martes, 13 de enero de 2015

SEBASTOPOL (Editado originalmente el 11/2/2013)


Esta mañana he visto un programa en la cadena que emite Explora y que ofrece uno de los programas con un cierto interés desde mi punto de vista, se llama “Ciudades bajo Tierra” y es una visión de los sitios ocultos bajo la tierra, del mundo subterráneo que podemos encontrar en cualquier gran ciudad del mundo y que dificilmente hubiesemos imaginado. No se detiene sólo en las ciudades, también hay instalaciones en montañas, lagos, etc. El programa filma las interioridades de cloacas, restos arqueológicos, bunkers, instalaciones, etc y resulta sorprendente saber sobre qué caminamos en muchas ocasiones y que no somos conscientes.

De hecho, han sido dos los programas de hoy, uno dedicado al desastre del Katrina en Nueva Orleans y donde se alojó la gente huyendo de las aguas. Realmente muy interesante y el segundo sobre el puerto soviético de Sebastopol en el Mar Negro y centrado en su resistencia la asedio de las tropas de von Manstein entre Octubre de 1941 y principios de Julio de 1942. La base naval soviética tenía uno de los mejores sistemas de defensa y artillería naval de toda la II Guerra Mundial, construido por trabajadores esclavos a las órdenes de Stalin durante los años 30.

El programa recorría los restos de los inmensos fortines blindados que alcanzaban los 30 metros bajo tierra y lo adornaban con excelentes recreaciones por ordenador, donde se mostraba la intrincada red de túneles, casamatas y distribución de los soldados en esos puntos defensivos del  enorme puerto militar. Uno se podía hacer una idea, aunque nunca la realidad, de lo que debió ser la terrible defensa y el feroz ataque que esa puerto sufrió durante más de medio año.

Sin embargo y como todo buen documental “políticamente correcto”, ensalzaba la defensa de los heroícos soldados soviéticos hasta el final como soldados “que habían salvado al mundo” “que se habían enfrentado a los nazis” “que habían luchado hasta el último hombre” “que habían sacrificado su vida por nosotros frente al nazismo”, y un sin fin de lugares comunes a los que nos tienen acostumbrados los medios y sus propietarios, con el discurso oficial y dogma histórico. No seré yo con discuta el buen hacer de los soldados soviéticos en la defensa de Sebastopol. Tengo claro que si luchaban y morían era más por el miedo a los implacable comisarios políticos de turno que todo regimiento tenía, que a la defensa a ultranza del comunismo, que a esas alturas ya había demostrado sobradamente de qué se trataba y los millones de muertos que tenía a sus espaldas. También dudo que el soldado soviético muriese por los USA o Inglaterra... El reportaje a pesar de que no tenía más remedio que indicar la victoria alemana y la toma final de Sebastopol, le daba más valor a los soviéticos y a su denodada defensa, que a la estrategia seguida por el ejército alemán.

Un reportaje debe ser aséptico con esta y cualquier batalla. Es evidente que el narrador o los guionistas tiene sus preferencia, muy loable, pero no pueden hacer un panfleto sobre uno de los bandos y por ende que ha dibujado una historia de horror, tirania y muerte que ya no pueden negar. Dudo mucho que el comunismo viniese a salvar a nadie como decía el reportaje, más bien lo contrario, a sojuzgar y eliminar al máximo número se seres humanos en cualquier lugar del mundo como ha quedado meridianamente demostrado en los países donde se ha aplicado y donde aún se aplica, para desgracia de sus gentes. Sin embargo nuestros progres oficiales siguen soñando con esa pesadilla, pero que no se van a disfrutar para siempre de sus ventajas. Muy curioso...

