domingo, 17 de septiembre de 2017

ROMMEL (4)

Tanque británico Matilda II (Mark II)
El día 17 se pasó consolidando las posiciones. Rommel dejó los batallones panzer en Le Chateau en “posición erizo” y se apresuró a regresar hacia Avesnes con sólo un tanque como escolta. Dicho tanque se estropeó, dejando a Rommel en medio de las tropas francesas, todavía en shock por los últimos acontecimientos. Fue muy afortunado en escapar. Incluso los alemanes podían haber rodeado a más de 10.000 prisioneros, pero el resto de la división para frustración de Rommel estaba llegando a Avesnes. Personalmente dirigió el batallón panzer que quedaba y el 37 Batallón de Reconocimiento Blindado hacia el oeste para entrar en contacto con la “posición erizo” de Rothenburg, pero no sin antes tener un duro combate con tanques franceses de una división mecanizada (la 1ª Division Légère Méchanique), que había montado posiciones de bloqueo entre Landrecies y Le Chateau.

Finalmente alcanzando a Rothenburg que había rechazado él mismo los ataques de los tanques franceses, Rommel se sorprendió al saber que por alguna razón desconocida, una columna de aprovisionamiento no había podido pasar. No había otra opción que enviar de nuevo unidades a Avesnes para asegurar que las columnas de suministros pudieran pasar. Rommel escribió que la situación no quedó libre hasta las 15:00. Tras esta pausa, Rommel recibió órdenes de Hoth poco después del mediodía del 18 de Mayo, para avanzar hasta Cambrai, a unos 20 km oeste de Le Chateau. Aparentemente el regimiento panzer no estaría preparado para salir hasta mucho más tarde ese día, pero Rommel no quería esperar. Un grupo de combate variado denominado “Batallón París” y consistente en su gran mayoría de infantería motorizada, con unos cuantos tanques y cañones anti-aéreos, se puso en marcha. A través de una nube de polvo y disparando ocasionalmente, la columna de vehículos ligeramente blindados trató de convencer a los defensores franceses, de que se enfrentaban un potente asalto de blindados. Al caer la noche del 18, la ciudad había sido capturada.
 
El día 19 pasó reagrupando y permitiendo descansar a las exhaustas tripulaciones de los panzer. Rommel, en reunión con Hoth, solicitó el que se le permitiera realizar otro ataque nocturno aprovechando el terreno elevado al sur de Arras. Hoth pensaba que las tropas no habían descansado lo suficiente, pero fue persuadido por Rommel al decirle que un ataque nocturno quería decir menos bajas. En la oscuridad del amanecer del día 20, los panzers estaban de nuevo en movimiento con Rommel al frente. Llegaron al pueblo de Beaurains, a unos 4 km al Sur de Arras y a eso de las 5:00. Como había sucedido durante su atrevido ataque de Avesnes, los regimientos de infantería motorizada no mantuvieron contacto con los panzers, quedando muy atrás. Rommel retrocedió de nuevo sobre lo avanzado, tratando de contactar con su infantería motorizada y casi fue capturado de nuevo. Horne escribió “Los tanques franceses estaban infiltrados por sus líneas de comunicación. Los tanques de acompañamiento de Rommel fueron destruidos y durante varias horas él y su equipo de señales fueron rodeados”. El resto del día 20 fue dedicado a solucionar la situación y hacer avanzar a la infantería y artillería.
 
Unidades de la división SS “Totenkopf” llegaron hasta allí desde su izquierda para ayudar a cubrir ese flanco. La 5ª Division Panzer llegaría por su derecha, pero por el momento se decidió cubrir la zona con infantería y artillería. Habían rumores de que las divisiones francesas e inglesas se estaba concentrando cerca de Arras, pero Rommel no hizo caso y continuó con sus propios planes. El 25 Regimiento Panzer lideraría el avance rodeando Arras hacia el Noroeste. Mientras tanto, los tanques de Guderian y Reinhardt seguían el ritmo de las tropas de Rommel. La 2ª Division Panzer de Guderian, llegó al Canal de la Mancha en Noyelles-sur-Mer, sobre las 8:00. Un estrecho corredor de panzers partía a los aliados en dos. Unos 250.000 soldados británicos y franceses habían sido desconectados de sus bases principales de suministro en el interior de Francia. El Primer Ministro Winston Churchill llevaba en su puesto menos de dos semanas, pero a su petición Sir Edmund Ironside, jefe del Cuartel General Imperial, llegó hasta el Cuartel General de la Fuerza Expedicionaria Británica al Noreste de Francia en la mañana del 20 de Mayo.
 
