lunes, 28 de diciembre de 2020

BARBAROSA (y 3)

En el discurso al Politburó que he indicado, Stalin dijo: “La cuestión de guerra o paz ha entrado en una fase crítica para nosotros. Si concluimos un pacto de asistencia mutua con Inglaterra y Francia, Alemania retrocederá de Polonia y buscará un modus vivendi con los poderes occidentales. La guerra se evitaría, pero la situación podría volverse peligrosa para la URSS. Si aceptamos la propuesta de Alemania y concluimos con un pacto de no-agresión con ella. Desde luego invadirá Polonia y la intervención de Francia e Inglaterra en esa guerra será inevitable. La Europa occidental estará sujeta a serios levantamientos y desorden. Bajo esas condiciones tendremos una gran oportunidad de mantenernos lejos del conflicto y podemos planificar el tiempo adecuado para nuestra entrada en la guerra”.

“La experiencia de los últimos 20 años ha demostrado que en tiempos de paz el movimiento comunista no es lo suficientemente fuerte para llegar al poder. La dictadura del partido sólo será posible como resultado de una gran guerra. Nuestra elección es clara. Debemos aceptar la propuesta alemana y educadamente enviar a la misión anglo-francesa a su casa. Nuestra ventaja inmediata será tomar Polonia hasta las puertas de Varsovia, al mismo tiempo que la Galizia ucraniana…”

Resumiendo, Wolfgang Strauss indica que Stalin se esforzó por una guerra en toda Europea, una guerra de agotamiento que acabaría con todos los estados y sistemas europeos. Además, Stalin planificó entrar en la guerra bajo las ruinas de la Europa “capitalista” y luego dictar su sovietización por la fuerza militar (el término “sovietización” aparece repetidamente en su discurso). Mientras que aparentemente en este discurso confirma las intenciones agresivas de Stalin, la cauta Bushuyeva habla de Clausewitz en el efecto de que la guerra tiende a asumir sus propias direcciones y dimensiones, sin tener en cuenta lo que bando o el otro habían dicho o planificado.

En su articulo en el “Novy Mir” la amiga Bushuyeva escribe sobre el dolor que los rusos tendrían ahora sabiendo todo eso nuevo, sobre lo que habían creído durante décadas acerca de la “Gran Guerra Patriótica” y que ha sido falso. Y nos dice que de los jóvenes nacidos entre 1922 y 1925 y que fueron enviados a la guerra por Stalin, sólo 3 de cada 100 sobrevivieron al conflicto. Escribe Bushuyeva “La profundidad total de la tragedia que le sucedió a nuestros 5 millones de soldados en Junio de 1941, debe ser investigado. La maldad de los que dirigían la Unión Soviética y que habían pensado para otros, de repente por causas insondables, golpeó a nuestro propio país”.

“Sería fácil” sigue Bushuyeva “maldecir a esos que están “re-escribiendo” la historia y seguir creyendo en los mitos familiares y símbolos que apelan a nuestro orgullo patriótico, al patriotismo del pueblo ruso. “Sí, sería posible seguir como antes, si no hubiese una circunstancia peculiar. El hombre está constituido de tal forma en que la verdad, por dolorosa que sea, es más importante en el análisis final, que la niebla espúrea de vivir en la mentira y la ignorancia”. Pero por otro lado, Suvorov reconoce que muchos rusos le desprecian por sus revelaciones y nos dice “He retado a la cosa más sagrada a la que la gente de Rusia aún se aferra: “La Gran Guerra Patriótica”. He sacrificado cualquier cosa querida para mi al escribir estos libros. Hubiese sido intolerable haber muerto sin decirle a la gente lo que he descubierto. ¡Maldecid los libros! ¡Maldecidme! Pero incluso maldiciéndome a mi, tratad de entender”.

Tras la publicación del discurso de Stalin en el “Novy Mir”, los historiadores de la Universidad de Novosibirk, llevaron a cabo un gran trabajo de revisionismo de la situación que había en la pre-guerra, durante la guerra y la pos-guerra. Los resultados de ese seminario académico fueron publicados en Abril de 1995. La historiadora rusa I.V. Pavlova dijo de forma franca en su exposición que durante décadas, los historiadores del Partido Comunista trabajaron para enterrar los antecedentes, orígenes y desarrollo de la II Guerra Mundial, incluyendo el discurso de Stalin de Agosto de 1939, bajo una montaña de mentiras. Otro de los académicos participantes V.L. Doroshenko dijo que las nuevas evidencias mostraban que “Stalin provocó y desató la II Guerra Mundial”. Y sugirió que Stalin y su régimen deberían de haber sido juzgados en Nurenberg. Doroshenko añadió: “no por qué simplemente Stalin ayudó a Hitler, sino por qué era del interés de Stalin que la guerra empezase. Primero, para poder llegar al poder en toda Europa y segundo, por la ventaja inmediata de destruir Polonia y ocupar Galizia. Pero para Stalin el motivo principal era la guerra en sí misma… El colapso del orden europeo hubiese hecho posible para él, el establecer su dictadura sobre toda Europa”.

Para este fin, Stalin quería estar en ese momento fuera de la guerra, pero solo con la intención de entrar en ella en el momento propicio. En otras palabras, el pacto de no-agresión liberó las manos de Hitler y motivó a Alemania a desatar la guerra con Polonia. Tal como firmó el pacto, Stalin estaba determinado a romperlo. Desde el principio no tenía intención de estar al margen del conflicto, al contrario, quería entrar como he dicho antes en el momento más ventajoso para él. He de reconocer que esos historiadores rusos demostraron mucho valor en abrir esa caja de truenos para Rusia y ese capítulo de su historia. Demostraron buscar la verdad de forma objetiva con mente abierta para enfrentarse a uno de los grandes tabúes del siglo XX, y mucho más que sus colegas cobardes y oficialistas de la Europa occidental y los USA.

En honor a la verdad, también hay excepciones por occidente. Recientemente, unos pocos historiadores han confirmado la veracidad de esta visión radical y revisionista de la historia de la II Guerra Mundial. Esto incluye al historiador alemán Max Klüver en su libro de 1986 “Präventivschlag 1941” (Ataque Preventivo 1941), y el académico austriaco Ernst Topitsch en “Stalins Krieg” (La Guerra de Stalin) de 1987. También el historiador USA R.H.S. Stolfi, se hace eco de la visión de Suvorov en su libro de 1991 “Hitler’s Panzers East: World War II Reinterpreted” (Los Panzer de Hitler en el Este: La II Guerra Mundial Reinterpretada), y el historiador alemán Dr. Joachim Hoffmann ha añadido mucho a esta discusión con su impresionante investigación de 1995, bajo el título “Vernichtungskrieg 1941-1945” (La Guerra de Aniquilación de Stalin). Hay que saber que en Alemania o Austria, el decir que Hitler hizo algo bien en su mandato está prohibido (aunque pueda ser verdad, eso no es relevante), luego decir que hizo un ataque preventivo y salvó a buena parte de Europa del comunismo, es meterse en un auténtico lio.  

Según Wolfgang Strauss, las nuevas revelaciones sobre el discurso de Stalin convenientemente suprimido de la historia durante tanto tiempo, y el tratamiento de este asunto por los jóvenes historiadores rusos, constituye una victoria para el revisionismo europeo y representa un gran punto de giro en la investigación histórica. Mientras tanto, Suvorov y otros historiadores continuan buscando evidencias históricas. Además del  trabajo de desenterrar archivos, Suvorov dice que en respuesta a su libro “El Rompehielos” y “Día M”, veteranos alemanes y rusos de la II Guerra Mundial, le han escrito para ofrecerle más pruebas de apoyo a su tesis. Suvorov trabajó sobre un tercer libro titulado “La Última República”, publicado hace ya tiempo en Rusia, donde refuerza su tesis. Por ahora sólo está en ruso…

 
BARBAROSA (2)

Como dije al principio, los alemanes capturaron una enorme cantidad de tropas y material soviético durante su entrada en territorio enemigo. La explicación es bien sencilla, los alemanes cortaron de golpe el plan soviético de asalto a Europa y esas tropas acantonadas y preparadas para el ataque lo demuestra.

Eso también desmonta lo que dice la historia oficial sobre la candidez de Stalin que creyó firmemente en Hitler. Esa imagen de un crédulo Stalin y un traidor Hitler es ampliamente aceptada en los USA y en Europa. Evidentemente Suvorov se burla de esa creencia y nos dice que fue exactamente al contrario. De hecho, Suvorov afirma que fue Hitler el que fatalmente se equivocó de cálculo con Stalin, como mínimo durante casi un año y medio, cuando ya era demasiado tarde.

Mientras que podemos decir que Hitler tuvo éxito en frustrar el gran plan de invasión de Stalin, el líder alemán infravaloró fatalmente la magnitud y la agresividad de la amenaza soviética. Suvorov afirma que “Hitler comprendió que Stalin estaba preparando un gran plan de invasión, pero se equivocó en su cálculo de la magnitud de esa preparación… No vio lo grande y próximo que estaba ese peligro”. En este punto puedo discrepar de Suvorov ya que sí creo que Hitler vio esa invasión y por eso actuó lo más rápido posible cuando pudo reunir y preparar a tres millones de hombres en tres ejércitos: Norte, Centro y Sur. En lo que sí estoy de acuerdo en que no tuvo la información de la magnitud de las fuerzas soviéticas. Y aquí el Abwehr dirigido por Wilhelm Canaris, tuvo una culpabilidad clara.

Según Suvorov, los historiadores no explican correctamente por qué Hitler decidió atacar a la URSS en un momento en que UK no estaba conquistada, lo que le llevó a una peligrosa guerra en dos frentes. Esos historiadores oficiales simplemente se refieren a las ganas que tenía Hitler de obtener su “Lebensraum” o “Espacio Vital”. Suvorov aclara que Stalin no le dio otra opción a Hitler. La movilización secreta de la URSS fue de tan enorme dimensión que era muy difícil ignorarla. Era tan enorme que no podía ser disimulada, por ello la única opción para Hitler fue lanzar un ataque preventivo lo antes posible. Hitler golpeó dos semanas antes a Stalin. Era el único recurso del que Hitler disponía. Stalin no necesitó a Churchill, Roosevelt o el gran espía Richard Sorge, para prevenirle de un posible ataque alemán. Él ya había hecho sus propios preparativos para enfrentarse a Alemania. Pero como paradoja, al haber preparado Stalin sus tropas para una ofensiva y con esa mentalidad, no hizo nada por la defensa de la URSS.

