Es importante ser conscientes de lo importantes que han sido para nuestra
vida social, política, económica y laboral en occidente y otros lugares,
las diferentes revoluciones comunistas que ha habido. Iremos viendo las más
importantes como continuación a los últimos artículos sobre la I Guerra Mundial
y sus consecuencias. Es evidente que hemos de empezar por la Revolución Rusa o
más apropiadamente la Revolución Bolchevique, que fue como un seísmo por el
impacto que causó.
Creo que desde la Revolución Francesa, nada ha habido a esa escala y de
hecho guarda muchas similitudes con lo que pasó en Francia. Ese conflicto
revolucionario no fue solamente en Rusia ya que pronto se trasladó sobre toda
Europa. Hemos de tener en cuenta que Europa estaba al borde del colapso
económico y político como consecuencia del final de la I Guerra Mundial, ello
ayudó a que los sentimientos revolucionarios empezasen socialmente al mismo
tiempo y en muchos lugares distintos. Las viejas monarquías y
aristocracia desaparecieron y algo comenzaba a ocupar su lugar, aunque no era
claro todavía. Los contendientes del momento parecía ser una forma de
democracia representativa y una forma de socialismo, en cuyo extremo se situaba
el comunismo bolchevique que acababa de ganar el control sobre Rusia. Las
clases bajas en Europa sentían atracción por el comunismo ya que les prometía
el control y el poder, pero causaba temor en las clases medias y altas que
estaban dispuestas a suprimirlo y prevenir su expansión en Europa.
A pesar de que Lenin y Trotsky tenían el control absoluto en Rusia, no se
sentían del todo seguros. Creían que hasta que la revolución comunista no se
extendiese por Europa, podían ser arrollados y aplastados por el poder militar
capitalista. Para ello fue creada la “Internacional Comunista” o “Komitern” que
fue apoyado económicamente por el gobierno en Rusia y apoyado por los bancos de
capital judío de USA y Europa. El objetivo del “Komitern” era fomentar el
comunismo y su revolución en toda Europa para derribar los regímenes
tradicionales, que serían reemplazados por Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El partido comunista más grande y principal miembro del “Komitern” fuera de
Rusia, estaba en Alemania, del cual un significativo 78% de sus miembros eran
judíos. Una red de partidos comunistas se formó en cada país europeo, con
cuartel general en Moscú con la intención de controlar toda Europa y más tarde
todo el mundo. En cada partido los judíos dominaban y eran la mayoría de sus
miembros y respondían ante los judíos bolcheviques que dominaban Rusia. Ante
esto, creo que quedaba clara la titánica lucha que se avecinaba para determinar
el futuro social, económico y cultural de Europa. Por un lado, los judíos bajo
la bandera del comunismo y en el otro la civilización cristiana occidental
tradicional.
La primera nación fuera de Rusia en caer bajo las garras del
comunismo fue Hungría. Veamos someramente qué pasó.
Como resultado de la I Guerra Mundial, el antiguo imperio austro-húngaro se
había disuelto en total desorden. Los judíos bolcheviques, financiados y
controlados por el “Komitern” de la Unión Soviética, se aprovecharon del caos
reinante en Hungría. Contaron con la ayuda de la población judía húngara, que
casi todos eran comunistas o simpatizantes, y lograron derribar el
gobierno en Marzo de 1919. Impusieron un régimen de terror sobre Hungría que
duró hasta el 12 de Agosto de 1919 bajo el liderazgo del judío Bela Kuhn
(nombre real Moritz Cohen), que era un nativo húngaro pero agente de Lenin.
Kuhn fue soldado húngaro durante la guerra, siendo capturado por los rusos.
Tras el triunfo de los bolcheviques en Rusia y debido a que era judío, fue
liberado y se convirtió en miembro de la “Cheka”. Fue enviado a Ucrania donde
participó en el asesinato de cientos de miles de cristianos ucranianos. Kuhn
fue entonces seleccionado para ser un agente bolchevique en la propia Hungría.
