jueves, 22 de enero de 2015

LA PERRITA LAIKA: HÉROE DE LA UNIÓN SOVIÉTICA (Editado originalmente el 9/9/2013)


Hace ya 55 años que se mandó al espacio el primer ser vivo en órbita a la Tierra: la perrita rusa “Laika” = ladradora (del ruso aiat: ladrar). Fue una perrita callejera que el politburó comunista decidió que debía servir a la causa del proletariado y subir al espacio frente a los imperialistas yankees, en el inicio de la carrera espacial y a mediados de la llamada “guerra fría”.
 
Fue el 3 de Noviembre de 1957 y a bordo del Sputnik-2. El cohete propulsor fue un R-7 8K71 de dos fases, de 28 metros de altura y un peso con combustible incluido, de 253 toneladas. El lanzamiento se produjo desde la base de lanzamientos o cosmódromo de Baikonur a las 2:30 horas. Fue lanzado un mes después del exitoso Sputnik-1. Este primer conejillo de indias de la ingeniería espacial soviética y según la versión oficial del momento, tardó una semana en morir (así estaba planificado), pero en como tantas cosas y mentiras del comunismo, la historia fue muy diferente. A principios de la primera década de este siglo, el científico ruso Dimitri Malashenkov y director del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú, demuestra más allá de toda duda, de que la perrita “Laika” murió a las siete horas del lanzamiento.
 
Este científico que dio a conocer la noticia en un congreso espacial celebrado en Houston, indica que las altas temperaturas dentro de la cápsula y la humedad relativa del aire, provocaron la rápida muerte de la perrita en plena ingravidez. Al parecer, el animal enclaustrado en la pequeña nave de escasamente un metro cuadrado, no tardó en caer presa del pánico. Así lo indicaron los sensores que llevaba en su pequeño cuerpo de 5 kilos de peso. Hubo una aceleración anormal de las pulsaciones, hasta tres veces por encima de lo normal, que se agravó con la altísima temperatura de la cápsula, mientras llegaba al punto orbital terrestre calculado.
 
El comunismo vendió al gran público que había sido un éxito, otro más tras el Sputnik-1, de la ciencia del proletariado bajo las directrices de Nikita Krushov y llevado a cabo por el ingeniero Serguei Koroliov. La propaganda soviética, en un alarde de engaño, explicó en su momento que si bien no podía garantizar el regreso con vida del animal, se vio en la encrucijada de tomar la decisión de envenenarle con un gas venenoso a los siete días. Eso estaba así previsto. Pero en un acto de heroicidad extrema, las reservas de oxigeno, de agua y la pasta alimenticia que llevaba a bordo permitieron que “Laika” sobrevivir en perfectas condiciones hasta los siete días programados, tiempo suficiente para orbitar 70 veces a la Tierra.
 
Como he comentado más arriba, la realidad fue distinta. Sus jadeos duraron siete horas escasas y a pesar de contar con un ventilador (alta tecnología...) que se ponía en marcha de forma automática si la temperatura subía por encima de los 15º centígrados, la cápsula de “Laika”, estaba más cerca de un horno que de un lugar habitable para un ser vivo. Y prácticamente ocurrió durante el lanzamiento y puesta en órbita. Una vez en esta, su corazón fue pulsando cada vez más lento hasta que sus constantes vitales cesaron. El cuerpo sin vida de “Laika” siguió orbitando en su ataúd espacial durante 162 días y tras girar a la Tierra 2.570 veces.
 
El Sputnik-2 y su cadáver a bordo, se desintegró al entrar de nuevo en la atmósfera terrestre.  Desapareció. Descanse en paz otro héroe de la Unión Soviética y de la estupidez y horror de aquel régimen enloquecido.
 
Sabiendo cosas así y considerando el poco aprecio de la Unión Soviética por la vida humana, me pregunto ¿puede haber cosmonautas muertos orbitando la Tierra desde los 50/60’s? Héroes desconocidos, de los que no se pudo saber su trágico destino ya que hubiese sido un fallo de la infalible ciencia del proletariado....

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