Hoy quiero apartarme un poco del siglo XX para ir al siglo XVIII y concretamente a la Revolución Francesa de 1789, los motivos de la misma y las consecuencias que tuvo y tiene todavía en nuestras vidas.
Es curioso como prácticamente ningún libro o tratado sobre la Revolución Francesa habla de la participación de la masonería en la misma. Sólo algunas personas o en debates muy específicos se oye hablar de ello y siempre con cuidado, como si se dijese algo que está más allá de lo permitido o “políticamente correcto”. A mí resulta incomprensible, o quizás no, el silencio curioso acerca de la presencia muy importante de esta sociedad secreta en los acontecimientos terribles de aquella revolución. Algunos consideran que ha sido el acontecimiento histórico más importante en casi 2000 años. Es posible que esto sea exagerado, pero no se puede negar su importancia histórica y las consecuencias de la misma. Cambió la faz del mundo en muchos aspectos. De hecho, el mundo entró en la llamada “Edad Contemporánea”. Y lo sorprendente, como he dicho más arriba, es que un poder oculto como la masonería, con una participación decisiva en la Revolución Francesa, todavía sea desconocido o muy poco conocido para la mayoría de las personas después de más de dos siglos.
Pocas personas han sabido la verdad y quizás por miedo o interés han permanecido en silencio. Incluso otros que han hablado abiertamente sobre esto, han sido tratados como lunáticos. Y también ha habido personas sinceras han tenido la sensación de que aquellos acontecimientos terribles no eran del todo espontáneos, como se nos ha dicho siempre. Quizás pensaron que había algún tipo de fuerza oculta detrás, pero no fueron capaces de saber cual. Es curioso que hasta la misma masonería ha admitido abiertamente su participación directa. Ya se dice en el reporte leído en la reunión de las logias “Paix et Union” y “Libre Conscience”, Oriente de Nantes 23/4/1883 y en la carta enviada a las logias para celebrar el centenario de 1789 “Fue desde 1772 hasta 1789 que la masonería preparó la revolución que debía cambiar la faz del mundo. Fue entonces cuando los masones le dieron al pueblo las ideas que habían adoptado en las logias. Desde 1789 la masonería ha querido fundar una nueva civilización, radicalmente opuesta a la antigua. Había que destruir todo lo que era su fortaleza: la monarquía y el catolicismo”.
Como podemos suponer a partir de este informe, si se destruyen estas dos bases sociales, el orden social se queda sin defensas y la antigua disciplina y la jerarquía pueden ser abolidas sin dificultad. Ya que la masonería no podía atacar o montar una guerra frontal contra la iglesia, se concentró en sus soportes naturales: la monarquía y la aristocracia. Creo que lejos de ser una guerra política, tenía mucho que ver con lo social y lo religioso, ya que la civilización occidental estaba fundada sobre las ideas cristianas y la disciplina. De hecho, siempre he creído que el objetivo final de la masonería es la destrucción de la iglesia católica y la implantación de una nueva religión. Para entender la potencia de la masonería en Francia, debemos saber que antes de la Revolución y para comprender su nivel de imbricación social, se calcula que había sobre los 75.000 masones en toda Francia, divididos en 629 logias. Sólo en París había 63 logias que pertenecían al Gran Oriente y 376 debían su pertenencia al Oriente.
Volviendo al caso francés que nos ocupa, la abolición de la monarquía por Derecho Divino era la condición indispensable para lograr el objetivo del cambio social y religioso. Era imposible atentar contra el sistema social implantado bajo esta forma de gobierno. La Revolución Francesa que, según se nos ha dicho, se hizo para el pueblo, en realidad fue hecha contra el pueblo. La monarquía y la aristocracia no fueron destruidas porque oprimían a Francia, sino por todo lo contrario, ya que la protegían muy bien. Si las cosas estaba así, a priori puede parecer un plan con pocas garantías de éxito. Aquí es cuando entra lo que algunos llaman “las ideas como armas de destrucción” debido a la extraordinaria capacidad del poder oculto masón. Este poder hizo que Francia trabajase para su propia destrucción, lanzando a la gente a destruir todo aquello que en realidad les protegía.
