De forma lateral y como complemento a mis cinco artículos sobre Rommel y su 7ª División Panzer, me gustaría tocar la salida a trompicones de la Fuerza Expedicionaria Británica de Francia, a través en Dunkerque, una de cuyas causas fue precisamente Rommel. También se ha estrenado una película sobre este asunto que, como siempre, edulcora y falsea el papel británico. Como sabemos la huída tuvo lugar entre el 29 de Mayo y el 4 de Junio de 1940, hace ya la friolera de 77 años. Entre los huidos habían tropas, por supuesto, británicas, francesas, belgas y canadienses.
Hablamos de casi 350.000 soldados que lograron escapar del asedio alemán a ese puerto francés. Es evidente que la propaganda británica lo “vendió” como una victoria y lo convirtieron en el llamado en la época “El Espíritu de Dunkerque” y que se convirtió en una poderosa herramienta para mantener la moral y buscar el apoyo extranjero, sobre todo de los USA. Creo que un acontecimiento militar como ese debe ser tratado con una óptica más objetiva que la versión popular que abunda en la literatura e incluso en libros de texto. Para ello, me gustaría citar a un periodista británico y locutor llamado Nicholas Harmon, que escribió un importante y notorio estudio sobre ese episodio militar, que va más allá de lo habitual que podemos encontrar. Para preparar su estudio sobre Dunkerque, este autor consultó la documentación del Gabinete de Guerra, diarios de guerra y documentos desclasificados recientemente y que habían estado bajo secreto durante muchos años, protegidos por el “Acta de Secretos Oficiales” británica. Harmon nos ha anticipado un relato hecho de forma moderna y objetiva.
Revisando los sucesos de la invasión alemana de Mayo de 1940, y la decisión del gobierno británico de retirar sus fuerzas del continente, Harmon descubrió que la afirmación sostenida desde hace mucho tiempo de que los británicos habían sido abandonados por sus aliados franceses y belgas, era un mito. Mientra que las fuerzas aliadas sobrepasaban en número a sus oponentes alemanes, incluyendo la superioridad en tanques, los generales de Hitler usaron tácticas muy innovadoras para luchar contra sus numerosos enemigos y eso fue demoledor. El 22 de Mayo, el gabinete de Churchill decidió retirar a las tropas británicas de Francia. Anthony Eden, ordenó formalmente al comandante de esas fuerzas, el general Lord Gort, el engañar a sus aliados sobre la intención de retirarse.
Churchill contribuyó al engaño asegurándole de nuevo al primer ministro francés Reynaud, que Inglaterra estaba firmemente comprometida con la victoria. Incluso mientras preparaban la evacuación, trataron de convencer a los belgas de que continuasen la lucha. Los belgas permanecieron en el campo de batalla otros cinco días, lo que retrasó el avance alemán del Grupo de Ejércitos B hacia Dunkerque. Como nos indica el autor “Lejos de ser traicionados por sus aliados, los comandantes británicos en Francia y Bélgica, practicaron la mentira continuada y metódica, lo que permitió a los ingleses el escapar con su retaguardia protegida”. La investigación de Harmon saca a la luz que los británicos fueron responsables de los crímenes contra soldados alemanes y civiles aliados. Parte de las tropas británicas recibieron balas dum-dum, que son mortíferas y expresamente prohibidas por la Convención de Ginebra en sus reglas para la guerra.
Londres envió órdenes de no capturar prisioneros, excepto los necesarios para ser interrogados. Por esa razón, los soldados ingleses temían el ser capturados ya que “suponían que las órdenes del enemigo serían las mismas que las que ellos habían recibido”. El 27 de Mayo, 90 prisioneros del Regimiento de Norfolk, fueron fusilados por tropas SS de la División “Totenkopf” y en el 28, unos 80 hombres del Regimiento de Warwickshire, fueron ejecutados por el Regimiento SS “Adolf Hitler”. Estos actos fueron cometidos como venganza por la masacre de un gran número de hombres de la división “Totenkopf” que se habían rendido a los ingleses.
