Veamos algunos ejemplos del material soviético preparado para la ofensiva
sobre Europa prevista para el verano de 1941. Alemania entró en guerra en 1939
con 3.195 tanques, la mayoría Panzer I y II, que prácticamente no eran más que
coches blindados con cadenas. Según explica Suvorov en su libro, esa cifra era
menor que lo que producía una sola fábrica soviética en Jarkov cada seis meses
y en “tiempo de paz”. En 1941 todos reconocían que el tanque era el arma
principal de cualquier ejército en un ataque terrestre en Europa. Durante este
período, nos muestra Suvorov, los soviéticos estaban produciendo enormes
cantidades del bien armado y equipado “Mark BT”, que fue el predecesor del
famoso T-34, que ya estaba siendo desarrollado para su próxima producción. “BT”
son las iniciales en ruso de “tanque de alta velocidad”.
La primera de esta serie de carros tenía una velocidad máxima de 100 km
hora, lo cual impresiona incluso hoy. Pero Suvorov sigue y destaca una
peculiaridad de este tanque “Habiendo dicho tantas cosas positivas sobre el
número y la calidad de los tanques soviéticos, uno tiene que ver un
inconveniente. Era imposible utilizar esos tanques en territorio soviético...
los tanques “Mark BT” sólo podían ser usados en una guerra agresiva, sólo
persiguiendo al enemigo y en operaciones ofensivas en las cuales las masas de
tanques entran precipitadamente en territorio enemigo...” Es decir, eran
carros de cadenas y ruedas, dependiendo del terreno. Suvorov sigue “Estos
tanques no tenían capacidad en territorio soviético. Cuando Hitler empezó la
Operación Barbarrosa, prácticamente todos los tanques BT estaban deshechados.
Era casi imposible usarlos campo a través, incluso con sus cadenas. Nunca se
utilizaron con sus ruedas. Su potencial nunca se utilizó, ya que no se podían
utilizar en Rusia. El “Mark BT” fue creado para operar sólo en territorio
extranjero y, eso es lo chocante, sólo en un territorio donde hubiesen buenas
carreteras...”
“A la pregunta ¿donde se podía usar con éxito el enorme potencial de los
“BT”, solo había una respuesta : en la Europa central y sur. Los únicos
territorios donde podían ser usados tras sacar sus cadenas eran Alemania,
Francia y Bélgica... Las cadenas sólo eran útiles para alcanzar el territorio
enemigo. Por ejemplo, Polonia podía ser cruzada con las cadenas y tras llegar a
las autopistas alemanas, las cadenas serían sustituidas por las ruedas para
seguir el ataque a más velocidad... Se dice que los tanques de Stalin no
estaban preparados para la guerra. Esto no era así. No estaba preparados para
una guerra defensiva en su propio territorio. Estaban diseñados para llevar la
guerra a otros países”. Otro tanque muy curioso era el KT A-40 que era un
tanque alado. Tras el aterrizaje, las alas y la cola se desprendían y el tanque
estaba listo para el combate. Diseñado sólo para el ataque, este curioso
vehículo era inútil ante el ataque de Hitler.
También estaban diseñadas y preparadas para el ataque las tropas
aerotransportadas. Esta es la forma más agresiva de infantería y que se emplea
primordialmente como fuerza de invasión. Alemania formó sus primeras unidades
de asalto paracaidista en 1936 y en 1939 contaba con 4.000 hombres. ¿Y la Unión
Soviética? Suvorov lo explica “Al principio de la guerra, la Unión Soviética
tenía más de un millón de tropas paracaidistas entrenadas ¡200 veces más que el
resto de países del mundo juntos incluyendo Alemania! Es prácticamente
imposible el uso de paracaidistas en tan gran número para una guerra
defensiva... No hay país en la historia, o en todos los países juntos incluyendo
la Unión Soviética que hayan tenido tantos paracaidistas o unidades de asalto
aéreo como Stalin en 1941”. Con leer un poco se llega a la conclusión de que
los paracaidistas, por su propia naturaleza militar, sólo pueden ser usados en
operaciones de ataque o agresión.
