miércoles, 3 de diciembre de 2014

DISCUTIR LOS DOGMAS ¿SÍ O NO? (Editado originalmente el 16/9/2014)


Acabo de leer que Grecia castigará con prisión a cualquiera que niegue el Holocausto e impondrá penas muy duras por el llamado “discurso del odio”, en su nueva normativa jurídica de reciente aparición. Otro país que cae y es la cuna de la civilización greco-romana ¡nada menos! Me gustaría saber qué ha motivado la aparición de estas leyes en ese país. Según se dice negar el Holocausto es una acción de estafadores, locos o fascistas. No lo sé, la verdad. Sin embargo, sí sé que si hay algo más estúpido en la actualidad que eso, es el imponer prohibiciones que conviertan la duda o negación del Holocausto en un “crimen de pensamiento”.
Negar el Holocausto es un crimen en casi veinte países, muchos de los cuales son miembros de la Unión Europea, con Francia y Alemania a la cabeza de la aplicación de esta ley. En Inglaterra ya hace tiempo que se rechazó el convertir la “Negación del Holocausto” en un crimen específico. ¡Pero cuidado! la pléyade de leyes en Inglaterra contra el “discurso del odio” y el lenguaje ofensivo, hacen que sea muy fácil para las autoridades británicas el poner fuera de la ley a los negadores del Holocausto en la práctica, como la prohibición impuesta estos días contra el humorista francés Dieudonne M’Bala M’Bala. Inglaterra es un país pervertido por las prohibiciones y control continuo sobre sus ciudadanos, excepto que seas extranjero del tercer mundo...
Surge la pregunta rápidamente a la vista de lo expuesto ¿por qué todas esta medidas poniendo fuera de la ley la “Negación del Holocausto” se pone en el primer lugar de las ofensas y crímenes en nuestra sociedad actual? Un hecho claro es que muchos países no han tenido este tipo de leyes hasta los años 90’s y eso me hace ver que eso tiene que ver más con la política contemporánea que con posibles sucesos históricos. En medio de las incertidumbres de la Posguerra Fría, es llamativo el situar el “Nunca Más” contra nazis y un puñado de negadores del Holocausto y eso le da una oportunidad a los políticos europeos de hacer un frente común de las fuerzas del Bien contra las de la Maldad. La visión moral que tiene esta forma de actuar se proyecta también en la política internacional, como por ejemplo cuando los gobiernos occidentales hablan de los “nuevos nazis” en Bosnia o en Ruanda.
Cuando Tony Blair fue nombrado Primer Ministro dijo en 1999, que quería introducir un “Día a la Memoria del Holocausto” en Inglaterra e inmediatamente lo utilizó para justificar el bombardeo de la OTAN que se estaba llevando a cabo contra los serbios sobre Kosovo. Entonces, unos 50 años después del llamado Holocausto, los políticos europeos se servían de él en una pirueta histórica rara y sin moral ninguna, donde un llamado símbolo de la maldad humana era utilizado con propósitos políticos únicamente. El Holocausto se ha convertido no tanto en una atrocidad histórica que debe ser entendida y analizada, sino más en una cuestión de ortodoxia religiosa que debe ser aprendida sin discusión.
Esto nos lleva a una situación más allá de cualquier pregunta, algo que las autoridades seculares no estaban preparadas para debatir. La noción de la prohibición, tanto explícita como implícita, a esos que disienten de esta ortodoxia, los negadores del Holocausto, es la consecuencia siguiente y lógica de haber elevado el Holocausto a una pseudo-teología. Algunos de los que aceptan la verdad histórica del Holocausto y la muerte de 6 millones de judíos, sin embargo se oponen a prohibiciones y leyes contra la “Negación del Holocausto” en dos campos muy importantes: uno de principio y otro más práctico. Primero, creen en la libertad de opinión como un principio político fundamental que tiene la virtud en sí misma y por sí misma, independientemente del contenido que se diga. Y segundo porque en la práctica, tratar de manejar un asunto político como la “Negación del Holocausto” a través de prohibiciones sólo puede empeorar el problema, dando posibilidades al cinismo y dando credibilidad a teorías conspirativas.
Nos guste o no, tratar la “Negación del Holocausto” como un crimen es un claro asunto de libertad de expresión. Es una medida de hasta dónde ha caído el histórico principio de la libertad de expresión en que muchos creen ahora que tratar con opiniones adversas debe ser a través de leyes y no de argumentos. Así, un experto en anti-semitismo del gobierno británico y de la Comisión Europea, argumenta que los judíos estarán “mejor protegidos en democracias abiertas y tolerantes que persiguen de forma activa cualquier forma de racismo y odio religioso”. Parece que este experto sólo ve una parte y no ve contradicción en prohibir palabras y perseguir ideas en nombre de la “tolerancia” y la “democracia”. La libertad de expresión es la sangre que da vida a una sociedad civilizada, sin la cual otras libertades dejan de existir. Es también un derecho indivisible que necesita ser defendido por todos. Y para entenderlo realmente, la libertad de expresión debe ser también para esos que son considerados por los medios del sistema como irresponsables o desagradables, como Sócrates que fue ajusticiado por hablar sin que le correspondiese, o Galileo  que murió por sugerir que la Tierra se movía alrededor del Sol, o el cómico francés que he citado más arriba Dieudonne M’Bala M’Bala, prohibido en Inglaterra por “hacer chistes anti-semitas ofensivos”
Por ello, oponerse a la criminalización de la “Negación Holocausto” es un test amargo para esos que creen en la libertad de expresión. después de todo, sólo son las ideas extremas las que deben ser defendidas contra las prohibiciones. Es el espíritu de Orwell cuando argumentaba que “si la libertad quiere decir algo, quiere decir el derecho de decirle a la gente lo que no quieren escuchar”. Es verdad. 