Los alemanes disfrutaron de la ventaja temporal de la sorpresa, ya que lanzaron ese ataque dos semanas antes de que el Ejército Rojo estuviese completamente a punto para su ataque. La sorpresa fue mayor ya que Stalin no creía que los alemanes se atreverían a abrir un segundo frente en el Este, mientras todavía estaban luchando contra los ingleses. También contribuyó al espectacular avance inicial el valor y la profesionalidad de los soldados alemanes. La derrota soviética al inicio de la guerra (entre Junio y Septiembre de 1941), fue debido al hecho que el ejército alemán lanzó su ataque sorpresa justo en el momento en que la artillería soviética aun estaba movilizándose hacia la frontera, junto al aprovisionamiento de munición. La artillería no estaba preparada para una guerra defensiva y el 22 de Junio no estaba preparada para la ofensiva.

Debido al hecho de que Alemania no disponía de los recursos naturales para una guerra prolongada, Hitler debía someter a la URSS en cuatro meses es decir, antes del invierno. Aquí su cálculo falló. Durante el Verano y Otoño de 1941, Hitler golpeó muy duramente pero no destruyó la enorme máquina militar comunista. Algo que ayudó y mucho a Alemania en su ataque fue el poder disponer de los enormes recursos militares almacenados por el Ejército Rojo y que cayó en sus manos. En la Operación Barbarosa, Hitler lanzó 17 divisiones de tanques. Tras tres meses de combates, sólo quedaban una cuarta parte de esos tanques, mientras que las fábricas de Stalin no solo producían muchos más tanques, sino que de calidad superior.

Durante esos meses de ataque y victorias, los alemanes destruyeron el 75% de la capacidad militar de la URSS, y por ello y sin duda alguna eliminando la amenaza inmediata sobre Europa. Entre Julio y Noviembre de 1941, las fuerzas alemanas conquistaron 303 fábricas de municiones soviéticas, que producían anualmente más del 85% de toda la producción de municiones de la URSS. Sin embargo y tiene razón, Suvorov nos dice que eso no fue suficiente “El ataque de Hitler ya no podía salvar por más tiempo a Alemania. Stalin no sólo tenía más tanques, artillería y aviones, tenía más soldados y más oficiales, y además puso su industria en economía de guerra y pudo fabricar armamento en las cantidades que quiso”. El 29 de Noviembre de 1941, el Ministro de Armamentos Fritz Todo, informó a Hitler que desde el punto de vista de armamentos y economía de guerra, Alemania ya había perdido la guerra.

Stalin ganó porque un residual 25% de la gigantesca economía de guerra soviética, incluyendo un 15% de su producción de municiones, la mayor parte en fábricas en los Urales y Siberia, estaba intacta. Luego, con sólo una fracción de su poder inicial, Stalin todavía fue capaz de ganar batallas decisivas como Estalingrado, Kurks y Berlín y derrotar a las poderosas fuerzas alemanas y de sus aliados del Eje. También contribuyó a la victoria soviética la entrada en guerra de los USA, la ayuda muy sustancial americana por el Acta de Préstamo y Arriendo que la URSS jamás pagó y, por supuesto, el legendario estoicismo y dureza del soldado soviético. A pesar de que Hitler golpeó primero, es sabido que la URSS al terminar la guerra controló Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia y la Alemania del Este. 

Llegados a este punto, hemos de recordar que Hitler retrasó varias veces la “Operación Barbarosa” y Suvorov nos indica “Imaginemos que Hitler retrasa una vez más su ataque a la URSS, y Stalin ataca a Europa el 6 de Julio de 1941… Imaginemos qué hubiese pasado si Hitler se hubiese convertido en la víctima del devastador ataque preparado por Stalin. En ese momento, Stalin no hubiese tenido sólo un 15% de su capacidad de producción del Comisariado de la Industria de Municiones, sino el 100%. En ese caso, ¿cómo hubiese acabado la II Guerra Mundial? En ese escenario, no es ilógico suponer que en Noviembre-Diciembre de 1941, las fuerzas soviéticas hubiesen alcanzado el Atlántico, conquistando Berlín, París, Amsterdam, Roma, Estocolmo y Madrid. 

Desde la publicación de su libro y otros previos relacionados con el mismo asunto, los académicos rusos han encontrado evidencias adicionales en los antiguos archivos soviéticos que confirman la tesis de Suvorov y obliga a una radical re-escritura de la historia de la II Guerra Mundial. Es evidente que muchos documentos fueron destruidos por los comunistas para blanquear su imagen de víctimas y no de agresores, pero también han salido a la luz documentos reveladores. Uno de los más importantes de esos documentos censurados y escondidos, es el texto completo del discurso secreto de Stalin del 19 de Agosto de 1939. Durante décadas, los líderes comunistas negaron que Stalin hubiese hecho ese discurso, insistiendo en que no hubo ninguna reunión del Politburó en esa fecha. Otros incluso dijeron que ese discurso fue una falsificación. 

La historiadora rusa T.S. Bushuyeva encontró una versión del texto entre los documentos secretos de los Archivos Especiales de la URSS y la publicó junto a un comentario en el influyente periódico ruso “Novy Mir” (Nº 12 de 1994). El escritor alemán Wolfgang Strauss lo indicó así como otros descubrimientos recientes de los historiadores rusos de nueva hornada y en Abril de 1996 lo publicó en en la revista mensual alemana “Nation und Europa”. Evidentemente, no conozco a ningún historiador en la Europa occidental que haya hablado de ese texto de Stalin hasta el momento. Hemos de tener en cuenta que este discurso se hizo mientras los oficiales soviéticos estaban negociando con representantes ingleses y franceses, sobre una posible alianza militar con UK y Francia, y mientras que los alemanes y los soviéticos negociaban a su vez un posible pacto de no-agresión entre sus países. Cuatro días después de este discurso de Stalin, el Ministro de Exteriores alemán von Ribbentrop, se reunió con Stalin en el Kremlin para firmar ese pacto de no agresión.

domingo, 27 de diciembre de 2020

 
BARBAROSA (1)

En algunos artículos os he hablado del ataque alemán contra la URSS en Junio de 1941. Desde siempre me llamó la atención la gran cantidad de prisioneros soviéticos que las tropas alemanas capturaron en las primeras jornadas de la entrada en territorio ruso. Era algo llamativo para mí y que con el tiempo me quedó confirmado por el libro de Viktor Suvorov “El Rompehielos”. La URSS preparaba un asalto militar con su Ejército Rojo de toda la Europa Occidental para mediados de Julio de 1941. Esos millones de soldados soviéticos estaban acantonados y preparados en la frontera germano-soviética de la antigua Polonia. Alemania se adelantó medio mes antes a esa invasión comunista realizando su ataque preventivo el 22 de Junio de 1941. 

Cuando Hitler lanzó su “Operación Barbarosa”, los líderes alemanes lo justificaron como un ataque preventivo de esa invasión soviética que comento. Pero tras la guerra los militares supervivientes más importantes y los líderes políticos alemanes fueron llevados al cadalso en Nuremberg, entre otras cosas, por planificar y llevar adelante una “guerra agresiva”, contra la Unión Soviética. Como era de esperar, el “tribunal” rechazó los argumentos alemanes de que su ataque fue preventivo.

Desde entonces los historiadores, miembros del gobierno y los trabajos escritos de referencia en los países aliados como USA, UK o la URSS, mantuvieron férreamente que Hitler traicionó a los líderes comunistas y lanzó su traicionero ataque sorpresa, motivado por su codicia por los recursos rusos y ucranianos y su “Lebensraum” (Espacio Vital), como parte de su enloquecida “conquista del mundo”. Como aparece en su muy bien investigado y argumentado libro que es “El Rompehielos”, Viktor Suvorov (nombre real Vladimir Bogdanovich Rezun), desmonta uno a uno todos los clichés que han repetido como cacatúas los aliados a lo largo de 80 años. Y ese estudio debería provocar una relectura seria de la historia de la II Guerra Mundial.

Viktor Suvorov no era ni es un ruso cualquiera. Fue entrenado como oficial del ejército soviético en Kalinin y Kiev, más tarde tras pertenecer al personal de servicio y completar sus estudios en la Academia Militar Diplomática en 1974, sirvió como oficial del Servicio de Inteligencia Soviético (GRU), trabajando cuatro años en Ginebra bajo la tapadera de la diplomacia. Desertó en 1978 y se le otorgó el asilo diplomático en Inglaterra. Su libro “El Rompehielos” que escribió con la abundante información y documentos clasificado a los que tuvo acceso, fue publicado en ruso (en Francia) en 1988. Luego se editó en muchos otros idiomas. Como era previsible, causó mucha sensación en la comunidad de la inteligencia militar aliada, especialmente en Europa ya que documenta con extremo cuidado la naturaleza ofensiva soviética cerca de la frontera alemana en 1941

Suvorov hace hincapié en la importancia central del estratega y planificador de Stalin, Boris Shaposhnikov, Mariscal y Jefe del Estado Mayor. Su obra más importante fue “Mozg Armii” (El Cerebro del Ejército), y que durante décadas fue obligatoria su lectura para cada oficial del ejército soviético. No solo Stalin le respetaba su alto nivel militar sino que, curiosamente, le apreciaba como persona, algo inédito en el sátrapa soviético. Fue el único hombre al que Stalin se dirigía públicamente siempre con su nombre de pila (Boris Mikhailovich). Stalin se dirigía a todos los demás por su apellido familiar, por ejemplo “Camarada Zinoviev”. La admiración de Stalin era conocida por el hecho de que siempre guardaba una copia del libro de Shaposhnikov, en su mesa de despacho.

El plan de movilización de Shaposhnikov, llevado a cabo por Stalin mostraba un claro y lógico programa a dos años vista (Agosto de 1939 a verano de 1941), y que debería inexorablemente y con ese propósito, culminar en una guerra. Según Suvorov, Stalin anunció su decisión de llevar a cabo el plan al Politburó en una reunión del 19 de Agosto de 1939, cuatro días antes de la firma del pacto de no agresión germano-soviético. Como añadido, en esa misma reunión con el Politburó que se hizo poco después de que Stalin llevase a cabo sus purgas terribles de políticos y militares “poco fiables”, ordenó al general Zhukov el atacar y derrotar en un ataque relámpago, al 6º Ejército japonés en Khalkhin-Gol, en Mongolia. Trece días después del discurso de Stalin, las tropas alemanas entraron en Polonia y dos días después de ello, 3 de Septiembre, Inglaterra y Francia le declararon la guerra únicamente a Alemania.

