jueves, 1 de enero de 2015

LA BANCARROTA DE DETROIT (Editado originalmente el 15/8/2012)


Como ya dije en otro artículo sobre este asunto, Detroit es una ciudad que siempre estuvo presente en conversaciones y admiración en mi casa por la experiencia laboral y profesional de mi padre en esa ciudad durante mediados de los años 50. Pero todo eso es pura historia. A veces he pensado que diría mi pobre padre viendo el desastre actual de una de las ciudades más pujantes, si no la más, en los años 40/50/60 en USA. ¡Y la admiración que él tenía por la misma...!

Poco a poco se van sabiendo más datos del desastre institucional y social que no se pueden enmascarar y que ya comentaba en el artículo que he citado más arriba. Antes de la bancarrota de la ciudad, cada año el consistorio de la misma recibía 290 millones de dólares de 71 diferentes donantes institucionales y federales como el Ministerio de Justicia o el Departamento de Hogares y Desarrollo Urbano, entre otros.

Es una cifra enorme anual que los contribuyentes norteamericanos han pagado por una ciudad regida y habitada desastrosamente por un 90% de población negra. Gracias a ese dinero ha podido mantenerse a flote y pagar los continuos desmanes y mala gestión, hasta que ya no ha sido posible continuar este estado de cosas. Muchos de los americanos que conozco dicen que este tipo de inyecciones económicas se aplicaron cuando una ciudad es regida con el espíritu negro y le falta un sentido de orgullo cívico y virtudes sociales. Pensemos que sólo la mitad de sus habitantes pagaban impuestos, pero disfrutaban de las ventajas sociales que el consistorio de color había decidido entregar sin discutir con el dinero que recibía de las instituciones.

No tengo dudas de que el presidente Barack Hussein Obama hubiese firmado con alegría un cheque de 18.500 millones de dólares si hubiese podido (la deuda de Detroit), para salvar la ciudad y continuar con ese estado de cosas. Pero no le ha sido posible a pesar de que defiende a los negros como si no hubiese sido culpa de ellos este desastre.

Antes de que los negros llegasen al poder en 1973/74, que fue el momento en que comenzaron el desplazamiento/sustitución a la población blanca hasta conseguir la mayoría de población y poder votar democráticamente a su propia gente, el reverendo Clage uno de los máximos líderes del grupo radical “Group of Advanced Leadership”, uno de los muchos grupos nacionalistas negros, que hacia presión sobre la importancia del poder político negro en aquellas áreas en que los negros ya eran mayoría. Así lo expresaba en aquel entonces:

“Podemos votar negro y podemos controlar las estructuras políticas de la ciudad en cualquier área en la que seamos mayoría. Eso es una realidad y es exactamente lo mismo que harían lo blancos si fuesen negros. Los negros prontos seremos una mayoría en Detroit y votando negro, podremos elegir a un alcalde negro, un consejo negro y una escuela negra”.

Leyendo al reverendo Cleage, queda claro y así fue, que la única calificación necesaria para un candidato era ser “devoto de la nación negra y poniendo toda su dedicación primero a la gente negra” Esto puede leerse en “Detroit: Race and Uneven Development” de Joe T. Darden, página 207.

Las proféticas palabras del reverendo, dejaban claro que los negros serían mayoría en Detroit y por presión política, el voto, eligiendo a un alcalde negro tras otro, un consejo negro tras otro y pudiendo tener el control de las escuelas públicas. Las calificaciones y la preparación no eran importantes mientras quien buscase un trabajo, o un funcionario o el candidato político de turno fuesen negros, pero todos ellos “devotos de la nación negra”... Esta fue la razón de la muerte de Detroit y que haya sobrevivido hasta ahora con la donación de 291 millones de dólares anuales, de diferentes organizaciones.

Las lecciones del colapso de Detroit son dolorosas para mis amigos norteamericanos, pero sobre todo lo son para esos que aún tienen pensamientos igualitarios con la candidez de los niños que esperan a Santa Claus. Pero estas lecciones, que lo son para todos no lo olvidemos, caen en oídos sordos de esos que todavía creen que se debe culpar a algún blanco invisible que quisiera tener encarcelados perpetuamente a los negros en “las plantaciones”.

Como dejó claro el reverendo Cleage, la situación política, económica y moral en un Detroit con un 90% de población negra, es simple de diagnosticar: votando negro, el destino de Detroit se alineó con el del mundo negro.

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