Todos sabemos que el hundimiento del transatlántico Lusitania, precipitó la entrada de los Estados Unidos en la I Guerra Mundial. Este hundimiento le costó la vida a unas 1200 personas del total de casi 2000 que iban a bordo, en ese fatídico 7 de Mayo de 1915, del que teóricamente era un simple barco de pasajeros de bandera británica de la línea Cunard y que fue hundido de forma traidora por el submarino alemán U20. El ataque se produjo a unas 15 millas del cabo Old Head of Kinsale. Irlanda. El Lusitania seguía la ruta Nueva York-Liverpool.
Siempre se dijo que era un barco que nada tenía que ver con la guerra y que sólo transportaba pasajeros civiles. Sin embargo, los buzos que han bajado hasta el barco, han descubierto que eso no era cierto y que había un oscuro secreto a bordo del Lusitania. Los buzos encontraron una carga de municiones inmensa en las bodegas del barco, que además provocó su rápido hundimiento en sólo 18 minutos, ya que estalló parte de la carga. Los supervivientes hablan de una segunda explosión enorme a bordo. Por ello, ese descubrimiento hace que los alemanes tuviesen razón al hundir el barco como legítimo objetivo de guerra.
Los británicos acusaron rápidamente a Alemania de piratería por matar civiles y sirvió para poner en contra de Alemania a los Estados Unidos que había perdido en el naufragio a 128 ciudadanos, entre ellos algunos multimillonarios y hombres de negocio. También algunos de los fallecidos eran niños, unos cien, la mayoría por debajo de los dos años. Robert Lansing, el Secretario de Estado norteamericano en aquel momento, escribió poco después que el “hundimiento le había dado la convicción que deberían ser finalmente aliados de los británicos”. Incluso y de forma falsa, se les dijo a los norteamericanos que los alemanes les habían dado a los niños, un día de fiesta en las escuelas para celebrar el hundimiento del Lusitania. Este desastre provocó un alud de carteles de reclutamiento, pidiendo venganza por las víctimas del barco. Recuerdo uno muy concreto y muy emocional en el que se mostraba a una joven madre hundiéndose con su pequeño en brazos con la simple frase de “Alístate”. Dos años después, los americanos se unieron a los británicos en su lucha contra Alemania, siendo una decisión que cambió la guerra de forma decisiva.
Los buzos estimaron que había más de cuatro millones de balas, fabricadas por Remington en Estados Unidos, en las bodegas del barco que se halla a unos 300 pies de profundidad. Los alemanes insistieron en que el barco, el más rápido del atlántico norte, se había usado como transporte de armas, para romper el bloqueo que Alemania había impuesto alrededor de Inglaterra desde el inicio de la guerra en Agosto de 1914. Siempre se ha sospechado que Winston Churchill a la sazón Primer Lord del Almirantazgo británico, sabía más de la cuenta sobre las circunstancias del ataque de lo que demostró en público. De hecho, existe una carta suya confidencial antes del suceso, en la que dice que un ataque de los submarinos alemanes sería bienvenido. Dice en la carta textualmente “Es muy importante atraer barcos neutrales a nuestras costas, con la esperanza de involucrar a los Estados Unidos con Alemania. Por nuestra parte, queremos ese tráfico, cuanto más mejor y si alguno se mete en problemas, aún mejor”.
Un escritor de la revista Men´s de Vogue, fue testigo del descubrimiento de los buzos y dijo “Hay balas fabricadas expresamente para matar alemanes en la I Guerra Mundial, balas que los dirigentes británicos en Whitehall y dirigentes americanos en Washington, han negado siempre que estuviesen a bordo del Lusitania”. Gregg Bemis, un hombre de negocios norteamericano, que posee los derechos de los restos del barco e invierte en los trabajos de recuperación, dijo que “esos cuatro millones de balas, no eran de ningún cazador privado. Ahora que lo hemos encontrado, los británicos no podrán seguir negando que había munición a bordo. Y eso nos hizo preguntarnos que más había en el barco. Habían toneladas y toneladas de cajas de mercancía almacenada sin refrigeración y que estaban marcadas de forma sospechosa como queso, mantequilla y ostras. Siempre sospeché que había explosivos de alta potencia en las bodegas del barco, que explotaron al ser alcanzadas por el torpedo. Eso fue lo que hundió el barco realmente”.