Una vez Stalin se decidió por embarcarse en ese enorme proceso de movilización, el régimen comunista reestructuró la economía nacional, dirigiendo todo el enorme potencial humano y físico de la URSS para la guerra. Esta acción de Stalin solo nos puede llevar a una conclusión lógica: la movilización de la URSS en 1939 quería decir guerra. Tengamos en cuenta que en 1938, más de un millón y medio de hombres servían en el Ejército Rojo o el 1% de toda la población. Eso podemos considerarlo como el ratio de hombres en una economía normal, pero como parte de ese programa a dos años de Stalin-Shaposhnikov, se cuadruplicó a más de cinco millones de soldados.

En ese periodo (Agosto de 1939 a Junio de 1941), Stalin puso en marcha 125 nuevas divisiones de infantería, 30 divisiones motorizadas, 61 divisiones de tanques y 79 divisiones de aviación, lo que nos lleva a un total de 295 divisiones disponibles, organizadas en 16 Ejércitos completos. El plan mencionado también movilizó a seis millones de hombres adicionales en el verano de 1941, para que fuesen distribuidos en las divisiones de infantería, tanques y aviación. Entre Julio de 1939 y Junio de 1941, Stalin incrementó en número de divisiones blindadas de 0 a 61, con varias docenas más en preparación. En Junio de ese mismo año, la “neutral” URSS, había preparado más divisiones blindadas que la suma de las de todo el resto del mundo. Esa fuerza tan poderosa sólo podía ser usada para operaciones ofensivas. Esas operaciones ofensivas solo hubiesen sido la culminación del plan a dos años y hubiesen sido lanzadas contra Alemania y la conquista de Europa occidental.

En Junio de 1941, Hitler puso en la batalla diez cuerpos motorizados y cada cual, por promedio, disponía de 340 tanques ligeros y medios. En su contra, Stalin tenía 29 cuerpos motorizados y cada cual, por promedio disponía de 1.031 tanques ligeros, medios y pesados. Mientras que es verdad que no todos esos cuerpos motorizados soviéticos estaba a su capacidad máxima, un solo cuerpo mecanizados ruso era militarmente más potente que dos cuerpos mecanizados alemanes. Cuando Hitler entró en Polonia en Septiembre de 1939, Alemania sólo disponía de 6 divisiones blindadas. Si esa fuerza acorazada tan escasa la quieren ver como la prueba definitiva de la intención de Hitler de conquistar el mundo (o al menos Europa), la pregunta es ¿qué podemos pensar de la preparación por parte de Stalin de 61 divisiones de tanques entre 1939 y 1941, y muchas más en preparación?

A mediados de 1941, el Ejército Rojo era la única fuerza militar en el mundo con tanques anfibios. Stalin disponía de 4.000 de esos ingenios para su guerra ofensiva. Alemania ninguno. En Junio de 1941, los soviéticos habían incrementado sus cuerpos de paracaidistas de 0 a 5 (y esta es una fuerza de ataque, no de defensa) con más de un millón de hombres, y sus regimientos de artillería de campaña de 144 a 341, en ambos casos más que todos los países del mundo juntos.

Al inicio de la guerra en Septiembre de 1939, Alemania disponía de 57 submarinos, un hecho que se cita muchas veces como prueba de las intenciones agresivas de Hitler. Pero se olvida recurrentemente que la URSS disponía de 165 submarinos en ese momento. Esos submarinos, nos dice Suvorov, no eran navíos inferiores, sino de una calidad similar. En Junio de 1941, la marina soviética tenía más de 220 submarinos en servicio y otros 91 en construcción. Stalin mandaba la flota de submarinos más grande del mundo, una fuerza que fue creada para una guerra agresiva.

Cuando Hitler entró en Polonia nadie en Alemania o en la Europa occidental pensó que aquello era el inicio de una “guerra mundial”. Incluso la declaración de guerra de UK y Francia contra Alemania dos días después, 3 de Septiembre de 1939, no lo convirtió en una “guerra mundial”. Solo fue mucho más tarde, que la campaña alemana contra Polonia fue vista como el inicio de la II Guerra Mundial. Sin embargo, en Moscú se entendió perfectamente que sí era el inicio de una guerra mundial. Historiadores como A.J.P. Taylor, David Hoggan y el mismo Suvorov, señalan que Hitler no quería ni planificó un conflicto que abarcase  toda Europa en 1939. Fue la declaración de guerra de UK y Francia contra Alemania la que ayudó a transformar un conflicto local entre Alemania y Polonia, en una guerra Europea.

Consecuentemente, Hitler no autorizó la conversión de su economía nacional en una economía de guerra. El jefe de la inteligencia soviética informó con precisión a Stalin de que la industria alemana no estaba preparada para una guerra a gran escala. De hecho, Alemania no puso su economía para la guerra hasta principios de 1942, dos años después de la URSS. Y mientras la producción de armas en la URSS llegó a su pico en el verano de 1941, Alemania no lo alcanzó hasta 1944, tres años después.

El amigo Suvorov presenta pruebas abrumadoras que demuestran cómo Stalin preparó un ataque masivo contra Alemania para el verano de 1941. El autor indica que la fecha elegida era el 6 de Julio de 1941. Por ello, la URSS había desplegado esa fuerza inmensa en la frontera alemana, además de aeródromos, paracaidistas, millones de armas  y munición escondidas y preparadas, gasolina y otros suministros necesarios. En Abril de 1941, el Ejército Rojo ordenó un despliegue masivo de artillería y munición para ser usada antes del Otoño, cuando las lluvias comenzasen el país. El almacenar todo eso a principios de 1941, quería decir que el ataque se iba producir ese mismo año. Otro escenario atentaría al sentido común.

Suvorov nos dice también a propósito de lo anterior que el transporte en 1941 hasta la frontera de millones de botas, munición, repuestos, millones de soldados, miles de tanques y aviones, no podía ser un error o un cálculo equivocado, sino el resultado de una política pensada y diseñada para un ataque de “liberación” de la Europa Central y Occidental. Un proceso así solo puede llamarse movilización. Una movilización secreta de la URSS que produjo la II Guerra Mundial. La decisión final para empezar la guerra la tomó Stalin el 19 de Agosto de 1939. El ataque soviético se diseñó en dos frentes: el primero hacia Oeste y Noroeste directo hacia Alemania y el segundo, igualmente poderoso hacia Suroeste contra Rumania para capturar rápidamente los pozos de petróleo. 

Se habían previsto 3 escalones estratégicas que llevarían a cabo el ataque. El primer escalón consistiría en 16 ejércitos y varias docenas de cuerpos y divisiones como soporte auxiliar y formado por hombres bien entrenados para aplastar las líneas alemanas y penetrar en territorio germano. El segundo escalón estratégico, consistiría en 7 ejércitos de tropas algo inferiores (incluyendo prisioneros del Gulag), que aseguraría y expandiría los avances del primer escalón. El tercer escalón, consistiría en 3 ejércitos, formados mayoritariamente por hombres del NKVD, que asegurarían la ocupación soviética. Aplastarían cualquier resistencia rodeando y asesinando a la élite política, civil y militar de Alemania, algo que ya se había hecho en las desdichadas Repúblicas Bálticas y en el Este de Polonia (como la masacre de Katyn). 

Como avión de su fuerza aérea, la URSS usaría el Su-2, un bombardero de ataque que se había producido y desplegado de forma masiva. Stalin ordenó la fabricación de 10.000 unidades más, y entrenar también a 150.000 pilotos. Con un peso de 4 toneladas, el Su-2 tenía una velocidad máxima de 486 km/h, un radio de acción de 1.200 km y una carga de bombas de 400 a 600 kg. Similar, pero superior al “Stuka” alemán. El Su-2 se parecía mucho al japonés Nakajima B-5N2, que fue el avión principal del ataque a Pearl Harbor.

 

martes, 1 de diciembre de 2020

 

NUEVO LIBRO

Os presento mi nuevo libro titulado "Tragedia Europea", que es un compendio de los mejores artículos de mi blog. El libro los presenta siguiendo el criterio de Antes/Durante/Después de la II Guerra Mundial. Al lector le permitirá reflexionar sobre lo que pasa hoy en día...

¡Disfrutadlo!

 

 VÁMONOS A VER CINE BÉLICO

Ya he comentado más de una vez que me gusta ver películas bélicas de los 60 y 70. Películas como ¿Arde París?, El Día Más Largo, La Batalla de las Ardenas, Doce del Patíbulo, U-47, Patton, Un Puente Lejano, etc. Podéis observar que son películas del teatro de operaciones europeo en la mayoría de los casos, aunque también aprecio El Puente sobre el río Kwai y otras del frente del Pacífico.

Reconozco que son películas muy lentas y de efectos simples en comparación con las actuales, pero me siguen gustando a pesar de las muchas inexactitudes, por no decir falsedades históricas, que en ellas se muestran. Quiero verlas como pequeñas joyas de un tiempo que se fue aunque, como he dicho, planteen temas totalmente ficticios en muchas de ellas.

Las he visto en varias ocasiones todas ellas y en el caso del Día Más Largo, por ejemplo, creo que es una buena película de acción sobre el famoso desembarco en Francia. El elenco de actores es bueno y muy del momento, cumpliendo la misión de entretener con éxito al público o eso creo yo. Evidentemente es en glorioso blanco y negro y su aspecto de algo genuino gana mucho en ese formato. Una cosa que aprecio de la película es que los alemanes hablan en alemán en vez de otro idioma con acento alemán. De nuevo le da más verosimilitud. Como en todas estas producciones, siempre hay un oficial que no cree ya en el liderazgo y victoria de Hitler, en este caso el actor Curd Jurgens. Este suele ser el personaje alemán “bueno”. Y no debe extrañarnos porque cuando se estrenó la película, 1962, era el momento en que Alemania se integró en la OTAN y había que lavar un poco su imagen y que no todos los militares habían sido “nazis” furibundos. Aparece también el típico sacerdote católico bromista y simpático que también sale en otras películas de Hollywood.

Una escena muy recordada es cuando el oficial alemán que pasea su precioso perro pastor cada día hasta que el 6/6 ve la flota que se acerca amenazadoramente. Evidentemente, sus superiores en el cuartel general no le hacen caso hasta que ya es tarde y los aliados han consolidado sus cabezas de playa. Normalmente estas películas muestran a los alemanes como auténticos tontos de baba robóticos.

Si me voy al Pacífico el contraste es muy fuerte. Hollywood muestra a los japoneses de forma diametralmente opuesta a los alemanes y se ve claramente en la película El Corazón Púrpura (1944), sobre el raid de Doolittle sobre Tokio. Varios pilotos son capturados y son enfrentados a un jurado por crímenes de guerra. Si parto de la base que bombardearon a civiles, sin duda son culpables. La película explica ese juicio totalmente ficticio, históricamente hablando.

