jueves, 1 de enero de 2015

EL ATRACTIVO DURADERO 2/2 (Editado originalmente el 2/8/2013)


Sigo con la presentación del libro ya editado hace tiempo, pero muy interesante titulado “Hitler as Philosophe: Remnants of the Enlightenment in National Socialism", por Lawrence Birken, Editorial Westport, Conn.: Praeger, 1995.

El autor se mete en uno de los asuntos clave del “Hitlerismo” como él llama a ese periodo convulso de la historia occidental: la visión de Hitler sobre la raza y la religión. Birken dice “que a pesar de ser castigado sin fin como el ‘más notorio racista del siglo XX’, las ideas raciales de Hitler estaban en armonía con las corrientes del siglo XIX e inicios del XX del pensamiento europeo. Resulta obvio que Hitler tenía una ‘teoría clásica’ de la raza que encajaba muy bien con sus criterios clásicos de economía política”. Y lejos de ser aberrante o extraña, su visión de la raza era coherente con las de prominentes europeos décadas antes de la II Guerra Mundial. Y aunque Birken no lo diga específicamente, la visión racial de Hitler era comparable a la de Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson y Winston Churchill.

Contrariamente a la visión popularizada, Hitler nunca dio apoyo a alimentar una raza hiper-aria, rubia y homogénea. Aceptando la realidad de que la población alemana consistía en diferentes sub-grupos raciales, él forzaba la unidad nacional y social del pueblo. Un cierto grado de variedad racial era deseable, pensaba Hitler, y demasiada mezcla racial u homogeneidad podría ser dañina porque haría homogeneizar y por ello eliminaría los trazos genéticos superiores e inferiores. Hitler creía que “tanto la mojigateria conservadora como el erotismo radical” dañaban a la sociedad y se oponía al control de la natalidad ya que tendía a rebajar la calidad genética de la sociedad que la practicaba.

A pesar de que era crítico con el cristianismo, Hitler no era ateo. Birken lo indica en su libro “La religión del ‘Hitlerismo’ era esencialmente un tipo de deísmo. Como Thomas Jefferson y otros prominentes líderes americanos de la primera época, Hitler igualaba a Dios con el dominio de las leyes naturales en relación al universo y por el nacionalsocialismo era un socialismo natural”.

Con referencia a la actitud hacia los judíos, Birken dice que es “gran error ver el anti-semitismo como un rechazo a los valores de la Ilustración. Al contrario, la Ilustración simplemente secularizaba en vez de destruir la tradicional judeo-fobia” Todos sabemos que no hubo mayor anti-judío en occidente en sus escritos que Voltaire, el gran filósofo francés, que veía a los judíos como “enemigos de la humanidad”. “El concepto de “fraternidad social” de la Ilustración, pide solidaridad social, que implica que los judíos como extranjeros y auto-complacientes, no podían encajar en ese esquema” remata Birken.

“La actitud hostil de Hitler hacia los judíos” dice Birken, “no era irracional o aberrante. Él veía a los judíos como ‘la personificación de una gran mentira’ ya que mientras ellos pretenden ser vistos como una simple comunidad religiosa, de hecho constituían grupo étnicamente auto-selectivo nacional con ambiciones internacionales” “Hitler veía a los judíos como el enemigo mundial y por ello Hitler veía como un deber común a todas las naciones el combatir el poder y la influencia judía” Birken le llama a esto Universalismo Germánico”

Birken habla sobre los Estados Unidos y la actitud de Hitler hacia los mismos, que era una mezcla de cosas. Veía mucho para admirar a ese país durante los siglos XVIII y XIX, hasta antes de 1940 y abogaba por las políticas raciales blancas, sus restricciones a la inmigración no-blanca y el adoptar medidas eugenésicas pioneras. Pero Hitler también veía una tendencias terribles durante los años 20 y 30. Haciéndose eco de la visión de Henry Ford, se desalentó al ver el espectacular crecimiento del poder judío y su influencia cultural y con respecto a Roosevelt y su gobierno “New Deal”, fue una revolución a través de la cual los judíos usurparon a la clase dirigente tradicional.

