lunes, 8 de diciembre de 2014

EINSTEIN EL HUMANISTA 2/2 (Editado originalmente el 18/10/2013)

A pesar de que Einstein no fue miembro del Partido Comunista, sí que se relacionó estrechamente con los comunistas. En 1949 participó en Nueva York en la Conferencia Cultural y Científica por la Paz Mundial, y que fue un acto rechazado por muchos anti-comunistas liberales. También tuvo amistad con el periodista judío de izquierdas I.F. Stone, que según los archivos abiertos del Kremlin, recibía financiación de Moscú. Einstein también mantuvo una estrecha amistad con el científico nuclear judío J. Robert Oppenheimer, responsable del proyecto Manhattan, y que según los archivos soviéticos ayudó a los comunistas. También tuvo una relación amorosa con una mujer, Margarita Konenkova, que fue identificada como agente soviética, por el gran espía Pavel Sudoplatov en sus memorias de 1995 “Special Tasks”. La labor de Konenkova en los USA fue fomentar que Einstein hablase favorablemente de la Unión Soviética.

De hecho, se puede decir que Einstein no siguió totalmente la línea soviética. Realizó algunas críticas sobre Stalin y fue más internacionalista que favorable a la tiranía soviética. Ya en 1945 abogó por un gobierno mundial, que los soviéticos consideraron como una treta USA. Einstein dijo que el gobierno mundial debería usar la fuerza para liberar a las sociedades de los dictadores de extrema derecha, como en España y Argentina. En su libro “Out of My Years”, Einstein dice que “el poder de ese gobierno mundial estaría por encima de todas las cuestiones militares. Eso serviría para interferir en esos países donde una minoría oprime a una mayoría, y que podría llevar a una inestabilidad que provocase la guerra. Esas condiciones existen en España y Argentina, deben ser solucionadas. Debe terminar el concepto de no-intervención, cuyo objetivo es mantener la paz”.

Einstein admitió que la Unión Soviética estaba dirigida por una minoría, pero él en el mismo libro dice que “no consideraba que las condiciones internas fuesen por sí mismas una amenaza para la paz”. El hecho de que España y Argentina no hubiesen iniciado ninguna agresión externa, mientras que la Unión Soviética se había apoderado una gran parte de la Europa central y oriental, no entraba en el pensamiento de Einstein de qué países eran peligrosos. De hecho, él veía a la Unión Soviética como un gran jugador en el nuevo gobierno mundial que controlaría el mundo.

Su defensa del gobierno mundial, tampoco excluía su apoyo al sionismo desde hacia mucho tiempo. A pesar de que Einstein hablaba contra el nacionalismo, apoyaba el separatismo judío, presentando una versión secularizada de la creencia del “pueblo elegido”, en la cual los judíos son moralmente superiores a los “gentiles” (todos los demás habitantes de la Tierra). Según su libro y es de traca, lo que unía a los judíos “durante miles de años y los unía en la actualidad es, sobre todo, el ideal democrático de justicia social, unido al ideal de ayuda mutua y tolerancia entre todos los hombres... Personalidades como Moses, Spinoza y Karl Marx... todos ellos vivieron y se sacrificaron por el ideal de justicia social”

Este argumento de que a los judíos les anima la tolerancia y el amor por los “gentiles”, es frecuente que lo utilicen los judíos. Al mismo tiempo, profesores y escritores como Shahak y MacDonald, argumentan que es exactamente al contrario de la actitud real de los judíos hacia los “gentiles”, e insisten que esa hostilidad está claramente expresada en el Talmud y en sionismo moderno. El segundo rasgo de unión de los judíos, según Einstein, son sus esfuerzos intelectuales para incrementar “el progreso del conocimiento”. El anti-semitismo es el resultado de la hostilidad de esos que se oponen a la Ilustración popular que los judíos fomentan. Los judíos progresistas y de mente independiente no desean ser obligados por los dogmas de los “gentiles” para controlar a sus poblaciones y lo hacen porque “no tienen poder”.

Esto es totalmente contrario a los que dicen MacDonald y Benjamin Ginsberg, quienes señalan que ha sido la existencia de un poder judío real lo que ha conducido al anti-semitismo. Decir que los judíos no han tenido poder, no contempla el hecho de que los judíos han sido muy influyentes muchas veces y en muchos lugares, por ejemplo en el inicio de la Unión Soviética, la república de Weimar y España en la Edad Media. MacDonald ve a los judíos estableciendo sus propios dogmas para reemplazar a las de los “gentiles”. La existencia de la actual ortodoxia y dogma histórico del Holocausto, apoyada por penas criminales, detenciones y multas en numerosas “democracias”, parecen apoyar la tesis de MacDonald y rompe los argumentos de Einstein de que los judíos se oponen a los dogmas.

Einstein escribió en su libro arriba citado que debido a que los judíos han sufrido más que otros grupos en la II Guerra Mundial, “deben recibir una consideración especial en la organización de la paz”. Mientras que daba apoyo a un hogar nacional judío, Einstein decía estar en desacuerdo con un estado judío por lo menos hasta la creación de Israel en 1948. Sin embargo, admitió ya en 1938 que “si una necesidad externa con impulsa a asumir esa carga (un estado judío), lo soportaremos con tacto y paciencia”. Negó la aseveración de los palestinos de que los judíos trataban de echarles. Pero habló sobre el peligro de los “fanáticos bandidos árabes”, que amenazaban a los colonos judíos y forzaban a los amantes de la paz judíos a tomar contra-medidas. Einstein se exaltó cuando Israel declaró su independencia en 1948, y mostró poca preocupación las matanzas de palestinos, expulsados de Israel y robados de sus propiedades. Pensemos que del 70 al 90% de la tierra que se convertiría en Israel, estaba en manos de propietarios palestinos.

En su libro culpa a las maquinaciones imperialistas británicas del fracaso por establecer la amistad Árabe/Judía, mientras que es difícil determinar cómo los ingleses forzaron a los judíos a establecer un exclusivo estado judío. Israel ignoró las resoluciones de la Naciones unidas por el trato a los palestinos y el reembolso de la propiedades robadas y el permiso para que los palestinos regresasen a su país. Esas resoluciones internacionales no parece que impresionasen mucho al “internacionalista” de Einstein. Cuando fue a Israel, puso el nacionalismo étnico por encima de cualquier otro tipo de internacionalismo. Las opiniones que Einstein expresó sobre asuntos políticos o sociales jamás mostraron un análisis objetivo o coherente con la lógica.

En vez de ser un pensador original, Einstein repetía como un loro las ideas dominantes de la izquierda intelectual y la de los judíos. Fue un intelectual conformista en vez de un pensador independiente . Su aclamado “humanismo” fue de una variedad muy selectiva, centrándose de largo en los intereses de los judíos y de los comunistas. No mostró ninguna preocupación o interés por los opositores de los judíos o los comunistas: por ejemplo el sufrimiento de millones de “gentiles” masacrados por la Unión Soviética, o los alemanes de posguerra que sufrieron las políticas de hambre aliadas y la expulsión de sus territorios o los palestinos asesinados, expulsados y expropiados.

Einstein es el arquetipo de intelectual del siglo XX del “establishment”, que muestra claramente el  doble-estandard y el doble-pensamiento descrito por George Orwell en 1984. Es el tipo de pensamiento que ayudó a construir el siglo XX tal como fue.

Como resultado de todo lo expuesto, puedo concluir que Einstein sí que se merece el galardón de “Persona del Siglo” de la revista TIME. Se lo merecería incluso si no hubiese descubierto jamás algo científico... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario