lunes, 8 de diciembre de 2014

LA UNIÓN SOVIÉTICA Y SUS TROPAS CAPTURADAS 1/3 (Editado originalmente el 30/6/2014)

Al hilo de la Operación Barbarrosa sobre la que ya he escrito varios artículos y los últimos en esta semana pasada, me gustaría tocar un tema no demasiado explicado o incluso ignorado por historiadores oficiales que pasan de puntillas ante la maldad del régimen comunista. Ya sabemos en manos de quién están nuestras universidades públicas...
Para entrar en el tema, me gustaría citar una película “Enemigo a las Puertas”, que trata sobre el duelo entre el francotirador soviético Vasili Zaitzev y su enemigo alemán que trata de acabar con él durante la batalla de Stalingrado. La película tiene los típicos guiños pro-soviéticos habituales de los admiradores de ese régimen nefasto, es manipuladora, etc., pero una de las escenas iniciales en la que los desgraciados soldados soviéticos cargan contra una línea de defensa alemana en la ciudad, se ve claramente en qué condiciones combatían esos pobres diablos, como los abatían y si se retiraban les esperaban las ametralladoras de los comisarios políticos comunistas que les disparaban sin piedad. Ello da que pensar y cuando investigas ves que eso era algo bastante común y no solamente durante la guerra, sino también después de la misma con aquellos soldados que fueron hechos prisioneros por los alemanes. Su destino al regresar a la URSS fue trágico y brutal.

Sin embargo el cautiverio de esos soldados en campos alemanes, al margen de la dureza o no de los mismos, se vio agravada por la desconsideración de Stalin por esos hombres que él consideraba ya contaminados por la “bestia fascista”. Estaban condenados por el mismo que los mandó a morir al frente. Pensemos que en los primeros 18 meses de campaña en el este, unos tres millones de soldados soviéticos fueron hechos prisioneros. Al final de la guerra, cuatro años después, se calcula que unos cinco millones de soldados enemigos habían sido capturados. Muchos de ellos murieron durante su cautiverio. Siempre he creído que la razón de tan alta mortandad fue la propia naturaleza de la guerra URSS-Alemania y sobre todo de Junio de 1941 a Junio de 1942, cuando un gran número de prisioneros cayeron en manos alemanas y no pudieron ser acomodados adecuadamente. Sin embargo, según el periodista ruso Yuri Teplyakov explica que el destino terrible de esos pobres soldados capturados fue debida a la inflexible y cruel política del dictador Stalin. Durante la guerra, los alemanes hicieron repetidos esfuerzos a través de países neutrales y el Comité Internacional de la Cruz Roja, para lograr un acuerdo sobre el trato a los prisioneros tanto de la URSS, como de la propia Alemania.

Y como explica el historiador británico Robert Conquest en su libro “Stalin: Breaker of Nations” los soviéticos de forma inflexible renunciaron a cooperar. Conquest dice textualmente “Cuando los alemanes se acercaron a los soviéticos, a través de Suecia, para negociar el cumplimiento de las normativas de la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra, Stalin los rechazó. Los soldados soviéticos en manos alemanas estaban totalmente desprotegidos. Millones de ellos murieron en cautividad, por malnutrición o maltrato. Si Stalin se hubiese adherido a la Convención, de la que la Unión Soviética no era parte, ¿se hubiesen comportado mejor los alemanes? A juzgar por el trato de otros “eslavos sub-humanos” prisioneros de guerra, como los polacos, incluso después de rendirse en 1944 durante el Levantamiento de Varsovia, la respuesta parece ser sí. Lo que sí sabemos es el trato que Stalin dispensó a sus prisioneros polacos en Katyn y en otros lugares...

Otro historiador ruso, Nikolai Tolstoy, afirma en su libro “The Secret Betrayal” que “El mismo Hitler urgió a la Cruz Roja la inspección de campos alemanes con prisioneros de guerra soviéticos. Pero una llamada a Stalin para que los prisioneros soviéticos recibieran correo, recibió una respuesta que remachó el asunto: No hay prisioneros de guerra soviéticos. El soldado soviético lucha hasta la muerte. Si escoge ser un prisionero, está excluido automáticamente de la comunidad rusa. Nosotros no estamos interesados en un servicio postal sólo para alemanes”.