Lo que me interesa son los clichés que la película muestra. Los aviadores son presentados como heroicos uno es polaco, otro italiano y el otro judío. En aquel momento en los USA estos orígenes movían a la chufla y a motes raciales insultantes, pero en la película todo es un mundo de amor y paz para empatizar con esos aviadores. En el juicio, los japoneses tratan de saber dónde se halla el portaaviones del cual han partido y el interrogador es el general Mitsubi (actor Richard Loo, en realidad chino) y Loo entra en la piel de un japonés malvado y sin escrúpulos. Insulta, maltrata, amenaza, etc., a los americanos angelicales que se muestran espantados. Mientras, el corresponsal alemán presente en ese juicio falso sonríe… 

El líder de los tres, el actor Dana Andrews, muy popular en aquel entonces en este tipo de películas interpretando papeles heroicos, hace un discurso vibrante lleno de desafío hasta el final. Curiosamente, acaba soltando la promesa de que las fuerzas aéreas USA, quemarán las ciudades japonesas, lo que es una confesión por adelantado de un crimen de guerra. Por supuesto que no podemos buscar la imparcialidad en ese juicio y por ello el juez comienza a gritar “¡Ha caído Corregidor! ¡Ha caído Corregidor!” Con la fortaleza en sus manos, Manila ya pertenece a los japoneses. El espectador USA de entonces que asiste a esa escena, cae en un frenético fervor patriótico cuándo aparecen imágenes de soldados americanos de todos los cuerpos, preparando sus armas para darle su merecido a los japoneses. Para esa audiencia es como los Orwellianos “dos minutos de odio” y que justifican cualquier acción de represalia.

Durante la guerra, hubo millones de americanos que pensaron que ante esos pequeños amarillos, estaban peleando literalmente con una especie de sub-humanos. Esta ilusión se creó  en películas como El Corazón Púrpura que he citado y muchas otras como A Través del Océano con Humphrey Bogart. Juegos de sombras tétricas y diabólicas en los rostros japoneses fueron clave para verlos como seres implacables y malvados. También ayudaron otros medios a conseguir esa imagen. La revista Life hizo una notoria descripción de los japoneses presentándolos como hordas de ratas devoradoras. He de reconocer que al menos a los alemanes, según Hollywood robóticos seguidores de su líder enloquecido que quería conquistar el mundo, no se les mostró como alienigenas sub-humanos.

Hubo numerosas películas anti-alemanas durante e incluso antes de que los USA entrasen en guerra. Pero la actitud de Hollywood hacia el comunismo y la URSS fue muy diferente y de admiración. Las películas El Chico de Stalingrado (1943) y Canción de Rusia (1944) y otras, informaron a los incautos americanos de la feliz vida en la utopia marxista y su resistencia hasta la muerte ante los invasores alemanes. Hay dos películas que destacan: Estrella del Norte y Misión en Moscú. El guión de la primera fue escrito por Lillian Hellman, que más tarde mintió bajo juramento negando que hubiese pertenecido a CPUSA (Partido Comunista USA). De nuevo aparece Dana Andrews, acompañado por Anne Baxter como protagonistas. La música es de Aaron Copland y la letra de Ira Gershwin. Esta película es propagando pro-soviética a lo grande, sin disimulo alguno.

Misión a Moscú está basada en las memorias del embajador USA en dicha ciudad, Joseph E. Davies. La música es de Max Steiner. Podemos ver a trabajadores rusos y miembros de granjas colectivas, entregando sus corazones, esfuerzo y vida a la Madre Patria bajo el benevolente “ojo que todo lo ve” del líder. Esta película fue promocionada por el mismísimo presidente Roosevelt, y llevada a los altares por el crítico de cine más importante entonces, Bosley Crowther, naturalmente del New York Times. Cualquiera se quejaría de esa falsa y babosa basura comunista y que mostraba algo podrido y siniestro sobre la cultura y objetivos de la gente que dirigía y dirige Hollywood, como propietarios, productores y directores, pero ¿a quién le importaba o importa? ¿Creemos de verdad que algo ha cambiado hoy? ¿Qué no son los mismos?

Regresemos al Día Más Largo y sus matices. Los civiles franceses de Normandía se muestran jubilosos ante sus casas arrasadas y por ser liberados del yugo alemán. La verdad histórica es que estaban atemorizados y con razón ya que murieron más civiles franceses en Normandía por los brutales bombardeos aliados, que ingleses muertos en la Batalla de Inglaterra de 1940. Se muestra a los soldados americanos yendo a la batalla con bravura, con los ojos brillantes y con un cierto toque de humor. No hay la menor alusión a reclutas acobardados, meados y cagados encima ante su casi segura muerte en el frente, posibilidad de ceguera, parálisis, quemaduras o bien con miembros amputados. En esas versiones de Hollywood sobre la guerra todo eso, sencillamente, no existió, no sucedió.

La película quiere dar la impresión a la gran mayoría de la población, de que la II Guerra Mundial se  ganó en el frente del Oeste y, principalmente, por ingleses y americanos. Nunca se le dice al espectador que las tropas alemanas que defendían las costas normandas en la primera embestida aliada, eran de segunda categoría. Las mejores divisiones alemanas, cerca de 200, estaban luchando en el frente del Este, contra el comunismo. Ahí sí se ganó la II Guerra Mundial y no por los ingleses y americanos, sino por los soviéticos y fue perdida por los alemanes. 

Luego siguió la orgía de violaciones y matanzas por parte del Ejército Rojo. Cientos de miles de mujeres alemanas fueron violadas, tanto niñas como ancianas y muchas violadas en grupo hasta su muerte por las hordas asiáticas comunistas. Ilya Ehrenburg, el despiadado propagandista soviético, sobre el cual ya escribí un articulo en este blog, urgió a los violadores soviéticos a llevar a cabo esa repugnante acción. Y también colaboró el notorio escritor y homosexual británico Christopher Bradshaw-Isherwood, que rezó públicamente por los soldados soviéticos y su robusta virilidad. 

Hoy todo eso ha sido “olvidado” de los datos históricos, de la verdad. Nunca sucedió en las versiones de Hollywood. Otro de los episodios “olvidados” de la “última guerra buena”… ¿Y cuántos más habrán?

viernes, 27 de noviembre de 2020


 LA EUROPA QUE PUDO SER

¡Europa, Europa! ¿Qué será de ella en 50 años? No quiero ni imaginarlo…

Si me paro a pensar en nuestro viejo continente, tengo claro que es muy heterogéneo tanto en idiomas, como en países, nacionalidades, geografía, etnias o clima. No nos hace falta más diversidad a la que nos quieren llevar a la fuerza los de siempre. También tengo claro que nadie ha tenido éxito en organizar el continente en un todo geopolítico coherente. Y eso a pesar de la demanda de líderes de estado, hombres de negocios o incluso habitantes normales de un espacio europeo pacífico y racional.

El siglo XIX vio varios intentos en ese sentido con el Sistema Continental Napoleónico, la Confederación Alemana y su gradual construcción de una unión aduanera y sistema monetario y la poco conocida Unión Monetaria Latina. Desde 1945, hemos visto la emergencia de la Unión Europea, con su moneda común y unión aduanera, como un poder económico serio.

Pero hay precedentes… El III Reich encaró asuntos muy parecidos. En Mayo de 1940, siguiendo los pasos de Hitler y su ocupación de Francia, hubo muchas opiniones diferentes entre los alemanes sobre qué debían de hacer con su nueva hegemonía en la Europa occidental. Werner Daitz, un asociado del ideólogo Socialista-Nacional Alfred Rosenberg y un oficial del NSDAP de la Oficina de Asuntos Exteriores, escribieron una memoria abogando por la creación de una Comisión del Reich encargada de la unificación económica de Europa. En ella se decía: “El bloque actual inglés en particular, se ha demostrado inviable para la construcción de un “Grossraumwirtschaft” (Gran Espacio Económico Europeo), bajo el liderazgo de Alemania como una medida económica de auto-defensa por parte de la Europa Continental”.

La reorganización del continente europeo, ese núcleo eterno de la raza blanca, asegurará por lo tanto la recuperación económica y la independencia que son esenciales. Esta cooperación económica deberá seguir el principio de: Europa para los europeos…

Si deseamos asegurar el liderazgo económico del continente europeo, lo cual es absolutamente necesario para fortalecer la economía del continente como núcleo de la raza blanca, entonces por razones comprensibles no debemos proclamarlo públicamente como el Gran Espacio Económico Alemán. Como principio, debemos hablar siempre de Europa para que el liderazgo alemán surja de forma natural desde el peso de Alemania en política, economía, cultura, tecnología y por su situación geográfica”.

Dejando de lado el asunto racial, uno puede ver muchos de los argumentos actuales que los eurócratas y dirigentes alemanes exhiben. Mientras que en la II Guerra Mundial se combatió para prevenir la hegemonía en Europa de Hitler/Alemania, hoy el tamaño de Alemania y las habilidades naturales de su población, la han llevado a un tipo de hegemonía suave dentro de la Unión Europea. Ha sabido obtener recursos del Este y Sur de Europa a través de su capital humano, asegurándolos como mercados cautivos de salarios bajos, con fabricación localizada en esos países y desarrollando la eurozona monetaria en consonancia con sus necesidades.

Dispongo de la colección completa de la revista Signal, diseñada para el público extranjero en la época del III Reich. Además de fotos excelentes y muy modernas para los estándares actuales, mostraban una mapa de Europa superpuesto con las zonas más importantes de guerras a través de los siglos. Los autores de ese montaje gráfico decían que la supremacía alemana mostraba una nueva era de paz para un continente tradicionalmente en guerra. 

Además la “Unión Europea” y la “Libertad” que ofertaban los ingleses, americanos y bolcheviques comunistas, fueron temas recurrentes, habituales, en la  propaganda de guerra alemana y que sólo podían llevar al comunismo, tal como está sucediendo hoy. En Francia, la “colaboración” con los alemanes, ya fuese económica o militar, fue frecuentemente justificada en nombre de “Europa”, y notablemente para esos franceses que fueron voluntarios a luchar en el frente del Este.

