lunes, 8 de diciembre de 2014

EINSTEIN EL HUMANISTA 1/2 (Editado originalmente el 16/10/2013)

El otro día encontré por casa la revista TIME del 31 Diciembre de 1999, la última antes de entrar en el siglo XXI, en cuya portada aparecía un primer plano del rostro de Albert Einstein y sobre el logo de la revista, la concesión de “Persona del Siglo”. Sabéis de mi poca o nula devoción por Einstein y porque siempre he creído que ha sido una de las farsas científicas del siglo XX.

Es posible que penséis que yo no puedo evaluar el trabajo científico de Einstein sobre la “Teoría de la Relatividad”, pero sí puedo evaluar e investigar como se hizo con él, lo que ya he explicado en otros artículos. Desde luego, el “Moloch” siempre ha situado a Einstein muy por encima de otros científicos y muy lejos por delante en sus investigaciones durante el siglo XX. Sólo sé que cuando el “Moloch” hace eso, hay que empezar a sospechar, algo no cuadra... Su nombre ha sido convertido en sinónimo de super-genio. Sin embargo, él siempre ha tenido una imagen favorable en los medios por sus ideas sociales de izquierdas que encajaban en el pensamiento dominante del establishment intelectual. También por su retrato popular de gran humanista, hombre de paz y defensor de la libertad humana. En breve, Einstein tiene el estatus de verdadero santo secular.

Desde 1920 en adelante, al gran prestigio científico elaborado de Einstein, se sumó a una imagen pública que enunciaba su visión de los asuntos sociales, políticos, económicos y religiosos. Fue un escritor prolífico y de cierto nivel además de polemista. Un individuo muy influyente y que quizás pueda merecerse honores normales y corrientes, no creo que más. 

Lo digo porque cuando uno analiza sus opiniones, se detecta enseguida una serie de incoherencias lógicas. En vez de verlo como un analista objetivo y analítico, las opiniones no científicas de Einstein tienden a seguir y reflejar las opiniones dominantes de los izquierdistas. Y si lo comparamos con los argumentos del profesor Kevin Mac Donald, del historiador y escritor  Israel Shahak y del historiador especializado en la Edad Media Norman F. Cantor, nos damos cuenta enseguida del alto nivel de judaísmo que sus escritos reflejan y denotan los intereses creados de los judíos como grupo.

En cuanto a la religión, Einstein no era un seguidor del judaísmo tradicional. Rechazaba el dios trascendente del judaísmo y del cristianismo, que veía como contrario a las pruebas empíricas y científicas. Según su pensamiento, Dios no tenía cabida en la ciencia aparte de los acontecimientos naturales. Y también rechazaba la idea de que Dios juzgase las acciones humanas, tuviese que ver con el mundo o concediese a los hombres una vida tras la vida. Mientras rechazaba la religión trascendental tradicional, se hizo su propia religión individual y sostenía que la gente necesita una religión. Su religión era una variedad panteística, con el universo mismo como algo “divino”. Einstein creía que la religión tradicional no podía sobrevivir en una sociedad moderna y científica y además iba en contra de la felicidad y progreso del hombre. Einstein quería líderes religiosos que moviesen a la gente lejos de sus creencias religiosas tradicionales hacia su visión panteística.

En el aspecto social y económico, Einstein se declaraba a sí mismo como socialista. Y su socialismo no era el del estados del bienestar sueco. En vez de ello, el socialismo de Einstein encajaba con la propiedad estatal de todos los medios de producción por lo tanto más cerca del comunismo. La definición de socialismo de Einstein era la marxista: Comunista referido a la Unión Soviética como “socialista”. Hay que matizar que Einstein nunca se afilió al partido comunista. Se pueden leer sus ideas sobre este asunto en la revista Marxista-americana “”Monthly Review” de Mayo de 1949 y titulado “¿Por Qué Socialismo?”. En dicho artículo, Einstein condena la depredadora naturaleza del capitalismo que no sólo trae el desempleo, monopolios, pobreza y depresiones económicas, sino que también envenena el espíritu de la sociedad y causa la alienación del individuo. Dice que está convencido de que sólo hay una vía para eliminar estas graves maldades del sistema y es a través de una economía socialista, acompañada de un sistema de educación que se orientaría hacia los logros sociales. Es esa economía, los medios de producción serían propiedad de la sociedad y serían utilizados de forma planificada. Evidentemente, Einstein se equivoca de cabo a rabo...