El asedio a Sebastopol tuvo su punto álgido a partir de Mayo de 1942 hasta Julio. Tras varios intentos fallidos por parte del ejército alemán, el asalto final fue comandado por el General Erich von Manstein y su 11º Ejército, y que luego fue nombrado Mariscal de Campo por esa victoria. Desde Noviembre que el asalto no había podido destruir los enormes bunkers muy bien camuflados, con piezas de artillería naval, que no permitían el avance alemán y la toma del importante puerto. Los alemanes estaban paralizados por varias baterías a las que llamaban Máximo Gorki 1, Stalin, Cheka, G.P.U., etc. La más peligrosa era la Máximo Gorki que batía con precisión las posiciones alemanas que rodeaban a la inmensa ciudad portuaria. La artillería naval es lo más destructivo que uno se puedes imaginar. Esto está confirmado por veteranos que conozco y son piezas de gran calibre y alcance.
A la vista de que la situación no avanzaba, von Manstein decidió colocar una barrera de artillería como nunca se había visto para destruir las posiciones y bunkers rusos. Von Manstein reunió un total de 1.300 piezas de artillería, la más grande concentración de pesada y superpesada artillería de toda la guerra y bombardeó Sebastopol 24 horas seguidas, durante cinco días. Se le llamó “Trommelfeuer”. No era artillería convencional. Allí habían en posición de tiro, dos regimientos de morteros, el 1º Regimiento de Morteros Pesados y el 70º Regimiento de Morteros, así como el 1º y el 4º Batallones de Morteros que se concentraron frente a los bunkers rusos, bajo el mando del coronel Nieman. También contaba con 21 baterías con 576 cañones, incluyendo las baterías del 1º Regimiento de Morteros Pesados con obuses explosivos y de aceite incendiario.

De todas formas, esas no eran las piezas de artillería más pesadas frente a Sebastopol. Varios cañones del tipo “Gran Berta” fabricados por Krupp y también los morteros colosales “Thor” y “Karl” autopropulsados, que disparaban obuses de 2 toneladas… Pero incluso el “Karl” o el “Thor” no eran las piezas más gigantescas. El más grande fue estacionado en Bakhchisary, en el llamado “Palacio de los Jardines”, la antigua residencia de los Khans Tártaros, se llamaba “Dora” o también “Pesado Gustav” y fue el cañón más grande de toda la guerra. Disparaba proyectiles de 800 cm de diámetro de 4 a 7 toneladas de peso a casi 50 kilómetros de distancia. Estaba montado y a punto sobre raíles el 5 de Junio. Los primeros blancos fueron las baterías costeras ubicadas a 25 Kms de distancia, contando con el apoyo de un avión Fieseler Fi-156 Storch, para control de fuego. Sólo fueron necesarios 8 disparos para destruir las baterías y el mismo día se emplearon 6 disparos más para demoler la construcción de hormigón armado conocida como “Fuerte Stalin”

El segundo día se demolió el Fuerte Molotov con 7 disparos. La siguiente salva perforó la instalación subterránea del depósito de municiones de la Bahía Severnaya que era invulnerable para las armas convencionales. Nueve proyectiles del Dora abrieron la vía para perforar el fondo del mar a treinta metros que hizo estallar el depósito y de pasada hundió un buque soviético. El día 7 de Junio se demolió la fortificación conocida por los alemanes como "Südwestspitze", que después de 7 disparos estaba lista para ser asaltada por la infantería. Durante los tres días siguientes el cañón  “Dora” estuvo en mantenimiento. El día 11 de junio se dispararon 5 obuses contra el Fuerte Liberia. Cuando se rindió Sebastopol a principios de julio de 1942, se calcula que habían caído en el puerto casi 600.000 proyectiles de artillería, la mayoría de ellos procedentes de los obuses y cañones de gran calibre. Y este total no incluye las ruidosas tormentas de cohetes y el añadido de la artillería de campaña de pequeño calibre.
           
Lo más llamativo y que he citado más arriba es que entre los proyectiles convencionales pesados, había unos denominados públicamente como de  “aceite incendiario”. Eso ya indica que ahí había algo que se salía de lo normal en artillería, aunque disparados a través de cañones pesados o muy pesados con sistema convencional de tiro. Bajo ese nombre se ocultaba  el verdadero núcleo de esos proyectiles y que no era sino atómico, uranio concretamente. Lo que hoy llamamos “bomba sucia”. Podían perforar sin problemas varios metros de hormigón o penetrar en la roca, fundiéndola. Esa fue la única forma de acabar con los muy bien diseñados bunkers soviéticos. Incluso los cuerpos de los servidores estaban calcinados o con horribles quemaduras que no procedían de obuses convencionales. Fue la primera vez que se usó un tipo de arma así.

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