lunes, 8 de diciembre de 2014

EL PACTO RUSO-ALEMÁN, LA ECONOMÍA Y LA "TIERRA QUEMADA" 1/4 (Editado originalmente el 10/7/2014)


Sigo con estos artículos sobre la guerra soviético-alemana. Creo que hay muchos capítulos por descubrir y sacar a la luz. Los medios del sistema están callados y “si no sale por la tele, no existe”. Esa es la máxima de la élite que gobierna y que pensemos poco o nada (mejor). Y dentro de este capítulo hay una parte importante que es la variante económica del conflicto gigantesco que hubo en las interminables estepas rusas. La política de “Tierra Quemada” iniciada por los rusos en su retirada ante el empuje alemán, tiene esta connotación económica medible de muchas maneras: económica, militar, demográfica, etc.

Pero veamos la historia y los hechos. El Tratado de No Agresión entre la Unión Soviética y Alemania, o Pacto Molotov-Ribbentrop, firmado el 23 de Agosto de 1939 en Moscú, daba lugar a las siguientes divisiones territoriales como consecuencia del mismo: Estonia y Letonia caerían en la esfera soviética, mientras que Lituania lo sería en la alemana. 

Desde Lituania habría una línea de demarcación que iría hacia Prusia del este y de allí por los ríos Narev, Vístula y San hacia los Cárpatos. Tras la caída de Polonia, el gobierno soviético inició inmediatamente una fuerte presión sobre Alemania con el objetivo de revisar el tratado que he mencionado. Para mantener la paz y evitar conflictos innecesarios, Hitler acordó un segundo tratado llamado Acuerdo de Fronteras y Amistad del 28 de Septiembre de 1939, por el cual Alemania retiraría su interés sobre gran parte de Lituania, a cambio de un área entre los ríos Vístula y Bug, con una población de 3.5 millones de personas, incluyendo unos 300.000 judíos.

Esta zona que Hitler solicitaba a cambio, fue ocupada por los soviéticos durante unos pocos días. Pero antes de retirarse, el Ejército Rojo robó todas las provisiones de alimentos, animales de granja y ganado. Como resultado, los alemanes tuvieron que llevar cantidades enormes de comida para evitar la muerte por hambre de los campesinos y la población rural. Creo que esto tenía que haber sido un aviso y una lección para los alemanes, pero no lo fue. Tenían que haber sido conscientes de a quien tenían delante y con quien podría enfrentarse un día.

Mientras Alemania estaba enzarzada en la campaña en el oeste desde el 10 de Mayo hasta el 24 de Junio de 1940, La Unión Soviética ocupó todo el territorio de Lituania entre el 16 y 22 de Junio, siguiendo el ultimátum del 15 de Junio, es decir incluyendo incluso la porción que quedaba bajo la esfera alemana de interés según el tratado. Esta ocupación, no sólo constituyó una gruesa violación de los tratados soviético-alemanes, sino también del Tratado de Asistencia Mutua Soviético-Lituana, del 10 de Octubre de 1939. El gobierno alemán no fue consultado ni informado de está acción soviética, como estipulaba el tratado. La región de Bukovina, perteneciente a Rumania, que estaba fuera de lo acordado de la esfera de intereses soviéticos, también fue ocupada por los comunistas, a pesar de que en este caso los soviéticos presionaron a los alemanes para que diesen su “consentimiento” en un plazo cortísimo de 24 horas, antes de la ocupación. Prácticamente una política de “hechos consumados”.

Me gusta explicar esto ya que no está en la corriente histórica oficial, no suele hablarse de ello o se cita muy de pasada sin la menor importancia y desde luego, la tuvo. Estos movimientos comunistas demuestran la determinación por la cual Rusia eliminaba las ventajas estratégicas alemanas, mientras incrementaba las suyas. También demuestran que Alemania no tenía objetivos militares definidos contra la Unión Soviética, ya que de otra forma no se puede entender y resulta inconcebible que le tolerasen a los rusos el usurparles la estratégica y valiosa Lituania que era la puerta natural hacia Leningrado y Moscú.

Frente al masivo incremento y amenaza de la potencia militar soviética en toda la línea de demarcación resultante del tratado germano-soviético y las demandas de ampliación y concesiones geográficas, Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de Junio de 1941. Los soviéticos comenzaron a ejecutar a los prisioneros de guerra alemanes capturados tras un corto interrogatorio. Existen numerosas órdenes que acreditan lo que digo. El Militärgeschichtliche Forschungsamt (Instituto de Investigación Histórica Militar), que no es conocido por su apoyo pro-alemán, indica que el porcentaje de los soldados alemanes capturados que murieron en cautividad entre los años 1941/42 y está en el 90 a 95%.