Los argumentos prácticos contra las prohibiciones a los negadores del Holocausto son hoy tan importantes como antes. la mejor forma de confrontar ideas equivocadas y distorsiones es siempre a través del debate y las pruebas. Buscar el reprimirlas sólo inhibe la búsqueda y la investigación de la verdad. Utilizar una solución burocrática a problemas profundos sociales y políticos con prohibiciones sólo pone las cosas peor. En los últimos tiempos, los gobernantes tanto de Europa como de los Estados Unidos, han tratado de levantar un valla protectora alrededor de la cuestión del Holocausto, tratándolo como una reliquia religiosa que no se puede tocar, re-examinar y de ninguna manera faltarle al respeto sin que caiga sobre uno la ira del sistema.
El Holocausto ha sido y es usado como un instrumento multifuncional de instrucción moral y para llamar a la gente, sobre todo a los jóvenes, ante la amenaza de la maldad. Por ejemplo, bajo el gobierno laborista británico, el Holocausto se ha convertido en el único suceso histórico que es obligatorio en las escuelas públicas. Una generación de escolares británicos han sido instruidos para aprender que el acoso en el patio de recreo puede ser el primer paso para iniciar de nuevo la marcha hacia los campos de la muerte. Un efecto perverso de esta “lluvia” continua sobre las “lecciones” del Holocausto, ha sido invitar a una respuesta más clara todavía. Muchas veces a los escolares se les pide que lean en voz alta el “Diario de Ana Frank”, como si fuese un texto religioso o imaginar lo que sería haber sido un niño en Auschwitz. Y con ello van asumiendo el Holocausto con lo que creo que se está preparando un terreno fértil para que brote el cinismo...
Cuando a la gente se le niega la posibilidad de discutir seriamente o cuestionarse una ortodoxia oficial de forma crítica, aparecen de pronto las preguntas incómodas. Por ejemplo “¿Por qué siguen con este asunto?” o “Por qué no puedo hablar de ello libremente” o “¿Qué quieren ocultar?”. Como los meapilas, muchos dirán que se lo creen y escucharán los sermones del Holocausto, mientras que adoptarán una mayor cultura rastrera de cinismo. Tratar de proteger la verdad del Holocausto de los negacionistas a través de medidas administrativas e incluso de medidas autoritarias, los gobernantes y jueces están dando pábulo a las teorías conspirativas. Esos que viven por la prohibición, pueden perecer por la misma.

2 comentarios:

  1. Sr. Botaya: Lo felicito por su art. sobre el \"Holocausto\". Me permito hacer un pequeño aporte histórico. Ud. menciona a Galileo Galilei como muerto por sus ideas. Galileo murió de muerte natural en su casa de Acetri el 8 de enero de 1642, casi nueve años después de su Juicio y aun enseñando a discípulos como Torricelli. Otro caso de propaganda histórica distorsionada. Gracias

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  2. Hola Augusto, gracias por tu aportación.
    Nunca se sabe lo suficiente y siempre hay sorpresas. Agradezco tu comentario sobre Galileo, que por supuesto tengo en cuenta.
    Un abrazo, Felipe Botaya

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