Cuando se expresa un cierto escepticismo o interés en conocer mejor y con más datos sobre la historia del Holocausto,
la respuesta común o más habitual es decir algo como “¿Y qué hay de Nuremberg,
el tribunal y todas las pruebas...?. Yo puedo entender esa reacción porque los
muchos tribunales de “crímenes de guerra” tras la guerra, han dado
explícitamente la autoridad y legitimidad judicial a la historia de exterminio
del Holocausto. De todos estos tribunales, el que fue de largo el más
importante fue el gran juicio de Nuremberg de 1945-1946, oficialmente conocido
como Tribunal Militar Internacional (TMI). Los gobiernos USA, Unión Soviética,
Inglaterra y Francia pusieron bajo juicio a los nazis más prominentes que
habían sobrevivido entre los líderes alemanes, bajo los cargos de “Mayores
Criminales de Guerra”, por diversos “crímenes de guerra”, “crímenes contra la
paz” y "crímenes contra la humanidad”. En palabras del tribunal, esos
“conspiradores nazis llevaron adelante sus crímenes como parte de un gran Plan Común
o Conspiración”.
Además, doce tribunales secundarios de Nuremberg organizados por el gobierno
USA solamente, se llevaron a cabo entre 1946 hasta 1949. Tribunales similares
los realizaron los ingleses en Lüneburg y Hamburgo y por los USA en Dachau.
Desde entonces, muchos otros juicios relacionados con el Holocausto se llevaron
a cabo en la Alemania Federal, Israel y los Estados Unidos, incluyendo los muy
conocidos juicios de Jerusalem contra Adolf Eichmann y John Demjanjuk. El trato
de Alemania a los judíos figuró de forma prominente en los juicios de
Nuremberg. En su condena los aliados pusieron especial énfasis en el alegado
exterminio de seis millones de judíos europeos. El fiscal en jefe USA, Robert
H. Jackson, por ejemplo, declaró en su apertura al tribunal que “Los crímenes
más salvajes y numerosos planeados y cometidos por los nazis fueron contra los
judíos... es mi propósito mostrar el plan y el diseño que los nazis utilizaron
para cometer fanáticamente la aniquilación de todo el pueblo judío... El propósito
fue la destrucción completa del pueblo judío... La conspiración o plan común
para exterminar a los judíos fue... metódicamente y sin descanso llevado a
cabo...
La historia no recuerda un crimen jamás perpetrado contra tantas
víctimas o llevado a cabo con esa calculada crueldad”
¿Cuan irresistibles fueron las pruebas presentadas en Nuremberg para basar
estas palabras de condena? ¿Cómo respondieron los acusados a los cargos? Se ha
escrito en muchos lugares sobre la documentación presentada en esos juicios,
pero a mi me gustaría acercarme a este asunto desde otra óptica. Y no sólo de
las pruebas presentadas en Nuremberg, sino también en otros juicios que
sustenten la historia del Holocausto. Y creo que todos estos juicios han tenido
como objetivo primordial el “legitimizar” la historia del Holocausto.
Primero, se puede hablar de una justicia política. Es decir, los juicios de
Nuremberg violaron un viejo y fundamental principio de la justicia. Los
victoriosos aliados actuaron como acusación, juez y ejecutor de los líderes
alemanes. Fueron juez y parte. Los cargos o acusaciones fueron creadas para la
ocasión y fueron aplicados sólo para los vencidos. La vencida, hambrienta y
postrada Alemania, no estaba en posición para oponerse a cualquier cosa que los
aliados demandasen. Algunas figuras aliadas reconocieron en privado entonces
que los juicios de Nuremberg no estaban organizados para dispensar justicia
imparcial, sino por razones políticas. Sir Norman Birkett, juez suplente en el
Tribunal de Nuremberg, explicó en privado en una carta fechada en Abril de 1946
que “el juicio es sólo una forma de proceso judicial y su mayor importancia es
política”. Rober Jackson, el fiscal en jefe USA y antiguo Procurador General de
Estados Unidos, declaró que el Tribunal de Nuremberg “es una continuación del
esfuerzo de guerra de las naciones aliadas” contra Alemania. Y añadió “no se
circunscribe a refinamientos procesales o sustantivos de nuestros respectivos
sistemas judiciales o constitucionales...”
