lunes, 8 de diciembre de 2014

EL PACTO RUSO-ALEMÁN, ECONOMÍA Y LA "TIERRA QUEMADA" 3/4 (Editado originalmente el 13/7/2014)

 La imagen ante las tropas alemanas que avanzaban era de desesperación. De la red ferroviaria sólo quedaban las vías. Los trenes habían desaparecido. Los depósitos de agua y centrales eléctricas estaban destruidas. Para organizar la producción de materia prima y gasolina esencial para la guerra, los alemanes crearon el llamado Cuerpo Económico Este. De todas maneras, la estrategia de “tierra quemada” forzó rápidamente al Cuerpo Económico Este a reactivar todas las instalaciones productivas de cualquier tipo. Incluso la producción de productos de consumo se incluyó en este programa, ya que la industria local era incapaz de volver a producir por sí misma por la política de desmantelamiento y deportación ejecutada por los soviets. De la energía original generada de 2,57 millones de KW en los territorios ocupados del este, que era aproximadamente una cuarta parte de la producción soviética antes de la guerra, sólo quedó intacta una producción de 300.000 KW. La demolición soviética fue tan efectiva que hasta finales de Marzo de 1943, la capacidad se pudo incrementar a sólo 630.000 KW.

También las diferencias regionales eran obvias. En el Reichskommissariat Ostland (Repúblicas Bálticas y la Rusia Blanca), sobre la mitad de la capacidad original de 270.000 KW sólo se recuperó al 90% a finales de Marzo de 1943. Pero en Ucrania sólo el 7% (145.000 KW) de la capacidad original de 2.2 Millones de KW estaba todavía en operación. La destructiva efectividad soviética queda patente debido al hecho que he comentado antes de que hasta finales de Marzo de 1943, no había más de 350.000 KW disponibles que representaba el 16% de la capacidad antes de la guerra. Y cuando cito estas cifras y porcentajes son capacidades teóricas, en la práctica era difícil alcanzarlas por el incremento de la amenaza de los partisanos y la falta casi absoluta de suministro de carbón.

La estructura básica industrial como carbón, mineral de hierro, acero, electricidad y cemento fue, a todas luces, totalmente destruida. Comparada con los niveles de antes de la guerra el carbón estaba sólo al 2,4%, mineral de hierro al 1,2%, acero nada, electricidad al 8,8% y la producción de cemento al 11,6%. Otro indicador de la situación económica de la Rusia ocupada por Alemania era el tamaño del número de trabajadores. En 1940, los trabajadores de manos obra directa e indirecta llegaban a los 31,2 millones. A finales de 1942 no legaban a 750.000... y de ellos sólo 600.000 en la industria. ¡Sólo 600.000 en una zona que antes de la guerra vivían sobre unos 75 millones de personas! Y para empeorarlo, la productividad de esas personas estaba muy por debajo de los niveles de antes de la guerra. Las Repúblicas Bálticas que sólo representaban el 8% de la población de antes de la guerra en los Territorios Ocupados del Este, proporcionaron un 25% del personal industrial bajo la administración alemana.

Como he dicho, las deportaciones soviéticas redujeron el personal cualificado hasta un punto que no se podían encontrar trabajadores de ese nivel en los Territorios Ocupados del Este. Los alemanes se vieron forzados a llevar unos 10.000 civiles especialistas desde el Reich, para solucionar este problema en aquellos casos más críticos. Según el profesor soviético Telpuchowski, las zonas ocupadas por los alemanes hasta Noviembre de 1941, representaban el 63% de todo el carbón, 68% del hierro, 58% del acero, 60% del aluminio, 38% de cereales y 84% del azúcar de toda la producción de la Unión Soviética antes de la guerra.

Los documentos del Cuerpo Económico Este muestran magnitudes similares. Los soviéticos hicieron todo lo posible para no dejar nada a los alemanes. Los medios utilizados fueron despiadados en el desmontaje, demolición, fuego, sabotaje y deportación. En vez de ser zonas que reforzaron a los alemanes y su capacidad militar, esas zonas se convirtieron en una sangría terrible.

El hambre de la población civil también sería para los alemanes un problema añadido, sobre todo en el caso de los cereales y de la comida en general. El Cuerpo Económico Este propuso el 3 de Octubre de 1941 que ante la falta de comida sobre todo en las ciudades, estas no se tomasen y se rodeasen sin aceptar su capitulación. Por supuesto esto estaba fuera de cuestión desde el punto de vista militar, pero muestra con toda su crudeza la situación y la desesperación con que las autoridades alemanas de las zonas conquistadas. Esto demostraba también los efectos de la estrategia soviética de dejarle a los alemanes el alimentar a millones de soviéticos.

El Cuerpo Económico Este lo deja claro en un informe: “Nuestra experiencia indica que los rusos se llevan o destruyen sistemáticamente todos los suministros de alimentos antes de retirarse. La población urbana de las ciudades conquistadas debe ser entonces alimentada por la Wehrmacht o debe pasar hambre. Obviamente, forzándonos a llevar comida adicional para la población rusa, los líderes soviéticos intenta empeorar la situación ya difícil en el Reich a través de la reducción del suministro doméstico de comida. Es un hecho que la situación actual de la comida nos permite alimentar a las poblaciones urbanas rusas de nuestro propio stock sólo si reducimos los suministros al ejército o rebajamos las raciones en Alemania”.

Muy al principio de la guerra, la destrucción soviética del sector agrícola era únicamente de la maquinaría e instalaciones. Como regla, estas instalaciones se encontraban vacías y las máquinas y vehículos inutilizables. Al principio, el ganado estaba relativamente intacto, pero esto cambió rápidamente durante las siguientes semanas. Tal como avanzaba la guerra desde el oeste hacia el este, no se encontró ganado, cereales o gasolina. La Luftwaffe y los prisioneros de guerra decían que los soviéticos recogían las cosechas de los campos tal como se retiraban. Tras la liberación de Ucrania, estaba claro que la situación alimenticia iba a ser catastrófica. En muchos casos incluso se distribuían las semillas de grano para ayudar a los hambrientos ucranianos. Esto también cambió la fecha de plantación de las cosechas, la falta de tractores, gasolina o caballos empeorando la situación. Se estima que bajo los soviéticos se produjeron 43 millones de toneladas de cereales en 1940. Bajo la administración alemana fue de 13 millones. Una razón fue la rapidez del avance alemán en el Norte y Centro, lo que permitió a los rusos llevarse toda la cosecha de Ucrania o destruir más. En 1942 la cosecha alemana fue de 11,7 millones de toneladas.

La administración alemana consiguió sembrar no más de tres cuartas partes en comparación al período de pre-guerra y los fertilizantes eran prácticamente imposibles de conseguir. En ese momento, la política de “tierra quemada” comenzó a mostrar todos sus efectos: el uso de semillas para alimentar a la población, la incesante amenaza de los partisanos y la escasez de personal y maquinaria, redujo la cosecha de forma drástica.

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