lunes, 8 de diciembre de 2014

27 DE ENERO (Editado originalmente el 4/3/2014)

Ese día es el Día del Holocausto y según la UNESCO en su web, dice lo siguiente sobre la efemérides:
“Auxilio y rescate durante el Holocausto: el valor de ayudar
. El 27 de enero de cada año la UNESCO rinde tributo a las víctimas del Holocausto. En esta fecha se conmemora la liberación en 1945 por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi y sus colaboradores asesinaron a unos seis millones de judíos, -hombres, mujeres y niños-, en un intento de aniquilar sistemáticamente a la comunidad judía de Europa. Asimismo, movidos por su ideología racista, persiguieron y mataron a millones de personas de otros grupos, entre ellos a gitanos, minusválidos, opositores políticos, homosexuales y a miembros de muchos otros colectivos”.
 
El argumento sigue, pero hasta aquí es suficiente.

Es evidente que es bueno recordar a las víctimas de la guerra y la tortura, pero desde los años 70’s el llamado “Recuerdo del Holocausto” se ha convertido en algo cada vez más importante en Europa y en los USA. La campaña para recordar el Holocausto, generalmente definido como el asesinato genocida de seis millones de judíos en Europa durante la II Guerra Mundial, incluye numerosos actos conmemorativos, cursos de educación en muchas escuelas y muchísimas películas, series de televisión, libros y artículos y reportajes en prensa y revistas. En los USA, por citar un ejemplo, prominentes políticos y líderes civiles participan en las conmemoraciones anuales del Holocausto. Un gran número de países europeos como UK, Alemania, Italia y últimamente España recuerdan el 27 de Enero como Día del Holocausto. Ese día concreto fue introducido por Israel en 2005 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde se aprobó la resolución presentada por ese país.

Quien visite los USA podrá comprobar que cada gran ciudad americana tiene su Museo del Holocausto o un monumento “Memorial” como los llaman allí. Alrededor del mundo hay más de 250 museos o memoriales dedicados a este asunto, la gran mayoría en USA y en Europa. El más grande está en Washington DC, que funciona con los impuestos de los ciudadanos y que recibe alrededor de dos millones de personas cada año. Al público visitante se le recuerda continuamente sobre el sufrimiento judío durante la II Guerra Mundial. Entre 1989 y 2013 se han rodado unas doscientas películas sobre el Holocausto. En muchas escuelas USA y en algunos países de Europa, es obligatorio centrar el foco de la II Guerra Mundial en el sufrimiento de los judíos.

Yehuda Bauer, un importante especialista en el Holocausto y profesor de la Universidad Hebrea de Israel, dijo en 1992 “Si se presenta de forma auténtica o no, de acuerdo con hechos históricos o no, con empatía y entendimiento o como un monumental teatro, el Holocausto se ha convertido en un símbolo dominante de nuestra cultura... Es raro el mes que pasa sin una nueva serie de TV, una nueva película, libros de prosa o poesía que tratan sobre este asunto y el flujo crece en vez de decrecer”. Tim Cole un profesor de historia y gran especialista en los estudios sobre el Holocausto, escribe en su libro “Selling the Holocaust” (Vendiendo el Holocausto) “Desde un inicio relativamente lento, hemos llegado ahora a un punto donde la cultura judía en particular y la occidental también, están saturados de Holocausto. De hecho, el Holocausto ha saturado la cultura occidental hasta un extremo que no sólo parece algo central a la misma, sino que siempre está al acecho por detrás. Esto es visible en muchas películas actuales donde el Holocausto es parte de la trama o tiene que ver”

Y la cuestión es ¿cómo es que el Holocausto tiene un papel tan importante en nuestro día a día? El erudito judío Peter Novick nos da su respuesta “Una buena parte de la respuesta es el hecho de que los judíos tienen un papel fundamental e influencia en Hollywood, la industria de la televisión, los periódicos, revistas y las editoriales de libros” y sigue “Cualquiera que niegue que éste es un factor fundamental tras la “atención masiva” por el Holocausto es que es un ingenuo o un cándido”. Pero ¿qué hay detrás de esta campaña de recuerdo? ¿A qué interés o intereses sirve?

Yo no voy a discutir que sea adecuado recordar a las víctimas de genocidio, de guerra o de opresión. Todos tienen el mismo valor trágico para mi. No hago distinciones. Pero el recuerdo del Holocausto no es, a pesar de lo que dicen sus fieles, un noble esfuerzo motivado por una preocupación sincera por la humanidad. En vez de eso, esta campaña sin descanso es una expresión del poder judío-sionista, y está diseñada para conseguir los intereses de ese grupo de presión. En la ceremonia de apertura del Museo-Memorial del Holocausto en Washington DC, el conocido autor judío Melvin Jules Bukiet llamó al museo “declaración de fuerza bruta” y añadió “Nos es la tragedia judía lo que  aquí se recuerda esta semana; es el poder judío al cual se le rinde homenaje”. La campaña del “Recuerdo del Holocausto” motiva a la simpatía y ayuda para los judíos e Israel. Ayuda a justificar el apoyo masivo de los USA por Israel y da excusa a las inexcusables políticas del estado sionista. Entre los judíos refuerza el sentimiento de solidaridad de grupo y promueve un sentido de comunidad.

