jueves, 12 de noviembre de 2020


PALABRAS A EVITAR…

Cuando hablamos, independiente del idioma en el que nos expresemos, pueden haber palabras desagradables, fuera de lugar e incluso prohibidas. Sabéis que edité el libro “No Le Llame Negro, Llámele Subsahariano”, donde explicaba el origen de la “Corrección Política”, así como incluía un listado de palabras que ahora no está bien visto e incluso prohibido usar y las de nuevo uso, según esta nueva dictadura democrática, para no herir los sentimientos de ciertos grupos que no creo que fuesen conscientes de algo así.

Las palabras son como un campo de minas en el que nos han hecho entrar unos poderes que no hemos votado, pero que mandan y mucho. En el caso del idioma alemán la cosa se dispara hasta cotas increíbles con su pasado Socialista Nacional. Por si fuera poco, el idioma alemán ya es enrevesado con sus declinaciones, tres “géneros”, palabras larguísimas, verbos que aparecen al final de frases de forma aleatorias, etc., con que añadan eso y verán.

Pero toda esa complejidad no es nada frente a lo que he dicho más arriba. Este otro problema es más sutil, más ladino y se convierte en una trampa lingüística, tanto para alemanes como para extranjeros en la que se cae fácilmente. Y es mucho peor que des un paso en falso que un mero desliz en un artículo. Si uno menciona “Solución Final” (Endlösung) para un problema que haya solucionado, o bien uno está haciendo una “Selección” (Selektion), frente a varias alternativas, se verá rápidamente en un auténtico lio muy serio y no es broma.

La razón es muy simple, esa palabras están malditas por el uso que se hizo de ellas en la Alemania de Hitler y hoy son completamente tabú en Alemania. Para los oídos modernos alemanes, “Endlösung” estará siempre asociada a la política de Hitler para la “Cuestión Judía”, mientras que “Selektion”, es ahora palabra non grata ya que su uso se refiere a la práctica en los campos de concentración de “seleccionar” a los internos que iban a ser ejecutados.

Pero la solución llegó con la aparición hace ya unos años del nuevo diccionario que examina que papel juegan esas palabras en la psique colectiva alemana. El diccionario llamado "Wörterbuch der ‘Vergangenheitsbewältigung'" (Diccionario de Términos del Pasado), examina más de 1000 palabras y frases, desde “Anchluss” referida a la anexión de Austria al Reich en 1938, hasta “Wehrmacht” el nombre del ejército alemán de entonces. E indica cómo el sentido y el uso de los términos ha ido desarrollándose desde el final de la II Guerra Mundial. 

El profesor de Estudios Germanos, Georg Stötzel, que es co-autor del diccionario junto a Thorsten Eitz, explica cómo las palabras han desaparecido del idioma tras el final de la guerra “Hay muy pocos términos asociados con los nazis que continuan en uso con el mismo sentido tras 1945”. De hecho, tan pronto como  a finales de los años 40’s, intelectuales alemanes como Dolf Sternberger y Wilhelm Süskind, ya escribieron ensayos examinando los nuevos términos tabú Socialista Nacionales.

Para muchos, el simple poder de las palabras y sus asociaciones las hacen literalmente imposibles de decir. Eso se aplica a las víctimas de esa Alemania “los supervivientes simplemente no pueden escuchar la palabra “Lager”, que es el término alemán para campo de concentración. Otra razón para evitar estas palabras nazis en público es el hecho de que un conferenciante, por ejemplo, corre el riesgo de ser acusado de simpatizante de Hitler. Generalmente, eso ya es suficiente para que esa persona aparezca en los medios alemanes en primera plana. El arzobispo católico de Colonia, Joachim Meismer fue “crucificado” cuando utilizó la palabra “Entartete” (degenerado) en una charla sobre arte. Esta palabra es tabú, especialmente en ese contexto, por ser usada por los nazis para condenar el arte moderno de aquel momento. 

Como puede uno imaginarse, la Iglesia Católica es una de las instituciones a la que se compara enseguida con el III Reich, un fenómeno lingüístico que examina el libro de Eitz y Stötzel. Otros grupos que no dudan en comparar a sus oponentes con Hitler o Auschwitz, son los medioambientales o pacifistas “Estos grupos creen que tienen el derecho moral para hacer comparaciones explícitas con los nazis” nos indica Stötzel.

Estas comparaciones captan al instante la atención de los medios y frecuentemente su condena también. El controvertido arzobispo Meisner fue también objetivo de críticas cuando hizo una comparación entre la píldora abortiva y Zyklon B. Otros católicos han acuñado el término “Babycausto” de analogía con “Holocausto”, para condenar el aborto.  Mientras tanto lo alemanes defensores de los derechos de los animales, llamaron la atención en una campaña contra la comida industrial bajo el nombre “Holocausto en su Plato”.

Pero la verdad es que no hace falta usar esos términos de 1933 a 1945 para meterse en problemas en Alemania. Simplemente usando las mismas técnicas retóricas del Dr. Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich y otros lideres, uno puede meterse en agua hirviendo. El antiguo Vice-Canciller Franz Müntefering, lo experimentó de la forma más dura en 2005 cuando describió a los hostiles inversores extranjeros como “Langostas”. Müntefering que pertenecía al ala izquierdista del Partido Social Demócrata, fue criticado por comparar a las personas con animales, algo muy problemático debido al uso nazi de mostrar a los judíos como parásitos e insectos. El historiador Michael Wolffsohn escribió en su ensayo que “60 años después, se sigue comparando a la gente con animales y plagas que han de ser destruidas”.

Es muy interesante que los grupos presuntamente admiradores de la Alemania de Hitler en la actualidad, tengan el máximo cuidado en el uso de términos del III Reich. Los partidos de extrema derecha como el NPD, flirtea con esa época mientras evita el uso de esos términos tabú. Stötzel nos dice que “Uno puede reconocer la implicación pero no se les puede acusar de usar terminología nazi”. 

Por ejemplo, el político del NPD, Holger Apfel, habló de la ambición de su partido para ganar escaños en el “Reichstag”, utilizando el término de antes de 1945 para el gobierno alemán, en vez del moderno “Bundestag”. Actualmente “Reichstag” solo puede ser usado en alemán políticamente correcto para referirse al histórico edificio, no la institución que alberga. De forma similar, los políticos de la extrema derecha, les gusta referirse a los estados de la antigua Alemania del Este como “Mitteldeustchland” (Alemania Central), un término en el que la actual Polonia está comprendida en la parte Este de Alemania.

 

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