lunes, 8 de diciembre de 2014

NUREMBERG 1/5 (Editado originalmente el 9/2/2014)

Cuando se expresa un cierto escepticismo o interés en conocer mejor y con más datos sobre la historia del Holocausto, la respuesta común o más habitual es decir algo como “¿Y qué hay de Nuremberg, el tribunal y todas las pruebas...?. Yo puedo entender esa reacción porque los muchos tribunales de “crímenes de guerra” tras la guerra, han dado explícitamente la autoridad y legitimidad judicial a la historia de exterminio del Holocausto. De todos estos tribunales, el que fue de largo el más importante fue el gran juicio de Nuremberg de 1945-1946, oficialmente conocido como Tribunal Militar Internacional (TMI). Los gobiernos USA, Unión Soviética, Inglaterra y Francia pusieron bajo juicio a los nazis más prominentes que habían sobrevivido entre los líderes alemanes, bajo los cargos de “Mayores Criminales de Guerra”, por diversos “crímenes de guerra”, “crímenes contra la paz” y "crímenes contra la humanidad”. En palabras del tribunal, esos “conspiradores nazis llevaron adelante sus crímenes como parte de un gran Plan Común o Conspiración”.

Además, doce tribunales secundarios de Nuremberg organizados por el gobierno USA solamente, se llevaron a cabo entre 1946 hasta 1949. Tribunales similares los realizaron los ingleses en Lüneburg y Hamburgo y por los USA en Dachau. 

Desde entonces, muchos otros juicios relacionados con el Holocausto se llevaron a cabo en la Alemania Federal, Israel y los Estados Unidos, incluyendo los muy conocidos juicios de Jerusalem contra Adolf Eichmann y John Demjanjuk. El trato de Alemania a los judíos figuró de forma prominente en los juicios de Nuremberg. En su condena los aliados pusieron especial énfasis en el alegado exterminio de seis millones de judíos europeos. El fiscal en jefe USA, Robert H. Jackson, por ejemplo, declaró en su apertura al tribunal que “Los crímenes más salvajes y numerosos planeados y cometidos por los nazis fueron contra los judíos... es mi propósito mostrar el plan y el diseño que los nazis utilizaron para cometer fanáticamente la aniquilación de todo el pueblo judío... El propósito fue la destrucción completa del pueblo judío... La conspiración o plan común para exterminar a los judíos fue... metódicamente y sin descanso llevado a cabo... 

La historia no recuerda un crimen jamás perpetrado contra tantas víctimas o llevado a cabo con esa calculada crueldad”
¿Cuan irresistibles fueron las pruebas presentadas en Nuremberg para basar estas palabras de condena? ¿Cómo respondieron los acusados a los cargos? Se ha escrito en muchos lugares sobre la documentación presentada en esos juicios, pero a mi me gustaría acercarme a este asunto desde otra óptica. Y no sólo de las pruebas presentadas en Nuremberg, sino también en otros juicios que sustenten la historia del Holocausto. Y creo que todos estos juicios han tenido como objetivo primordial el “legitimizar” la historia del Holocausto.

Primero, se puede hablar de una justicia política. Es decir, los juicios de Nuremberg violaron un viejo y fundamental principio de la justicia. Los victoriosos aliados actuaron como acusación, juez y ejecutor de los líderes alemanes. Fueron juez y parte. Los cargos o acusaciones fueron creadas para la ocasión y fueron aplicados sólo para los vencidos. La vencida, hambrienta y postrada Alemania, no estaba en posición para oponerse a cualquier cosa que los aliados demandasen. Algunas figuras aliadas reconocieron en privado entonces que los juicios de Nuremberg no estaban organizados para dispensar justicia imparcial, sino por razones políticas. Sir Norman Birkett, juez suplente en el Tribunal de Nuremberg, explicó en privado en una carta fechada en Abril de 1946 que “el juicio es sólo una forma de proceso judicial y su mayor importancia es política”. Rober Jackson, el fiscal en jefe USA y antiguo Procurador General de Estados Unidos, declaró que el Tribunal de Nuremberg “es una continuación del esfuerzo de guerra de las naciones aliadas” contra Alemania. Y añadió “no se circunscribe a refinamientos procesales o sustantivos de nuestros respectivos sistemas judiciales o constitucionales...”