El juez soviético Iola T. Nikitchenko tampoco se anduvo por las ramas y no
olvidemos que participó como juez en los infames Juicios de Moscú de 1938
“Tratamos aquí con los jefes de los criminales de guerra. La idea principal es
asegurar un castigo rápido y justo por el crimen... El hecho de que los líderes
nazis son criminales ya ha sido establecido” La suerte estaba echada, o como
dijo otro soviético ayudante de este juez cuando le enseñaban las obras de
preparación del estrado para el juicio “Está muy bien, pero enséñenme donde vamos
a colgarlos...”
La naturaleza política de los juicios queda demostrada cuando somos
conscientes del importante papel judío en la organización de los mismos. Nahum
Goldmann, presidente a la vez del Congreso Mundial Judío y la Organización
Sionista Mundial, indica en sus memorias que el Tribunal de Nuremberg fue la
criatura de los dirigentes del Congreso Mundial Judío y que tras la insistencia
de esos dirigentes, los aliados aceptaron la idea para llevarlo a cabo.
Goldmann dice “El Congreso Mundial Judío también ha jugado un importante pero
menos obvio públicamente papel en el día a día de los procesos. Sobre todo, la
poderosa pero secreta organización aseguró que la persecución alemana de los
judíos, fuese el foco principal de los juicios y que los acusados fuesen
castigados por su involucración. Dos oficiales judíos del ejército USA, el
teniente coronel Murray Bernays y el coronel David “Mickey” Marcus, jugaron
papeles decisivos en el montaje de Nuremberg. En palabras del historiador
Robert Connot “Bernays fue el espíritu-guía del camino hacia Nuremberg”.
Bernays un exitoso abogado de Nueva York, convenció al Secretario de Guerra
USA, Henry Stimson y otros, a aceptar la idea de poner a los líderes de la
vencida Alemania ante un jurado. Marcus, un ferviente sionista, se convirtió en
el “hombre número tres en la política USA” en la Alemania ocupada. Como jefe de
la “Rama de Crímenes de Guerra” del gobierno USA en 1946-1947, seleccionó a
casi todos los jueces, fiscales y abogados de los Juicios de Nuremberg. Como
anécdota a tener en cuenta, Marcus más tarde fue el comandante de las fuerzas
militares sionistas “Haganah” en Palestina.
Algunos de los americanos que participaron en los Juicios de Nuremberg
acabaron desilusionados con todo este asunto.
Uno de los pocos que habló
públicamente de sus sentimientos al respecto fue Charles F. Wennerstrum, un
juez de la Corte Suprema de Justicia de Iowa, que sirvió como juez
supremo en el juicio a los generales alemanes. Dijo claramente “si yo hubiese
sabido hace siete meses lo que sé hoy, jamás habría venido” y añadió “Los altos
ideales anunciados como motivos para crear estos tribunales no han sido
evidentes”.
De forma muy cauta, este juez se refirió a la extensa involucración judía en
los procesos de Nuremberg diciendo “Todo el ambiente aquí es insalubre...
abogados, secretarios, intérpretes e investigadores fueron contratados entre
gente que se han convertido en americanos recientemente y cuyos
antecedentes estaban imbuidos en los odios y perjuicios de Europa”
Criticó el
uso de pruebas en un sólo sentido “Muchas de las pruebas en los juicios era
documentación, seleccionada del enorme tonelaje de datos capturados. La
selección fue hecha por la fiscalía. La defensa sólo tenía acceso a los
documentos que la fiscalía consideraba material para el caso” El juez concluye
que “los juicios fueron para convencer a los alemanes de la culpabilidad de sus
líderes. Convencieron a los alemanes de que sus líderes habían perdido la
guerra” El juez abandonó Nuremberg “con un sentimiento de que se había negado
la justicia”
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