“Uno debe mentir como el demonio” decía Voltaire (miembro de la logia “Loge des neufs soeurs”) no tímidamente, ni siquiera una vez, sino siempre y sin escrúpulos” extraído de una carta a Theriot. Por ello, el principio general según Jean Marie Collot d’Herbois el verdugo de Lyon era : “Cualquier cosa está permitida para lograr el triunfo de la Revolución”. Este poder secreto que dirigía el ataque sabía que ciertas ideas nobles y hermosas en apariencia, podían ser unas armas terribles. Además tenía a su servicio la fórmula ideal, las palabras masónicas Libertad, Igualdad y Fraternidad que se conjugaban perfectamente entre la masa y podía hacerse exactamente lo contrario sin problemas. Y por si faltaba música para la Revolución, el masón Leconte de l’Isle escribio “La Marsellesa”, himno oficial de Francia, que fue interpretada por vez primera en la ciudad de Estrasburgo en la logia de “Les Franc Chevaliers”.
Debo repetir que la Revolución Francesa de 1789 no fue un movimiento popular contra la supuesta tiranía del viejo sistema de gobierno ni, como se nos ha inculcado en la historia oficial, un espontáneo, sincero y entusiasta llamamiento por las ideas Libertad, Igualdad y Fraternidad. La masonería fue la inspiración oculta y la influencia directa en ese movimiento. De hecho, las bases fueron preparadas por los “Illuminati” y son innegables en los documentos incautados por la policía bávara en Munich el 11 de Octubre de 1786. El plan para una revolución mundial se especificaba claramente. Weishaupt el líder y creador de los “Illuminati” pudo huir antes de ser detenido. Pero pasar de la preparación a la acción requiere un gran trabajo de organización y de dinero. Y la masonería en aquel momento disponía de ambas cosas.
Un gran congreso masónico europeo tuvo lugar en Wilhelmsbad, cerca de Frankfurt, en 1784. Los “Illuminati” tuvieron una participación muy activa en el mismo. Las líneas maestras a seguir indicaban que la muerte de Luis XVI formaba parte fundamental del plan. El ex masón conde von Haugwitz y ex ministro prusiano confesó en Verona, en 1822, los detalles de ese congreso masónico de Wilhelmsbad y otros que había habido en diversos lugares de Europa. También el conde de Virieu que fue delegado de la logia “Les Chevaliers Bienfaisants” de Lyon, quedó horrorizado por lo que se había acordado en Alemania en 1784.
La puesta en marcha siguió con la preparación de líderes populares que podían ser útiles para la causa masónica de la Revolución y al mismo tiempo se enviaron masones para arengar a la gente, sin que la gente arengada lo supiese. De forma sutil, hacían que la audiencia creyese que las iniciativas partían de ellos mismo, es decir del pueblo llano. Los masones dirigían, pero no forzaban la opinión... En otra esfera de actuación, los masones poco a poco y gracias a la ayuda mutua masónica, invadieron el gobierno monárquico al cual inocularon las ideas de la reforma. Finalmente se introdujeron en el ejército.
Siempre he creído que la masonería hubiese tenido muchas más dificultades para el triunfo de sus doctrinas, si no hubiesen contado al final del siglo XVIII con el soporte de una gran parte del ejército. Muchos historiadores han pasado por alto este detalle tan importante. El viejo sistema de gobierno se hundió en buena parte porque le ejército francés y sus mandos inferiores no salieron en su ayuda y defensa. La ayuda dada al principio de la Revolución por los militares masones, fue un elemento esencial en el triunfo de las nuevas ideas. Sin ella puedo suponer que buena parte del trabajo masón no hubiese conseguido su objetivo.
Los masones, apóstoles de la gran Revolución, triunfaron en la separación ante la opinión pública, de los principios y valores de la Revolución de 1789 con el Terror que representó. Los masones explican las masacres de 1792 como un acto desagradable debido al excesivo celo y entusiasmo en la aplicación de los principios revolucionarios. Yo casi diría que era el “peaje en vidas que había que pagar por la diosa Razón”. Por ello y sin duda alguna, la masonería, una supuesta asociación filantrópica y humanitaria, tuvo una parte muy importante en la aplicación del Terror revolucionario. Las pruebas de su responsabilidad van desde Bertrand de Molleville, ministro de Luis XVI, a los masones Marmontel y Duport, este último autor del plan revolucionario del Terror, cuyos crímenes se prepararon en la logia “Les Amis Réunis” y concretamente por su comité de propaganda.
