lunes, 8 de diciembre de 2014

¿QUIÉN FINANCIÓ A HITLER? 2/2 (Editado originalmente el 16/4/2014)

El libro de Turner puede llevar a pensar al lector que los judíos no jugaron ningún papel importante en los grandes negocios en Alemania que, evidentemente, no fue el caso. De todas maneras, el único hombre de negocios judío que aparece en el libro es el anti-nazi Paul Silverberg, y creo que fue alguien importante y Turner lo cita.

Es curioso y es algo que me llama la atención siempre que leo libros sobre la historia de Alemania en aquel momento y es que la omisión de hechos o contextos cruciales, se realiza sin ninguna discusión sobre lo que sucedía socialmente hasta la llegada de Hitler al poder. Por ejemplo el comunismo, el poder judío, el anti-germanismo, el internacionalismo y la degeneración de la República de Weimar. Creo que no se puede discutir, hablar, reflexionar sobre lo que fue el nazismo si de forma deshonesta como hacen muchos historiadores oficiales y demás mercenarios del sistema, no se cita el extremismo comunista, la violencia extremista en las calles, el terrorismo y los grupos paramilitares de izquierda. Parece que no hubiesen existido y sí existieron.

Los grandes industriales eran también hostiles a la línea dura del nacionalista Alfred Hugenberg, que no era nazi, y su partido de derechas Partido Popular Nacional Alemán. Hugenberg era un hombre adelantado y ya vio la importancia de los medios. En 1919 comenzó a construir su enorme imperio de periódicos, revistas, editoriales y fue propietario de la mayor productora de películas en Alemania, la UFA. Es decir, el capital no era amigo de los nacionalismos germanos y sí del internacionalismo apátrida. Incluso en los primeros años posteriores del fin de la I Guerra Mundial, la contribución económica del mundo de los negocios fue mínima en el crecimiento de los partidos. Otra cosa fue la amplia ayuda de la Unión Soviética a los partidos comunistas en el exterior. Al revés de los partidos burgueses, el partido nazi nunca confió en el dinero externo proveniente del mundo de los negocios y nunca dependió de ello. El partido siempre recurrió a las aportaciones de sus miembros. El dinero era dividido entre las unidades locales y la sede del partido. La sede no estaba en Berlín, sino en la “Casa Parda” de Munich. Los miembros también aportaban créditos libres de intereses, donaban equipamiento y hacían muchas horas de voluntariado gratis. Los seguidores de Hitler estaban profundamente comprometidos a diferencia de otros partidos, menos los comunistas.

Esta es una diferencia muy importante con los partidos actuales en el mundo occidental. Creo que sería difícil encontrar personas con un grado de compromiso y entrega como los miembros del partido nacionalsocialista. Actualmente, dependen de élites parásitas de deben pagar así como grandes subvenciones de gente rica, que esas élites manejan a su antojo sin responder por ello. En el partido nazi se recaudaba mucho dinero en los grandes rallies y se pasaba el sombrero tras los discursos de cada orador, que en el caso de Hitler se podían obtener grandes cantidades de dinero. Las SA se lanzaron a varias aventuras empresariales como la venta de ropa, camisas pardas, gorras, corbatas, brazaletes, banderines, banderas, dagas, botiquín de primeros auxilios y otros artículos con certificación oficial. Esta iniciativa se convirtió en una acción a escala nacional, vendiendo por correo y en tiendas oficiales en toda Alemania. La más lucrativa fue la venta de cajetillas de cigarrillos con la marca “Sturm”, que dejaron de vender en 1934, tras haber llegado al poder.

Hitler supo hacer llegar un mensaje al pueblo, por el cual la gente estaba dispuesta a pagar incluso con gran sacrificio para sus bolsillos. Por ello y alejado de los grandes negocios, el movimiento nazi en sus primeros años fue un movimiento genuinamente popular, que enraizó y creció entre una gran cantidad de partidos por la fanática devoción de sus bases. De todas formas, no todo fue sacrificio. El partido tenía personas y activistas a pleno tiempo y con salario, incluyendo periodistas de la prensa. Los oradores recibían un honorario por sus discursos. Y se pagó a un equipo profesional en la “Casa Parda” de Munich y en las oficinas del partido por todo el país. Por ello, hubo mucha gente que pudo dedicarse a tiempo completo a las actividades del partido ¿Y quién hacia funcionar el día a día financiero del partido nazi?

El sofisticado sistema de pago que formaba los fundamentos económicos del partido y su prosperidad, fue desarrollada por un casi desconocido contable llamado Franz Xaver Schwarz, alguien muy interesante y que murió en un campo de concentración aliado tras la guerra a la edad de 72 años. Se unió al partido en 1922 y su número era el 6. Controló las finanzas del partido durante toda su existencia y es el autor de su éxito financiero. Sin embargo y en el libro de Turner sólo se le cita cuatro veces y hasta donde se conoce el sistema financiero que utilizó se describe en las páginas 119 a 124. Muchos documentos sobre este asunto se perdieron en la guerra. A pesar de la extraordinaria habilidad de Schwarz, el partido sufrió momentos económicos difíciles durante los años 20, obligándole a pedir créditos hasta que el incremento de miembros en 1930 cambió la situación.

Por ello, el partido nazi no fue un partido que desde el principio dependió de dinero externo y aportaciones de los industriales. En vez de ello, fue una increíble innovación política, una organización que combinaba un liderazgo carismático con una meticulosa administración burocrática, un partido de movilización que aplicaba técnicas socialistas y financieras revolucionarias. Hitler y su partido recibieron soporte de ricos y gente ordinaria. No se puede comparar con los Rockefellers, Gates, Buffet, Adelson, etc. de hoy y sus aportaciones a los diferentes partidos. Emil Kirdorfs y Fritz Thyssen fueron la excepción, no la regla. La gente más rica y las grandes corporaciones estaban del lado de los judíos. Por ello, es sorprendente que los nazis tuviesen éxito en representar para la población blanca europea lo que los comunistas e izquierdistas representaban para los judíos.

En el primer gabinete de gobierno de Hitler los nacionalsocialistas eran minoría y se asumía externamente que su caudillaje, al igual que el de sus predecesores, no duraría más que unas semanas o meses antes de caer por sí mismo. Su llegada no fue vista como una rotura decisiva con el pasado. Ese fue el error del capital y esa fue la sentencia a Hitler y el motivo de la II Guerra Mundial.

Alemania fue el único gran país donde eso pasó. En los demás países, incluyendo los USA, la crisis de 1929 marcó el triunfo decisivo del izquierdismo sobre las instituciones tradicionales, la cultura y las poblaciones blancas, llevando a día de hoy a las políticas de sustitución de la población blanca a gran escala por desarraigados del tercer mundo y la destrucción de lo poco que queda de libertad y democracia. Podemos prepararnos para lo peor, salvo que nos pongamos en pie de nuevo contra estos tiranos disfrazados de buenistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario