jueves, 22 de enero de 2015

LA MUERTE DE HIMMLER (Editado originalmente el

Todos los que hemos estudiado la captura por parte de los ingleses y suicidio de Heinrich Himmler con una cápsula de cianuro en su dentadura, no le hemos dado más vueltas al asunto y fin de la historia. Un caso más de suicidio ante lo que le podía esperar y tampoco nuevo, ya que otros miembros importantes del nacionalsocialismo también se suicidaron de forma similar.
 
Sin embargo, ya se empieza a hablar de que en realidad Himmler no se suicidó, sino que fue asesinado por miembros del servicio secreto británico. Ya había habido historiadores revisionistas que decían que había sido asesinado, David Irving entre ellos, pero evidentemente caía en saco roto y apenas tenían difusión sus teorías, salvo en círculos muy selectos y comprometidos, pero no 

Pero la historia parece que ha dado un giro y se ajusta a lo que los revisionistas clamaban que sucedió en esa captura de alguien tan relevante en la estructura nacionalsocialista. Se han descubierto documentos en la Britain’s Public Records Office, de Kew, Londres (record group FO 800, file 868), que confirman que Himmler fue liquidado por el Servicio Secreto británico, bajo órdenes directas de Churchill. Por lo tanto, no se suicidó como han mantenido hasta recientemente los historiadores oficiales y conformistas.
 
Irving ya lo explica en su libro “Nuremberg, the Last Battle”. Churchill introdujo en el Comité de Guerra británico un plan secreto que debía ser aprobado entre los líderes aliados, ordenando la ejecución sin juicio de líderes enemigos incluyendo a Himmler. En una reunión en Hyde Park en Septiembre de 1944, Churchill logró persuadir a Roosevelt para que firmase el documento, pero tras llevarlo a Moscú para su firma por Stalin en Octubre del mismo año éste, sorprendentemente, se negó insistiendo en juzgar a los criminales de guerra.
 
Cuando se sabe algo así, te asalta la pregunta: ¿silenciar a Himmler tendría algo que ver en que en realidad y durante un año Churchill, negoció con él? En Agosto de 1944, el máximo responsable del servicio secreto le mostró a Churchill al menos un documento “de Himmler” y según este responsable, tras su lectura Churchill lo destruyó de forma segura. Hitler debía estar al corriente de lo que hacía Himmler ya que el 12 de Septiembre, ambos hablaron sobre “sentimientos de paz a los rusos o los ingleses”. De todas formas, pocos días después, 18 de Septiembre de 1944, los británicos interceptaron un cable de la inteligencia alemana en la que Himmler prohibía todos los contactos con los ingleses, ya que “sus ofertas eran un cuento”. Y no tengo dudas de que lo eran.
 
También emergen rumores de que Churchill personalmente había ordenado el silenciar a Benito Mussolini, y que la orden fue entregada por un oficial británico de la SOE a lo partisanos italianos poco después. Mussolini y todo su gabinete fueron asesinados por pelotones de ejecución sin juicio en los últimos días de la guerra.
 
En Abril de 1945, Himmler se desplazó hacia el norte de Alemania y comenzó negociaciones a través de su propio jefe del servicio de inteligencia Walter Schellenberg y el conde Bernadotte, el emisario sueco para detener el baño de sangre en Europa. Las negociaciones se llevaron adelante con Sir Victor Mallet, responsable británico en Estocolmo. Stalin estaba sospechaba patológicamente  ante cualquier negociación por separado entre los aliados y los líderes alemanes. Por ello, Himmler era conocedor de algunos secretos inconfesables de los británicos cuando cayó en manos inglesas en Mayo de 1945.
 
Durante un tiempo Churchill estaba inclinado a negociar con él. El Almirante Cunningham, Primer Lord de la Marina Británica, visitó a Churchill el 13 de Abril de 1945 y escribió este párrafo sorprendente en su diario: “Durante nuestra entrevista, el Primer Ministro mencionó que Himmler parecía tratar de mostrar que él no había sido tan malo como le pintaban y el Primer Ministro dijo que si eso podía evitar más pérdidas de vidas, él estaba preparado para perdonar incluso a Himmler. Yo le sugerí que habían muchas islas a las que se le podría enviar”. Los historiadores de verdad siempre han dudado la visión conformista de cómo murió Himmler, sobre todo la que se envenenó cuando se dio cuenta de que el juego había terminado con su detención.
 
Una investigación paciente y bien hecha ha revelado que los archivos oficiales sobre su muerte muestran cosas raras, discrepancias e inconsistencias: la autopsia, por ejemplo, no explica la causa de la muerte. Una página importante de la misma ha sido re-escrita.  No hay mensaje en los archivos del Cuartel General del 21 Grupo de Ejércitos del Mariscal de Campo Montgomery, explicando este asunto a Londres. Lo que sucedió en realidad, se fue...
 
Y los documentos citados arriba del Public Record Offices acaban de confirmar la sospecha. Lo más extraordinario, desde mi punto de vista no es que los historiadores oficiales han pasado por alto durante más de 60 años, sino los que llevaron a cabo el asesinato, que incluye al Primer Ministro Churchill, han callado sobre ello. ¿Pero qué dice la documentación hallada?. 

La primera fechada el 10 de Mayo de 1945, es una carta personal y secreta del Foreing Office enviada por Sir John Wheeler-Bennet, luego un historiador reconocido, al famoso agente Sir Robert Bruce-Lockhart, del departamento de Political Intelligence, que llevaba a cabo la propaganda sucia contra el enemigo:
 
“Tras nuestra reunión de ayer por la mañana, he estado pensando seriamente en la situación de la H minúscula (se refiere a la H de Himmler y no la H mayúscula de Hitler). No podemos permitir a Himmler subir al estrado bajo ningún concepto o permitirle ser interrogado por los americanos. Se deberán realizar los pasos necesarios para eliminarlo tan pronto como caiga en nuestras manos. Por favor, piense en este asunto ya que si hemos de actuar hemos de llevar a cabo este acto con rapidez”
Lockhart contestó a mano “Estoy de acuerdo, he preparado la ida de Mr. Ingrams en una quincena. R B-L, 12/Mayo/1945”. 

Es significativo anotar del diario del general Dempsey, comandante del 2º Ejército Británico en el norte de Alemania (PRO file WO/285/12) que el lunes 21 de Mayo, visitó dos campos de detenciones, Westertimke y Bremervörde. Sabemos que Himmler y sus dos ayudantes Macher y Grothmann fueron arrestados en Bremervörde el 21 de Mayo, pero según la historia oficial Himmler no fue identificado hasta que llegó a Westertimke en 23 de Mayo. 

Himmler llevaba una carta para Montgomery, que desapareció. Su única cápsula de cianuro fue encontrada entre su ropa tras serle ordenado que se desnudase y se le entregó dicha cápsula a Michael Murphy, jefe de la inteligencia británica del 2º Ejército. Según el “Illustrated London News”, una segunda cápsula fue entregada al oficial médico en el destino final de Himmler, la casa en el número 31 de la Ülzeber Strasse en Lüneburg y que presenta numerosas preguntas obvias.
 
Tras su identificación y según la versión oficial, Himmler contestó a las preguntas, comió un bocadillo del ejército británico y se le llevó a la casa en Lüneburg, en la cual murió. A pesar de que los archivos ingleses parecen meticulosos y con la lista de las personas presentes en la habitación en el momento de la muerte, hay hechos que no cuadran. La nariz del prisionero estaba rota, según el artista del “The Illustrated London News, que perfiló el cuerpo en el suelo. ¿Cómo había obtenido la cápsula que se supone que escondía en su boca? Las descripciones de la cápsula varían, pero no se parecen a las cápsulas standard alemanas.
 
Esa noche “Mr Thomas” cablegrafió desde Bremen  a Bruce Lockhart en el Foreign Office, con un código secreto “A mis órdenes, hemos interceptado exitosamente a H.H. la pasada noche en Lüneburg, antes de que pudiese ser interrogado. Se llevó a cabo la acción solicitada de silenciarle permanentemente. He dado órdenes para que mi presencia en Lüneburg no sea registrada de ninguna manera, y podemos afirmar que el problema de H.H. ha terminado”. De forma significativa, Bruce Lockhart anotó en su telegrama “copia para el Primer Ministro. Mayo 1945”
 
Brendan Bracken, el confidente pelirrojo de Churchill, también estuvo al corriente de esta acción: un crimen de guerra, a pesar de Himmler y su historial nazi, ya que era un prisionero de guerra que se había rendido y era custodiado por los británicos. El 27 de Mayo escribió a Lord Selborne, del Ministerio de Economía de Guerra y jefe del SOE (PRO file HS series HS8/944):
“Más allá de las buenas noticias por la muerte de la H pequeña, creo que es imperativo que mantengamos un bloqueo completo de noticias sobre las circunstancias exactas del fallecimiento de este hombre malvado. Estoy seguro de que si fuese de dominio público que tuvimos que ver en la muerte de este hombre, tendría consecuencias desastrosas en la imagen de este país”
 
Seguramente la razón eran las secretas negociaciones de Churchill con él sobre la paz, antes del final de la guerra y no el matar a alguien considerado como un asesino de masas. Inglaterra no podía negociar con alguien así. Pero Bracken continua:

“También estoy seguro de que este incidente complicaría nuestra relación con los americanos. Bajo ninguna circunstancia deben descubrir que erradicamos “la H minúscula” y particularmente porque sabemos que ellos hubiesen estado dispuestos a interrogarle. Soy de la opinión que el comité especial SOE/PWE y su equipo pueden ser disueltos ahora, a pesar de que Mallet está todavía negociando con W.S. (Walter Schellenberg, aclaro) en Suecia. Quizás usted podría darme su opinión al respecto”

Los historiadores de verdad deben de lograr identificar al asesino “Mr. Thomas” y la parte jugada por Robert Bruce-Lockart, que fue una figura prominente en la propaganda sucia de Inglaterra junto a Sefton Delmer. Bracken ordenó que sus papeles fuesen destruidos antes de su muerte. Los papeles y diario de Bruce-Lockhart están en la Hoover Institution de la Universidad de Standford, California. Una edición “políticamente correcta” y anodina de los mismos fue publicada hace unos años.

Se sabe que cuando Himmler estableció por primera vez el contacto con los británicos, la respuesta inicial de Churchill fue el negociar con él al margen de su reputación. Pero entonces entraron los servicios secretos. Un falso comunicado que decía que Himmler se había ofrecido a traicionar a Hitler y que causó la furia del Führer en el bunker de Berlín y la angustia del propio Himmler. Se puede ver la manipulación británica en todo ello para salvar la reputación de Churchill ante los aliados y, sobre todo, ante el pueblo británico.

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