Algunos dicen que los alemanes nunca tuvieron un concepto claro de lo que querían que fuese Europa tras la guerra. Para la mayoría cualquier cosa como “Política Europea”, se redujo a una necesidad militar inmediata. No lo dudo, pero sí habían planes germanos comunes para toda Europa tras el conflicto. La agenda extranjera de Hitler indicaba:

1) La condición final de Europa será determinada al acabar la guerra
2) Se declarará el Gran Reich Germano
3) Anexión formal de las naciones germanas como Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica

Todo ello y más, abriría un largo periodo de desarrollo y guerra étnica contra los eslavos en el Este. A Francia y Rusia no se les permitiría a partir de ese momento, el recuperarse y ser de nuevo una amenaza para Alemania. La dispersada población alemana sería unida y su seguridad garantizada, la amenaza del bolchevismo aniquilada y empezaría un gran imperio autártico alemán, capaz de responder al comunismo y a los USA en su objetivo de ser una hegemonía global. Los detalles se este plan serían desarrollados a medida que el tiempo avanzase.

Evidentemente y de alguna forma, las dificultades de la guerra en marcha llevaron a desarrollar una política europea alemana, haciéndola más realista y conciliatoria, particularmente tras el desastre de Stalingrado. Esto es evidente al cambiar los criterios para alistarse en la Waffen SS, el cuerpo militar de las SS, que se amplió a la mayoría de nacionalidades europeas, e incluso los racialmente cuestionables tártaros y bosnios musulmanes. Goebbels mandó directivas sobre esa época prohibiendo a los medios en Alemania el realizar comentarios contrarios sobre las otras nacionalidades europeas.

En Marzo de 1943, el Ministro de exteriores Von Ribbentrop propuso la creación de una “Confederación Europea”, incluyendo virtualmente a todos los estados europeos. El borrador de esta propuesta dice, entre otros, lo siguiente:

Los miembros de la Confederación son estados soberanos y se garantizan entre ellos la libertad y la independencia política…

Los estados de la Confederación concluirán una alianza para la defensa de Europa, cuyos planes se realizarán en tiempo y forma..

La economía europea será organizada por los estados miembros en base a un plan común y uniforme que habrán aceptado por acuerdo mutuo. Las barreras aduaneras entre vellos serán abolidas progresivamente…

Los miembros de la Confederación serían inicialmente: Alemania, Italia, Francia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Croacia, Serbia, Grecia y España. A ellos se les uniría cualquier estado de los territorios ocupados al que el Führer quisiera otorgar la independencia”. Curiosamente y como se puede ver, Holanda y Bélgica no se mencionan, lo que quizás tiene sentido ya que eran candidatos para ser anexionados al “Gran Reich Germano”, pero es que también ya lo eran Dinamarca y Noruega…

En la práctica, el punto de la propuesta era que Alemania estaría comprometida a no anexionarse unilateralmente a los países participantes tras la guerra, asegurándose la opinión pública en los países europeos aliados y neutrales. Los vagos compromisos a largo plazo para una alianza militar y económica podrían, quizás, eventualmente ser elaborados por comités de diplomáticos, antes que las comunidades europeas de la pos-guerra.

Ribbentrop aseguró al Führer que:

Si siempre nombramos a las personas adecuadas como representantes en esos estados, gente que vaya por la línea dura y que a pesar de su apariencia conciliadora, sigan el objetivo político concreto, no perjudicaremos en nada la formación de esa Confederación. De hecho, la formación del “Gran Reich Germano” al final de la guerra, será una cuestión en marcha

Pero en ese momento Hitler no tenía interés y no deseaba hacer ese movimiento sin una clara victoria del Eje. De otra manera, aparecerían las concesiones a la Confederación y eso sería admitir debilidad, algo que el Führer ni se planteaba.

A pesar de la crítica realista de Hitler al Plan Coudenhove-Kalergi y su Pan-Europa, puedo imaginar que en el caso de una victoria del Eje en la II Guerra Mundial, hubiese habido también una necesidad de burócratas internacionales que trabajasen pacientemente para unir algo coherente y con sentido en base a las directivas alemanas. Todo un cuerpo administrativo y multinacional con las ideas y objetivos claros. Seguramente hubiese sido mejor que lo que tenemos hoy. Pero la historia se escribe como se escribe y así estamos con el triunfo absoluto del Plan Kalergi que he citado y que viene de 1923. No nos quejemos por ello…

jueves, 26 de noviembre de 2020

UNA EXPLICACIÓN A LA DECLARACIÓN DE BALFOUR 

Todos sabemos que el Estado de Israel fue declarado como tal y con territorio asignado tras la llamada Declaración de Balfour, donde Inglaterra apoyaba a Israel para su definitivo asentamiento en Oriente Medio. La declaración viene de 1917 y para los palestinos fue una acto deshonesto y una traición por parte de Inglaterra. Pero me gustaría entrar en detalles sobre dicho documento. Podéis encontrar algún artículo que escribí hace ya tiempo sobre esta cuestión, pero ahora lo amplio 

La llamada Declaración de Balfour fue una carta muy breve, fechada el 2 de Noviembre de 1917, escrita por Lord Arthur Balfour, entonces secretario de exteriores británico, y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild un banquero sionista británico y miembro de esa  centenaria, multibillonaría y conocida familia judía, con residencia e intereses en varios países europeos. En la carta se expone el apoyo del gobierno británico para un hogar judío en Palestina (entonces un territorio bajo la égida inglesa). La carta dice lo siguiente:

Querido Lord Rothschild,

Tengo un enorme placer en trasladarle en nombre del Gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones de los judíos sionistas, que han sido presentadas, y aprobadas por el Gabinete. 

El Gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, y utilizará sus mejores esfuerzos en facilitar la consecución de este objetivo, siendo claramente entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina, o los derechos y el status político disfrutado por los judíos en cualquier otro país.

Le estaré muy agradecido si pone esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista"

La opinión pública liberal británica de aquel entonces, sintió que Occidente tenía una responsabilidad de permitir un hogar judío debido a las injusticias históricas sufridas por los judíos, que ellos consideraban que habían sido culpa de Occidente. Las consecuencias de la II Guerra Mundial y el Holocausto, intensificó la presión para ese hogar judío mientras crecía, al mismo tiempo, el apoyo al movimiento sionista y la creación del Estado de Israel. En 1920, se asignó la administración temporal de Palestina de acuerdo al sistema de “mandato” diseñado en el Tratado de Versalles de 1919. A Inglaterra se le confió el trabajar por y en Palestina para las poblaciones tanto árabes como judías. 

Los árabes se sintieron traicionados por la declaración, ya que Inglaterra había prometido a los líderes árabes la completa autonomía desde el Mar Rojo hasta el Golfo Arábigo, en compensación por su cooperación en la caída del Imperio Otomano. Inglaterra garantizó “el montaje de gobiernos nacionales y las administraciones derivadas de su autoridad para el ejercicio libre de la iniciativa y elección de las poblaciones indígenas”.  

Sin embargo, cuando la guerra tuvo un giro negativo en 1917, Balfour escribió a los líderes sionistas británicos con la esperanza de asegurar el apoyo judío para los aliados. Chaim Weizmann, la figura líder en el movimiento sionista británico y también Rothschild, fueron forzando para alcanzar ese objetivo. Como tal, ni los derechos de la población autóctona de Palestina, ni las promesas hechas a los líderes árabes se confirmaron… La controversia por la Declaración de Balfour también se sustenta en parte por la vaguedad de sus palabras, que algunos dicen que fue deliberada, dejando el compromiso británico para un estado independiente judío, abierto a la interpretación.

La Declaración de Balfour no declara explícitamente el apoyo a un solo estado judío en Palestina, sino más bien a un hogar para el pueblo judío donde vivirían junto a los palestinos y otros árabes, que habían vivido allí desde hacía muchos siglos. La segunda parte de la declaración que trata sobre la protección de los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes, también ha sido vista como un reconocimiento de la autonomía árabe y derechos, una aprobación comparable con la otorgada a los judíos.
La Declaración de Balfour y los objetivos sionistas tras la misma, pavimentó el camino para una inmigración masiva de los judíos de todo el mundo hacia Palestina y más tarde la Nakba, la catástrofe de 1948, cuando cientos de miles de palestinos murieron o fueron forzados a abandonar sus hogares para permitir el establecimiento del Estado de Israel. 

En la época de la Declaración de Balfour, los habitantes no-judíos de Palestina constituían alrededor del 90% de la población. La población judía pasó de 50.000 a 600.000 en el momento en que Israel declaró la independencia, tres décadas después de la declaración. Mientras que los sionistas estaban buscando un hogar y el derecho a la autodeterminación judía, la creación directa de un estado judío contradecía los principios básicos de ese derecho, costándole a los palestinos los suyos.


domingo, 22 de noviembre de 2020

Hola a todos.

Un lector del blog me indicó que envía comentarios pero no son publicados. He ido mirando fechas y efectivamente desde hace unas tres semanas no aparecen comentarios nuevos por parte de los lectores.

Intentaré ver qué sucede, pero si esto continua abandonaré Blogger. Os iré informando y gracias por vuestra paciencia.

Saludos

jueves, 12 de noviembre de 2020


PALABRAS A EVITAR…

Cuando hablamos, independiente del idioma en el que nos expresemos, pueden haber palabras desagradables, fuera de lugar e incluso prohibidas. Sabéis que edité el libro “No Le Llame Negro, Llámele Subsahariano”, donde explicaba el origen de la “Corrección Política”, así como incluía un listado de palabras que ahora no está bien visto e incluso prohibido usar y las de nuevo uso, según esta nueva dictadura democrática, para no herir los sentimientos de ciertos grupos que no creo que fuesen conscientes de algo así.

Las palabras son como un campo de minas en el que nos han hecho entrar unos poderes que no hemos votado, pero que mandan y mucho. En el caso del idioma alemán la cosa se dispara hasta cotas increíbles con su pasado Socialista Nacional. Por si fuera poco, el idioma alemán ya es enrevesado con sus declinaciones, tres “géneros”, palabras larguísimas, verbos que aparecen al final de frases de forma aleatorias, etc., con que añadan eso y verán.

Pero toda esa complejidad no es nada frente a lo que he dicho más arriba. Este otro problema es más sutil, más ladino y se convierte en una trampa lingüística, tanto para alemanes como para extranjeros en la que se cae fácilmente. Y es mucho peor que des un paso en falso que un mero desliz en un artículo. Si uno menciona “Solución Final” (Endlösung) para un problema que haya solucionado, o bien uno está haciendo una “Selección” (Selektion), frente a varias alternativas, se verá rápidamente en un auténtico lio muy serio y no es broma.

