domingo, 25 de enero de 2015

VISIONARIOS 2/3 (Editado originalmente el 18/11/2013)


El conseguir libros prohibidos o que apenas tiene difusión pública, ni son recomendados por los grandes medios o disponer de información restringida es un elemento fundamental en el libro “1984” de Orwell. Por ejemplo, recuerdo cuando Winston Smith consigue un libro de Goldstein, prohibido por la “Policía del Pensamiento”. En nuestra sociedad, la presión de personas con una mentalidad de “Policía del Pensamiento”, inhibe la libertad de hablar u opinar sobre asuntos que el “Sistema-Moloch” considera peligrosos para su funcionamiento. Eso sucede también con libros, que se deben de conseguir bajo mano en lugares especializados o muy restringidos. Ha habido casos casos extremos en Europa, recuerdo el del profesor Helmut Diwald en Alemania, que fue forzado a sacar párrafos considerados por el “Sistema-Moloch” como revisionistas de su libro “Historia de los Alemanes”. En Suecia, los escritos de Ditlieb Felderer que cuestionaban el “Holocausto”, han sido prohibidos recientemente y fue encarcelado por “Crímenes de Pensamiento”. Esta detención y encarcelamiento debería alarmarnos a todos los que creemos en las libertades civiles.

Felderer, que se cuestionaba hasta dónde llegaban las supuestas atrocidades alemanas de guerra y explicaba las atrocidades de los Aliados, incluyendo el millón de muertos civiles por los bombardeos de las ciudades alemanas y japonesas, fue encarcelado como he dicho más arriba. Y siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética y su trato brutal a los disidentes, Felderer fue examinado psiquiatricamente. Esa encarcelación por cuestionar la historia oficial y su examen psiquiátrico, es un claro ejemplo de intimidación y amenaza a Felderer y a cualquier otro libre pensador, que tengan el valor de cuestionarse preguntas sobre el pasado. 

El acoso o la persecución de Felderer es parte de un plan a nivel mundial de silenciar a los escritores y estudiosos revisionistas. Con el revisionista francés y profesor Robert Faurisson, el esfuerzo de silenciarle fue en vano ya que el tribunal que le juzgó en 1983, barajaba multas de 200.000 dólares, pero no se pudo probar contra él. También hay maniobras de supuestos historiadores para apartar a profesores de sus cátedras, como fue el caso del profesor Arthur Butz de la universidad de Northwestern. En el caso del publicista y revisionista alemán Ernst Zündel, las autoridades de correos de Canada le negaron el uso del sistema postal durante su estancia en ese país. Varios escritores alemanes han sido encarcelados, mientras que un revisionista francés fue asesinado hace ya unos años.

Las cambiantes alianzas entre Oceanía, Eurasia y Estasia descritas en “1984” son iguales que las cambiantes alianzas entre los USA, la Unión Soviética y China. El estado de guerra perpetua descrita por Orwell también se refleja en las 300 guerras desde 1945, los 37 conflictos armados de menor escala y los más recientes de Irak, Afganistán, Líbano, Congo, etc. Parece que la guerra perpetua prevalece en varias sociedades multirraciales. El “Neolenguaje” y sus términos propagandísticos se utilizan en estas guerras. “Fuerzas de paz” es un término usado para hacer la guerra. Invasiones como la de la isla de Granada fue descrita como “aterrizajes”, planes de guerra agresiva se presentan como “estrategia de defensa”. El libro “Perpetual War for Perpetual Peace” (Guerra Perpetua para la Paz Perpetua), editado por Harry Elmer Barnes, describe la permanente economía de guerra de los USA, las artimañas utilizadas por el gobierno USA para entrar en la I y II Guerra Mundial y la censura de los disidentes por los medios, bibliotecas y críticos literarios. Sencillamente, no existen.

En el libro “Dynamics of War and Revolution” (Mecanismos de Guerra y Revolución) de Lawrence Dennis, se discute la necesidad de prepararse para guerras perpetuas para superar el desempleo, incrementar los beneficios y consumir el exceso de capital. Los mercados extranjeros se aseguran a través de la guerra y la ayuda extranjera. Se realizan enormes créditos que no pueden ser pagados por los deudores, como por ejemplo Brasil o Polonia. El papel de los bancos internacionales en la financiación de las guerras y revoluciones ha sido documentada y expuesta en muchos libros, muchos de los cuales no se pueden conseguir en librerías o bibliotecas. Por ejemplo, el Dr. Anthony Sutton documentó la relación entre la finanza internacionalista y la Revolución Rusa en su libro “Wall Street and the Russian Revolution”. 

