jueves, 22 de enero de 2015

LIBERTAD EN EUROPA (Editado originalmente el 7/11/2013)


Sabéis que me gusta que la gente opine lo que quiera siempre que sea con modales y educación. No me molesta que alguien pueda admirar a Stalin o a Hitler, Pol-Pot o Mao, Franco o Ernst Thälman, Khomeini o Mussolini.  En el fondo me da igual. Puedo pensar desde mi punto de vista, que esa persona puede ser una buena persona, pero que está equivocada por muchas razones. Es muy posible que lo piensen de mi también, pero no me preocupa especialmente. Creo en la libertad individual y en su ejercicio. Y lo creo profundamente. Hasta la fecha, nadie ha podido demostrarme el error en mis ideas o planteamientos. Yo no estoy en posesión de la verdad, bueno nadie lo está, pero defiendo mis ideas con argumentos que creo sólidos y que con el tiempo se van demostrando que se ajustan a los acontecimientos.

La última del sistema o “Moloch”contra los ciudadanos europeos ha surgido en la primera quincena de Octubre a través de un consejo de antiguos jefes de estado y líderes gubernamentales que han pedido a la Unión Europea para que pongan en marcha una unidades nacionales de vigilancia para controlar a los ciudadanos de los 27 miembros de la unión, sospechosos de “intolerancia”. No es una broma. El llamado Consejo Europeo sobre la Tolerancia y la Reconciliación (CETR), que es un “perro guardián de la tolerancia”, ha puesto en marcha bajo el liderazgo del antiguo presidente polaco Alexander Kwasniewski y de Mosher Kantor, Presidente del Congreso Europeo Judío, una llamada para la puesta en marcha de cuerpos de vigilancia gubernamentales, para controlar directamente el comportamiento “intolerante” de ciudadanos identificados y grupos.

Este consejo que también incluye a los antiguos presidentes de la República Checa, Eslovenia, Albania, Letonia y Chipre, además de antiguos primeros ministros de España y Suecia, hizo la propuesta en un informe que se entregó con un discurso de 45’ ante el Comité del Parlamento Europeo de las Libertades Civiles. Y lo importante que se subrayó en ese discurso fue que estas “unidades especiales administrativas, deberían operar preferiblemente desde el Ministerio de Justicia” Y como recochineo, se dijo como paradoja “No hay necesidad de ser tolerantes con los intolerantes, cuando se trata de la libertad de expresión”

El CETR denominó a su propuesta “Estructura del Estatuto Nacional para la Promoción de la Tolerancia” y se presentó como parte del trabajo de la Unión Europea hacia una nueva “Directiva del Tratamiento de la Igualdad” y publicada bajo el título “Propuesta para un Consejo Directivo para la implementación del principio para el trato igualitario entre las personas al margen de su religión o creencias, minusvalía, edad u orientación sexual”. Y no es todo. A este respecto el “Observatorio de la Dignidad Europea”, un perro guardián de los derechos civiles (¿y para cuando los deberes?...), ha advertido que esta directiva “trata de imponer el control gubernamental sobre el comportamiento social y económico de los ciudadanos en el sentido más amplio posible”

En una crítica mordaz, el grupo dice que los principios básicos de esa Estructura que plantea el CETR es defectuosa y que “interfiere de forma sin precedentes con la libertad y los derechos de los  ciudadanos y que por lo tanto distorsiona los conceptos de justicia e igualdad” De todas formas no nos fiemos del “Observatorio de la Dignidad Europea”, ya que al final la subvención la recibe de Bruselas y por lo tanto ellos mismos crean a su enemigo para controlar ambas partes... este observatorio dice que a “través de una prueba inversa, esto anima a los litigios frívolos y llevará al control público institucionalizado”. Es decir a la opinión privada y el pensamiento, dicen.

La Estructura que plantea el CETR pide poner fuera de la ley el “libelo”, que define como “comentarios difamatorios hechos en público o contra un grupo... o sus miembros, con el objetivo de instigar a la violencia, calumniando al grupo, llevándolo al ridículo o imputándole acusaciones falsas” Y atención, añade que el “libelo” puede aparecer en otro momento histórico o lugar. Es decir, no se podrá hablar de judíos por ejemplo y sobre su historia durante la II Guerra Mundial. Habrá que ceñirse a la historia y dogma oficial para no incurrir en delito. También estarán sujetas a penas criminales los llamados “crímenes del odio”, que incluirán no sólo “incitación a la violencia o aprobación de ideología totalitaria, xenofobia o anti-semitismo”.

“Los miembros de grupos vulnerables” añade “recibirán una protección especial” además de las protecciones legales que ya disfrutan por parte de sus gobiernos. Esta “protección especial puede implicar un trato preferencial, para esas personas o grupos identificados como vulnerables”. Esta estructura del CETR confía en realizar “acciones concretas para combatir la intolerancia, en particular con el objetivos de eliminar el racismo, discriminación étnica, intolerancia religiosa, ideologías totalitarias, anti-semitismo, anti-feminismo y homofobia”. Casi nada... El documento propone no sólo poner fuera de la ley lo que definen como “intolerancia” de los gobiernos, sino también del ciudadano individual. 

Dicen que “Es importante presionar de que la tolerancia deber ser practicada no sólo por los gobiernos, sino también por los individuos”. Y sigue “la garantía de tolerancia debe ser entendida no sólo como una relación vertical (gobierno-individuos), sino también como una relación horizontal (grupo a grupo y persona a persona). Y rematan “es obligación del gobierno asegurar que la intolerancia no se practica ni en las relaciones verticales, ni horizontales”

Sophia Kuby, portavoz del “Observatorio de la Dignidad Europea”, dijo que la Estructura propuesta “traiciona la esencial mentalidad totalitaria de algunos elementos dentro del aparato de la Unión Europea. Si el documento se adopta por el Parlamento Europeo, conducirá a situaciones en las cuales una acusación vaga o sin garantías podrán darse contra personas o grupos” Y sigue la señora Kuby “Grupos de una fe particular y escuelas ligadas a una religión particular o incluso padres que quieren enseñar a sus hijos ciertos valores morales, estarán todos bajo sospecha de ser intolerantes”

Como ya he dicho muchas veces, hay que salirse de esta locura que es la Unión Europea. No podemos estar en manos de personas que necesitan asistencia profesional urgente. Además ¿qué hace un judío como Mosher Kantor en este asunto europeo solicitando cómo controlarnos? Creo que podría aplicar todo esto en Israel, donde se pasan por el forro todos estos principios.

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