La razón es muy simple, esa palabras están malditas por el uso que se hizo de ellas en la Alemania de Hitler y hoy son completamente tabú en Alemania. Para los oídos modernos alemanes, “Endlösung” estará siempre asociada a la política de Hitler para la “Cuestión Judía”, mientras que “Selektion”, es ahora palabra non grata ya que su uso se refiere a la práctica en los campos de concentración de “seleccionar” a los internos que iban a ser ejecutados.

Pero la solución llegó con la aparición hace ya unos años del nuevo diccionario que examina que papel juegan esas palabras en la psique colectiva alemana. El diccionario llamado "Wörterbuch der ‘Vergangenheitsbewältigung'" (Diccionario de Términos del Pasado), examina más de 1000 palabras y frases, desde “Anchluss” referida a la anexión de Austria al Reich en 1938, hasta “Wehrmacht” el nombre del ejército alemán de entonces. E indica cómo el sentido y el uso de los términos ha ido desarrollándose desde el final de la II Guerra Mundial. 

El profesor de Estudios Germanos, Georg Stötzel, que es co-autor del diccionario junto a Thorsten Eitz, explica cómo las palabras han desaparecido del idioma tras el final de la guerra “Hay muy pocos términos asociados con los nazis que continuan en uso con el mismo sentido tras 1945”. De hecho, tan pronto como  a finales de los años 40’s, intelectuales alemanes como Dolf Sternberger y Wilhelm Süskind, ya escribieron ensayos examinando los nuevos términos tabú Socialista Nacionales.

Para muchos, el simple poder de las palabras y sus asociaciones las hacen literalmente imposibles de decir. Eso se aplica a las víctimas de esa Alemania “los supervivientes simplemente no pueden escuchar la palabra “Lager”, que es el término alemán para campo de concentración. Otra razón para evitar estas palabras nazis en público es el hecho de que un conferenciante, por ejemplo, corre el riesgo de ser acusado de simpatizante de Hitler. Generalmente, eso ya es suficiente para que esa persona aparezca en los medios alemanes en primera plana. El arzobispo católico de Colonia, Joachim Meismer fue “crucificado” cuando utilizó la palabra “Entartete” (degenerado) en una charla sobre arte. Esta palabra es tabú, especialmente en ese contexto, por ser usada por los nazis para condenar el arte moderno de aquel momento. 

Como puede uno imaginarse, la Iglesia Católica es una de las instituciones a la que se compara enseguida con el III Reich, un fenómeno lingüístico que examina el libro de Eitz y Stötzel. Otros grupos que no dudan en comparar a sus oponentes con Hitler o Auschwitz, son los medioambientales o pacifistas “Estos grupos creen que tienen el derecho moral para hacer comparaciones explícitas con los nazis” nos indica Stötzel.

Estas comparaciones captan al instante la atención de los medios y frecuentemente su condena también. El controvertido arzobispo Meisner fue también objetivo de críticas cuando hizo una comparación entre la píldora abortiva y Zyklon B. Otros católicos han acuñado el término “Babycausto” de analogía con “Holocausto”, para condenar el aborto.  Mientras tanto lo alemanes defensores de los derechos de los animales, llamaron la atención en una campaña contra la comida industrial bajo el nombre “Holocausto en su Plato”.

Pero la verdad es que no hace falta usar esos términos de 1933 a 1945 para meterse en problemas en Alemania. Simplemente usando las mismas técnicas retóricas del Dr. Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich y otros lideres, uno puede meterse en agua hirviendo. El antiguo Vice-Canciller Franz Müntefering, lo experimentó de la forma más dura en 2005 cuando describió a los hostiles inversores extranjeros como “Langostas”. Müntefering que pertenecía al ala izquierdista del Partido Social Demócrata, fue criticado por comparar a las personas con animales, algo muy problemático debido al uso nazi de mostrar a los judíos como parásitos e insectos. El historiador Michael Wolffsohn escribió en su ensayo que “60 años después, se sigue comparando a la gente con animales y plagas que han de ser destruidas”.

Es muy interesante que los grupos presuntamente admiradores de la Alemania de Hitler en la actualidad, tengan el máximo cuidado en el uso de términos del III Reich. Los partidos de extrema derecha como el NPD, flirtea con esa época mientras evita el uso de esos términos tabú. Stötzel nos dice que “Uno puede reconocer la implicación pero no se les puede acusar de usar terminología nazi”. 

Por ejemplo, el político del NPD, Holger Apfel, habló de la ambición de su partido para ganar escaños en el “Reichstag”, utilizando el término de antes de 1945 para el gobierno alemán, en vez del moderno “Bundestag”. Actualmente “Reichstag” solo puede ser usado en alemán políticamente correcto para referirse al histórico edificio, no la institución que alberga. De forma similar, los políticos de la extrema derecha, les gusta referirse a los estados de la antigua Alemania del Este como “Mitteldeustchland” (Alemania Central), un término en el que la actual Polonia está comprendida en la parte Este de Alemania.

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

OTRO LIBRO SOBRE EL FÜHRER, Y VAN…

No hay duda de que hay una gran cantidad de libros sobre la figura de Adolf Hitler, lo he dicho en otros artículos. Y no sólo libros también hay artículos, reportajes, columnas, programas, etc. Mucha de esta información ha sido elaborada por renombrados historiadores. Dudo que haya otra figura histórica con un tratamiento en los medios tan intenso y continuado como él. Por eso, hoy quiero hablar del libro de 2019 titulado “Hitler: A Global Biography” de Brendan Simms, historiador de origen irlandés, de la Universidad de Cambridge y profesor de Historia de las Relaciones Internacionales.

Cada vez que se lanza un nuevo libro sobre dicho personaje, se convierte en un auténtico fenómeno en Alemania. Antes de la publicación de este libro, se publicó en la revista “Der Spiegel” una entrevista con el autor en la cual resume su tesis principal: el empuje fundamental de Hitler tanto a nivel en la propia Alemania como en su política exterior, surgió de su relación amor-odio con lo que el profesor denomina “Anglo-America”. No era tanto el comunismo y la URSS lo que le llevó a la guerra, sino el pulso con Inglaterra y los USA y su temor al capitalismo internacional.

El libro explica que las experiencias de Hitler durante los años de la Gran Guerra 1914-1918, fueron muy formativas con respecto a ese temor arriba indicado. “Admiración y respeto aparecen debidos a sus experiencias en la guerra. Hitler se refirió muchas veces a la dureza de los ingleses, tal como la experimentó en el frente” nos dice el libro. Según el autor, incluso el anti-semitismo de Hitler no aparece al principio por un profundo odio a los judíos, sino por la constatación de que el “capitalismo mundial” establecido en los los USA, estaba dominado por los judíos en posiciones de poder.

Sin embargo, el autor Ian Kershaw y sus dos mastodónticos volúmenes sobre Hitler se centra en la interacción de Hitler y el pueblo alemán. Según este autor, Hitler fue capaz de actuar de esa manera porque los alemanes consideraron la fundación de la ideología Socialista-Nacional a su propia iniciativa. Como si hubiese surgido del mismo pueblo. Sin embargo, antes y después de Kershaw, otros biógrafos de Hitler alemanes y de otros países enfocan sus trabajos en aspectos diferentes sobre este capítulos de la historia.

Por ejemplo, el periodista alemán Joachim Fest escribió sobre Hitler un libro de unas 1000 paginas, que se convirtió en un fenómeno de ventas y se consideró durante largo tiempo como el estándar sobre el personaje. Luego se demostró que Fest había cometido varios errores en su investigación, parcialmente debido a que Fest se basó en el libro de Albert Speer, Ministro de Producción y Armamento.

El cómo Hitler y su gabinete político ha de ser interpretado es una larga disputa entre dos tipos de historiadores. Unos los llamados “internacionalistas” que ven a Hitler como un líder potente e importante, cuyo pensamiento e ideología tuvieron una influencia decisiva en los que sucedió en los años 1933 hasta 1945. Y por otro lado los llamados “estructuralistas”, que están más interesados en la cooperación y oposición de grupos competidores dentro del sistema Socialista-Nacional, que en el peso político de Hitler mismo.

El saber cómo el Socialismo-Nacional pudo funcionar bajo Hitler y sus colaboradores fue el objetivo de otras interpretaciones controvertidas. Por ejemplo, diferentes análisis han investigado la estabilidad psicológica de Hitler… Y en eso llega el libro que cito en el artículo escrito por Brendan Simms y que provoca reacciones encontradas y variadas. Hay publicaciones como “The Guardian”, que critican el peso excesivo de la tesis que defiende que Hitler actuó solamente debido a su obsesión con Inglaterra y los USA. “News Network” critica al autor por defender que Hitler era “mentalmente estable”, actuando como una “persona racional” y dicen “Simms le acepta como una persona dirigida por una ideología con una superestructura intelectual definida y no como una sociópata narcisista y profundamente inseguro”.

“National Review” fue algo más gracioso en todo esto diciendo que la obsesión de Hitler en la que se centra Simms con los USA llega demasiado lejos, pero que vale la pena leer el libro a pesar de sus defectos. Y añade que es más una contribución al debate que una interpretación final de la figura de AH. No es, como admite Simms, “El Hitler completo”. Y escribe al inicio del libro que “el presente libro no es un trabajo definitivo sobre el tema, pero no será el último” Y algo más tarde nos dice de forma clara que “La biografía de Hitler y quizás de la historia del III Reich, debe de ser revisada”.

Simms insiste de forma casi religiosa en la fijación de Hitler sobre la política, sociedad y cultura “Anglo-USA”, pero también hay otros aspectos chocantes en su interpretación de la historia. Según su visión, Francia y también la URSS, jugaron solamente un papel subordinado en el desarrollo histórico de los acontecimientos del momento, ya que Hitler no veía a esas naciones como competidoras. Según Simms, durante mucho tiempo Hitler no vio a la URSS como una amenaza.

También entra en otro punto. Simms cree que Hitler tenía una visión muy negativa de su propio pueblo, incluso después de 1933. “Continuó sin pensar demasiado en el pueblo alemán como un conjunto. Era dolorosamente consciente de su pobreza e ignorancia”. Incluso dos años antes del inicio de la guerra, Hitler fue consciente de que la competencia con ambas naciones, Inglaterra y USA, con referencia a sus estándares de vida, estaba perdida. “En Mayo de 1937, Hitler admitió la derrota” escribe Simms en su libro.

Pero la relación de Hitler con el reino “Anglo-USA” fue muy contradictoria. Por ejemplo, según dice Simms que en los años previos, Hitler se expresó casi envidioso “un asunto principal de su interés fueron los USA, que él empezó a ver como un estado modelo, más que Inglaterra”. Según Simms, parece que Hitler admiraba la posición geográfica y sus ventajas. Y también porque era una nación llena de expatriados alemanes. Por eso, dice Simms, Hitler forzó por el “espacio vital” para los alemanes en la parte Este del continente europeo.