Los civiles franceses y belgas no salieron mejor librados que los alemanes cuando estaban en manos de sus “amigos” ingleses. El robo era común y “robar a los civiles pronto se convirtió en la política oficial”. Las autoridades militares británicas ejecutaron sin juicio, a los civiles sospechosos de traición. En una ocasión, con explica Harmon, los miembros de los Granaderos de la Guardia, fusilaron a 17 sospechosos de “quintacolumnistas” en Helchin. Los perpetradores de estos crímenes de guerra no sufrieron consecuencias o fueron juzgados, como sí lo fueron los soldados alemanes que habían hecho actos similares.
La evacuación de Dunkerque, llamada en código “Operación Dínamo”, comenzó el 26 de Mayo. Se esperaba originalmente que pudiesen ser rescatados un total de 45.000 hombres. Sin embargo la cifra final alcanzó los casi 350.000. Se dio órdenes a Lord Gort de no informar a sus colegas franceses y belgas de que la evacuación había empezado. Al Sur-Este de Dunkerque, los británicos retiraron sus unidades, dejando a siete divisiones francesas solas ante el avance alemán. Los franceses lucharon hasta la última bala y como los belgas, el impedir el avance enemigo que de otra manera hubiese llegado a Dunkerque. Mientras que las tropas francesas se retiraban hacia Dunkerque, el Almirante Sir B.H. Ramsey organizó el rescate por mar hacia Inglaterra. Tras la protesta del gobierno francés, se envió una orden por escrito diciendo que se embarcase a ls tropas francesas en igual número que los británicos. En la práctica, eso no se hizo. Harmon ha podido determinar que cuando los franceses trataban de subir a los botes en la playa, la Royal Navy puso grupos de soldados en las playas con la bayoneta calada para hacerles retroceder.
Al menos en una ocasión los británicos dispararon a los soldados franceses que trataban de embarcar. Sólo después de que casi todos los británicos habían escapado, se intentó evacuar a los franceses que quedaban. Pero cuando Dunkerque cayó, unos 40.000 soldados franceses fueron capturados allí. Quizás el aspecto más memorable de la evacuación fue el jugado por los civiles británicos en sus barcos de recreo. Harmon explica que eso es parte del mito. El público inglés no fue informado de que se estaba llevando a cabo una evacuación hasta las 18:00 horas del día 31 de Mayo. Un pequeño club de yates del puerto fe Sheerness, logró reunir un gran número de pequeñas embarcaciones civiles. Pero la gran mayoría no eran útiles para una evacuación. Sólo en los dos últimos días de la retirada, los voluntarios civiles participaron rescatando adicionalmente a 26.500 hombres de las playas. Su contribución, nos dice el autor “fue valiente y distinguida, pero no fue significativa en términos de número de rescatados”.
Harmon también re-examina la controversia sobre la orden de Hitler del 24 de Mayo, deteniendo durante dos días el avance alemán hacia Dunkerque. Tras la guerra, algunos oficiales alemanes decían que se quedaron en “shock” cuando recibieron la orden de detener sus tanques en el río Aa, lo que permitió a los franceses el establecer una línea defensiva en Dunkerque. En ese momento, el general de tanques Heinz Guderian, visitó a sus unidades de cabeza en las afueras de Dunkerque y consideró que había sido correcto dar la orden de detenerse y que un ataque posterior de tanques sobre terreno húmedo que había sido ganado al mar, habría representado el sacrificio de algunas de sus mejores tropas. En sus memorias de pos-guerra y discusiones con Sir Basil Liddell Hart, Guderian trató de culpar a Hitler de haber detenido el avance. De sus discusiones con Guderian y otros generales alemanes, Liddell Hart concluyó que Hitler permitió escapar al ejército británico a propósito, esperando que este acto de generosidad facilitaría la paz con Inglaterra.
Hace ya unos años, quedaba claro que la orden de detener el avance de las unidades panzer se esperaba en algún momento. El General Von Rundstedt finalmente emitió la orden el 24 de Mayo, que Hitler simplemente confirmó. Se permitió a las tropas descansar y realizar el mantenimiento de los vehículos. Cuando se reinició la ofensiva el 26, las prioridades alemanas eran el alcanzar París y el centro de Francia, donde aún quedaba el grueso importante del ejército francés. Dunkerque fue visto como algo lateral. La Luftwaffe se encargó del bombardeo, pero el tiempo no era el mejor para volar y durante los 9 días de la evacuación, la Luftwaffe sólo intervino en dos días y medio, 27 de Mayo, el 29 por la tarde y el 1 de Junio.