Tras leer estas afirmaciones y muchas más sobre la historia del Lusitania, yo no tengo dudas de que alguien puso el Lusitania allí, con esa carga. El resto es historia y coincidente con otras situaciones históricas en las que los Estados Unidos han buscado la razón que justificase su intervención en las guerras. Sucedió con España y el Maine, sucedió con el Lusitania, con Pearl Harbour, con la bahía de Tongkin, con las Torres Gemelas, y con países actualmente que se suponen una amenaza para los demás. Yo me pregunto ¿Quién es la amenaza real?
Siempre se dijo que era un barco que nada tenía que ver con la guerra y que sólo transportaba pasajeros civiles. Sin embargo, los buzos que han bajado hasta el barco, han descubierto que eso no era cierto y que había un oscuro secreto a bordo del Lusitania. Los buzos encontraron una carga de municiones inmensa en las bodegas del barco, que además provocó su rápido hundimiento en sólo 18 minutos, ya que estalló parte de la carga. Los supervivientes hablan de una segunda explosión enorme a bordo. Por ello, ese descubrimiento hace que los alemanes tuviesen razón al hundir el barco como legítimo objetivo de guerra.
Los británicos acusaron rápidamente a Alemania de piratería por matar civiles y sirvió para poner en contra de Alemania a los Estados Unidos que había perdido en el naufragio a 128 ciudadanos, entre ellos algunos multimillonarios y hombres de negocio. También algunos de los fallecidos eran niños, unos cien, la mayoría por debajo de los dos años. Robert Lansing, el Secretario de Estado norteamericano en aquel momento, escribió poco después que el “hundimiento le había dado la convicción que deberían ser finalmente aliados de los británicos”. Incluso y de forma falsa, se les dijo a los norteamericanos que los alemanes les habían dado a los niños, un día de fiesta en las escuelas para celebrar el hundimiento del Lusitania. Este desastre provocó un alud de carteles de reclutamiento, pidiendo venganza por las víctimas del barco. Recuerdo uno muy concreto y muy emocional en el que se mostraba a una joven madre hundiéndose con su pequeño en brazos con la simple frase de “Alístate”. Dos años después, los americanos se unieron a los británicos en su lucha contra Alemania, siendo una decisión que cambió la guerra de forma decisiva.
Los buzos estimaron que había más de cuatro millones de balas, fabricadas por Remington en Estados Unidos, en las bodegas del barco que se halla a unos 300 pies de profundidad. Los alemanes insistieron en que el barco, el más rápido del atlántico norte, se había usado como transporte de armas, para romper el bloqueo que Alemania había impuesto alrededor de Inglaterra desde el inicio de la guerra en Agosto de 1914. Siempre se ha sospechado que Winston Churchill a la sazón Primer Lord del Almirantazgo británico, sabía más de la cuenta sobre las circunstancias del ataque de lo que demostró en público. De hecho, existe una carta suya confidencial antes del suceso, en la que dice que un ataque de los submarinos alemanes sería bienvenido. Dice en la carta textualmente “Es muy importante atraer barcos neutrales a nuestras costas, con la esperanza de involucrar a los Estados Unidos con Alemania. Por nuestra parte, queremos ese tráfico, cuanto más mejor y si alguno se mete en problemas, aún mejor”.
Un escritor de la revista Men´s de Vogue, fue testigo del descubrimiento de los buzos y dijo “Hay balas fabricadas expresamente para matar alemanes en la I Guerra Mundial, balas que los dirigentes británicos en Whitehall y dirigentes americanos en Washington, han negado siempre que estuviesen a bordo del Lusitania”. Gregg Bemis, un hombre de negocios norteamericano, que posee los derechos de los restos del barco e invierte en los trabajos de recuperación, dijo que “esos cuatro millones de balas, no eran de ningún cazador privado. Ahora que lo hemos encontrado, los británicos no podrán seguir negando que había munición a bordo. Y eso nos hizo preguntarnos que más había en el barco. Habían toneladas y toneladas de cajas de mercancía almacenada sin refrigeración y que estaban marcadas de forma sospechosa como queso, mantequilla y ostras. Siempre sospeché que había explosivos de alta potencia en las bodegas del barco, que explotaron al ser alcanzadas por el torpedo. Eso fue lo que hundió el barco realmente”.
Tras leer estas afirmaciones y muchas más sobre la historia del Lusitania, yo no tengo dudas de que alguien puso el Lusitania allí, con esa carga. El resto es historia y coincidente con otras situaciones históricas en las que los Estados Unidos han buscado la razón que justificase su intervención en las guerras. Sucedió con España y el Maine, sucedió con el Lusitania, con Pearl Harbour, con la bahía de Tongkin, con las Torres Gemelas, y con países actualmente que se suponen una amenaza para los demás. Yo me pregunto ¿Quién es la amenaza real?
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