jueves, 22 de enero de 2015

LAS MENTIRAS SOBRE ABRAHAM LINCOLN (editado originalmente el 24/4/2013)



“Diré entonces que no no estoy y no he estado nunca a favor de traer la igualdad de ninguna manera tanto política como social de las razas blanca y negra, y que no estoy y no he estado nunca a favor de hacer jurados o votantes a los negros, ni cualificarles para gestionar un negocio, ni que hayan bodas interraciales con los blancos; y diré además que hay una diferencia física entre las razas blanca y negra que creo que impedirá que las dos razas puedan vivir juntas en términos de igualdad política y social. Y teniendo en cuenta eso, donde puedan estar juntas deberá haber una posición de superior e inferior, y yo sobre otros hombres estoy a favor de que tenga asignada una posición superior la raza blanca”

Del debate de Abraham Lincoln con Stephen Douglas, 18 de Septiembre de 1858, Abraham Lincoln: Speeches and Writings, 1832-1858 (New York: Library of America, 1989), pp. 636-637

Aunque creo que los confederados y señores del sur deberían de haber ganado la Guerra Civil americana, personalmente tengo simpatía por Lincoln por dos motivos: por su discurso en Gettysburg y porque creó los “Greenbacks” o moneda editada por el propio gobierno de Lincoln y respaldado por el patrón plata, para poder sacarse de encima la deuda y las garras de la banca internacionalista y poder dar créditos bajos a la población. Eso le costó la vida.

Las palabras con las que empiezo este artículo son las palabras del Lincoln de verdad, que fue el mayor supremacista blanco de su época. De hecho, él fue un extremista que abogó por la  “colonización” o deportación de los negros durante toda su vida. Tan pronto como llegó a la política en 1830, se convirtió en el “director” de la “Illinois Colonization Society”, que quería utilizar los impuestos estatales para deportar a los pocos negros libres que vivían en el estado. Illinois hizo una enmienda de su constitución en 1848, para prohibir la inmigración de negros en ese estado. Una enmienda que Lincoln apoyó.

Lincoln seguía las huellas de su admirado ídolo Henry Clay, que fue el el presidente de la “American Colonization Society” y apoyó a Clay en todo este asunto. Durante su presidencia, Lincoln estableció una oficina de colonización en el Departamento de Interior y dio 600.000 US$, mientras trabajaba diligentemente para planificar la deportación de negros a Liberia, Haiti, Jamaica, America Central, las Indias Orientales o cualquier otro sitio lejos de los USA. Estos hechos históricos, han sido siempre un problema para los que suministraban la historia edulcorada y de tebeo sobre Lincoln y que ha sido explicada al mundo durante varias generaciones. Esos tebeos sugerían que Lincoln era un santo racial, pero la verdad es exactamente lo opuesto a eso. El culto a Lincoln ha ocultado esas verdades y jamás han aparecido en los libros de texto de los USA por supuesto, ni en películas o artículos sobre el personaje. Y en el caso de que hubiese aparecido algo así, el culto encontró “excusas” y “justificaciones”, para las acciones y lenguaje racista de Lincoln.

Por ejemplo, una excusa asociada al historiador de la Universidad de Princenton, James McPherson, es que Lincoln mentía cuando hablaba de colonización en vez de emancipación, como siempre hizo, hasta el punto de ablandar la oposición norteña a la emancipación. A esto le llaman los del culto como la “teoría de la nana”. El mismo Lincoln nunca dijo algo así. McPherson se ha sacado esta historieta de la manga. Una segunda excusa es una igualmente infundada teoría basada en algo que Lincoln no dijo en toda su vida. Se especula que alrededor de 1863, Lincoln sufrió una especie de transformación divina y ya no fue el racista extremo que sus discursos demuestran. Los del culto a Lincoln explican de forma cándida que fue porque dejó de dar discursos sobre la colonización y que simplemente había abandonado la idea.

Por supuesto que los políticos hacen el máximo esfuerzo para mantener al público sin conocimiento sobre sus maquinaciones políticas. Tampoco hacen discursos anunciando cada punto de sus estrategias y conveniencias. Es frecuente que un político se guarde los planes para sí mismo y es verdad también para Lincoln como político que fue. La teoría de la transformación divina está basada en una visión extremadamente cándida del mundo de la política.