Curiosamente, desde el principio de la revolución, la masonería cerró todas su logias. Esta aparente supresión de sus ceremonias fue solamente una medida de precaución ante lo que se avecinaba. Las logias secretas continuaron su actividad y otras fueron enmascaradas como simples clubs. No debemos olvidar que el papel de la masonería era crear un estado mental y de ánimo revolucionario, en vez de luchar abiertamente al frente del movimiento. La masonería creó ese estado de ánimo y envió al pueblo al ataque como “carne de cañón” y como responsable de los hechos. El pueblo estaba impregnado fuertemente de los principios masónicos y los aplicó durante la revolución sin la necesidad de ser dirigido directamente por masones.
Si alguien tiene dudas todavía de la presencia masónica y su importancia real, masones fueron los líderes más importantes de la revuelta como Marat, La Fayette, Mirabeau, Danton, Tayllerand, Robespierre, etc. En los "Estados Generales" constituidos tras la victoria había 477 masones de un total de 578 representantes del pueblo de Francia. Como digo más arriba y sin excepción alguna, todos los ideólogos y dirigentes políticos de la Revolución Francesa habrían sido masones: desde los teóricos propagandistas Montesquieu, D'Alambert, Voltaire, Rousseau, Condorcet, pasando por los activistas más virulentos en la aplicación revolucionaria como Saint-Just, Desmoulins, Hébert, Fouche, Babeuf (primer teórico del comunismo), Siéyès y Mirabeau, Marat y Danton arriba citados. El gorro frigio es sin duda masónico y padre de la barretina catalana. De él se dice en la masonería que "está más arriba que cualquier corona". Por su parte, el masón Louis Blanc, historiador y gran conocedor de la masonería, confirma que casi todos los revolucionarios y dirigentes de la Revolución Francesa eran "hermanos de la orden" como Garat, Bailly, Brissot, Rasbaud Saint-Ettiene, Fauchet, Pétion, Nicolas de Bonneville y Goupil de Préfren, entre muchos otros.
Como colofón a esta explicación y teniendo en cuenta que en el mundo hay una pléyade de sociedades más o menos secretas y más o menos masónicas, el conocimiento público de las mismas es de una ignorancia casi absoluta. Mucha gente lo toma a broma si surge el comentario sobre este asunto. Sin embargo, su importancia es muy real. Mucha gente habla de conspiranoicos para desacreditar a quien tiene claro qué pasó. Yo personalmente, no me dedico a la teoría de la conspiración, me dedico a la teoría de la coincidencia. Y se pueden unir cabos coincidentes muy interesantes.
Todas esas sociedades como los Masones, Illuminati, Rito de Memphis, Misraim, Ordo Templi Orientis, la universal B’nai B’rith, los Rosacruces, Teosóficos, Antiguos Cátaros, etc..., trabajan en una misma dirección, con algunos matices de diferencia y sus puntos principales fueron resumidos en un libro titulado “The Nameless Order”, escrito por Dargon, seudónimo de George McGill, en 1924. Estos puntos se corresponden con las seis puntas de la estrella cabalística:
RELIGIÓN: Por filosofía, misticismo o ciencia empírica, desacreditar y minar el credo Cristiano.
ÉTICA: Corromper la moral de las razas blancas u occidentales con códigos orientales, debilitando los acuerdos matrimoniales, destruyendo la vida familiar, aboliendo la herencia de la familia, incluso en los nombres familiares .
ESTÉTICA: Culto al feísmo y la aberración en el arte, la música, la literatura y las obras de teatro a través del modernismo. Orientalismo crudo y degenerado.
SOCIOLÓGICO: Abolición de la aristocracia, creación de la plutocracia, el dinero como patrón de todo y su muestra vulgar, extravagante, corrupta y ofensiva, para crear la revuelta en las mentes proletarias y crear la “guerra de clases”.
INDUSTRIAL Y FINANCIERO: Destrozando los ideales del artesano y el orgullo de lo bien hecho, reinar con la hidra del beneficio económico como gran valor. Se pone en marcha la estandarización de lo barato y la centralización en la fabricación, con el objetivo de abolir la propiedad privada y llegar a los monopolios estatales.
POLÍTICO: Eliminar el patriotismo, el orgullo de raza, la identidad y la pertenencia. En nombre del progreso y la evolución crear un internacionalismo como ideal de la hermandad humana. Ello minará la unidad nacional, debilitando a los gobiernos y preparando el camino para un gobierno supranacional que gobernará el mundo.
¿Nos suenan todos estos puntos en la Europa y España actual?
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