En este punto y ante la actitud soviética, los líderes alemanes consideraron el tratar a los prisioneros soviéticos no mejor que los líderes comunistas estaban tratando a los soldados alemanes capturados. Como podemos imaginar el trato comunista a los prisioneros alemanes era brutal. De una estimación de tres millones de soldados alemanes que cayeron en manos soviéticas, más de dos millones murieron en cautividad. De los 91.000 soldados capturados en Stalingrado, sólo regresaron a Alemania 6.000.

Como Teplyakov también explica, la liberación del Ejército Rojo de los prisioneros soviéticos en manos alemanas, no acabó con el sufrimiento de esos desgraciados. No ha sido hasta hace poco en los documentos censurados van saliendo a la luz y que muchos ahora pueden hablar, en que se empieza a conocer el trato dado por Stalin a sus soldados prisioneros. 

Por ello, ante la pregunta “¿Cual es la cosa peor sobre la guerra?” El Mariscal Ivan Bagramyan, tres veces héroe de la Unión Soviética, también Alexander Pokryshkin y el soldado Nikolai Romanov, responden sin dudar “Cautividad”. Fue una tragedia que afectó a millones de hombres y que aparecía en una líneas de las Regulaciones del Servicio Interno del Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos “Un soldado soviético no debe ser hecho prisionero contra su voluntad. Y si lo ha sido, es un traidor a la Madre Patria” Y la pregunta surge ¿Y cuantos de ellos fueron esos “traidores”?

El coronel Ivan Yaroshenko, que fue Diputado en Jefe de los Archivos Centrales del Ministerio de Defensa de la URSS, en Podolsk cerca de Moscú, lo deja claro “Hubo 32 millones de personas que fueron soldados y 5.734.528 fueron capturados por el enemigo”. La Unión Soviética sufrió enormes pérdidas en términos de prisioneros en las siguientes batallas según esos archivos:

Agosto 1941 Belostok-Minsk: 323.000
Agosto 1941 Uman: 103.000
Agosto 1941 Smolensk-Roslav: 348.000
Agosto 1941 Gomel: 30.000
Septiembre 1941 Demyansk: 35.000
Septiembre 1941 Kiev: 665.000
Septiembre 1941 Luga-Leningrado: 20.000
Octubre 1941 Melitopol: 100.000
Octubre 1941 Vyazma: 662.000
Noviembre 1941 Kerch: 100.000
Mayo 1942 Izyum-Jarkov: 207.000
¡Incluso en Febrero de 1945 se hicieron prisioneros en Hungría 100.000 soldados del Ejército Rojo!

Los archivos de Podolsk sostienen que hubo 2.5 millones de soldados “desaparecidos en combate”. Los expertos sostienen que dos millones de ellos todavía yacen en los bosques y pantanos de Rusia. Y otros 200.000 pueden ser añadidos a las listas del archivo citado ya aún se reciben cartas desde Australia o los USA de antiguos soldados explicando que fueron hechos prisioneros, pero que lograron escapar. Esos fueron afortunados ya que sobrevivieron. Las estadísticas alemanas son muy claras: 280.000 prisioneros murieron en los campos y 1.030.157 fueron ejecutados cuando trataban de escapar, o murieron en fábricas o minas en Alemania.

Y es curioso cuando se comparan estas cifras con las de prisioneros americanos o británicos en manos alemanas. Por ejemplo, hubo un total de 235.473 británicos y americanos capturados, de los cuales 8.348 murieron. Ante esto ¿Eran los rusos más débiles? Difícilmente. Pero está claro que la mitad de los prisioneros soviéticos se hubiesen salvado si Stalin no los hubiera abandonado tratándolos de traidores y rechazando enviarles paquetes de comida a través de la Cruz Roja Internacional. Sin duda es discutible cuantos habrían sobrevivido, pero es un hecho que se dejó a esos hombres a su suerte. La Unión Soviética no firmó la Convención de Ginebra sobre el status legal de los prisioneros de guerra.

Ese rechazo a la firma era coherente con la naturaleza jesuítica de “Líder de los Pueblos”. Desde el punto de vista de Stalin, muchas de las condiciones de la Convención eran incompatibles con las instituciones morales y económicas que eran inherentes al “país más libre del mundo”... La Convención no garantizaba el derecho del prisionero de guerra como trabajador: bajos salarios, sin fiestas, horario no fijo, etc. En otras palabras, Stalin quería que el trato fuese más humano. Pero esa era pura hipocresía para rechazar la Convención. ¿Cuantos de los millones de prisioneros de los Gulags soviéticos disfrutaron de las condiciones que exigía Stalin a la Convención?: exacto, ninguno. ¿Qué garantías existían o tenían y cuantos días de fiesta?: exacto, ninguno.

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