Simms añade que durante mucho tiempo, Hilter “solo”estaba interesado en hacer de Alemania un “gran poder” en Europa, pero nada más. Quería crear un contrapeso frente a los USA como poder mundial “El objetivo de Hitler no era la dominación mundial, sino la supervivencia de la nación” remata Simms.

El autor concluye “La estrategia completa de Hitler consistió hasta el final, en usar la amenaza del bolchevismo que buscaba ejercer influencia política en Alemania, Europa y, sobre todo, en “Anglo-USA”

Personalmente creo que es un libro interesante aún sin estar de acuerdo en varios de los planteamientos que hace el autor. Sin embargo y como siempre, Hitler fue un personaje histórico poliédrico, de difícil análisis simple. Por eso, no habrá jamás un solo y único libro que ofrezca “El Hitler Completo”, por lo tanto hay que recurrir a muchos autores y muchos libros con diferentes enfoques, para acercarse al máximo al personaje y su época. De lo que no se puede dudar fue de su influencia a todos los niveles en el mundo y que hoy, 80/90 años después de todo aquello, sigue siendo del máximo interés de académicos, escritores y personas normales en nuestra sociedad. Y así será por muchos años…

viernes, 6 de noviembre de 2020



A VUELTAS CON EL LUSITANIA 

Los Estados Unidos que sin duda alguna es un país muy interesante y con grandes cosas, también tiene su historia oculta. Entre esas cosas ocultas está en buscar siempre un motivo para entrar en guerra, una excusa. Lo he dicho en este mismo blog en varias ocasiones: el hundimiento del Maine en Cuba y el inicio de la guerra España-USA, el hundimiento del transatlántico Lusitania para  entrar en la I Guerra Mundial, Pearl Harbor para entrar en la segunda, el cruce del paralelo 38 por parte del Corea del Norte para involucrarse en la Guerra de Corea, el incidente de la Bahia de Tonkin para entrar en Vietnam, la Torres Gemelas y la entrada en Irak, entre otros La historia va demostrando que los USA siempre estaban detrás de esas acciones hostiles contra sus intereses y eso iniciaba la guerra contra el enemigo de turno.

Hoy me gustaría volver con el tema del Lusitania y los USA. Ya he escrito sobre el asunto en otro artículo también en este blog. El hundimiento de ese barco el 7 de Mayo de 1915, le costó la vida a casi 1.200 personas y como ya sabemos, catapultó la entrada de los USA en la I Guerra Mundial. Se suponía que era una pacífico barco de pasajeros y sin duda lo era, pero también cargaba un enorme arsenal de armas hacia Inglaterra de forma secreta y violando la neutralidad americana en la guerra europea. El barco de la compañía Cunard que iba de Nueva York a Liverpool, fue hundido a ocho millas de la costa irlandesa por un submarino alemán.

La carga que llevaba ya ha sido confirmada por buceadores que descubrieron hace ya un tiempo la oscura mercancía del Lusitania. Se estimó en alrededor cuatro millones de balas de la marca americana Remington de calibre militar. Esa carga encontrada a bordo sugiere que los alemanes tenían razón al denunciar que el barco y lo que llevaba a bordo, lo convertía en un blanco militar legítimo. Los británicos tras mantener testarudamente que era un simple barco de pasajeros, acusaron rápidamente a los alemanes de una matanza de civiles en alta mar. Este desastre sirvió para levantar el sentimiento anti-alemán, sobre todo en los USA, desde donde venían 128 de las 1.198 víctimas. Unas 100 víctimas eran niños, muchos de ellos de menos de dos años.

El Secretario de Estado USA Robert Lansing, escribió más tarde que el hundimiento le dio la “convicción de que al final serían los aliados de Inglaterra”. Se le dijo a la población americana, de forma falsa, que se había dado a los niños alemanes un día de fiesta en la escuela para celebrar el hundimiento del Lusitania. El desastre inspiró una gran cantidad de carteles pidiendo venganza por las víctimas. Uno muy famoso mostraba a una madre joven hundiéndose en las aguas con su bebé en los brazos y la frase “Alístate”. Tras una gran ruido mediático pro-guerra, los americanos se unieron a los aliados. Esa decisión e intervención cambió el equilibrio de la balanza contra Alemania.

Los alemanes insistieron que el Lusitania, el barco más rápido entonces del Atlántico Norte, fue usado para romper el bloqueo que Berlín trataba de imponer alrededor de Inglaterra desde el inicio de las hostilidades en Agosto de 1914. Churchill era el Primer Lord del Almirantazgo británico y durante años se ha sospechado que sabía muy bien lo que sucedió en el ataque y sus circunstancias y eso no se lo comunico a su pueblo. Se sabe a través de una carta confidencial poco antes del hundimiento, que unos ataques de submarinos alemanes serían bien recibidos… Dijo “es más importante atraer barcos neutrales a nuestras costas, con la esperanza de involucrar a los USA contra Alemania. Por nuestra parte queremos que el tráfico y cuanto más mejor y si alguno se mete en problemas, mejor todavía””.

El periodista de la revista Vogue Hombre en los USA Hampton Side, fue testigo del descubrimiento de los buzos y dijo “Son balas que fueron fabricadas expresamente para matar alemanes en la I Guerra Mundial. Balas a bordo del Lusitania que los mandatarios británicos de Whitehall y mandatarios americanos en Washington sabían y han negado desde largo tiempo atrás”. El descubrimiento puede ayudar a explicar por qué el Lusitania se hundió en 18 minutos por un simple torpedo en su casco. Varios supervivientes dijeron haber escuchado una segunda explosión que sin duda, fue debida a la munición a bordo. 

El propietario de los derechos sobre los restos del Lusitania, Gregg Bemis, dijo “ esos cuatro millones de balas de calibre militar no eran para un cazador aficionado. Ahora que lo hemos encontrado, los británicos no pueden negar por más tiempo que había munición a bordo. Eso nos hace preguntarnos qué más había en el barco. Había literalmente, toneladas y toneladas de alimentos en un barco sin refrigeración que se habían marcado, sospechosamente, como queso, mantequilla y ostras. Siempre he creído que habían explosivos muy potentes en las bodegas, que explotaron con un simple torpedo y eso fue lo que hundió rápidamente el Lusitania”.

domingo, 1 de noviembre de 2020


NEGANDO

¡Vamos a imaginar!

Imaginemos a Hitler en el poder durante lustros, imbatible en un guerra que ganó y muriendo a finales de los años 50’s, siendo sustituido en el poder tras un gran funeral, por diferentes acólitos periódicamente y que supieron disolver los excesos del Führer. Imaginemos entonces un “SN” reformador que llega al poder en los 80’s y desmonta el sistema SN sólo para hacer caer del poder al III Reich, que casi se vino abajo solito por el  caos económico y político absolutamente podrido.

Imaginemos a una menguante “Federación Alemana”, sufriendo 10 años de convulsión antes de que un exoficial de las SS, llegue al poder, primero como Primer Ministro y luego como Presidente. En 15 años de liderazgo de este oficial, Alemania volvió a una estabilidad económica gracias, sobre todo, a una subida estratosférica del precio del carbón.

Lo soviéticos lo hicieron.

Podría ser algo desagradable dicho de forma suave, hasta incluso tolerable. Las SS, a pesar de sus cosas, atrajo gente ambiciosa como la carrera de éxito de ese Presidente en la división de espionaje exterior, lo que quiere decir que él no estaba manchado por los crímenes del pasado. Mejor una Alemania estable que caótica. Cualquier país grande tiene sus propios intereses en seguridad y los holandeses, checos, daneses y polacos pondrían a salvo su ganada independencia si se uniesen a ese Presidente SS en vez de insistir en las maldades SN.

Es lo mismo en Rusia con Putin. Sería un error acusar a los rusos actuales de los crímenes de la época de Stalin. Rusia no va a desaparecer y polacos, bálticos y otros no deberían de provocar al Kremlin sin necesidad. La NKVD y luego la KGB tuvieron una historia terrible, pero el papel de Putin parece completamente anodino en todo ello a pesar de que fue un agente soviético en la Alemania Oriental. Pero esa situación sólo se mantendrá si los líderes occidentales actuales no mostrasen interés alguno en las atrocidades de los soviéticos en países de detrás del telón de acero. Pero si ese Presidente SS, ese presidente putativo de una Alemania post-SN, empieza a jugar con la negación del Holocausto, todas las alarmas empezarían a sonar.

Vladimir Putin se acercó peligrosamente a todo esto en Rusia. Afirmó que el Pacto Ribbentrop-Molotov fue legal. No vio la necesidad de pedir perdón a las miles de víctimas del stalinismo de los países bálticos. Pero los medios rusos fueron más lejos y siguieron con la cantinela falsa de que los alemanes y no los soviéticos, fueron los que mataron a más de 22.000 oficiales polacos capturados en Katyn en 1940. Esa mentira de la época de Stalin, tragada pistola en mano en la Polonia de la post-guerra, agravó ese crimen aún más. Se enterró solemnemente en 1990 con el apoyo del Kremlin y admitiendo de soslayo que, como mucho, fue un acto de guerra que ya había prescrito, nada más

Las falsedades no están en revistas y medios fuera del sistema o de muy poca tirada. Los periódicos rusos como “Rossiiskaya Gazeta” o el de larga tirada “Komsomolkaya Pravda” y también la televisión, comenzaron con esta historia falsa y se siguió repitiendo incluso en  la popular “Nezavisimaya Gazeta, en su suplemento de fin de semana sobre temas militares. Y esto no vino en respuesta a una provocación polaca, pero sí en el momento en que el gobierno de Varsovia estuvo haciendo todo lo posible para calmar las relaciones con Moscú. 

Los medios rusos, al menos en teoría, pueden imprimir lo que quieran. Pero es difícil no concluir que este brote de revisionismo histórico pro-URSS venía, como mínimo, con la bendición tácita oficial. La mejor forma de disipar todo esto sería que el Kremlin y el ministro ruso de asuntos exteriores, apareciesen públicamente con una declaración diciendo que desde el lado oficial ruso, no debería existir ninguna duda de que la policía secreta soviética, NKVD, siguiendo órdenes directas de Beria y Stalin, llevó a cabo la masacre de Katyn. El no hacerlo nos sugiere un cinismo atroz y lo que es peor una simpatía nauseabunda por la NKVD y los perpetradores directos de ese crimen.

