lunes, 8 de diciembre de 2014

KAMMLERSTAB (Editado originalmente el 30/10/2011)

Siguiendo con los temas técnicos y científicos de la Alemania de Hitler, antes y después de la guerra, es necesario hablar de la persona que llevó a cabo los proyectos más arriesgados y adelantados. Se trata del Dr. Ing. General SS Hans Kammler, una de las personas menos conocidas y más influyentes del III Reich desde Julio de 1944 hasta el final de la guerra.

El general Kammler nació en Stettin (hoy Polonia), al norte de Alemania el 26 de Agosto de 1901. Sirvió en la I Guerra Mundial y tras la guerra se alistó en el Rossbach Freikorps. Estudió ingeniería en la Technische Hochschule der Freien Stadt Danzig y más tarde en Munich, donde obtuvo el doctorado en Noviembre de 1932. Antes, en Febrero de ese mismo año, se afilió al NSDAP. El 20 de Mayo de 1933 se incorporó a las SS.

Kammler, al margen de otros trabajos militares en relación a su especialización en ingeniería, fue un especialista en construcciones y fábricas subterráneas a pruebas de ataques aéreos. Impresionó siempre a sus superiores por su habilidad en cumplimentar antes los plazos establecidos de construcción, logrando escalar en el mundo de la ingeniería militar y en la Luftwaffe y las SS. Se puede decir que las SS y Kammler subieron de forma meteórica en paralelo, con lo que ambos fueron ganando poder en el III Reich. Este traspaso de poder tuvo su culminación tras el atentado de Hitler en Rastenburg el 20 de Julio de 1944. A partir de ese momento, todos los proyectos militares secretos pasaron a manos de las SS y concretamente del general Kammler. Hitler sólo confiaba a partir del atentado en las SS.

Hasta ese momento Kammler y su División de Trabajo C, estaba trabajando a fondo en enterrar y ocultar las fábricas ante los continuos ataques aéreos. Construyó innumerables instalaciones bajo tierra, muchas de las cuales son todavía desconocidas e inexploradas. Para realizar todo esto, Kammler contó y dirigió una fuerza de trabajo forzada estimada en 14 millones de trabajadores. Kammler se había convertido en la tercera persona más importante de las SS tras Himmler y el General SS Oswald Pohl. A partir de Julio, Kammler se dedicó totalmente a los proyectos secretos militares, con especial énfasis al principio, en los misiles y aviones a reacción aunque su influencia ya llegaba más lejos que esos simples proyectos. Kammler estaba llamado a llegar mucho más lejos. Era una gran responsabilidad incluso para alguien como Kammler, pero éste lo resolvió al igual que otros retos anteriores: con organización y creando un “think-tank” o “tanque de ideas”, es decir un moderno centro de investigación y desarrollo. Kammler no escogía a sus científicos en función de su fe política, sino de su capacidad técnica. Era muy pragmático, teniendo claros sus objetivos y cómo conseguirlos. Su grupo se denominó Kammlerstab.

Su equipo técnico tenía el objetivo de desarrollar ideas que pudieran hacer ganar la guerra e investigar esas ideas hasta su consecución práctica, lo antes posible. Todo ello coordinando el proceso productivo de la idea, con una empresa adecuada y su traslado final al frente. Podemos imaginar que al final de la guerra el Kammlerstab manejaba los proyectos más avanzados del mundo en aquel momento. Es evidente que una estructura de investigación como esa requería trabajar con tranquilidad y seguridad, además de maquinaria y laboratorios para realizar su tarea. Kammler encontró todo eso en la fábrica Skoda de Pilsen, en el entonces Protectorado Alemán de Bohemia y Moravia, en lo que luego fue La República Checa. Era una zona tranquila, alejada del frente y que no sufrió bombardeos. La fábrica Skoda era conocida por su excelente artillería, aparatos de óptica de precisión y la construcción de tanques. La supervisión de los trabajos estaba en manos alemanas, aunque trabajaban muchos checos altamente cualificados. Kammler hablaba checo, lo cual era una ventaja y allí encontró el lugar ideal para trabajar sin descanso hasta el final de la guerra.

También la seguridad era necesaria por las implicaciones de los trabajos desarrollados y Kammler logró establecer un sistema de seguridad que jamás fue roto por los servicios de inteligencia americanos, ingleses o rusos, que creían saberlo todo de los alemanes (sobre todo gracias al almirante Canaris). Kammler fue capaz de crear una cortina de humo sobre su persona y su equipo utilizando una triple muralla de contra-inteligencia. Había tres divisiones de contra-inteligencia trabajando en el Kammlerstab: la militar, la política y la industrial. Fue tal su éxito que cuando los aliados avanzaban sobre Alemania en la primavera de 1945, nadie preguntó sobre el general Kammler o el Kammlerstab. Ni rusos, ni americanos. Al acabar la guerra, se dieron cuenta de quien había sido el Dr SS general Kammler.

Para que imaginemos lo importante que fue Kammler que el 13 de Octubre de 1945, más de cinco meses después del final de la guerra en Europa, la embajada francesa en Praga, notificó al Ministro de Asuntos Exteriores checo que un oficial SS detenido en un campo de concentración francés, les había dado la información de que un gran volumen de información técnica secreta se hallaba escondida cerca de Praga. El escondite en cuestión era un túnel donde 32 cajas llenas de documentación y microfilms, habían sido ocultadas allí al acabar la guerra y la entrada sellada con explosivos. Los franceses ofrecieron su intermediación en la información facilitada por el oficial SS llamado Gunther Achenbach. Pero la delegación francesa en Praga nunca recibió respuesta de los checos sobre este asunto. De alguna manera misteriosa, los norteamericanos conocieron esta información.

Aunque parezca mentira, el 13 de Febrero de 1946 los americanos montaron una incursión militar en territorio checo, que estaba bajo la esfera y control soviético, consiguieron esta documentación secreta alemana y regresaron rápidamente a la Alemania ocupada. Como es de suponer, los checos montaron en cólera y pidieron a los americanos no sólo que se excusasen por su proceder, también les pidieron que devolviesen lo sustraído de su territorio. Los americanos lo hicieron, pero seguramente no devolvieron aquellos documentos de material importante o decisivos por los cuales se montó la operación. Seguramente era información perteneciente al Kammlerstab. A esas alturas todos sabían quien era Kammler y su grupo.

Como remate, también existe la declaración del prisionero de guerra Kurt Kreutzfeld, interrogado por el subcomité de inteligencia, informe 142, pag. 4, donde se muestra la enorme cantidad de microfilms ultra-secretos que había. Este prisionero dijo que “Se montó una agencia especializada en Berlín para microfilmar documentos técnicos y políticos, bajo el control  del Oberst Sauer, que tenía su oficina en el 88 de la Potsdamerstrasse. estaba bajo el control de Speer, pero también hacía copias de documentación SS. Tras los primeros bombardeos pesados de 1943, se decidió trasladar los microfilms a varios puntos dispersos de la geografía alemana, en especial el sur. 

El general Hermann y el Oberst Diesing de la Luftwaffe fueron los responsables del traslado. Manfred von Brauchistch fue el encargado del transporte. Estas personas conocen lo localización de uno o más puntos donde está oculta esta información”. Incluso hoy, un testigo afirma que dos toneladas y media de esta información secreta todavía está en manos de ex-SS y personas afines. ¿Habría información del Kammlerstab?

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