Norman Finkelstein, un erudito judío que ha tenido puestos docentes en la Universidad de Nueva York y el la DePaul University, escribe en su best seller “The Holocaust Industry” (El Negocio del Holocausto), que “invocar el Holocausto es una herramienta para deslegitimizar a cualquiera o cualquier crítica contra los judíos” y añade “Dándole una falta total de culpas a los judíos, el dogma del Holocausto inmuniza a Israel y a la judería americana de una censura legítima... La judería organizada americana ha explotado el Holocausto nazi para desviar las críticas a Israel y sus políticas moralmente indefendibles”. Paula Hyman, una profesora de historia judía moderna, indica “Con respecto a Israel, el Holocausto puede ser usado para prevenir las críticas políticas y suprimir el debate; refuerza el sentido de los judíos como una gente eternamente asediada, que sólo pueden confiar su defensa a ellos mismos. La invocación al sufrimiento de los judíos bajo los nazis generalmente ocupa el lugar de un argumento racional y se espera que convenza a los dubitativos de la legitimidad de la actual política del gobierno israelí

Esta visión también la sustenta otro estudioso judío, Tony Judt, director del Instituto Remarque en la Universidad de Nueva York “La Shoa es explotada frecuentemente en America e Israel para evitar y prohibir cualquier crítica a Israel. De hecho, el Holocausto de los judíos europeos es actualmente utilizado en tres frentes: le da a los judíos americanos una visión retrospectiva única ‘la identidad de víctima’; permite a Israel triunfar sobre el sufrimiento de cualquier otra nación (y le justifica sus propios excesos), con el argumento de que la catástrofe judía fue única e incomparable; y finalmente (y en contradicción con las otras dos), se aduce como una metáfora de la maldad para cualquier propósito, en cualquier lugar, momento y siempre, y se enseña a los alumnos de America y Europa sin ninguna referencia al contexto o la causa. Esta instrumentalización moderna del Holocausto para obtener ventajas políticas es éticamente deshonrosa y políticamente imprudente”

Desde luego no hay un recuerdo igual en el mundo para las víctimas no-judías de genocidio, opresión o guerra. Parece que no merecen el mismo mérito, ni consideración. No hay museos, memoriales o ceremonias solemnes por ejemplo para el enorme y brutal número de víctimas del comunismo soviético o chino. Como reconocen los historiadores, las víctimas no-judías del dictador soviético Stalin, sobrepasan enormemente a la de los judíos que perecieron en los campos nazis. Robert Conquest el especialista en la historia soviética del siglo XX, estima que sólo las víctimas de Stalin sobrepasan los 20 millones de personas. Eso sin contar desde el estallido de la revolución de Octubre de 1917, hasta la llegada de Stalin al poder. Podemos doblar esa cifra sin problemas. El número de chinos asesinados se mueve en una horquilla que va de los 40 a los 60 millones de personas bajo las garras de Mao Tse Tung.

Pero en occidente se nos entrena y alienta para “saber” que seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis en la II Guerra Mundial. Pero poca gente, incluso gente preparada, tiene una idea aproximada de cuantos rusos, polacos, chinos o incluso americanos murieron en ese conflicto global. Bajo el control japonés de una parte de China, murieron entre 10 y 20 millones. El gobierno chino sube esa cifra a 35 millones... Entre 1885 hasta 1908, se estima que murieron entre 5 y 8 millones de africanos en el Congo víctimas directas o indirectas de la colonización belga... Podemos seguir, si se desea.

En algunos países hay leyes para los “negadores del Holocausto”, que evitan una discusión libre y objetiva sobre este asunto. En Alemania, Francia, Austria y otros países es un crimen cuando públicamente se “minimiza”, se “blanquea” o se “niega” el Holocausto. España ya está en esa senda. Ningún otro acontecimiento de la historia está protegido por la ley. 

Es un dogma del que no se permite la discusión pública. Se le trata con reverencia, como un acontecimiento central en la historia del mundo. Para muchos judíos, dice el rabino Michael Goldberg, escritor y líder religioso, la “veneración” del Holocausto se ha convertido en una nueva religión “organizada como cualquier iglesia organizada” y añade “Este culto al Holocausto incluye sus dogmas de fe, ritos y santuarios”

La campaña constante de recuerdo del Holocausto refleja una visión soberbia de los judíos como  gente especial y superior. Abraham Foxman, responsable de la Liga Anti-Difamación, uno de los grupos sionistas más influyentes, declaró que “El Holocausto es algo diferente. Es un acontecimiento singular. No es un simple ejemplo de genocidio sino un casi exitoso atentado contra la vida de los elegidos por Dios y por ello contra Dios mismo. Es un acontecimiento que es la antítesis de la Creación como dice la Biblia, y por ello debe ser recordado de generación en generación"

La muerte y el sufrimiento de los judíos no merece ser venerado más que la muerte y sufrimiento de los no-judíos. Es un esfuerzo parcial de una parte, que sirve a sus intereses y hace aumentar el poder judío-sionista. Todos deben ser recordados y respetados al mismo nivel. No hay excepciones.

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