Parecía que todo iba a arreglarse entre Rusia y Polonia cuando una nueva catástrofe se abatió sobre Polonia el 10 de Abril de 2010, cuando el presidente polaco Lech Kaczynski, su esposa y parte del gabinete del gobierno murieron en un accidente aéreo, cuando se dirigían precisamente a celebrar el 70 aniversario de la matanza de Katyn. A día de hoy no se ha podido demostrar que fuese un atentado. 

A pesar de todo y la postura del Kremlin y del mismo Putin, hoy ya no hay dudas de que fue un crimen soviético.


MUNICH 1938

En este pasado mes de Septiembre se cumplió el 82 aniversario del vuelo del Primer Ministro británico Neville Chamberlain a Alemania para reunirse con Hitler en hasta tres ocasiones. El 30 de septiembre acordaron, con Italia y Francia, que la región de los Sudetes, de habla alemana en Checoslovaquia, fuese cedida a Alemania. Desde entonces, hablar del Pacto de Munich se ha usado para indicar o dar ejemplo, de una maldición política. Pero, como siempre, la historia de ese pacto está muy lejos de que lo siempre se ha dicho. De forma continua, “Munich” ha sido incomprendido y malinterpretado, con consecuencias desastrosas.

Al margen de las consecuencias de Munich, todas esas invocaciones a ese pacto sirven para reescribir la historia, algo a lo que están muy dadas las democracias europeas. Chamberlain fue un líder democrático que sabía que su pueblo, lógicamente, no quería la guerra en 1938, sólo 20 años después de la terrible I Guerra Mundial y en la cual murieron  más de seiscientos mil soldados ingleses y más de un millón seiscientos mil fueron heridos de diversa consideración. No era un buen recuerdo.

A pesar de ello, Chamberlain no estaba solo en el pensamiento de que no quería llevar a cabo una queja o buscar problemas con Alemania. Y la población de los Sudetes no deseaba estar bajo la égida de Checoslovaquia. Si bien era cierto que el resentimiento alemán por el infame y esclavizante Tratado de Versalles llevó a Hitler democráticamente al poder, hay otra verdad incómoda: entre las dos guerras, los liberales americanos y británicos creían sin fisuras que los asentamientos territoriales post 1918, habían sido absolutamente injustos. 

El líder y comentarista de izquierdas inglés H.N. Brailsford, especialista en asuntos internacionales, escribió en 1920 que de todo el diseño fronterizo del Tratado de Versalles “la peor ofensa fue la sumisión de tres millones de alemanes al gobierno checo”. La experiencia parecía mostrar que el nacionalismo era la gran fuerza del momento y que necesitaba ser apaciguada, una palabra usada por vez primera debemos recordar, por aquellos que abogaban hacerlo.

Churchill denunció el Pacto de Munich en un discurso altivo “Ese es solamente el primer sorbo, la primera prueba amarga de una copa amarga que será entregada a nosotros año tras año, excepto que por una recuperación suprema de salud moral y vigor marcial, nos levantemos de nuevo y tomemos nuestro lugar por la libertad como en los viejos tiempos”. Pero él hablaba como alguien despreocupado por cualquier simpatía por la autodeterminación nacional, pero no hay duda de que era un gran orador… 

Sin embargo y a pesar de las heroicas palabras de Churchill tras el pacto, no podemos obviar que el acuerdo de Munich fue aprobado y debidamente firmado el 30 de Septiembre de 1938, por los presidentes y primeros ministros de Francia (Éduard Daladier), Alemania (Adolf Hitler), Italia (Benito Mussolini) e Inglaterra (Arthur Neville Chamberlain), tras la solución acordada entre todos para dar solución definitivamente a la crisis de los Sudetes y el interés real de esa población alemana de integrarse en el III Reich. 

No fue un capricho de Hitler que forzó por la fuerza. Checoslovaquia era un país que no existía y que fue creado en Versalles en 1919. Había sido una región perteneciente al desaparecido Imperio Austrohúngaro tras la Gran Guerra y los Sudetes y otras zonas habían sido Alemania.

sábado, 31 de octubre de 2020

 


¿QUIÉN PODÍA QUERER LA GUERRA?

Gran pregunta a la que todos damos nuestra particular visión de los sucedido aquel 1 de Septiembre de 1939. Ese día, ese mes de ese año Alemania cruzó la frontera polaca y el día 3 de Septiembre Francia e Inglaterra le declararon la guerra a Alemania por un acuerdo previo de que ambos países defenderían a Polonia en el supuesto que sufriese alguna agresión alemana ¡qué casualidad!. Ese mismo acuerdo no sirvió para que los dos países paladines de la democracia le declarasen la guerra a la URSS por el mismo motivo 15 días después.

Todos sabemos el resultado 5 años después y al margen de la cifra millonaria de muertos, Inglaterra estaba en bancarrota, todo el norte de Francia desde Normandía había sufrido los estragos de la guerra, Polonia deshecha y Alemania estaba en ruinas. Europa había servido de campo de batalla y había entregado a sus mejores hijos al Moloch. En Mayo de 1945 la URSS y sus hordas asiáticas ocuparon (les fueron entregadas, sin discusión, en acuerdos previos), todas las grandes capitales de la Europa Central como Viena, Budapest, Berlín, Praga, etc. 100 millones de cristianos estaban bajo la bota de la tiranía más despiadada de la historia: el comunismo.

¿Qué causa podría justificar tanto sacrificio en vidas, haciendas y libertad? La ciudad de Danzig, puerto al atlántico y con el 95% de población alemana fue entregada a Polonia tras el infame tratado de Versalles, en flagrante violación del principio del presidente USA Woodrow Wilson de la auto-determinación. Incluso los líderes británicos consideraron justa la reivindicación de que Danzig debía ser devuelta a Alemania. El por qué Polonia no negoció con Alemania era debido al acuerdo que he citado más arriba y que les garantizaba de Francia e Inglaterra que les ayudarían si eran atacados por Alemania. Irían en su rescate, algo totalmente imposible si alguien mira un mapa y ve la situación geográfica de los tres países y con los medios de la época. Pero así fue.

Y eso nos lleva a otra pregunta ¿por qué Inglaterra se prestó a una guerra no solicitada a una junta de coroneles polacos, dándoles el poder de arrastrar a Inglaterra a la II Guerra Mundial, contra la nación más poderosa del momento, Alemania? ¿Valía la pena Danzig para una guerra como la que surgió? A diferencia de los 7 millones de habitantes de Hong-Kong que Inglaterra entregó a la China comunista y que no querían ser chinos comunistas, los habitantes de Danzig sí querían clamorosamente regresar a Alemania.

La respuesta creo que es que la garantía de esa guerra no tenía nada que ver con Danzig o incluso Polonia. Fue por el “imperativo moral” de detener a Hitler tras mostrar el acuerdo de Munich y Checoslovaquia y, según dijeron, que quería conquistar el mundo. Y eso las naciones “democráticas” no lo podían permitir. En otros artículos ya he dicho que eso era técnicamente imposible ya que era un ejército tirado a caballos y sin aviones de bombardeo estratégico. Los USA después de todo estaban preparados para lanzar bombas atómicas y detener al Ejército Rojo. Hay evidencias de esa planificación, pero ¿dónde está la evidencia clara y concisa de que Hitler, cuyas víctimas en Marzo de 1939 eran una pequeña fracción de las de Stalin, Mao, Pol-Pot o Fidel Castro, estaba dispuesto a conquistar el mundo?.

Los Sudetes alemanes volvieron a Alemania, tal como deseaban. Polonia se anexionó la región de Teschen, donde vivían miles de personas de origen polaco. Las ancestrales tierras húngaras del Sur de Eslovaquia les fueron devueltas a Hungría. Los eslovacos tuvieron su independencia plena garantizada por Alemania. En cuanto a los checos, fueron a Berlín para conseguir el mismo trato que los eslovacos, pero Hitler insistió en que aceptasen un protectorado como así fue y Checoslovaquias convirtió en el Protectorado de Bohemia y Moravia. 

Nadie puede despreciar lo que se hizo, pero esa partición de Checoslovaquia ¿manifestó o dio a entender que Hitler quería conquistar el mundo? La respuesta puede ser que si Inglaterra no hubiese dado esa garantía a Polonia y hubiese ido a la guerra, tras Checoslovaquia, hubiese venido Polonia, Rusia, Francia, Inglaterra y quizás los USA. Todos esos países en manos alemanas. Así pensaban entonces de forma interesada los aliados. Pero eso era un absurdo.

Pero si Hitler quería conquistar el mundo, es decir Inglaterra, Oriente Medio, África, Estados Unidos, Canadá, America del Sur, India, Asia, Australia, ¿por qué dedicó 3 años a construir la enorme y carísima Linea Sigfrido, para proteger Alemania de Francia? ¿Por qué empezó una guerra sin flota de alta mar, tanques pequeños y escasos, sin transporte mecánico de tropas y sólo 29 submarinos? ¿Cómo se puede conquistar el mundo con una marina de guerra que no puede salir del mar Báltico?

Si Hitler hubiese querido conquistar el mundo ¿por qué no diseño y construyó aviones de bombardeo estratégico, en vez de Dorniers y Heinkels bimotores que alcanzaban Londres a duras penas y debía regresar enseguida? ¿Por qué ofreció en 4 ocasiones la paz a Inglaterra tras la caída de Polonia y de nuevo tras la rendición de Francia? ¿Por qué dejó escapar al cuerpo expedicionario británico de Dunquerque? ¿Por qué cuando cayó París, Hitler no demandó la flota francesa como los aliados habían hecho con la flota del Kaiser al final de la I Guerra Mundial? ¿Por qué no pidió las bases controladas por Francia en Siria para atacar Suez? ¿Por qué le rogó a Mussolini no atacar a Grecia?. Muy simple, porque Hitler quería detener la guerra en 1940.

Hitler nunca quiso una guerra con Polonia, pero sí una alianza con ese país como la que tenía con Franco en España, Mussolini en Italia, Horthy en Hungría o Tiso en Eslovaquia. Además, por qué hubiese querido una guerra cuando en 1939 estaba rodeado por vecinos aliados, amistosos o neutrales, excepto Francia. Y no pedía la Alsacia ni planeaba nada sobre ese territorio alemán ya que eso hubiese querido decir la guerra con Francia e Inglaterra, cuyo imperio admiraba y que siempre había visto a Inglaterra como un aliado. 

Y en Marzo de 1939, Hitler no tenía siquiera frontera con la URSS ¿cómo hubiese podido invadir ese país? Churchill tenía razón cuando le llamó “La Guerra Innecesaria”, que se demostró como un desastre para Occidente y su cultura.