martes, 1 de diciembre de 2020

 

 VÁMONOS A VER CINE BÉLICO

Ya he comentado más de una vez que me gusta ver películas bélicas de los 60 y 70. Películas como ¿Arde París?, El Día Más Largo, La Batalla de las Ardenas, Doce del Patíbulo, U-47, Patton, Un Puente Lejano, etc. Podéis observar que son películas del teatro de operaciones europeo en la mayoría de los casos, aunque también aprecio El Puente sobre el río Kwai y otras del frente del Pacífico.

Reconozco que son películas muy lentas y de efectos simples en comparación con las actuales, pero me siguen gustando a pesar de las muchas inexactitudes, por no decir falsedades históricas, que en ellas se muestran. Quiero verlas como pequeñas joyas de un tiempo que se fue aunque, como he dicho, planteen temas totalmente ficticios en muchas de ellas.

Las he visto en varias ocasiones todas ellas y en el caso del Día Más Largo, por ejemplo, creo que es una buena película de acción sobre el famoso desembarco en Francia. El elenco de actores es bueno y muy del momento, cumpliendo la misión de entretener con éxito al público o eso creo yo. Evidentemente es en glorioso blanco y negro y su aspecto de algo genuino gana mucho en ese formato. Una cosa que aprecio de la película es que los alemanes hablan en alemán en vez de otro idioma con acento alemán. De nuevo le da más verosimilitud. Como en todas estas producciones, siempre hay un oficial que no cree ya en el liderazgo y victoria de Hitler, en este caso el actor Curd Jurgens. Este suele ser el personaje alemán “bueno”. Y no debe extrañarnos porque cuando se estrenó la película, 1962, era el momento en que Alemania se integró en la OTAN y había que lavar un poco su imagen y que no todos los militares habían sido “nazis” furibundos. Aparece también el típico sacerdote católico bromista y simpático que también sale en otras películas de Hollywood.

Una escena muy recordada es cuando el oficial alemán que pasea su precioso perro pastor cada día hasta que el 6/6 ve la flota que se acerca amenazadoramente. Evidentemente, sus superiores en el cuartel general no le hacen caso hasta que ya es tarde y los aliados han consolidado sus cabezas de playa. Normalmente estas películas muestran a los alemanes como auténticos tontos de baba robóticos.

Si me voy al Pacífico el contraste es muy fuerte. Hollywood muestra a los japoneses de forma diametralmente opuesta a los alemanes y se ve claramente en la película El Corazón Púrpura (1944), sobre el raid de Doolittle sobre Tokio. Varios pilotos son capturados y son enfrentados a un jurado por crímenes de guerra. Si parto de la base que bombardearon a civiles, sin duda son culpables. La película explica ese juicio totalmente ficticio, históricamente hablando.

Lo que me interesa son los clichés que la película muestra. Los aviadores son presentados como heroicos uno es polaco, otro italiano y el otro judío. En aquel momento en los USA estos orígenes movían a la chufla y a motes raciales insultantes, pero en la película todo es un mundo de amor y paz para empatizar con esos aviadores. En el juicio, los japoneses tratan de saber dónde se halla el portaaviones del cual han partido y el interrogador es el general Mitsubi (actor Richard Loo, en realidad chino) y Loo entra en la piel de un japonés malvado y sin escrúpulos. Insulta, maltrata, amenaza, etc., a los americanos angelicales que se muestran espantados. Mientras, el corresponsal alemán presente en ese juicio falso sonríe… 

El líder de los tres, el actor Dana Andrews, muy popular en aquel entonces en este tipo de películas interpretando papeles heroicos, hace un discurso vibrante lleno de desafío hasta el final. Curiosamente, acaba soltando la promesa de que las fuerzas aéreas USA, quemarán las ciudades japonesas, lo que es una confesión por adelantado de un crimen de guerra. Por supuesto que no podemos buscar la imparcialidad en ese juicio y por ello el juez comienza a gritar “¡Ha caído Corregidor! ¡Ha caído Corregidor!” Con la fortaleza en sus manos, Manila ya pertenece a los japoneses. El espectador USA de entonces que asiste a esa escena, cae en un frenético fervor patriótico cuándo aparecen imágenes de soldados americanos de todos los cuerpos, preparando sus armas para darle su merecido a los japoneses. Para esa audiencia es como los Orwellianos “dos minutos de odio” y que justifican cualquier acción de represalia.

Durante la guerra, hubo millones de americanos que pensaron que ante esos pequeños amarillos, estaban peleando literalmente con una especie de sub-humanos. Esta ilusión se creó  en películas como El Corazón Púrpura que he citado y muchas otras como A Través del Océano con Humphrey Bogart. Juegos de sombras tétricas y diabólicas en los rostros japoneses fueron clave para verlos como seres implacables y malvados. También ayudaron otros medios a conseguir esa imagen. La revista Life hizo una notoria descripción de los japoneses presentándolos como hordas de ratas devoradoras. He de reconocer que al menos a los alemanes, según Hollywood robóticos seguidores de su líder enloquecido que quería conquistar el mundo, no se les mostró como alienigenas sub-humanos.