El nuevo régimen bolchevique en Hungría bajo Kuhn era judío hasta el último
de sus miembros. Entre los nuevos dirigentes podemos encontrar a Otto Korvin
(Kline), Bela Szanto, Tibor Szamuely, Jeno Varga, Jozseph Pogany (Joseph
Swartz), Jeno Landler, Georg Lukacs (que huyó y formó parte de la Escuela de
Frankfurt, de la que ya he hablado en otros artículos) y Jeno Hamburger.
Hungría fue dividida en distritos y los judíos fueron nombrados como comisarios
de cada distrito. Muchos de ellos eran matones del peor tipo. Uno había sido
portero en una sinagoga y ahora comisario de distrito. Escuadrones preparados
al efecto comenzaron a expandir el “Terror Rojo”, copiando lo que estaba
pasando en ese momento en la Unión Soviética. Se nacionalizó toda la propiedad
privada, toda la industria, se expropió el grano de los campesinos a la fuerza
y fueron concentrados en granjas colectivas.
El ejército y la policía fueron eliminados y sustituidos por los nuevos
escuadrones de “Terror Rojo” formados por judíos. Éstos empezaron un reinado de
terror contra los sacerdotes cristianos quemando iglesias y matándolos en toda
Hungría. Propietarios de terrenos y sus familias así como otros burgueses
fueron llevados en camiones de ganado y asesinados a miles. Las violaciones se
convirtieron en algo endémico. Los escuadrones llegaban a las casas privadas de
la clase alta y violaban en grupos a las mujeres, casadas o no, convirtiéndolas
en esclavas sexuales. La que se resistía era asesinada allí mismo.
Ese terror bolchevique puede entenderse por la siguiente orden a sus
escuadrones, dada por uno de los comisarios de distrito “No desfallezcáis por
la visión de la sangre ya que nada puede conseguirse sin ella. Sin sangre no
hay terror y sin terror no puede haber la dictadura del proletariado”. Este
párrafo se puede leer en el libro del conde Paul Teleki, antiguo primer ministro
de Hungría, “The Evolution of Hungary and its Place in European History”. Los
bolcheviques abolieron el derecho a un juicio y el derecho a la defensa. La
acusación de “contra-revolucionario” quería decir la muerte al instante. La
tiranía judía estaba causando una venganza terrible entre los cristianos en
Hungría. Esos pocos meses de locura comunista costaron más de 200.000 muertos.
Kuhn utilizó los métodos habituales de la propaganda judío-bolchevique para
destruir la santidad de la religión, el patriotismo y la moralidad con el
objetivo de socavar la cultura húngara. La moralidad conservadora cristiana del
pueblo húngaro fue ridiculizado, mientras la corrupción y la pornografía eran
permitidas sin problemas. El judío Georg Lukacs fue el encargado de todo este
apartado y de la educación también, donde se ridiculizaba a los maestros y se
introducía una educación sexual totalmente depravada entre los niños.
Pero todo tiene su final y en caso húngaro también. El vicealmirante Miklos
Horthy formó un Ejército Nacional para combatir a los bolcheviques que
dominaban el país. En respuesta el “Terror Rojo”, Horthy lanzó su campaña de
“Terror Blanco”. Con la ayuda del ejército rumano, Horthy logró derrocar a Kuhn
el 1 de Agosto de 1919 y formar un gobierno del partido Social Demócrata que él
dirigía.
La brutalidad de los judíos contra el pueblo húngaro levantó una virulenta
ola de anti-semitismo y una masacre de judíos tal como fueron expulsados del
gobierno. Eran el 5% de la población, pero dominaban más de la mitad de todo el
comercio nacional, la banca y las profesiones liberales. Dominaban totalmente
el negocio del cine y el teatro y la gran mayoría de periódicos. En 1939 el
gobierno húngaro redacto un ley anti-judía por la cual se restringía la
participación judía en negocios a un 12% y un 6% en las profesiones liberales.
También les fue prohibido a los judíos trabajar en oficinas públicas y tener
puestos directivos o de propiedad en periódicos, teatro o cine.
Bela Kuhn recibió el premio a los servicios prestados al proletariado tras
huir de Hungría a la Unión Soviética, siendo juzgado y ajusticiado en 1938
durante los famosos “Juicios de Moscú”.
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