lunes, 8 de diciembre de 2014

EL PACTO RUSO-ALEMÁN, ECONOMÍA Y LA "TIERRA QUEMADA" 2/4 (Editado originalmente el 13/7/2014)


Tan pronto como el ejército alemán cruzó la frontera, los soviéticos pusieron en marcha su “Plan Económico de Movilización”. Este plan contemplaba la posibilidad de que el enemigo tuviese éxito en la ocupación de grandes áreas del país. Por este motivo, se detallaban planes muy precisos que mostraban la ubicación a la cual deberían ser trasladadas las fábricas desmanteladas y los pasos necesarios para su ejecución. Se tuvo en cuenta la relación individual de cada fábrica con las demás. Este plan tan elaborado y ejecutado incluía el desmantelamiento y la evacuación del equipo y personas entre 8 y 10 días antes de la retirada del Ejército Rojo, seguida de 24 horas de destrucción masiva llevada a cabo por los equipos de demolición justo antes de retirarse. Si hubiese sido necesario, las tropas soviéticas hubiesen defendido esos puntos hasta la muerte para que los equipos de demolición llevasen a cabo su trabajo.

Los destinos que se encontraron los sorprendidos alemanes apuntaban sin dudar hacia la región de los Urales, sobre todo en la zona comprendida entre Sverdlovsk, Molotov, Ufa, Chkalov y Magnitogorsk. Esta fue la región donde ya se habían construido las fábricas y producían armamento antes de la guerra y donde se reconstruyeron las fábricas desmontadas del oeste de la Unión Soviética. Justo en los tres primeros meses de la entrada alemana en la Unión Soviética, más de 1.360 grandes industrias y fábricas fueron transplantadas y todo el equipo trasladable de miles de granjas colectivas se llevaron hacia el lejano interior. Los deportados tuvieron que adaptarse en un tiempo increíblemente corto a su nueva ubicación. En sólo 3 a 4 semanas se habían montado de nuevo las fábricas y las empresas. Los trabajadores tenían horarios de 12 a 14 horas diarias, 7 días a la semana. En 4 a 5 meses la producción soviética había alcanzado los niveles previos a la guerra.

Se dice que la debacle soviética fue sólo posible porque millones de trabajadores cualificados, directivos, ingenieros y especialistas fueron llevados a esa zonas juntos a sus fábricas. Tan pronto como Febrero de 1940, la inteligencia alemana había señalado la sistemática deportación de los polacos, ucranianos y judíos del oeste de Ucrania. En Junio de 1940, hasta un millón de judíos refugiados de la Polonia ocupada por los alemanes junto a muchos cientos de miles de polacos, fueron deportados a Siberia. Luego, unas semanas antes del 22 de Junio de 1941 se deportaron en masa a los civiles que vivían a lo largo de la frontera con Alemania, Hungría y Rumania. Los soviéticos informados por sus propios espías, la inteligencia aliada y alemanes traidores, no perdieron el tiempo en llevarse a los civiles que eran imprescindibles en las fábricas de armamentos en los Urales.

Los historiadores soviéticos admitieron años atrás que la Unión Soviética tenía planes mucho antes de la guerra para poner todo el sistema ferroviario en pie de guerra rápidamente. El objetivo era prevenir que los alemanes pudiesen capturar todo el material estratégico ferroviario. El éxito en este punto fue total. A pesar del gran número de locomotoras, vagones y equipo de transporte en las zonas fronterizas y el despliegue de tropas y material de guerra del gigantesco Ejército Rojo preparado para atacar a Europa, la gran mayoría del material ferroviario se salvó a tiempo antes del preventivo ataque relámpago alemán del 22 de Junio. Durante las primeras 5 semanas, cuando el ejército alemán avanzó cientos de kilómetros hacia el interior de la Unión Soviética, sólo 577 locomotoras, 270 vagones de pasajeros y 21.947 vagones de transporte fueron capturados. En términos relativos estas cifras absolutas representaban el 2,8%, 0,8% y 2.5% respectivamente del total soviético...
 
Durante los primeros meses de la guerra (1939/1940), un millón de vagones cargados con equipo industrial, materias primas y personas salió desde la zona fronteriza. Podemos imaginarnos la escala de deportaciones forzadas, pero pensemos que antes de la guerra hasta 90 millones de personas vivían las zonas conquistadas por Alemania en la II Guerra Mundial.

Los soviéticos deportaron entre 25 y 30 millones de personas. Concentraron sus esfuerzos de deportación en grupos concretos. Frente a la población hostil  a los comunistas, preferían los habitantes de las ciudades a los campesinos, los preparados a los analfabetos, minorías educadas (judíos y rusos de Ucrania, La Rusia Blanca y los países Bálticos). Ya que habían iniciado su programa de deportaciones mucho antes del inicio de la guerra y debido a que las zonas fronterizas no eran zonas muy habitadas, las ciudades soviéticas que cayeron en manos alemanas al principio estaban muy despobladas, en algunos casos hasta el 90%, siendo el promedio sobre el 50%. Las ciudades mostraban porcentajes más altos de deportados si estaban en Ucrania o la Rusia Blanca más que en las Repúblicas Bálticas. Si estaban situadas cerca de la frontera occidental más que en las del este y si tenían minorías educadas también.

En resumen, la política de “tierra quemada” fue muy bien hecha por los soviéticos y de acuerdo a sus objetivos. Un enorme programa de armamentos iniciado 13 años antes de 1941 y mucho antes de que Hitler fuese visto como un candidato al liderazgo de Alemania. Se hicieron inversiones enormes en zonas casi despobladas para desarrollar el transporte, centrales eléctricas, redes de suministro e industria pesada. Lo que no hicieron fue una infraestructura social como casas, hospitales, etc, para acomodar los muchos millones de civiles deportados entre 1940 y 1941. Como resultado entre 15 y 20 millones de civiles murieron víctimas de epidemias, hambre, trabajo esclavo, falta de hogar, falta de ropa y el brutal invierno siberiano.

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