Hubo numerosas películas anti-alemanas durante e incluso antes de que los USA entrasen en guerra. Pero la actitud de Hollywood hacia el comunismo y la URSS fue muy diferente y de admiración. Las películas El Chico de Stalingrado (1943) y Canción de Rusia (1944) y otras, informaron a los incautos americanos de la feliz vida en la utopia marxista y su resistencia hasta la muerte ante los invasores alemanes. Hay dos películas que destacan: Estrella del Norte y Misión en Moscú. El guión de la primera fue escrito por Lillian Hellman, que más tarde mintió bajo juramento negando que hubiese pertenecido a CPUSA (Partido Comunista USA). De nuevo aparece Dana Andrews, acompañado por Anne Baxter como protagonistas. La música es de Aaron Copland y la letra de Ira Gershwin. Esta película es propagando pro-soviética a lo grande, sin disimulo alguno.

Misión a Moscú está basada en las memorias del embajador USA en dicha ciudad, Joseph E. Davies. La música es de Max Steiner. Podemos ver a trabajadores rusos y miembros de granjas colectivas, entregando sus corazones, esfuerzo y vida a la Madre Patria bajo el benevolente “ojo que todo lo ve” del líder. Esta película fue promocionada por el mismísimo presidente Roosevelt, y llevada a los altares por el crítico de cine más importante entonces, Bosley Crowther, naturalmente del New York Times. Cualquiera se quejaría de esa falsa y babosa basura comunista y que mostraba algo podrido y siniestro sobre la cultura y objetivos de la gente que dirigía y dirige Hollywood, como propietarios, productores y directores, pero ¿a quién le importaba o importa? ¿Creemos de verdad que algo ha cambiado hoy? ¿Qué no son los mismos?

Regresemos al Día Más Largo y sus matices. Los civiles franceses de Normandía se muestran jubilosos ante sus casas arrasadas y por ser liberados del yugo alemán. La verdad histórica es que estaban atemorizados y con razón ya que murieron más civiles franceses en Normandía por los brutales bombardeos aliados, que ingleses muertos en la Batalla de Inglaterra de 1940. Se muestra a los soldados americanos yendo a la batalla con bravura, con los ojos brillantes y con un cierto toque de humor. No hay la menor alusión a reclutas acobardados, meados y cagados encima ante su casi segura muerte en el frente, posibilidad de ceguera, parálisis, quemaduras o bien con miembros amputados. En esas versiones de Hollywood sobre la guerra todo eso, sencillamente, no existió, no sucedió.

La película quiere dar la impresión a la gran mayoría de la población, de que la II Guerra Mundial se  ganó en el frente del Oeste y, principalmente, por ingleses y americanos. Nunca se le dice al espectador que las tropas alemanas que defendían las costas normandas en la primera embestida aliada, eran de segunda categoría. Las mejores divisiones alemanas, cerca de 200, estaban luchando en el frente del Este, contra el comunismo. Ahí sí se ganó la II Guerra Mundial y no por los ingleses y americanos, sino por los soviéticos y fue perdida por los alemanes. 

Luego siguió la orgía de violaciones y matanzas por parte del Ejército Rojo. Cientos de miles de mujeres alemanas fueron violadas, tanto niñas como ancianas y muchas violadas en grupo hasta su muerte por las hordas asiáticas comunistas. Ilya Ehrenburg, el despiadado propagandista soviético, sobre el cual ya escribí un articulo en este blog, urgió a los violadores soviéticos a llevar a cabo esa repugnante acción. Y también colaboró el notorio escritor y homosexual británico Christopher Bradshaw-Isherwood, que rezó públicamente por los soldados soviéticos y su robusta virilidad. 

Hoy todo eso ha sido “olvidado” de los datos históricos, de la verdad. Nunca sucedió en las versiones de Hollywood. Otro de los episodios “olvidados” de la “última guerra buena”… ¿Y cuántos más habrán?

3 comentarios:

  1. PROPAGANDA:

    R.A.E. _ 1.F. Acción y efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores.

    Etimología: Procede del Latín "propaganda" (las cosas que han de ser difundidas) y consta del prefijo "pro"= hacia adelante, como en "prostituta", medio "pagus" = bosque o aldea (misma historia que "pagano") y "anda" declinación del verbo "propagare" (propagar) que originalmente se usaba en agricultura en el sentido de aumentar el número de plantas cortando y plantando esquejes.

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  2. DG muy interesante!
    Saludos, Felipe Botaya

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  3. Así es, los mismos que están hoy al frente de Hollywood y la industria del espectáculo americana en general, son los que encargaban y producían esas películas "históricas" ...
    La lástima es que tanta gente nos las hubiésemos y aún sigan algunos creyéndoselas de manera acrítica

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