Mientras que el autor ha escrito una sólida revisión sobre Dunkerque, hay que decir que ya no es tan fiable cuando cae en los tópicos habituales. Al principio de su explicación, Harmon repite la vieja fábula de que el rearme alemán de pre-guerra “fue el motor económico de la recuperación en los años 30”. Luego dice que “conspirando con el dictador alemán, el dictador soviético se zampó (sic) Finlandia”. Un buen editor habría cazado ese error. De todas formas y a pesar de estos patinazos, el estudio de Nicholas Harmon nos muestra que el acontecimiento que siempre ha sido celebrado como uno de los grandes triunfos en la historia británica fue, de hecho, una gran derrota. La evacuación de 350.000 hombres fue su único logro en esa gran catástrofe militar. Desmitificando Dunkerque, ha hecho una gran contribución para que entendamos la II Guerra Mundial.
Como nos imaginábamos, la película no explica nada de esto...
Apreciado Felipe,
ResponderEliminarVeo que estás bien versado en temas de historia del siglo XX, que también es mi afición "secundaria". Aquí haces un buen análisis de los hechos y comparto la visión de que siempre los ingleses salen bien parados, aun en la derrota. Sobre la película no te puedo decir nada porque no la he visto, pero en general el cine bélico (incluso después de las guerras) ha tendido a ser pura propaganda política.
Ahora bien, me parece obvio que los alemanes fueron frenados por Hitler (lo mismo sucedió en el camino hacia Moscú) cuando podían haber liquidado un enorme ejécito. Lo de la Luftwaffe fue más bien penoso: de ser una fuerza invencible pasaron a ser unos incompetentes en dos días, como se vio en la posterior batalla de Inglaterra. Por cierto, te recomiendo un libro de Stephen Bungay con este título, que -pese a ser inglés- es tremendamente riguroso y desmitifica la épica de la batalla aérea. Según él, Inglaterra jamás estuvo en peligro por las torpes ofensivas alemanas. La historia oficial, me temo, esconde en su trastienda hechos insospechados y muy inquietantes... aunque para mí me parecen bastante evidentes.
Un saludo,
Xavier
..."Debemos ser muy cuidadosos de no asignar a esta liberación los atributos de la victoria. Las guerras no se ganan con evacuaciones"...
ResponderEliminar-W. Churchill-
Entre los hijos de la Gran Albión hay gente buena, mala, regular... bueno, como en todas partes. Pero uno puede estar seguro de una cosa: el gobierno de su Graciosa Majestad siempre se comporta y se comportará del mismo modo: a la inglesa...
No me acuerdo qué general francés dijo algo así como que "Los soldados británicos siempre luchan hasta que muera el último soldado francés".
Esta frase, naturalmente, tiene varias lecturas de intención mordaz.
Otra actuación estelar del los británicos fue en el asuntillo de los Cosacos del Don, un caso que merece una buena atención sobre la caballerosidad y lo que vale la palabra del gobierno y los oficiales británicos:
https://es.rbth.com/sociedad/2013/01/27/la_traicion_de_los_cosacos_en_la_segunda_guerra_mundial_24275
http://werneue.blogspot.com.es/2013/01/ultima-carga-de-la-caballeria-cosaca.html
Y lo que vale la palabra y los hechos de alguien que se ganó su sobrenombre, El Ultimo Caballero de Europa:
http://werneue.blogspot.com.es/2013/01/anexo-el-general-fiel.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Helmuth_von_Pannwitz
"Sancho, donde los hechos hablan sobran las palabras".
-El Quijote de Miguel de Cervantes-
Un saludo.
P.D.: Sobre la trágica historia y hechos que implicaron a los voluntarios en la lucha en el Este durante la Segunda Guerra Mundial, hay un artículo excelente:
https://www.feldgrau.com/WW2-German-Wehrmacht-Russian-Volunteers