Además de esta política con los prisioneros alemanes, a los pocos días de comenzar las hostilidades, el Comité Central del Kremlin redactó órdenes al efecto de que sólo se debía dejar al enemigo “tierra quemada”. Cualquier cosa de valor se ordenó que se destruyese, sin tener en cuenta las necesidades de la población civil que quedase atrás. Con este objetivo, se enviaron para su realización batallones especiales de demolición. El instituto alemán que he citado antes comenta que “Desde muy al principio de la guerra, Stalin y los líderes de la URSS mostraron con esas medidas que el conflicto armado con Alemania era de un carácter totalmente diferente que las históricas “guerras nacionales europeas”.

Las medidas tomadas por la URSS entre 1940 y 1942 trataban no sólo del esfuerzo de guerra soviético, sino dañar al enemigo alemán incluso al coste de muchas pérdidas humanas entre la población civil soviética. La estrategia de “tierra quemada” incluía la deportación de millones de hombres, mujeres y niños, la reubicación y re-establecimiento de miles de fábricas, la retirada de prácticamente todos los trenes, la eliminación de los depósitos de materia prima, llevarse toda la maquinaria agrícola, ganado y grano, la destrucción sistemática, incendio y explosión de incontables infraestructuras, almacenes de todo tipo, fábricas, minas, áreas residenciales, edificios públicos, archivos públicos e incluso monumentos culturales. También incluía la hambruna intencional de la población civil que quedaba tras la ocupación alemana, para que fuese un problema añadido al avance alemán.

Fue básicamente una política que, sin escrúpulos, utilizó a la población civil como peones estratégicos. La extensión y tiempo de esta acción está confirmada por muchas fuentes por lo que no hay diferencias de opiniones. Está muy clara. Lo que resulta extraño es lo escasamente conocido o publicado en trabajos y libros. Hasta ahora, esta política no ha sido analizada en la importancia que tiene y merece un trabajo con lupa para identificar la parte responsable del conflicto, ni que haya apreciado las dificultades alemanas en seguir la lucha por líneas establecidas y civilizadas, en vez de citar sólo las reclamaciones de la brutalidad alemana en Rusia, ni la potencialidad del presunto genocidio alemán sobre los judíos soviéticos o sobre los eslavos soviéticos.

Mucho antes del estallido de la guerra entre Alemania y la Unión Soviética, Stalin había empezado a prepararse para una futura guerra en Europa cuando empezó a desarrollar la industria pesada en los Urales y la Siberia Occidental. Todo esto ya se inició con el Primer Plan Quinquenal de 1928. Sus planes eran a largo plazo. A principios de los años 30, ya había anunciado su determinación de alcanzar a los países más avanzados militar e industrialmente hablando y todo ello no más allá de 1941, el mismo año que Stalin tenía previsto, según numerosas fuentes incluso rusas, atacar a Alemania.

Con la ayuda de miles de ingenieros y expertos de Europa y Norteamérica, el núcleo de la industria de armamentos soviética se instaló en la región donde Europa se encuentra con Asia. Millones de ciudadanos soviéticos fueron sacrificados sin piedad para lograr el objetivo de la supremacía militar soviética. La región industrial de los Urales fue cubierta de una tupida red de  centrales eléctricas y de energía. En 1940 esta zona casi despoblada, con solo el 1% del total de la población rusa, generaba 4 millones de KWh y permitía aumentarlo. Si lo comparamos con el territorio ocupado por los alemanes en Rusia, los llamados Territorios Ocupados del Este, no producían en conjunto más de 10 millones de KWh a pesar de que representaba más del 40% del total de población rusa. En otras palabras, en base a la renta per capita la disponibilidad de energía eléctrica en la región de los Urales era cuatro veces mayor.

En preparación al conflicto que se avecinaba, se levantaron nuevas fábricas en sustitución de las existentes a todo lo largo de los Urales del Sur y la Siberia Occidental con el objetivo de que se pudiese alojar rápidamente la maquinaria de los territorios que Alemania pudiese amenazar en esa guerra prevista. Se implantó una red de ferrocarril más allá de las necesidades de la escasa población de la zona, que se fue aumentado hasta justo el inicio de las hostilidades.

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