La misión de la Cruz Roja USA a Moscú en 1917 llevaba a más financieros que médicos. Los bancos de Wall Street ayudaron a financiar la revolución. Esto ha sido barrido o apartado por los historiadores ya que rompe las ideas convencionales sobre las izquierdas y derechas. El libro de Conrad Grieb “Uncovering the Forces of War” (Descubriendo las Fuerzas de la Guerra), trata del papel de los financieros internacionalistas, prácticamente todos judíos, en su financiación al mismo tiempo de ambos contendientes en la guerra. Siempre ganan, sin preocuparse de las muertes que causa su negocio...

Todo esto está ligado a lo que yo llamo “La Incitación Organizada al Odio”. Lo medios de todos los países y fundamentalmente occidentales, están orientados y engrasados como correas de transmisión para incitar al odio a personas como Goldstein de “1984”, el arquetipo de malo para el “Sistema-Moloch”. El espíritu de la “semana del odio” en el libro es un mecanismo para distraer a la gente de sus problemas diarios, promover la unidad nacional y, si fuese necesario, motivarles para que maten al enemigo en las guerras. Las campañas “Semana del odio” en la Unión Soviética dirigían sus invectivas contra los imperialistas chinos y occidentales. En China el odio se dirigía contra los rusos, algunas veces contra los vietnamitas y, hasta hace poco, contra los USA. La propaganda del odio se usa en guerras civiles que se mantienen en sociedades multirraciales como en Zimbaue, El Chad, Sri-Lanka, Zaire, Etiopia, Uganda, etc., que pagan el precio pedido por la creencia falaz de que las sociedades multirraciales son viables.

Las campañas más implacables de odio en occidente todavía son dirigidas contra Hitler que murió hace casi 70 años. En los medios de occidente se trata a Hitler como el Goldstein de “1984”, que no tiene perdón posible. Las sesiones de odio contra Hitler y los nazis, son tan potentes que creo que un visitante de Marte puede creer que la II Guerra Mundial todavía está en activo. Casi 500 películas se han producido desde 1945 con un estereotipo negativo de los alemanes, así como numerosas series en televisión, incontables libros y artículos en prensa y revistas. Por contra, los alemanes sólo hicieron dos (Jud Süss y Der Ewige Jude), entre 1933 y 1945. Películas como “La Decisión de Sophie”, “Los Niños de Brasil”, “El Niño del Pijama de Rayas”, “Marathon Man”, “Odessa”, “La Lista de Schindler”, “El Pianista” y un largo etc., inciden en el tema Hitler/Nazis/Alemanes/Culpabilidad, con una manipulación que considero de escándalo. Ya no entro en el océano de series, libros y artículos sobre el asunto.

El efecto acumulativo de esta avalancha de estereotipos negativos sobre los alemanes es el incitar un odio étnico contra las personas de origen alemán, de las cuales hay más de 20 millones en los USA, por ejemplo. Derechos civiles, derechos humanos y grupos religiosos que rechazan rápidamente el racismo o el anti-semitismo, no mueven un dedo contra este odio racial y manipulación sin descanso. Las serie de TV de 18 horas “Winds of War”, es un buen ejemplo de un docudrama que mezcla realidad, ficción y fantasía, que es aceptada por los televidentes como historia tratada objetivamente. 

Es una serie muy instructiva como ejemplo de distorsión grotesca de la historia, de incitación al odio racial y del uso de los medios como vehículo propagandístico. “Winds of War” fue escrita por Herman Wouk, un devoto judío ortodoxo. Es una versión americano-judía de la última guerra mundial, en la cual la persecución de los judíos es un aspecto dominante del relato y las atrocidades de guerra cometidas por los aliados, como el bombardeo terrorista de las ciudades germanas, es inexistente. Recuerdo que en “Washington Post” un lector dijo a este propósito que “Si usted se pierde “Winds of War”, añadirá 18 horas más a su vida...”, mientras que otro también crítico con la serie dijo “Prácticamente un tebeo, una historia para niños sobre la guerra, con todos los personajes clásicos de una película de propaganda de Hollywood”. Comentarios así no le gustan al “Sistema-Moloch”.

Como cabía esperar Herman Wouk trata de hacer a los judíos el eje sobre el cual USA y la historia del mundo giran. Sin excepción, muestra a los judíos como cálidos, sensibles, gente admirable que son víctimas inocentes de una persecución sin sentido. Los alemanes son estereotipos del mal que difícilmente se reconocen como gente real. El pueblo alemán se muestra como enfermos de un mal  nacional, para explicar porque admiran y apoyan a Hitler, el cual es mostrado por Wouk como un  delirante lunático de tebeo ¿es esta distorsión lo que queremos ver nosotros los ciudadanos? Yo creo que es una burla a nuestro intelecto. El argumento de que películas o series como “Winds of War” se hacen por la amplia demanda popular es falso de cabo a rabo. La demanda se crea artificialmente por la publicidad masiva y las campañas promocionales que casi siempre, son tan caras como la película o serie. Pero no es un a cuestión de precio, es una cuestión de ingeniería social mental.

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