Reuniéndose con Lord Gort, el comandante de la fuerza británica, le dijo que a pesar de los reciente acontecimientos, el gobierno británico estaba totalmente en contra de la idea de retirarse del continente. En vez de eso, le sugirió a Gort “que debía organizar un ataque al Sudoeste de una ciudad llamada Arras” (Es importante saber que Gort jamás había comandado más allá de una brigada). Gort era escéptico. No deseaba retirar ninguna de sus siete divisiones que ocupaban el frente principal, en vez de crear una brecha y perder contacto con el ya débil ejército belga a su izquierda. Estuvo de acuerdo en que el corredor formado por los panzers debía ser eliminado antes de que la infantería alemana pudiese afianzarlo pero, insistió, que debería ser una operación predominantemente francesa. Lo mejor que podía hacer en aquel momento, le dijo a Ironside, era continuar con el ya planeado contraataque con dos divisiones que avanzasen al Sur de Arras. El ataque que había imaginado, dirigido por el Mayor General H.E. Franklyn, comandante de la 5ª División de Infantería, era cortar las comunicaciones alemanas y bloquear las carreteras al sur de Arras.
 
El Mayor General británico Giffard le Quesne Martel, comandante del la 50ª División de Infantería fue seleccionado para liderar las tropas en su ataque. Como había planeado Martel, el ataque sería llevado a cabo por dos columnas móviles, cada una consistente en un batallón de tanques, un batallón de infantería de la Brigada 151, una batería de artillería de campaña y una batería de cañones antitanques, con una compañía de motociclistas de reconocimiento. 58 tanques Matilda Mark I y 16 tanques Matilda Mark II fueron todo lo que había para el ataque. Muchos necesitaban urgentemente una revisión, particularmente las cadenas que podían romperse en cualquier momento. Era evidente que al ataque le faltaba capacidad y fuerza. Según el autor George Forty “sufría de una completa falta de apoyo aéreo, tenía poco soporte de artillería, no había comunicación entre la infantería y los tanques, nunca habían operado juntos antes de encontrase en el punto de reunión y lo peor, las órdenes adecuadas no habían sido dadas a cada jefe de carro”. La participación francesa sería limitada a 60 tanques y cubrirían el flanco oeste de la columna de la derecha.
 
Rommel había dado las órdenes al 25 Regimiento Panzer de avanzar hacia el Noroeste de Arras, hacia Lille via Acq, un pequeño pueblo en el lado Norte del Rio Scarpe. Viendo como se iban preparando los panzers, no tuvo dudas de que este nuevo ataque en territorio enemigo sería tan exitoso como todos los que este regimiento había llevado a cabo en los días precedentes. Quería acompañarles en persona, pero de nuevo, la infantería había ido muy lenta para seguirles, por lo que fue en busca del 7º Regimiento de Infantería Motorizada de von Bismarck. No lo encontró. En vez de ello, Rommel se encontró con una parte del 6º Regimiento de Infantería Motorizada en la carretera entre Ficheux y Wailly. Acompañándolos llegó a Wailly para encontrar a las tropas alemanas por sus calles en un auténtico caos. Los tanques del 7º Regimiento Real de Tanques, parte de la columna de la derecha de Martel, estaban acercándose desde el Norte del pueblo desde dos direcciones y su fuego causaba estragos.
 
La situación, según escribió Rommel, era un “lugar extremadamente estrecho”. Se requería una acción rápida. Con la ayuda de su asistente, Joachim Most, reunió a los artilleros y puso cada arma a disparar. Fue la opinión de Rommel de que sólo un fuego rápido y potente de cada arma, tanto antitanque como antiaérea, podía revertir la situación. La vida de Rommel estuvo en verdadero peligro en esa ocasión. Most cayó junto a él justo cuando los británicos comenzaban a retirarse. En otro momento, Rommel y su telegrafista quedaron arrinconados por un tanque inglés en el agujero provocado por un obús. En vez de matarle o capturarle, la tripulación del tanque salió y se rindió. El conductor había muerto y el tanque estaba dañado.

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