Sabéis
que me gusta que la gente opine lo que quiera siempre que sea con modales y
educación. No me molesta que alguien pueda admirar a Stalin o a Hitler, Pol-Pot
o Mao, Franco o Ernst Thälman, Khomeini o Mussolini. En el fondo me da
igual. Puedo pensar desde mi punto de vista, que esa persona puede ser una
buena persona, pero que está equivocada por muchas razones. Es muy posible que
lo piensen de mi también, pero no me preocupa especialmente. Creo en la
libertad individual y en su ejercicio. Y lo creo profundamente. Hasta la fecha,
nadie ha podido demostrarme el error en mis ideas o planteamientos. Yo no estoy
en posesión de la verdad, nadie lo está, pero defiendo mis ideas con
argumentos que creo sólidos y que con el tiempo se van demostrando que se
ajustan a los acontecimientos.
La
última del sistema o “Moloch”contra los ciudadanos europeos ha surgido en la
primera quincena de Octubre a través de un consejo de antiguos jefes de estado
y líderes gubernamentales que han pedido a la Unión Europea para que pongan en
marcha unas unidades nacionales de vigilancia para controlar a los ciudadanos de
los 27 miembros de la unión, sospechosos de “intolerancia”. No es una broma. El
llamado Consejo Europeo sobre la Tolerancia y la Reconciliación (CETR), que es
un “perro guardián de la tolerancia”, ha puesto en marcha bajo el liderazgo del
antiguo presidente polaco Alexander Kwasniewski y de Mosher Kantor, Presidente
del Congreso Europeo Judío, una llamada para la puesta en marcha de cuerpos de
vigilancia gubernamentales, para controlar directamente el comportamiento
“intolerante” de ciudadanos identificados y grupos.
Este
consejo que también incluye a los antiguos presidentes de la República Checa,
Eslovenia, Albania, Letonia y Chipre, además de antiguos primeros ministros de
España y Suecia, hizo la propuesta en un informe que se entregó con un discurso
de 45’ ante el Comité del Parlamento Europeo de las Libertades Civiles. Y lo
importante que se subrayó en ese discurso fue que estas “unidades especiales
administrativas, deberían operar preferiblemente desde el Ministerio de
Justicia” Y como recochineo, se dijo como paradoja “No hay necesidad de ser
tolerantes con los intolerantes, cuando se trata de la libertad de expresión” ¿Quien
es intolerante aquí?
El
CETR denominó a su propuesta “Estructura del Estatuto Nacional para la
Promoción de la Tolerancia” y se presentó como parte del trabajo de la Unión
Europea hacia una nueva “Directiva del Tratamiento de la Igualdad” y publicada
bajo el título “Propuesta para un Consejo Directivo para la implementación del
principio para el trato igualitario entre las personas al margen de su religión
o creencias, minusvalía, edad u orientación sexual”. Y no es todo. A este
respecto el “Observatorio de la Dignidad Europea”, un perro guardián de los
derechos civiles (¿y para cuando los deberes?...), ha advertido que esta
directiva “trata de imponer el control gubernamental sobre el comportamiento
social y económico de los ciudadanos en el sentido más amplio posible”
En
una crítica mordaz, el grupo dice que los principios básicos de esa Estructura
que plantea el CETR es defectuosa y que “interfiere de forma sin precedentes
con la libertad y los derechos de los ciudadanos y que por lo tanto
distorsiona los conceptos de justicia e igualdad” De todas formas no nos fiemos
de “Observatorio de la Dignidad Europea”, ya que al final la subvención la
recibe de Bruselas y por lo tanto ellos mismos crean a su enemigo para
controlar ambas partes... este observatorio dice que a “través de una prueba
inversa, esto anima a los litigios frívolos y llevará al control público
institucionalizado”. Es decir a la opinión privada y el pensamiento, dicen.
La
Estructura que plantea el CETR pide poner fuera de la ley el “libelo”, que
define como “comentarios difamatorios hechos en público o contra un grupo... o
sus miembros, con el objetivo de instigar a la violencia, calumniando al grupo,
llevándolo al ridículo o imputándole acusaciones falsas” Y atención, añade que
el “libelo” puede aparecer en otro momento histórico o lugar. Es decir, no se
podrá hablar de judíos por ejemplo y sobre su historia durante la II Guerra
Mundial. Habrá que ceñirse a la historia y dogma oficial para no incurrir en
delito. También estarán sujetas a penas criminales los llamados “crímenes del
odio”, que incluirán no sólo “incitación a la violencia o aprobación de
ideología totalitaria, xenofobia o anti-semitismo”.
“Los
miembros de grupos vulnerables” añade “recibirán una protección especial”
además de las protecciones legales que ya disfrutan por parte de sus gobiernos.
Esta “protección especial puede implicar un trato preferencial, para esas
personas o grupos identificados como vulnerables”. Esta estructura del CETR
confía en realizar “acciones concretas para combatir la intolerancia, en
particular con el objetivos de eliminar el racismo, discriminación étnica,
intolerancia religiosa, ideologías totalitarias, anti-semitismo, anti-feminismo
y homofobia”. Casi nada...
El
documento propone no sólo poner fuera de la ley lo que definen como
“intolerancia” de los gobiernos, sino también del ciudadano individual. Dicen
que “Es importante presionar de que la tolerancia deber ser practicada no sólo
por los gobiernos, sino también por los individuos”. Y sigue “la garantía de
tolerancia debe ser entendida no sólo como una relación vertical
(gobierno-individuos), sino también como una relación horizontal (grupo a grupo
y persona a persona). Y rematan “es obligación del gobierno asegurar que la
intolerancia no se practica ni en las relaciones verticales, ni horizontales”
Sophia
Kuby, portavoz del “Observatorio de la Dignidad Europea”, dijo que la
Estructura propuesta “traiciona la esencial mentalidad totalitaria de algunos
elementos dentro del aparato de la Unión Europea. Si el documento se adopta por
el Parlamento Europeo, conducirá a situaciones en las cuales una acusación vaga
o sin garantías podrán darse contra personas o grupos” Y sigue la señora Kuby
“Grupos de una fe particular y escuelas ligadas a una religión particular o
incluso padres que quieren enseñar a sus hijos ciertos valores morales, estarán
todos bajo sospecha de ser intolerantes”
Como
ya he dicho muchas veces, hay que salirse de esta locura que es la Unión
Europea. No podemos estar en manos de personas que necesitan asistencia
profesional urgente. Además ¿qué hace un judío como Mosher Kantor en este
asunto europeo solicitando cómo controlarnos? Creo que podría aplicar todo esto
en Israel, donde se pasan por el forro todos estos principios.
Ya
lo decía Voltaire "Para aprender quién gobierna sobre ti, simplemente
encuentra a quién tú no estás autorizado para criticar"...
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