domingo, 25 de enero de 2015

VISIONARIOS 3/3 (Editado originalmente el 20/11/2013)


El libro “Dealing in Hate” (Negociando en el Odio) de Michael Connors, examina las campañas de odio contra Alemania en ambas guerras mundiales. En “Falsehood in Wartime” (Falsedad en Tiempos de Guerra) de Arthur Ponsonby, trata de las mentiras de la propaganda aliada contra Alemania en la I Guerra Mundial. Las mentiras de la propaganda de la II Guerra Mundial todavía son bombeadas casi cada día. Si se da otra guerra mundial, los ganadores volverían a escribir los libros de historia y los historiadores cobardes, actuando como una “Policía del Pensamiento”, asegurarían que la historia de la guerra no fuese objetiva. El intento de mostrar la II Guerra Mundial como un conflicto total entre la bondad y la maldad, se va rompiendo poco a poco. A pesar de décadas de lavado de cerebro por los medios, la censura a los historiadores revisionistas y la cobardía de los historiadores cortesanos, una explicación más ponderada y equilibrada creo que empieza a asomar lentamente.
 
En “The Origins of the Second World War” (Los Orígenes de la II Guerra Mundial), de A.J.P. Taylor, establece que Hitler no planeó la guerra y que los aliados tuvieron mucha responsabilidad para iniciar la guerra. El libro “Germany’s Economic Preparation for War” (La Preparación Económica de Alemania para la Guerra) de Burton J. Klein, dice que Alemania invirtió un porcentaje muy inferior de su PIB que Francia o Inglaterra a finales de los años 30. Y que la producción militar no empezó hasta 1937/38 y que las inversiones desde 1933 fueron a asuntos civiles como construcciones de casas y estructuras públicas sobre todo. Todo ello para acabar con el  paro y reconstruir el país. El alcance de los crímenes de guerra aliados va siendo documentado lentamente por historiadores valientes y jóvenes y sobre todo en Rusia, Inglaterra y USA. Por ejemplo en el libro de Max Hastings “Bomber Command” (Mando de Bombardeo), muestra que los bombardeos sobre ciudades fue iniciado por los ingleses y que cerca de 600.000 alemanes murieron por esa causa.
 
En la revisión de ese libro por el “Spectator” de Londres, fue destacado como “Devastador y Exterminador” y describe que la destrucción aérea de Alemania y la muerte de esos civiles, como el “crimen más importante de la II Guerra Mundial”. Otros crímenes aliados como el bombardeo de ciudades japonesas, la ejecución de 15.000 oficiales polacos en Katyn y otros más en otros lugares por los soviéticos, no son ampliamente conocidos en occidente. El Juicio de Nuremberg fue ilegal y otro crimen de guerra. No se puede ser juez y parte. Esto es discutido en “Failure at Nuremberg, Profiles in Courage” (Fallo en Nuremberg, Perfiles de Valentía) del presidente John F. Kennedy y en “Dönitz at Nuremberg” (Dönitz en Nuremberg) de H. Keith Thompson. De todas maneras, de cada libro o película sobre los crímenes de los aliados hay, literalmente, miles de libros y películas sobre los crímenes alemanes y japoneses, sobre todo los que tienen que ver con los campos de concentración. El más grande crimen de la II Guerra Mundial, el bombardeo de las ciudades alemanas o el atómico sobre Japón nunca se ha tratado en películas, excepción aparte de “Slaughterhouse Five” (Matadero Cinco) de Kurt Vonnegut, sobre el bombardeo contra Dresde.
 
La alegación hecha contra los nazis es que ellos exterminaron a seis millones de judíos durante la guerra, sobre todo gaseándolos. Esta alegación ha sido rebatida como falsa por el profesor Arthur Butz en su obra “The Hoax of the Twentieth Century” (La Mentira del Siglo XX), o por el Dr. Charles Weber en “The Holocaust” (El Holocausto), por Walter Sanning en “The Dissolution of Eastern European Jewry” (La Desaparición de la Judería del Este de Europa), por el Dr. Wilhelm Stäglich en su “The Auschwitz Myth” (El Mito de Auschwitz), por el Dr. Robert Faurisson en “The Problem of Gas Chambers” (El problema de las Cámaras de Gas) y por el profesor Paul Rassinier en su “Debunking the Genocide Myth” (Desacreditando el Mito del Genocidio). Debido a la  presión de la “Policía del Pensamiento” y la auto-censura de los medios y de las editoriales, estos libros no están disponibles fácilmente.
 