Sin embargo, en cualquier polémica sobre este asunto Einstein barría cualquier posible crítica del socialismo diciendo que era imposible juzgar el futuro socialista en el contexto de la realidad del capitalismo. Einstein escribía que “los datos económicos observables, pertenecían a la fase depredadora histórica del capitalismo y que dichas leyes no pueden ser aplicables a otras fases, ya que el verdadero propósito del socialismo es precisamente el sobrepasar y avanzar más allá la fase depredadora del desarrollo humano. La ciencia económica en su estado actual puede dar muy poca luz sobre la sociedad socialista del futuro”. Da la sensación de haber sido alguien muy cándido o muy malvado... Obviamente, Einstein presenta el socialismo como una verdad no falsificable, un proceso que va contra la ciencia y decía “¿Cómo podemos saber si el socialismo será bueno si es inmune a las pruebas empíricas y al análisis económico?”

Einstein se definía a sí mismo como un pacifista, pero no fue tan pacifista como para no apoyar ciertas guerras o acciones militares. Einstein evidenció su pacifismo en la I Guerra Mundial, estando totalmente en contra de Alemania. Expresaba un gran odio por el militarismo alemán, que decía que era innato en la personalidad alemana e indica en varias cartas que espera que sea derrotada. Cuando Hitler llegó al poder, Einstein se fue de Alemania y abogó por una militancia opositora a la Alemania de Hitler, incluso antes de que se empezase ningún tipo de acción militar.

Desde luego odiaba a Hitler por su anti-semitismo. En un artículo de 1934 que aparece en su libro “Out of My Later Years”, Einstein da apoyo al servicio militar ya que “rechazarlo quiere decir que debilitamos el poder de resistencia de la porción sana que queda del mundo civilizado”. Y propone que los países que apoyan un “progreso pacífico” que según él incluían a USA, Inglaterra, Francia y la Rusia de Stalin, deben unirse para oponerse a la agresión militar de países como la Alemania nazi. Propone también una “corte de justicia internacional con una base militar permanente o mejor una fuerza policial”. Esta es una propuesta igual a la de Stalin cuando enfatizaba la “seguridad colectiva”.

Es en Agosto de 1939 cuando Einstein escribe su famosa carta a Roosevelt animándole a desarrollar la bomba atómica sobre la base de que Alemania estaba trabajando en una, aunque luego parece que Einstein mostró reservas sobre la bomba atómica. Durante la II Guerra Mundial, el no tan pacifista Einstein, trabajó como consultor en el desarrollo de armas para la US Navy. Con el fin de la guerra, abogó por una paz terrible, el Plan Morgenthau, donde se convertía a todos los alemanes en culpables por los crímenes de Hitler. Dio apoyo a la Sociedad de Prevención de la III Guerra Mundial, donde solicitó acciones más duras contra la postrada Alemania. Según el historiador James Bacque, las políticas aliadas que se llevaron a cabo tras la guerra causaron la muerte de diez millones de alemanes, pero el humanitario Einstein aún quería medidas más duras. ¡Vaya pacifista! ¡Qué humanista!

Con el inicio de la “Guerra Fría”, Einstein defendió una línea blanda con la Unión Soviética, diciendo que los USA eran tan culpables de la “Guerra Fría” como la Unión Soviética. Queda clara su postura ante la Unión Soviética Estalinista de la posguerra y la Alemania nazi de los años 30. Pensemos que ya defendía en 1934, antes de que Hitler hiciese nada, por una oposición internacional a Alemania. No estaba tan preocupado cuando la Unión Soviética ocupó toda la Europa oriental y central. Diferentes baremos. Y no sólo se opuso a las políticas exteriores de los USA contra la Unión Soviética, sino que defendió las políticas internas de Stalin. Y eso que siempre  presentó la libertad de expresión en los USA como un derecho absoluto en ese país. Parece que no demostró mucho interés por la absoluta falta de libertad en el “Paraíso del Proletariado” y decía de forma cínica que la libertad se había suprimido temporalmente en la Unión Soviética para poder construir el país y eso podía justificar el asesinato de millones de seres humanos. Sin embargo, atacaba vehementemente las supuestas violaciones de los derechos civiles en USA y antes en Alemania. Aquí me gustaría reseñar que todo son asesinatos, pero los millones asesinados en la Unión Soviética, exceden los miles que pudo eliminar Hitler en los años 30. No hay comparación posible.

Es curioso que el “Moloch” no se haya ofendido ni haga públicos estas horribles apologías de Einstein sobre las matanzas masivas de Stalin. Como mucho se dice que Einstein era muy cándido y el “Moloch” lo sigue presentando como un gran humanista.

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