jueves, 12 de marzo de 2015

EL GRAN ENCUBRIMIENTO DE HIROSHIMA Y NAGASAKI (1/2)



En las semanas siguientes de los ataques atómicos sobre Japón en 1945 y luego durante décadas, los USA llevaron a cabo una censura absoluta de cualquier película o reportaje sober Hiroshima y Nagasaki tras los bombardeos. Esto incluía los reportajes filmados del ejército de los USA y los equipos japoneses de filmación poco después. Además y durante muchos años un buen puñado de fotos en manos de las redacciones de prensa y revistas fueron totalmente prohibidas.

¿Pero qué pasó? El 6 de Agosto de 1945, los Estados Unidos lanzaron una bomba atómica, de uranio, sobre el centro de la ciudad de Hiroshima, matando 70.000 civiles al instante y quizás unos 50.000 o más en los días y meses posteriores. Tres días después, explotó otra bomba atómica, de plutonio, sobre Nagasaki algo fuera del objetivo y matando al instante a 40.000 personas y otros tantos miles en los días siguientes. En pocos días, Japón se rendía y los USA ya estaban realizando planes de ocupación del país vencido y documentando la primera catástrofe atómica.

Durante más de 25 años el público no vio ningún reportaje filmado y los reportajes oficiales militares estuvieron ocultos durante casi 5 décadas. Un editor de la revista “Nuclear Times Magazine” ya demostró ese encubrimiento e incluso escribió varios artículos sobre el tema, un libro de 1995 titulado “Hiroshima en America” y un reportaje de 2005 titulado “Original Child Bomb”. Recomiendo la lectura y visionado de este material.

Greg Mitchell, el editor citado más arriba ya en los años 80’s se citó con Herbert Sussan uno de los miembros del equipo militar de filmación y con Erik Barnouw el famoso documentalista que fue el primero en mostrarlos reportajes japoneses en la televisión americana allá por los 70’s. De hecho, el reportaje japonés hubiese desaparecido para siempre si los japoneses no hubiesen ocultado una cinta a los censores americanos en un techo falso.

Los reportajes americanos en color de las consecuencias de ese bombardeo atómico estuvieron ocultos hasta principios de los años 80’s y no han sido mostrados en su totalidad todavía. Hoy hay en los Archivos Nacionales en College Park, MD, miles de metros de rodaje bajo la etiqueta nº342 USAF. Me consta que corren copias primero en VHS y ahora en DVD… Cuando finalmente estas filmaciones aparecieron, Greg Mitchell estuvo en contacto con alguien muy involucrado en este drama: el ya retirado teniente coronel Daniel A. McGovern, que dirigió al equipo de cineastas militares en 1945/46, gestionaron el material filamdo japonés y los mantuvieron bajo alto secreto militar durante décadas.

McGovern decía que “siempre tuve la sensación que la gente en la Comisión de la Energía Atómica se lamentaban de haber lanzado las bombas. La Fuerza Aérea, también lo lamentaba. Me dijeron personas del Pentágono que no querían que esas imágenes de las películas en la calle ya que mostraban los efectos sobre hombres, mujeres y niños… No querían que la gente conociese los que esas armas habían hecho, en un momento que planeaban más ensayos atómicos. No queríamos que todo ese material saliese a la luz porque… lamentábamos nuestros pecados”.

Sussan a su vez trató durante años airear las películas americanas en la televisión nacional, elevando su solicitud tan alto como al presidenteTruman, o Robert F. Kennedy e incluso Edward Murrow, sin resultado. Más recientemente, McGovern declaró que los americanos deberían haber visto el daño causado por las bombas y dijo que  “La razón principal para su prohibición fue… por el horror, la devastación”. Debido a esa prohibición durante tanto tiempo, pronto las bombas fueron olvidadas sin debate y sin soluciones. Y todo ello para acelerar la costosa carrera de armas nucleares y su proliferación.

En 2005, la editorial Editor & Publisher, de la que Greg McGovern era editor, saltó a las noticias por una serie de artículos escritos por el famoso corresponsal de guerra George Weller, sobre los efectos de la bomba lanzada sobre Nagasaki y que fueron editados para la información pública. Haber suprimido esas imágenes de Hiroshima y Nagasaki fue incluso más significativo al mismo tiempo que los USA entraba en la era nuclear con sus ciudadanos desinformados y sin saber los verdaderos efectos de la bomba sobre el ser humano. La visión habitual y entre muchos historiadores USA también, es que la entrada de la URSS en la guerra con Japón habría forzado una rendición japonesa mucho antes de que cualquier invasión USA se hubiese llevado a cabo.  Y por ello, las bombas tenían su sentido.

El general Eisenhower dijo más tarde que no era necesario golpear Japón con “algo horrible”. Creo que además esto demuestra lo que le puede suceder a cualquier país que lleva a cabo un ataque mortal sobre los civiles en cualquier guerra, como la política japonesa en China durante la II Guerra Mundial, y oculta las imágenes a su propio pueblo.

También los japoneses quisieron estudiar la catástrofe atómica. A los pocos días del segundo ataque nuclear, funcionarios de la compañía Nippon Eigasha con base en Tokio, debatieron el rodar un reportaje en las dos ciudades alcanzadas. A principios de Septiembre, poco después de la rendición de Agosto y en el inicio de la ocupación americana, el director Sueo Ito partió hacia Nagasaki. Allí su equipo filmó la terrible destrucción cerca de la “zona cero” y también imágenes en los hospitales de los quemados y aquellos que sufrían las consecuencias de la radiación atómica. El 15 de Septiembre, otro equipo fue a Hiroshima. Al regresar a Tokio, Akira Iwasaki, su productor dijo que había sentido “cada fotograma quemándole en el cerebro”.

En este punto, el público americano poco sabía de las condiciones en las ciudades arrasadas nuclearmente, más allá de lo que decían los japoneses sobre misteriosas dolencias que tenían los que habían sobrevivido a las explosiones. Eso lo tomaron en USA como simple propaganda. 

No hubo fotos en la prensa de las víctimas o estaban censuradas. La revista LIFE dijo más tarde que durante años “el mundo sólo conocía los hechos físicos de la destrucción atómica”. Miles de soldados americanos ocuparon las dos ciudades. Nadie tomó precaución alguna ya que se alegaba que no había radiación. Aquellos chicos pensaban estar en el mejor lugar del mundo…

Luego el 24 de Octubre de 1945, la policía militar USA le ordenó a un cámara japonés en Nagasaki que detuviese las filmaciones que realizaba. Su película y luego el resto de miles de metros de película filmada por la Nippon Eisasha, fue confiscado por el Cuartel General americano. Llegó rápido una orden prohibiendo cualquier filmación. Fue en este punto donde el teniente Daniel McGovern tomó el mando de la situación.

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