jueves, 1 de enero de 2015

EL ATRACTIVO DURADERO 1/2 (Editado originalmente el 29/7/2013)


Hay un libro provocativo y rechazable para los bien-pensantes, acólitos y lacayos de lo “políticamente correcto” titulado “Hitler as Philosophe: Remnants of the Enlightenment in National Socialism", por Lawrence Birken, Editorial Westport, Conn.: Praeger, 1995, que nos habla de que ha pesar de décadas de vilipendio, las ideas y puntos de vista de Adolf Hitler mantienen un peligroso atractivo. Y no porque fuesen extrañas o sin sentido, sino porque son racionales y bien sustentadas en el pensamiento occidental.

El autor nos dice que el “Hitlerismo” (como él le llama) esta firmemente enraizado en los criterios científicos y racionalistas de la Ilustración del siglo 18. Esto no es un cumplido ya que el autor es hostil a occidente y sus tradiciones. Rechazando el legado occidental, el profesor Birken llama abiertamente a una nueva America y occidente racialmente homogéneo.

Como he dicho antes, durante más de medio siglo Hitler, sus ideas y puntos de vista han sido demonizados sin cesar en películas, series, libros, conferencias, televisión, medios impresos, etc., y de acuerdo con Birken, el atractivo del “Hitlerismo” permanece tan potente que amenaza el ideal mundialista de un occidente y America en particular, multirracial. El autor cita que los estándares tradicionales y bien establecidos sobre cultura, raza y valores religiosos están bajo un ataque  y teme que los que no quieren esa sociedad multirracial sean muchos más y sigan la alternativa de Hitler y su visión social. El autor no tiene dudas y hace un sincero esfuerzo para una aproximación informada y objetiva de Hitler y su visión de las cosas. Sin embargo, no acaba de lograrlo.

Creo que es parte debido a que el autor se basa en las traducciones al inglés de los escritos y discursos del Führer y una cándida creencia en estudios de segunda no fiables. Esto incluye el libro de Robert Waite “The Psychopathic God: Adolf Hitler” de 1977, una sensacionalista psicodramatización y del libro de Hermann Rausching “Revolution of Nihilism” de 1939, una diatriba totalmente desacreditada. También Birken cita repetidamente “The Testament of Adolf Hitler: The Hitler-Bormann Documents” que se supone que son las transcripciones de las “conversaciones” de Hitler desde Febrero hasta Abril de 1945. Se sabe que estos documentos son falsos, según el historiador David Irving, que indica que el banquero suizo François Genoud admitió que él había sido el autor.

Os preguntareis que con estos mimbres cómo puedo recomendar un libro así. Muy simple. reflejando la perspectiva ideológica que prevalece en el mundo occidental actualmente, los estudiosos de Hitler y el III Reich, han tendido a despreciar el nivel intelectual de Hitler y lo ha rebajado a “simple y crudo” e incluso “loco”. Muchos lo sacan o niegan el lugar de Hitler en la cultura occidental, como “medida higiénica para esa cultura” según Birken. Y sigue con algo muy interesante “Pero si hemos de leer a Hitler sin condenarlo ni alabarlo, sino simplemente para entenderle, entonces nos encontramos con una conclusión muy diferente sobre su lugar en la cultura e historia europea”. 

“Los estudiosos y otros han cometido un error al no tomarse seriamente a Hitler como un pensador” dice Birken, quien cree que el Führer “debe ser visto como un intelectual genuino” al nivel de Marx o Freud. Lo que dice Birken no es tan alarmante como muchos podrán creer. Como él mismo dice, ya en 1953 el historiador Hugh R. Trevor-Roper “evocó la figura de Hitler como una síntesis entre Spengler y Napoleon, indicando que de todos los líderes y conquistadores fue el más filosófico”.
Más recientemente, el historiador alemán Rainer Zitelmann, realizó un estudio muy profesional en que decía que la visión de Hitler era racional, consistente y “moderna” (ver R. Zitelmann, Hitler: Selbtsverständnis eines Revolutionärs, 2ª edición, 1989). 

Además la visión de Hitler era en buena parte de la tradición intelectual occidental, y BIrken dice que “en su combinación de casi una fe religiosa con un secularismo revolucionario” “Hitler representó la continuación de un estilo de pensamiento esencialmente de la Ilustración... El nazismo y especialmente la exposición de él por Hitler, representó una atenuada y popular forma del estilo de pensamiento de la Ilustración”. Birken sigue “El elemento más atractivo de la ideología de Hitler fue su optimismo. Y no sólo era su talante, sino su mensaje que portaba un infeccioso optimismo” “Era un Mesías secular proclamando la versión germánica de la “Buena Nueva”. “La posibilidad de la reconciliación de clases, los planes para revitalizar el país, la identificación de un enemigo universal y otros, agitaban a su audiencia hasta lo más profundo. Hitler hablaba la lengua de los filósofos de la Ilustración, una lengua que había sido olvidada sobre todo en círculos de la “grand intelligentsia”

Otro apartado del libro es la visión económica mundial de Hitler. Birken dice que “era racional, consistente, de progreso y totalmente de acuerdo a la tradición occidental “La ideas económicas de Hitler estaban perfectamente encajadas en la noción de progreso de la Ilustración y estaban más cerca de Ricardo y Marx que a Machiavello o Keynes. Un comentario muy interesante de Birken en su libro es que “una lectura cuidadosa de los escritos y discursos de Hitler, sugieren que no era ni mercantilista ni keynesiano, ni tampoco un medievalista o marginalista. Mejor, sus ideas encajaban muy bien en el clásico pensamiento fisiocrático”. “Hitler creía en las consideraciones sociales y nacionales, no en las económicas y eso debía ser la cúspide en la sociedad. El sistema político y económico deben servir a la nación y no al revés”. Por ello, Birken añade que “la economía política jugó un importante papel en el pensamiento de Hitler”

Hitler no restauró la primacía del estado después de todo, al contrario, subordinó al estado a un dinamismo de una agresiva expansión cultural y tecnológica. Haciendo esto, Hitler se afirmó a sí mismo como contrario a los últimos restos de la aristocracia y al mismo tiempo se opuso el relativismo emergente en la cultura del consumidor. Como explica el autor, “Hitler creía que todo crecimiento puede ser seguido desde el esfuerzo individual, pero sólo al servicio del bien común”. 

Hitler también creía que “la creatividad útil para la sociedad era el producto del genio individual y de los altos valores personales”. Hitler apoyó la igualdad de oportunidades sociales para todos y se opuso a las barreras legales o sociales para el éxito y el logro individual en economía y empresa. “Las políticas gubernamentales y sociales” creía Hitler “deben fomentar la movilidad social basada en el mérito”

Hitler fue crítico con el capitalismo y el marxismo, y mientras apoyaba en crecimiento económico en Alemania, “también se mantuvo en una posición conservadora contra la hipercomercialización de una emergente economía global”

No hay comentarios:

Publicar un comentario