Estos libros parecen demostrar que no hubo un plan de exterminio de los judíos en la II Guerra Mundial, que tampoco hubo cámaras de gas, que menos de 500.000 personas murieron en los campos de concentración y la mayoría de muertes de judíos fueron a causa de enfermedades como el tifus. 

Muchos escritores judíos, incluyendo a J. Cohn-Bendir, C. Karnoouh o J. Assons, aceptan la visión revisionista del Holocausto. Muchos estudiosos y académicos que analizan la historia moderna europea son muy cobardes incluso para investigar las pruebas revisionistas, aunque sólo fuese para rechazarlas si no son ciertas. No quieren meterse en líos. El relato del Holocausto se repite hasta la saciedad para mantener el soporte emocional por Israel, y los judíos sionistas ya lo describieron como el “arma número uno de la propaganda de Israel”. Los judíos anti-sionistas como el Dr. Alfred Lilienthal describe el constate machaqueo del holocausto como la “Holocaustomania” y señala que el Holocausto se ha convertido en una especie de nueva religión entre los judíos. Noam Chomsky el conocido judío intelectual describe las reacciones del Dr. Rubinstein contra el profesor Faurisson que decía que no hubo cámaras de gas, como la reacción de un fanático religioso.
 
El Holocausto es tan importante para los judíos sionistas que profesor Friedlander dijo que “la Escuela Revisionista de historiadores, esos que dicen que el Holocausto jamás existió, que es una invención judía, están más preocupados que las “posiciones políticas” de los países sobre este asunto. 

Mientras tanto el profesor H. Littell ha dicho que “no se puede discutir la verdad del Holocausto. Esto es una distorsión del concepto de hablar libremente”. A pesar de las convincentes pruebas, los revisionistas son perseguidos y censurados. En la revista australiana “Quadrant”, describe a los revisionistas como el Profesor Butz o el profesor Faurisson como “desgraciados lobos solitarios y posiblemente más diabólicos que Himmler y Pol-Pot”. Como es costumbre a un ataque así no se permite responder...
 
El problema de otros dictadores, sobre todo de izquierdas como Mao Tse Tung, es que han desaparecido de la memoria. Mao ha sido prácticamente eliminado de la historia de China. Algo parecido ha sucedido con Stalin. Sin embargo Hitler no ha sido eliminado de la historia. Él aparece siempre como Goldstein en las pantallas de “1984”. Hace falta para mantener el retrato que han fabricado de la II Guerra Mundial como una guerra entre el bien y el mal. Hitler también es muy útil para la industria de Hollywood sobre la II Guerra Mundial y sus innumerables películas sobre ese conflicto. El Dr. Llienthal ha señalado en su libro “The Zionist Connection”, que las tres mayores cadenas de televisión (NBC, ABC y CBS), así como las mayores compañías cinematográficas, distribuidores y editoriales, periódicos como el “New York Times” o el “Washington Post” y revistas como “Time” y “Newsweek”, son propiedad y controlados por judíos sionistas que utilizan la imagen malvada de Hitler y el Holocausto, como armas de propaganda por Israel.
 
Muchos aspectos de la historia están envueltos en el secretismo y reciben mínima publicidad. Por ejemplo, la colaboración entre los nazis y los sionistas en la II Guerra Mundial. O las pruebas revisionistas sobre el trato de los judíos durante la guerra, o el papel de Subhas Bose en la lucha por la independencia de la India, o las masacres de los soviéticos antes, durante y después de la II Guerra Mundial, o el hundimiento de los barcos de pasajeros Wilhelm Gustloff, General Steuben y el Goya con una perdida de más de 18.000 personas, entre otras catástrofes. Todo esto, apenas es comentado en los medios controlados de occidente. La colaboración entre los nazis y los sionistas es descrita por escritores judíos en libros como “Perfidy” (Perfidia) de Ben Hecht, “The Holocaust Victims Accuse” (La Víctimas del Holocausto Acusan), de M. Shonfeld, “Eichmann in Jerusalem” (Eichmann en Jerusalén), de Hanna Arendt, “Zionism in the Age of Dictators” (El Sionismo en el Tiempo de las Dictaduras), de Lenni Brenner.
 
Pero ¿Qué sabemos de todo esto? ¿Quien lo lee? ¿Quien tiene el valor de decirlo públicamente? ¿Qué emisora, periódico o cadena de televisión se la juega?

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