Como parte de la planificación de la invasión, a principios de 1940 se
dieron órdenes para la construcción a gran escala de planeadores de asalto para
tropas aerotransportadas, que se produjeron en grandes cantidades desde la
primavera de 1941. Suvorov también explica el variado número de unidades
ofensivas, armamento y su despliegue en Junio de 1941 en puntos de salto justo
en las fronteras con Alemania y Rumania. Todas estas armas de guerra ofensiva
quedaron inmediatamente fuera de juego cuando se produjo el ataque alemán en el
que los soviets necesitaron a toda prisa armas y criterios defensivos.
Suvorov nos explica la reunión secreta de Diciembre de 1940 en la que
participó Stalin y otros miembros del Politburó, en la cual el General Pavel Richagov,
ministro diputado de Defensa y comandante de la fuerza aérea soviética,
discutió los detalles de “unas operaciones especiales en el período inicial de
la guerra” habló de la necesidad de mantener en secreto los preparativos para
la fuerza aérea para “sorprender a toda la fuerza aérea enemiga en tierra”. Es
evidente que un objetivo como ese sólo puede ser conseguido en tiempos de paz y
no de guerra, donde nadie sospecha de un peligro así. “Stalin creó tantas
fuerzas aerotransportadas que sólo podían ser utilizadas en una situación: tras
un ataque sorpresa de la fuerza aérea soviética sobre los aeródromos enemigos.
Hubiese sido imposible usar cientos de miles de tropas aerotransportadas y
miles de aviones y planeadores en cualquier otra situación” concluye Suvorov.
También indica el autor el desmantelamiento en Junio de 1941, del sistema de
defensas y el despliegue de masas de tropas y blindados para un ataque hacia el
oeste.
Durante el período previo de la planeada invasión soviética, los distritos
militares del oeste fueron ordenados a desplegar 114 divisiones hasta entonces
estacionadas en el interior, hasta posiciones en la frontera. Y según remarca
Suvorov, el 13 de Junio de 1941 “marca el inicio del mayor desplazamiento de
tropas de la historia de la civilización”. Todo esa masiva concentración no
podía ser mantenida en secreto. Como dice nuestro autor, Wilhelm Keitel,
Mariscal de Campo y Jefe del Alto Mando del Ejército alemán, habló sobre los
temores alemanes en un interrogatorio tras la guerra “Todas las medidas
preparatorias que tomamos antes de la Primavera de 1941 fueron medidas
defensivas ante la contingencia de un posible ataque del Ejército Rojo. Por
ello, toda la guerra en el Este, hasta donde se sabe, debería ser descrita como
una guerra preventiva... Decidimos prevenir un ataque de la Rusia Soviética y
destrozar sus fuerzas armadas con un ataque sorpresa.
En la Primavera de 1941,
tenía claro que la enorme concentración de tropas soviéticas y el siguiente
ataque sobre Alemania nos pondría en una situación crítica excepcional tanto
económica como estratégicamente hablando... Nuestro ataque fue la consecuencia
inmediata de esa amenaza...”
En 1941, el almirante N.G. Kuznetsov era ministro soviético de la Marina y
también miembro del Comité Central del Partido Comunista. En sus memorias de
posguerra, publicadas en 1966, señala “Para mi hay una cosa más allá de toda
argumentación, Stalin no sólo no excluyó la posibilidad de la guerra con la
Alemania de Hitler, al contrario, él consideraba esa guerra... inevitable...
Stalin hizo preparativos para la guerra... amplios y variados preparativos...
empezando por las fechas... que él mismo había seleccionado. Hitler rompió sus
cálculos”.
Como vemos el almirante nos dice clara y abiertamente que Stalin consideraba
la guerra como algo inevitable y se preparó a conciencia para entrar en ella en
el momento que él quería. En otras palabras, Stalin estaba preparando para
golpear primero, es decir agredir a Alemania primero, pero Hitler con su ataque
sorpresa contra lo que se estaba preparando contra Europa, rompió sus planes.
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