jueves, 22 de enero de 2015

NELSON MANDELA: ¿UNA LEYENDA? ¿UN MITO? (Editado originalmente el 27/12/2013)


Es tremendo el aluvión mediático de alabanzas, loas, aclamaciones, llantos, etc., por la muerte de Nelson Mandela. Alabanzas sin fin de actores, políticos y otras celebridades nos han regalado los oídos hasta la saciedad en estos días. Creo que la cosa empieza por reconocer que ha habido durante mucho tiempo en occidente, una búsqueda de un líder y santo del Tercer Mundo para celebrarlo. Lenin, Stalin y Mao disfrutaron de esta aclamación occidental a varios niveles y tiempos. Pero también Nkrumah, Ho Chi Min, Fidel Castro, Che Guevara, Hugo Chavez y otros más. En todos estos casos se descubrió que tenían los pies de barro o incluso cosas peores... En la era moderna dos hombre han tenido una aclamación absoluta y sin críticas: Gandhi y Mandela.

Gandhi fue un abogado fracasado, que tuvo que irse de la India a Sudáfrica para poder vivir. Denunció a compañías de trenes, doctores, a la medicina moderna, hospitales y muchos otros elementos de la vida actual. También decía que los negros sudafricanos eran meros salvajes y defendió el sistema indio de castas, sin olvidar que su lucha pacifista contra los ingleses le costó a la India más de tres millones de muertos. 

De igual modo, Nelson Mandela también tenía su buena ración de errores. Pero en ambos casos, nada de todo esto parece importar ahora. La canonización parece depender de un pozo sin fondo de culpabilidad del hombre blanco sobre la esclavitud, colonialismo y el maltrato a los negros, aliada fiel de la búsqueda del “buen salvaje” y el anhelo por descubrir todo ello en algún lugar. Por fin, en el Tercer Mundo se ha descubierto un nuevo modelo, una nueva forma que trasciende nuestro terrible capitalismo o el fracasado comunismo.

Es como si uno se hace devoto de uno de estos dos superhéroes, uno puede recibir la absolución de esa terrible culpabilidad. Uno aprecia estos sentimientos: están muy extendidos, son reales y poderosos y no son un descrédito para nadie. Desafortunadamente, son todo lo que son. La realidad es algo más.

Los hechos clave en la vida de Mandela son que en los años 40’s, junto a Oliver tambo y Walter Sisulu, conquistaron a la La Joven Liga del partido negro nacionalista más importante de Sudáfrica, el ANC (African National Congress). Y en ese tiempo también, el pequeño pero influyente SACP (South African Communist Party) entró en alianza con el ANC y comenzó a infiltrarlo a varios niveles. En 1952, el líder del ANC, James Moroka, fue derrocado por estas fuerzas más radicales, que lo consideraban demasiado conservador. Su sucesor, Albert Luthuli, era un cristiano liberal y trató de acomodar a los comunistas, ya que siempre temió que habían defenestrado a su antecesor, y para no sufrir el mismo destino.

Sin embargo, en Abril de 1959 el ANC se dividió, con muchos radicales saliendo para formar el PAC (Pan African Congress), dirigido por Robert Sobukwe. El PAC denunció de forma airada la enorme influencia del SACP dentro del ANC y pidió un partido que fuese totalmente africano. Sobukwe fue un líder con talento y carismático por lo que el PAC ganó terreno rápidamente. Esto hizo cundir el pánico dentro del SACP, entonces mayoritariamente blanco y judío. Dos líderes en crecimiento del SACP, Joe Slovo y su mujer Ruth First, ayudaron y aconsejaron a un joven Mandela, enrolándolo en el partido y posicionándolo como el líder de futuro más obvio. El SACP decidió que la única forma de eliminar la amenaza del PAC, era lanzar una ofensiva armada contra el gobierno del apartheid. De forma acorde, el partido montó el Umkhonto we Sizwe (Lanza de la Nación o MK), la versión sudafricana del IRA irlandés.

Era una organización 100% comunista y Mandela, que lo encabezaba, estaba entonces en el Comité Central del Partido, un hecho del cual él mintió dos veces, primero ante la corte de justicia y después en su autobiografía. Cuando el MK lanzó su campaña de sabotajes, el ANC fue empujado a aceptarlo rápidamente y entonces fue aceptado como el brazo armado del ANC. Luthuli, que creía en la no-violencia, fue brutalmente apartado para permitir que Mandela que fuese el nuevo líder. El MK no era rival para la policía sudafricana y sus líderes fueron rápidamente cercados y encarcelados. 

Durante los siguientes 28 años, la ofensiva armada no fue más que un gesto militante sin más entidad. Ni remotamente amenazó al control del gobierno.

Por todo lo citado y entrando en más detalles, Mandela lejos de ser un activista pasivo y no violento, fue la cabeza del ala militar del ANC y se inspiró en los escritos de Mao y el Che Guevara. Construyó una pequeña fuerza insurgente, entrenada para destruir objetivos sencillos, como torres eléctricas y vías de tren. Sus miembros aprendieron a fabricar bombas primitivas con cosas y objetos que encontraban en las granjas sudafricanas. En 1962, Mandela era todavía un terrorista buscado por la policía y llevando una existencia de forajido. Los medios le llegaron a llamar “La Pimpinela Negra”, ya que siempre evitaba la captura. En ese año y en base a múltiples documentos históricos, hizo un viaje secreto de seis meses de duración a una docena de estados africanos, buscando apoyo político y dinero de otros grupos y ejércitos revolucionarios africanos. Volvió a Sudáfrica con 30.000$ y un reavivado entusiasmo por la guerra de guerrillas.

Incluso él mismo siguió su propio entrenamiento militar, pasando semanas en la zona de tiro y perfeccionando sus conocimientos en explosivos en campos de entrenamiento en Marruecos y Etiopía. La noche antes de su arresto por traición y sabotaje, Mandela fue visto en una fiesta en Durban, vistiendo orgullosamente pantalones kaki con una pistola al cinto. El MK lanzó más de 3.000 ataques y mató al menos a 100 personas, sobre todo civiles, según el informe de la South Africa’s Truth and Reconciliation Commission. Y mientras Mandela estuvo en prisión, nunca se rindió en su lucha armada manteniendo el contacto con los sucesivos cabecillas del MK, sobre tácticas a través de mensajes secretos que llevaban sus visitantes incluyendo a su mujer Winnie Mandela o su abogado George Bizos. Amnistia Internacional jamás pidió su puesta en libertad ya que los cargos y la pena eran justas.

“El ANC es la típica organización terrorista... Cualquiera que piense que llegará a acabar con el gobierno de Sudáfrica, está en una nube de fantasía” Margaret Thatcher, 1987

“¿Cuanto más tiempo va a permitir el Primer Ministro ser pateado en la cara por este terrorista negro?” Terry Dicks, MP (Miembro del Parlamento), mediados de los 80

“Nelson Mandela debe ser eliminado de un tiro” Teddy Taylor, MP (Miembro del Parlamento), mediados de los 80


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