Ambas teorías han sido destrozadas en un libro monumental y que recomiendo titulado: “Colonization after Emancipation: Lincoln and the Movement for Black Resettlement”, de Phillip W. Magness de American University y Sebastian, Oxford University y que se basa en documentación recientemente aparecida en archivos nacionales británicos y americanos, que incluyen cartas firmadas por el propio Lincoln. La investigación de esa información ha constatado que Lincoln siguió con su colonización hasta el mismo día de su asesinato, cuando discutía los planes con el general Benjamín Butler, para deportar a los esclavos ya libres. No hubo ninguna transformación divina y la “nana” de McPherson es absolutamente falsa.

El libro documenta meticulosamente que durante los dos últimos años de la presidencia de Lincoln, el trabajo en varios planes de colonización habían “progresado... y generalmente por el apoyo y aprobación directa del presidente”. Largas discusiones tuvieron lugar con los gobiernos británico y holandés, que negociaban en nombre de intereses de negocio para sus propios países ya que tenían falta de mano de obra en colonias como Las Honduras Británicas, Guayana Holandesa y otros lugares. Tras la Proclamación de Emancipación, Lincoln trabajó duramente en sus diversos proyectos de colonización. El Primer Ministro Británico, Lord Lyons dijo en un despacho a Londres que “El Presidente de los Estados Unidos envió ayer por mí y tras presentarme ante él que estaba ansioso desde hacía tiempo por hablar conmigo de una forma informal y no oficial sobre el asunto de promover la emigración de los negros desde su país a las colonias británicas”

Poco después, Lincoln se reunió con Thomas Malcolm, de la “Pennsylvania Colonization Society” para discutir la deportación de los negros de ese estado a Liberia. Y envió a un emisario para visitar los “campos de contrabando”, donde los esclavos capturados del sur estaban retenidos, para lograr emigrantes para la colonización de Honduras. El miembro del gabinete de Lincoln más pro-colonización fue el responsable de Correos Montgomery Blair, que anunció públicamente que el “destino glorioso” de cualquier esclavo libre, sería “consumado en los trópicos americanos”. Es interesante reseñar que que el primer negro en tener una posición administrativa en el Gobierno USA fue J. Willis Menard, que favoreció la colonización negra. Estaba como empleado en la oficina de colonización...

El libro citado documenta que la colonización fue la política oficial del gobierno de Lincoln desde 1864 y 1865, con varios planes que fueron frustrados por la burocracia, corrupción y los chanchullos políticos. Se dice que Lincoln perdía los nervios ante estos problemas y fallos. Al final de su vida, el general Benjamín Butler fue llamado a una entrevista sobre la colonización dos días antes del asesinato de Lincoln “¿Qué debemos hacer con los negros cuando sean libres?” le preguntó Lincoln al general. Según Butler, Lincoln añadió “Me cuesta creer que el Norte y el Sur puedan vivir en paz, hasta que no nos saquemos de encima a los negros”. Butler propuso deportar los esclavos libres a Panamá a cavar el canal, décadas antes de que el canal de Panamá se hiciese. “Hay carne para ello, general, hay carne para ello” respondió Lincoln.

Al principio, estudiosos de Lincoln aceptaban que esta reunión ocurrió, pero luego el cultista/fabricante de excusas Mark E. Neely dijo que esa reunión no pudo haber sucedido porque Butler no estaba en Washington el día que esa reunión tuvo lugar. El libro deja claro que la reunión sí se llevó a cabo. Este libro prueba de forma inequívoca que “la colonización se mantuvo sobre la mesa mucho después de la Proclamación de la Emancipación”, contrariamente a la “sabiduría aceptada” de James McPherson y otros adoradores de Lincoln. El libro concluye que “La visión de que el ‘Gran Emancipador” suscribió las creencias colonizadoras, sobre todo al final de su vida, parece que no tiene nada que ver con la reputación popular de “racialmente igualitario”. Sin duda, así es.

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