La derrota de Alemania en 1945, según acertadamente Birken indica “marcó claramente una línea divisoria” en la historia del mundo y especialmente para occidente. “Siendo realistas” dice Birken “la derrota de Hitler se convirtió implícitamente en la derrota de los estados-nación europeos y los valores de la Ilustración que los sustentaban. Los herederos de Alemania, Los Estados Unidos y la Unión Soviética, fueron fundamentalmente imperios transnacionales y multirraciales, cuyos territorios parecían ilimitados”. Como resultado, durante medio siglo y según Birken, hemos vivido en lo que llama el mundo del “capitalismo del consumidor” en el cual “el orden jerárquico de los sexos y razas que había sostenido el nacionalismo burgués se ha desintegrado, y en el cual el incremento del relativismo en los valores se fomenta por una mayor globalización de la economía y consecuentemente emerge una élite de negocios multinacional”.

Este nuevo orden mundial durará menos en el tiempo de lo que parece según Birken. El colapso reciente (entonces cuando se editó el libro), de la multirracial y multiétnica Unión Soviética, avisa, lleva a problemas similares para los USA (sólo basta ver cómo están los USA hoy...). Sólo una simple contracción de la economía puede amenazar “en disolver los USA en diferentes razas”. “Lo que dijo Hitler en los años 30 es lo que los nacionalistas raciales dicen hoy en día: que una nación multirracial pervierte el orden natural de las cosas. Los USA deberá ser o un estado de dominación blanca (como lo fue siempre) o una colección de repúblicas hechas para tal o cual grupo” Por ello, sigue Birken “Si Hitler tenía razón, los USA es construcción artificial y no natural que va creciendo que no se merece sobrevivir y que no sobrevivirá”. Birken teme que el ‘Hitlerismo’ se convierta en más y más atractivo para los que hoy rechazan  el “capitalismo consumista supranacional” y quienes resisten la rápidamente emergente sociedad multirracial”. Esta visión alternativa tiene atractivo más allá de USA y Europa, cree Birken y como indica también “Hitler luchó contra el Imperio Británico, una guerra que nunca quiso ni buscó, y que se ganó la admiración de los pueblos colonizados desde Irlanda hasta la India”

Birken concluye su libro con un ferviente llamamiento para “la gradual formación de una raza americana como la máxima síntesis y en ello los americanos serán universales o "cosmic people” como él dice en su libro. “No debemos de tener miedo por el mestizaje” dice Birken, y ello es coherente con lo que dijo Bill Clinton en su muy discutido discurso del 14 de Junio de 1997 en San Diego sobre las relaciones raciales y marcó claramente el objetivo de convertir a los USA “en la primera y verdadera democracia multirracial del mundo”. No todos estaban de acuerdo, lógicamente.

Esto demuestra que a pesar de cosas interesantes en el libro de Birken, la candidez que muestra en temas como el mestizaje y para alguien que tenga la mente abierta hacia el pasado, la historia nos demuestra la fantasía de este objetivo, tanto de Birken como de Clinton. Una visión no menos utópica y peligrosa que la del Comunismo Marxista. Tengo claro que para convertir a la población americana en una “entidad universal racial y cultural” requerirá una represión del gobierno a escala inimaginable. Por ello, creo que pocos americanos y occidentales son conscientes de las enormes implicaciones del este programa radical que Birken o Clinton entre otros, están preparando para nuestro futuro. Pero una vez este en marcha de verdad, como teme el profesor Birken, muchos se volverán hacia el “Hitlerismo” como una alternativa a la ideología oficial dominante.

Las décadas de larga campaña de demonización de Hitler y el III Reich pueden contribuir a convencer a millones de occidentales que el “Hitlerismo” es la antítesis de la ideología del  “stablishment” y por ello, precisamente, la única y verdadera alternativa

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