lunes, 8 de diciembre de 2014

LAS REVOLUCIONES COMUNISTAS, SU INFLUENCIA Y SU SECRETO 2/4 (Editado originalmente el 13/5/2014)

La revolución comunista fue extendiéndose por Europa de forma incontenible, aprovechando la debacle de la I Guerra Mundial y la debilidad de pueblos y gobiernos que tenían otras prioridades en aquel momento. Este fue el caso de Alemania, uno de los objetivos prioritarios del proletariado comunista y los judíos al frente del mismo. Y empezó en el momento en que la sociedad y el orden económico alemán comenzaban a caer tras el reciente final de la Gran Guerra. En aquel momento los trabajadores, incluyendo a muchos soldados y marineros de la armada comenzaron a cuestionarse su patriotismo y el enorme esfuerzo dedicado a la guerra perdida. Una sensación de frustración iba en aumento en el ejército, aunque también en las fábricas y entre los agricultores. Esta sensación de rebelión fue alentada y promovida por lo provocadores revolucionarios comunistas que, en la mayoría de los casos y como en otros lugares, eran judíos.

Pero veamos un poco de historia que complementa y confirma esto que digo. Desde el principio de la guerra, Inglaterra impuso un bloqueo naval a Alemania, impidiendo la entrada de alimentos y otros productos de primera necesidad que Alemania importaba en aquella época. En 1916 el pueblo alemán comenzó a sufrir hambre e inanición causando la muerte de un millón de personas y un gran sufrimiento a varios millones más.

El 30 de Octubre de 1918, el Alto Mando Alemán emitió una orden para un asalto naval a la desesperada, romper el bloqueo británico y acabar con ese sufrimiento y muerte injusta por hambre. Fue una decisión independiente no suscrita por el gobierno y fue la chispa que puso en marcha la revolución en Alemania. Los marineros de la base de Kiel en el norte, fueron cada vez más rebeldes contra el gobierno y el Alto Mando, instigados por los agitadores comunistas, creyendo que ese ataque sería suicida ante la potente flota británica. No estaban dispuestos a dar sus vidas en un ataque como ese y casi se llegó al motín contra sus oficiales. Cerca de mil de esos marineros fueron arrestados, pero cuatro días después los trabajadores de Kiel, dirigidos por comunistas judíos, fueron a rescatarlos. Se montó una huelga general y una demostración masiva logrando liberar a los marineros.

Tras este éxito, dos mil trabajadores armados y marineros se dirigieron al ayuntamiento de la ciudad, lo ocuparon y establecieron el “Consejo de Trabajadores y Marinero” o “Soviet”, que es la traducción de “Consejo” en ruso, y tomaron el control de la ciudad. ¡La revolución en Alemania había empezado! Desde Kiel, el “Consejo de Trabajadores y Marineros” inspirado en la revolución rusa e instigado por los judíos que estaban en estrecha comunicación con los de la Unión Soviética, se expandió rápidamente por Alemania. En el Valle del Ruhr, el corazón industrial del país, sus fábricas, ciudades e incluso unidades armadas del ejército cayeron bajo el control de los “Consejos”. El 7 de Noviembre, la revolución llegó a Berlín. Huelgas y marchas en la capital culminaron en una masiva demostración fuera del Reichstag el 9 de Noviembre. Lo dirigentes gubernamentales estaban horrorizados del alcance y la fuerza del movimiento revolucionario y comenzó el pánico. El Kaiser vio finalmente que no había esperanzas en esa situación y bajo la presión de los políticos izquierdistas, abdicó yendo hasta la frontera con Holanda, país en el que empezó su exilio forzado. Los políticos que se veían en peligro buscaron la ayuda del SPD (Partido Socialdemócrata) para que les salvase de las masas en rebelión. Era el partido más grande que parecía representar a los trabajadores.

Con la intención de aplacar a las masas, el SPD a través de su líder Phillip Scheidemann, declaró el 9 de Noviembre de 1918 la creación de la “República Alemana” para reemplazar a la vieja monarquía. El 10 de Noviembre se estableció un “Gobierno Provisional” de varios grupos socialistas, nominalmente similar a los “Consejos”. Evidentemente, esto creo una situación muy inestable, donde los “Consejos” comunistas y los radicales crearon conflictos continuos con los demás. 

El USDP (Partido Independiente Socialdemocrático) de extrema izquierda, era dirigido por dos judíos Hugo Hasse (nombre verdadero Allenstein) y Karl Kautsky. Era una coalición de grupos de izquierdas, que incluía a los comunistas. El USDP pronto se disolvió en desbandada, con un grupo extremista de izquierdas conocido como los Espartaquistas que formaron el Partido Comunista, mientras que los más moderados se unieron el SPD. El grupo Espartaquista, era dirigido por los judíos Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, que recibían el dinero desde el “Komitern” en la Unión Soviética. Los Espartaquistas representaban la vanguardia de la revolución, especialmente en Berlín.