El juez soviético Iola T. Nikitchenko tampoco se anduvo por las ramas y no olvidemos que participó como juez en los infames Juicios de Moscú de 1938 “Tratamos aquí con los jefes de los criminales de guerra. La idea principal es asegurar un castigo rápido y justo por el crimen... El hecho de que los líderes nazis son criminales ya ha sido establecido” La suerte estaba echada, o como dijo otro soviético ayudante de este juez cuando le enseñaban las obras de preparación del estrado para el juicio “Está muy bien, pero enséñenme donde vamos a colgarlos...”

La naturaleza política de los juicios queda demostrada cuando somos conscientes del importante papel judío en la organización de los mismos. Nahum Goldmann, presidente a la vez del Congreso Mundial Judío y la Organización Sionista Mundial, indica en sus memorias que el Tribunal de Nuremberg fue la criatura de los dirigentes del Congreso Mundial Judío y que tras la insistencia de esos dirigentes, los aliados aceptaron la idea para llevarlo a cabo. Goldmann dice “El Congreso Mundial Judío también ha jugado un importante pero menos obvio públicamente papel en el día a día de los procesos. Sobre todo, la poderosa pero secreta organización aseguró que la persecución alemana de los judíos, fuese el foco principal de los juicios y que los acusados fuesen castigados por su involucración. Dos oficiales judíos del ejército USA, el teniente coronel Murray Bernays y el coronel David “Mickey” Marcus, jugaron papeles decisivos en el montaje de Nuremberg. En palabras del historiador Robert Connot “Bernays fue el espíritu-guía del camino hacia Nuremberg”.

Bernays un exitoso abogado de Nueva York, convenció al Secretario de Guerra USA, Henry Stimson y otros, a aceptar la idea de poner a los líderes de la vencida Alemania ante un jurado. Marcus, un ferviente sionista, se convirtió en el “hombre número tres en la política USA” en la Alemania ocupada. Como jefe de la “Rama de Crímenes de Guerra” del gobierno USA en 1946-1947, seleccionó a casi todos los jueces, fiscales y abogados de los Juicios de Nuremberg. Como anécdota a tener en cuenta, Marcus más tarde fue el comandante de las fuerzas militares sionistas “Haganah” en Palestina.
Algunos de los americanos que participaron en los Juicios de Nuremberg acabaron desilusionados con todo este asunto. 

Uno de los pocos que habló públicamente de sus sentimientos al respecto fue Charles F. Wennerstrum, un juez de la Corte Suprema de Justicia de Iowa, que sirvió como juez  supremo en el juicio a los generales alemanes. Dijo claramente “si yo hubiese sabido hace siete meses lo que sé hoy, jamás habría venido” y añadió “Los altos ideales anunciados como motivos para crear estos tribunales no han sido evidentes”.

De forma muy cauta, este juez se refirió a la extensa involucración judía en los procesos de Nuremberg diciendo “Todo el ambiente aquí es insalubre... abogados, secretarios, intérpretes e investigadores fueron contratados entre gente  que se han convertido en americanos recientemente y cuyos antecedentes estaban imbuidos en los odios y perjuicios de Europa” 

Criticó el uso de pruebas en un sólo sentido “Muchas de las pruebas en los juicios era documentación, seleccionada del enorme tonelaje de datos capturados. La selección fue hecha por la fiscalía. La defensa sólo tenía acceso a los documentos que la fiscalía consideraba material para el caso” El juez concluye que “los juicios fueron para convencer a los alemanes de la culpabilidad de sus líderes. Convencieron a los alemanes de que sus líderes habían perdido la guerra” El juez abandonó Nuremberg “con un sentimiento de que se había negado la justicia”

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