaterra con una propaganda desequilibrada que habla de la trata de
esclavos negros y su comercio, culpando absolutamente a la raza blanca
de ese comercio y callando cuidadosamente la verdad de que ningún
esclavo hubiese salido de África sin la ayuda activa de los esclavistas
negros y el negocio que eso representaba para ellos. Esa trata de seres
humanos fue acabada por el cristianismo y la Royal Navy
.
O por ejemplo el caso de los pictos (escoceses) que no dejaban de ser
sino unas tribus sangrientas y feroces que habitaban la inhóspita
región de los Highlands. Ya tuvo problemas Roma, su muralla de Adriano y
la desaparecida IX Legión y más tarde, siglo XIII, la guerra entre
Inglaterra y Escocia. Ahora son presentados como la quintaesencia de los
principios, y valores morales véase Braveheart, frente a los malvados
reyes británicos y sus ansias expansionistas.
Las escuelas de Inglaterra priman el no esfuerzo y hacen tabla rasa
por lo bajo en el alumnado (similar a la aplicación de “Bolonia”). El
sanedrín progresista ha declarado la guerra contra los exámenes diciendo
que son ejercicios “elitistas” que atacan la confianza de aquellos que
no los superan. Como podemos ver se trata de una forma inteligente de
preparar a los alumnos para la vida real, donde la competencia y los
fallos son inevitables, que en el fondo es de lo que trata la vida y no
de lo que dicen esos lunáticos progresistas.
Lo “PC” en Inglaterra pide que el “stress” que sufren los menos
preparados, debe ser compensado ahora económicamente de forma generosa,
permitiendo entonces que estos incompetentes que no saben hacer su
trabajo, permanezcan enganchados al sistema indefinidamente. Se da el
ejemplo en policías o bomberos actuales “traumatizados” por los riesgos
normales de su trabajo que, creo no equivocarme, sus predecesores daban
como parte del mismo y no pasaba nada.
No puedo negar que me preocupa Inglaterra y su futuro, del mismo modo
que me preocupa el de España. Ello es aplicable a toda Europa y su
deriva al desastre multirracial. A la aplicación de una ingeniería
social destructiva para nuestros valores. Recuerdo la Inglaterra que
tuve la suerte de vivir y la comparo con la actual y lo siento, ha
perdido. Reconozco que hay cosas que ha mejorado con respecto a mi
juventud como la tecnología, ayudas a los discapacitados, preocupación
por el entorno, etc. Pero por otra parte, muchas cosas se han
deteriorado como la seguridad aparente y el control continuo de las
personas en función de una cacareada seguridad antiterrorista. Cuando
Tony Blair entró en el gobierno había en Inglaterra casi medio millón de
cámaras vigilando comercios y calles, al marcharse superaban los cinco
millones ¿por mi seguridad o por la de ellos? En el fondo me temen e
Inglaterra ha llegado muy lejos en la aplicación del Gran Hermano
social.
Inglaterra ha comenzado a parecerse más a un país tercermundista, mal
vestida, fea, sin dirección, desgobernada por un gobierno corrupto,
incompetente y anti-demócrata. Creo que la generación de la posguerra
hemos visto caer principios morales, valores familiares, de decencia,
deportividad, buena educación, respeto por la ley, educación y religión.
Creo que ha sido la base del carácter británico por antonomasia,
durante su historia. Esto puede sonar anticuado. Creo que la última
generación británica, y europea como decantación, se está formando en
una especie de ceguera apreciando “la necesidad de cambio”, con una
sociedad permisiva, una filosofía de no hacer nada y relajación absoluta
ante acciones que atacan al sentido común. Lo siento por ellos. Se ven a
sí mismos como una sociedad totalmente libre, cuando forman la sociedad
menos libre y más controlada desde la Edad Media. De hecho, no ha
habido una generación y sociedad más esclavizada que la actual. Son
vasallos de tabúes, restricciones, prohibiciones, y opresiones
desconocidas para las generaciones anteriores, sin citar que están
ahorcados por la deuda, gracias a una economía de financieros
mundialistas.
Había más sensación de libertad 40 ó 50 años antes que ahora a pesar
del servicio militar obligatorio, censura, asuntos laborales,
racionamiento, cortes de suministro en cosas que hoy son vistas como
esenciales para el disfrute y la alegría. Todavía mi generación teníamos
libertad más allá de la moderna concepción del término y era porque
teníamos otras libertades, las importantes de verdad, las que se niegan
hoy a las nuevas generaciones. Podíamos decir lo que nos gustaba, ahora
no pueden. No estábamos sujetos a la agresiva presión de grupos
minoritarios, ahora están encadenados. No teníamos preocupaciones sobre
la raza o la orientación sexual, ahora les someten. Podíamos y lo
hacíamos, estar contra la opinión de moda con impunidad y nos hubiésemos
reído de los “PC” hasta reventar, por permitir que nuestra sociedad
hubiese sido tan estúpida por permitir su existencia.
Recuerdo que en Inglaterra había acceso a un sistema educativo,
público o privado, que era la envidia del mundo. Teníamos pocos motivos
para preocuparnos por raptos o violaciones. La guerra fue un problema,
pero morir en la guerra o en un bombardeo era una posibilidad aceptada.
No nos traumatizábamos por ello, ni necesitábamos pastillas
anti-depresión, ni psicólogos. Nuestros niños podían jugar de forma
segura en las calles. No había problemas con acosos o “bullying”, ya que
sabíamos cómo tratarlo y no había miedo en castigar al culpable como se
merecía, aunque los progresistas de hoy se volverían histéricos. No se
sufría la tiranía del gobierno liberal determinado a imponer su visión
de las cosas, no muy lejos de la ¿novela? 1984. Pero sobre todo,
sabíamos quienes éramos y dónde vivíamos en la creencia que ciertos
valores y niveles de vida eran los verdaderos. Y que Inglaterra, a pesar
de sus faltas y necesidad de reformas, nos palpitaba en el corazón. ¡Se
acabó! Me cuesta reconocer un periodo de Inglaterra en los últimos 50
años peor gobernada que el actual.
Hemos tenido los dos primeros ministros peores de nuestra historia
Edward Heath y Tony Blair. El primero nos introdujo en el nefasto
Mercado Común y el segundo en el cambio social o ingeniería social y
control para cambiar Inglaterra de forma definitiva y como nunca, con
sus dramáticas aperturas a la inmigración descontrolada y la concesión
de sus supuestos derechos sin nada a cambio a minorías agresivas. ¿Qué
será lo siguiente con el nuevo gobierno? Me temo lo peor…
¿Nos suena todo esto en España? ¿Qué curioso, verdad?
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