Hallaron el soporte de la clase trabajadora urbana, pero la gran mayoría del pueblo alemán entre ellos la clase media y alta y los granjeros, no tenían simpatías por los socialistas de cualquier tipo y estaba totalmente en contra de los comunistas. La inestabilidad política de Alemania provocó que la vieja estructura política comenzase a caer en todo el país. El 7 de Noviembre de 1918, la vieja monarquía Wittlesbach con más de 700 años de antigüedad cayó en Baviera, tras lo cual Bavaria fue declarada “Estado Libre” por el judío comunista Kurt Eisner del USDP. Eisner se convirtió en Ministro-Presidente de Baviera. Pero el 21 de Febrero de 1919 fue asesinado por un patriota alemán, el conde Anton von Arco auf Valley, que dijo de Eisner “Eisner es un bolchevique, un judío; no es un alemán, no se siente alemán, subvierte cualquier pensamiento patriótico y sentimiento. Es un traidor a esta tierra”.

El asesinato de Eisner hizo héroe al conde a ojos de muchísimos bávaros, aunque no detuvo al comunismo. Tras el asesinato de Eisner, los comunistas y anarquistas tomaron el poder en Baviera y declarando el 16 de Abril de 1919 que Baviera era una “República Soviética”. Sin embargo, se vino abajo muy pronto por la ineptitud de sus líderes... Pero otro judío comunista, Eugene Levine, estaba a la espera y se convirtió en el nuevo líder del gobierno soviético. Levine llevó a cabo las típicas acciones comunistas como la expropiación de apartamentos de lujo y dándoselos a los mendigos, o el control absoluto y propiedad de fábricas para los trabajadores. Levine organizó su propio ejército llamado “Ejército Rojo” (¿de qué otra manera podía llamarse...?) y similar al de la Unión Soviética. Hordas de trabajadores se unieron al nuevo ejército rojo hasta que su número llegó a los 20.000. Los “Guardias Rojos” comenzaron a detener a los sospechosos “contra-revolucionarios”, es decir a los que se oponían a esta situación siendo ejecutados. Entre los ejecutados estaba el Príncipe Gustav von Thurn und Taxis y la Condesa Hella von Westarp. Este terror era una imitación del soviético y del húngaro.

Pero antes de que este terror despegase totalmente, fue aplastado por fuerzas de derecha y patriotas. El 3 de Mayo de 1919 una fuerza de 9.000 soldados alemanes, operando independientemente del gobierno, combinados con unidades de los “Freikorps” y totalizando unos 30.000 hombres, entraron en Munich y rápidamente acabaron con la “República Socialista Soviética de Bavaria”. Murieron unos 1000 hombres del “Ejército Rojo” y unos 700 “socios” de la república soviética fueron ejecutados por los “Freikorps”, incluyendo al mismo Levine. Los “Freikorps” salvaron a Baviera. Y ¿mientras tanto qué pasaba en Berlín?

El 5 de Enero de 1919 se produjo el “Levantamiento Espartaquista” en Berlín, dirigido por los judíos Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. Formaron unidades paramilitares que llamaron “Ejército Rojo” (muy creativos...) y lo formaban bandas de trabajadores revolucionarios sin experiencia militar. Los encuentros entre la policía y los espartaquistas llenaron de sangre las calles de Berlín.

El gobierno se trasladó a Weimar debido a los combates callejeros. Se enviaron a los “Freikorps” para acabar con los comunistas y rápidamente aquello parecía una guerra civil. También en otras ciudades alemanas se produjeron choques entre la policía y los “Freikorps” contra los comunistas. Los comunistas, como era habitual, comenzaron a asesinar a políticos, funcionarios y militares. también llevaron a cabo numerosas huelgas con el objetivo de causar el máximo daño posible a la débil economía alemana. La aristocracia abdicó y se fue al exilio. Pero los no entrenados comunistas no fueron rival para el ejército y los “Freikorps” disciplinados, por lo que la rebelión pronto se vino abajo. No hubo piedad para los comunistas. Cayeron a miles y los propios cabecillas Luxemburg y Liebknecht, fueron ejecutados por los “Freikorps”. El movimiento comunista se vino abajo y la revolución acabó en Agosto de 1919, con el inicio de la República de Weimar, con Friedrich Ebert al mando del SPD.

Hay que dejar claro que todos estos movimientos revolucionarios en Alemania no fueron derrotados por el gobierno, sino por grupos independientes paramilitares de alemanes patriotas conocidos como “Freikorps” y surgieron como reacción a la amenaza comunista y estaba formados por ex-soldados que habían regresado del frente. Estaban organizados y eran disciplinados a diferencia de sus oponentes comunistas.

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