viernes, 23 de enero de 2015

RE-ESCRIBIR LA GUERRA (Editado originalmente el 9/10/2012)


Hollywood da para mucho y de nuevo entro en este apartado, aunque hablaré también de otros países que hacen sus películas sobre la II Guerra Mundial. Es un tema que me apasiona y sobre el que he visto y leído bastante, hasta el punto de formarme mi propia opinión.

Hollywood se ha caracterizado en sus películas sobre la guerra en una visión angloamericana de la misma y que desde mi punto de vista también ha sido muy superficial y efectista en cuanto a las imágenes. Este criterio se ve refrendado por el estudio de tipo revisionista del conocido historiador británico Norman Davies en su obra “No Simple Victory: World War II in Europe, 1939-1945”.

Hay dos ejemplos claros y recientes. Directores de cine y TV como Steven Spielberg y su “Salvar al Soldado Ryan” o de Stephen Ambrose y su “Band of Brothers”, muestran una lucha entre la libertad representada por las potencias anglosajonas principalmente y las fuerzas del fascismo y el totalitarismo, que tiene su clímax en el desembarco de Normandía y la posterior invasión de Europa. 

No tengo dudas que el eje utilizado por ambos directores, combinando un momento histórico, encaja perfectamente con el aumento del poder neoconservador-sionista y la declaración de la llamada “New American Century” o plan para el siglo XXI de dominación mundial.

Recuerdo perfectamente una imagen que me hizo pensar y fue la de los días en que el presidente Bush comandaba el ataque a Irak teniendo un busto de Winston Churchill en su mesa de trabajo y una copia del libro de Ambrose “D-Day” en se mesita de noche. Al mismo tiempo, los consejeros de Bush le comparaban con Churchill y a Saddam Hussein con Hitler...

Todo forma parte del mismo paquete y es esa visión superficial americanocéntrica de la historia que encaja con esa misma visión de los asuntos en el mundo. Algún día, de alguna forma, esta supremacía norteamericana será puesta en entredicho y con ello la interpretación americana de la historia. Pero como indicaba más arriba, hay otras interpretaciones y perspectivas de la II Guerra Mundial. Por ejemplo, los chinos. En sus películas se refleja el inmenso sufrimiento acarreado por el Japón imperial y su necesario preludio para la Revolución China. Europa y su guerra nunca les ha preocupado.

Uno puede esperar desde la visión china que la importancia de Europa y su sufrimiento sean rebajados; la victoria de los rusos y americanos sea llevada al margen y los militaristas japoneses y no los nazis sean la representación de la maldad. El punto álgido de esta visión por excelencia es la ciudad de Nanking y su asalto japonés. Precisamente es esas películas chinas no hay personajes europeos o americanos lo que explica su poco éxito comercial en estos lares. El público americano quiere ver a sus marines luchando contra los japoneses y no tienen ni idea del sufrimiento chino y otros orientales bajo los japoneses. No les ha preocupado nunca.

Los holandeses ven la guerra desde la perspectiva de la persecución de los judíos, como en la película de Paul Verhoven “Black Book”. En ella una mujer judía que es una activa resistente contra los alemanes y que seduce a los oficiales para poder llegar hasta los colaboradores holandeses con el invasor y ajusticiarlos. Creo que la razón de el posible éxito de éste y otros films holandeses reside en que utiliza ingredientes a promocionar: la Europa ocupada, nazis, el Holocausto, etc.

Si fuésemos polacos, húngaros o checos la guerra no fue una simple victoria de los buenos contra los malos, sino la destrucción de un estado totalitario. La Unión Soviética, cuyos crímenes fueron mayores comparada con la Alemania nazi, no se aprecia como tan malvada.

¿Pero qué tipo de visión se da cuando un documental emitido en la televisión americana “The War”, producido por Ken Burns, los soviéticos son presentados como analfabetos en una guerra que fue combatida y ganada por los Estados Unidos? Es muy difícil luchar contra algo que es terreno de académicos y estudiosos y que está en manos de los políticos que hacen florecer determinadas imágenes históricas en la gente.

La rabia expresada por chinos y coreanos sobre los intentos de rebajar el papel de los japoneses en la guerra y sus atrocidades, creo que es parte integral de una corriente que trata de variar la balanza de poder en Asia por otros derroteros.

Y cuando hace algún tiempo se votó en el Congreso USA la condena de las atrocidades cometidas por el Imperio Otomano y sus aliados contra los armenios durante la I Guerra Mundial y sus consecuencias. Por un lado fue parte de una maniobra de los armenios para convertir su tragedia en un genocidio, que los turcos rechazaron. Por otro lado, en ese debate participaron políticos de Oriente Medio, demostrando el esfuerzo de Turquía para reafirmar su poder. Y en otro nivel, trata de demostrar la supuesta preocupación de Occidente, incluyendo a los USA, por el asesinato de 5,1 millones de cristianos armenios por turcos y kurdos.

Tenemos la tendencia natural y humana de empatizar con los nuestros, familia, amigos, compatriotas, etc. Los países escriben sus propias historias y si son países fuertes y victoriosos, entonces tienen una enorme influencia en la construcción de la historia aceptada. Es el caso de Hollywood en nuestra cultura occidental.

Pero por otro lado, en un mundo cada vez más globalizado es más difícil el aislamiento de las naciones y por ello se deberán reexaminar sus historias comunes. Algo así ha intentado Clint Eastwood con sus dos películas por separado pero con un eje común: analiza la batalla de Iwo Jima desde los dos puntos de vista, americano y japonés. Quizás ahora los americanos vean a sus socios japoneses en la actualidad, de forma más equilibrada y realista.

Pero creo que desafortunadamente, la interpretación de las guerras del pasado a través del cine, seguirá jugando un papel importante en la evolución de las relaciones contemporáneas entre las naciones y dará un sentido de legitimidad para las guerras del futuro. No soy muy optimista...

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